jueves, 22 de febrero de 2007
MENSAJE Nº 10
Debemos arrojar a los oceanos del tiempo una botella de náufragos siderales, para que el universo sepa de nosotros lo que no han de contar las cucarachas que nos sobrevivirán: que aqui existió un mundo donde prevalació el sufrimiento y la injusticia, pero donde conocimos el amor y donde fuimos capaces de imaginar la felicidad.
Gabriel García Márquez
Sobrevivientes.
Sobreviva la memoria.
Como en un cuento podríamos empezar con la famosa frase “Había una vez, en un lejano país… un presidente, que volvía al cargo por tercera vez; un pueblo que lo esperaba, (casi como a aquél Fernando VII al que apodaban “El deseado”, el pueblo lo esperaba depositando en él la solución de los problemas acumulados desde su salida hacia varios exilios y el definitivo en Madrid), y un brujo, malo, enredador, que susurraba cosas a los oídos del poder y que preparaba conjuros contra todos los que se le enfrentaban. Y esos conjuros iban desde los pases mágicos al asesinato. De la poción a las balas, de este verdadero “Rasputín criollo”.
De joven tuvo que decidir entre pasar grandes privaciones o enrolarse en la Policía Federal. Esta última posibilidad le permitiría tener un sueldo, obra social, etc. y fue lo que, finalmente, decidió y a resultas de lo cual, allá por 1946, sería agente de consigna en el Juzgado del Dr. Héctor Domingo Sturia, Secretaría del Dr. Pedro Sánchez Bazán. También tuvo épocas como de cebador de mates al comisario de la seccional 23… y pasó días de arresto que se tuvo que comer porque lo encontraron dormido en la garita de entrada de la residencia presidencial…..
Tal vez por haber nacido en una fecha entrañable para los peronistas: el 17 de octubre de 1916, fue que el peso simbólico que cobra esa fecha a partir de 1945 y quizá eso influyó sobre sus objetivos y su carácter, moldeándolo mesiánicamente y encauzándolo a creencias y aficiones esotéricas que harían que, tiempo después, se ganara el apodo popular de “el brujo”, cuando ya había entrado en contacto con el umbandismo, pero sobre todo con la primacía de ambiciones personales y su creencia en la predestinación que lo había llevado a ese lugar, escribió sus crípticas obras (Astrología Esotérica; Preguntas en la Noche) … con singular fracaso editorial.
Pero ¿de dónde había salido este siniestro personaje que fue la vía que facilitaría la canalización de la represión ilegal desde las estructuras del Estado peronista al Proceso Militar?.
EL BRUJO
La noche sucumbe mansa
cierra los ojos al día,
aquelarre, cofradía,
el brujo que no descansa
hunde su mano de lanza
en el caldero buscando
revuelve hasta ir encontrando
algo que encienda su vida
deshilachada en huida
por no perecer amando.
LILIANAZWE: EL CALDERO DEL BRUJO (1)
José López Rega era un devoto seguidor de la Logia Anael. Anael era el nombre de un espiritista brasileño que integraba una logia masónica, y cuyo nombre real era Menotti Carnicelli (tal vez anuncio de la “carnicería” que se organizaría tiempo después…)
Perón conoció a López Rega allá por 1950, ya que se le había acercado mediante cartas de recomendación que llevaron a que, en 1966, cuando “Isabelita” vino a cumplir un mandato de Perón, se produjera el acercamiento definitivo. . López -o "Lopecito" como lo llamaba Perón- había recorrido “un largo camino”: de frustrado cantante de óperas, mediocre escritor de libros astrológicos, cabo de Policía, llegaría a Isabel quien pronto lo adoptó como su mentor espiritual. Cuando el deterioro de la salud de Perón comenzó, la figura de este valet pasó a primer plano, y la dependencia hacia este personaje oscuro fue absoluta. Tanto que decidía quiénes serían recibidos por Perón, o hacía esperar interminables horas a prominentes figuras del peronismo, participaba de conversaciones y decisiones…
En 1973 es nombrado Ministro de Bienestar Social, paradójicamente sería desde este Ministerio desde donde se organizaría la masacre de cientos de militantes populares...
Este ministerio era clave dentro de la estructura política del peronismo. Pero él había llegado desde muy abajo, la venía remando para lograr posiciones de gran poder y decisión, convencido como estaba de su magnetismo y sus poderes espirituales. Se dice que hasta había convencido a Perón de su pasado espiritual como faraón…
López Rega fue cabo de la Policía, tuvo actuación durante los lamentables sucesos de Ezeiza copados por la siniestra derecha del peronismo, y estuvo al lado del Teniente Coronel retirado Jorge Osinde –otra siniestra figura- a cargo de quien estaba la “seguridad” del palco desde donde se esperaba que Perón hablara a la multitud congregada ese 20 de junio, pero desde donde se abrió fuego sobre la concentración popular provocando una tremenda ejecución (2). La gran divisoria de aguas del peronismo que presagiaba el negro futuro que se avecinaba. (también es cierto que estuvo en esa Fuerza en aquellos duros años de proscripción del peronismo, e incluso cuando la Revolución “Fusiladora” mandaba ejecutar supuestos conspiradores y seguidores de Valle, en los basulares de José León Suárez).
Con la salida de Cámpora del gobierno, y la llegada de Perón por la vía institucional a su tercera presidencia, ya “Lopecito” influía directamente sobre Perón. Cámpora marchaba al exilio –primero interno y, luego, externo en México- del cual ya no volvería.
Llegaron con López Rega al poder, lo que se dio en llamar el “entorno”, sectores del peronismo ortodoxo (la derecha mas dura). En el interinato de Cámpora a Perón le correspondió, por una “movida” muy bien organizada, que asumiera la presidencia interina el yerno de José López Rega, Raúl Lastiri también miembro de la Logia masónica P-2, y que a la sazón era presidente de la Cámara de Diputados. Supo asegurarse los lugares estratégicos que le significarían su esotérica continuidad detrás del trono.
“Lopecito” se jactaba de haber conocido a las tres esposas de Perón: la primera, Aurelia Tizón, de quien dice que fue su profesora de canto dada su afición a la canción lírica; la segunda, Eva Duarte, con quien se cruzara en la radio en la cual intentaba cantar óperas, y donde Eva ya trabajaba; y finalmente con María Estela Martínez (mas conocida por Isabelita) con quien tuvo un contacto mas estrecho.” Un común clima esotérico facilitó el encuentro de López Rega con la que ahora era la esposa de Perón y que sus conocidos la nombraban Isabel. Fue en la casa del mayor Alberte (3), en una de las reuniones políticas que la enviada del exiliado en España sostuvo con sus partidarios para reordenar las fuerzas del peronismo sacudidas por la heterodoxia de Vandor (4).
Era 1965 y la impresión que recibió Isabel abrió una ruta que condujo a López Rega a la residencia madrileña de Perón y luego al Ministerio de Bienestar Social (uno de los cargos que Perón no estaba dispuesto a negociar en el gabinete de Héctor Cámpora) y luego a las Tres A (5).
Esta organización, la Triple A, realizaba secuestros, tortura y muerte de muchos militantes enrolados en la “heterodoxia” mal vista por el peronismo ortodoxo, ya desde mucho antes de aquél 24 de marzo de 1976. (Para la fecha en que se produjo el golpe de Estado llevaban ya 600 desaparecidos). Luego la AAA (Alianza Anticomunista Argentina) “refinó” los mecanismos, a lo que contribuyeron las enseñanzas de la Escuela de Panamá y los instructores franceses “graduados” en la experiencia argelina. Imponían el terror desde las estructuras del Estado, que no los reconocía a la luz pero los amparaba en las sombras, pues concordaba con aquella idea de que el movimiento peronista estaba “infiltrado de marxistas”.
En 1975, siendo presidente María Estela Martínez (Isabel), emitió el Decreto 2772 que disponía: “Ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país” , es decir, daban el trabajo sucio a los militares, por lo que no se exime a la inoperante conducción del gobierno de las responsabilidades asumidas al estampar la firma en el decreto, es decir, al refrendar su contenido.
Nueve meses después de producido el golpe de marzo de 1976, el por entonces Jefe de Estado Mayor del Ejército (y luego presidente de facto ) Gral. Roberto Viola impartiría órdenes “secretas” mediante las que precisaba la forma de lucha contra la subversión. Según dichas órdenes, se debía “aplicar el poder de combate con la máxima violencia para aniquilar a los delincuentes subversivos donde se los encuentre. … el delincuente subversivo que empuñe armas debe ser aniquilado, dado que cuando las FFAA entran en operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendición” .
La conexión entre Triple A y López Rega queda explicada en el libro de Paino (Historia de la Triple A). Los hechos concretos emergieron ya desde 1973: esta organización planificaba detalladamente los atentados o secuestros o asesinatos a realizar, con un estudio previo del blanco seleccionado. La mayoría fueron importantes figuras políticas. Comenzaron con un explosivo colocado en el automóvil del senador nacional Hipólito Solari Yrigoyen, se extienden a los sucesos de Ezeiza (recordemos la impactante figura de Osinde, armas en mano levantadas en triunfo sobre el escenario montado para recibir a Perón y la masacre posterior); cadáveres dinamitados, otros con algún “mensaje” mafioso tal como “Fuimos de ERP”.
Fueron sus víctimas: el abogado Alfredo E. Curutchet, el ex vicegobernador de Córdoba Atilio López, el ex subjefe de policía bonaerense Julio Troxler (quien había salvado su vida en los fusilamientos de 1956 en José León Suárez); el militante PRT-ERP Silvio Frondizi, algunos miembros del PC: Carlos Albero Miguel, Rodolfo Achen, Carlos Ernesto Laham y Pedro Leopoldo Barraza, el integrante del FIP Carlos Llerenas Rozas, el contador Juan Varas; Luis Norberto Macor, Emilio Pierini y José Luis Mendiburu, el Dr. Rodolfo Ortega Peña, el padre Carlos Mujica…
Lo que se sabe es que era un grupo parapolicial, perteneciente a un servicio de inteligencia, autorizado por Perón y comandado por José López Rega, que se habían organizado para asesinar ideólogos y políticos opositores que, en su particular óptica, representaran un peligro ideológico al cual había que “depurar”, es decir: eliminar. De a poco se fue sembrando la represión que, como en aquella inolvidable película “Fantasía” el brujo se empeñó en dirigir como si fuera una orquesta, pero que cobraría autonomía y produciría el desmadre de la violencia. Contribuyeron con esta agrupación muy especialmente dos comisarios de la Policía Federal, Villar y Margaride, pero también militaron en esta fuerza parapolicial el recientemente capturado en España Almirón, también Rovira, entre otros. Es muy infantil y malintencionado pretender que fue ésta una organización creada de las propias organizaciones guerrilleras para ajustes de cuentas internos. Confesiones y documentación acreditan su origen real y que las armas, automóviles utilizados, la inteligencia realizada, salieron todas de arcas del Estado.
LA HISTORIA DE LA TRIPLE A.
Salvador Horacio Paino, detenido en Villa Devoto, declaró ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados y confirmó que la Triple A había nacido de la entraña del poder político peronista, de la mano de Jorge Conti, asesor de prensa del Ministerio de Bienestar Social, y la manejaba el, por entonces, Ministro de Bienestar Social José López Rega. Tenían objetivos claros: organizar un cuerpo de seguridad dinámica (SIC) para asesinar elementos del tipo del abogado Rodolfo Ortega Peña, con armas que llegaban al país desde Paraguay. Conti emprendió la captación del paquete accionario de una radio de Zárate (Radio Nuclear) para utilizarla como cabecera de una zona básicamente fabril, con una alta concentración de elementos con entrenamiento sindical y revolucionario. La organización editó incluso una revista que llamó “El Caudillo”, pagada con fondos del Ministerio de Bienestar Social. Jorge Conti había sido reportero en un importante canal de televisión en Buenos Aires. Entrevistó a Perón en el charter de regreso a Argentina, y, por su parte, declaró que a Paino lo conoció cuando estaba internado en el Hospital Borda (neuropsiquiátrico). El recurso fácil siempre se remite a desacreditar al declarante de alguna forma, aunque ninguno de los dos fuera un bebe de pecho...
El hecho es que Paino aceptó haber participado de la creación y la acción de la Triple A y de haber participado en unas trescientas operaciones, resultado de las cuales habían muerto militantes populares, además del cantante folclórico Jorge Cafrune, el sacerdote Mujica, el diputado Rodolfo Ortega Peña, Silvio Frondizi (hermano del ex presidente de la Nación Arturo Frondizi), etc. y es también un hecho incontrastable que contaban con suficiente dinero y armas para su accionar.
JOSÉ LÓPEZ REGA.
Su entrada en escena se produce de manera casi imperceptible, como en puntas de pie para no ser escuchado y tratando de pasar desapercibido en un segundo plano, pero adueñándose de todos los espacios que rodeaban a María Estela Martínez y luego a Perón. Fue, justamente, cuando esta última fue enviada por Perón a la Argentina para restar apoyo a la línea política de Vandor que parecía triunfante en Mendoza (poco después Vandor caería –curiosamente- asesinado). En el viaje de regreso a Madrid “Isabelita” se trasladó acompañada por López Rega, que llegaría en poco tiempo a secretario personal de Perón, habiendo consolidado su posición de poder. Tan grande fue su influencia que, hasta en temas médicos, Perón prefería el cuidado de “Lopecito” -como lo denominaba- porque le suministraba algún preparado de herboristería propia, alguna poción casera, para aliviar al ya viejo líder (Ya mencionamos la inclinación hacia el rito umbanda –sincretismo surgido en Brasil, entre las religiones africanas de los esclavos y las creencias católicas-, de la cual hasta recibió una condecoración en Brasil otorgada por dicha organización religiosa).
Su nefasta influencia fue funcional al proyecto liberal en ciernes, reforzada desde su posición de poder al lado de un Perón al cual, de alguna manera, lograba subyugar y aconsejar (sin dejar de lado que el mismo Perón tenía ya en esos 70 una posición muy clara y desembozada sobre el destino de un peronismo desligado de todo tufillo de izquierda, y que, por lo tanto no “dejó hacer” sino que decidió él mismo lo qué quería que se hiciera).
A López Rega se lo sindica como el “Monje Rasputín” del entorno peronista, sin embargo el místico -pretendido monje- ruso, de alguna manera, precipitó (o, involuntariamente) ayudó a lo que se venía preparando: la Revolución de 1917; este “monje-criollo”, a diferencia, lo que ayudó a preparar y en lo que colaboró –directa e indirectamente- a continuar fue el peor y mas sangriento de los procesos dictatoriales argentinos.
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
(1) http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/228/228261/
(2) Verbitsky: La masacre de Ezeiza
(3) Alberte, retirado ya del ejército, fue una víctima más de la Triple A. Había sido delegado de Juan Perón y secretario general del Movimiento Peronista durante la dictadura de Onganía. Era un militante del peronismo, un compañero entrañable, que siempre buscó la unidad de los revolucionarios. Nunca buscó cargos, ni candidaturas, ni prebendas. Fue solidario con los perseguidos. Por todo eso, los militares criminales lo fueron a buscar a su domicilio y delante de su esposa, lo arrojaron por la ventana de su departamento el 24 de marzo de 1976.
(4) Dirigente sindical peronista, pertenecía al gremio metalúrgico. Perón, desde España, envió a su mujer, “Isabelita” a “poner orden” en el movimiento cuando supo que Augusto Timoteo Vandor se había posicionado de forma de acaparar el poder dentro del peronismo. Rodolfo Walsh, en un diario de la CGT de los Argentinos empezó a narrar una historia en capítulos que posteriormente se conocería como ¿Quién mató a Rosendo? Haciendo referencia y acusando a Vandor de haber asesinado al secretario general de la UOM Avellaneda, Rosendo García en la confitería La Real en 1966. Acusado de traicionar al peronismo, un grupo lo asesinó el 30 de junio de 1969 en la sede de su gremio en lo que se dio en llamar la operación Judas.
(5) http://www.bolinfodecarlos.com.ar/lopez_rega.htm
en:http://loquesomos.org/lacalle/memoria/LopezRega.htm
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