miércoles, 29 de julio de 2009

¿TE ACORDÁS HERMANO? ...LOS ALMUERZOS MAS CAROS DEL MUNDO.


Si de ética se trata, he aquí a la MAESTRITA MIRTA, la CULTA Y EVOLUCIONADA MIRTA, la que no es SOBERBIA... pero tiene MUY MALA MEMORIA.

Clarín, 16 DE MARZO DE 1991.TAPA: "INVESTIGAN EL PROGRAMA DE MIRTA LEGRAND. ATC ORDENÓ UN SUMARIO PARA DETERMINAR SI ALGUNOS INVITADOS DEBEN PAGAR".
en página 27 se informa que el Interventor del Canal, JULIO RICARDO, comenzó un sumario por las denuncias realizadas por el senador bonaerense Manuel de Armas quien denunció que le quisieron cobrar U$S 3.500 para ir al almuerzo.
Por entonces estaba en la producción del programa Daniel Tinayre.

Pero también aparece una declaración donde se repudia la AGRESIÓN QUE SUFRIÓ EL PERIODISTA MARCELO POLINO, de Radio Mitre. Daniel Tinayre lo empujó cuando intentaba una nota con "Chiquita" y el periodista, al caer, se fracturó un brazo.

Clarin, 17 DE MARZO DE 1991. páginas 34 y 35. Se sumaron dos dipuados a las denuncias de De Armas. Los diputados Marcos Di Caprio y Mabel Novelli. En el diario se informa que se solicita el LEVANTAMIENTO PREVENTIVO DEL PROGRAMA.

Clarín, 22 DE MARZO DE 1991. Nota de JORGE HALPERÍN: "DENME UN INVITADO DE QUINIENTOS"
Nadie se pregunta si está bien o está mal cobrar por los almuerzos, porque el periodista Halperín justifica el cobro a los invitados porque es una "realidad generalizada" y defiende a "Chiquita" porque es "el chivo expiatorio".Amén.

sábado, 25 de julio de 2009

CÓMO LEGITIMAR LO ILEGÍTIMO


Por Mónica Oporto
Un golpe de Estado es un acto fuera de la legalidad porque rompe el tácito contrato social por el que muchos pensadores bregaron y por el que se esforzaron desde tiempos remotos en establecer como central para organizar a los grupos humanos. Un par de siglos más tarde el neoliberalismo produjo una redefinición del contrato, y lo instala a través de la mano invisible de los medios.
Podríamos establecer someramente los pasos que se han producido:
1) El pacto que da origen a una estructura reconocida por los mismos que la crearon. Nace el Estado con la finalidad de proteger y resguardar vidas y propiedades de la vocación de lobo del hombre, anteriormente definida por Thomas Hobbes como el hombre es enemigo del hombre (homo homini lupus).
2) Legalmente constituido como Estado, la sociedad lo legitima con su mayoritario apoyo que se traduce por la vía de mecanismos legales como las elecciones. El soberano elige, es dueño de sus decisiones.
3) En la segunda mitad del siglo pasado la irrupción de gobiernos de facto surgidos de golpes interrumpían en América latina los mandatos legales. Fueron acompañados por la legitimación externa básicamente del gobierno de los EEUU mediante el reconocimiento diplomático y económico. Esta legitimación no se observó en la mayoría de una población que había apoyado legal y legítimamente otra autoridad, y que fue la receptora de la represión que se desató. En estos casos el Estado no era obra de una construcción social sino una imposición de la fuerza.
4) En las décadas de 1980-1990 se recompuso el pacto social. Nuevos gobiernos se hicieron cargo a partir de la participación popular, pero con escasa autoridad, quedando condicionados a organismos de crédito y/o Estados externos.
5) Debe ser tenida en cuenta la influencia y gravitación de los medios de comunicación en estos procesos de reversión de legitimidades y presentación manipulada de los hechos. Como empresas concentradas en sectores económicamente dominantes, tuvieron y tienen un protagonismo poderoso y su utilización es sustantiva en la creación de noticias (que constituyen bienes económicos) y en la creación e instalación de realidades que, desde la experiencia de Orson Welles, se han venido practicando y sistematizando.
¿Cómo operan la noticia para presentar los hechos y las realidades de acuerdo a la realidad que quieren instalar?.
Dice Emir Sader “desde la elección de Hugo Chávez, en 1998, la derecha ha intentado, de distintas maneras, recobrar fuerza, tumbar a esos gobiernos y recuperar la apropiación del Estado en sus manos” . Y lo hacen por la fuerza de las armas, como ocurrió en Honduras, o lo instalan y consolidan mediante una construcción discursiva que es, también, de construcción de la realidad, a través de los medios de comunicación. Al respecto es muy esclarecedor este video (esta es la primera parte)

He aquí a un psiquiatra que desenmascara los mecanismos de construcción de realidades.

El complemento para dar difusión e imponer una construcción ideológica lo constituyen los medios de comunicación. Marx decía que “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante” . En estos tiempos, las “ideas de la clase dominante” entran por los oídos y los ojos por la vía de los medios de comunicación que están en manos de los sectores dominantes.
Umberto Eco que lo analizó así: “No hace mucho tiempo que para adueñarse del poder político en un país era suficiente controlar el ejército y la policía. Hoy, sólo en los países subdesarrollados los generales fascistas recurren todavía a los carros blindados para dar un golpe de estado. Basta que un país haya alcanzado un alto nivel de industrialización para que cambie por completo el panorama: el día siguiente a la caída de Kruschev fueron sustituidos los directores de Izvestia, de Pravda y de las cadenas de radio y televisión; ningún movimiento en el ejército. Hoy, un país pertenece a quien controla los medios de comunicación.”
Honduras hoy.
El gobierno legal y legítimo del Presidente Manuel Zelaya fue desplazado mediante un golpe de Estado perpetrado por civiles y militares. Hasta aquí se cumple lo descrito por Umberto Eco pero la acción de los medios completa lo explicado por Marx. Veamos cómo: se construye la noticia y la realidad sobre los hechos ocurridos en Honduras desde estos medios que buscan instalar la legalidad de lo ilegal, la legitimidad impuesta desde la fuerza de las armas. Los mecanismos son sencillos, con sólo mencionarlos se podrán analizar los titulares:
a) Se minimizan los aspectos positivos o los éxitos, en tanto que se MAGNIFICAN los aspectos negativos o los errores. En este sentido se podría decir que “se invierte la carga de la prueba”
b) Se niegan acontecimientos o, sencillamente, no se los menciona y, por lo tanto, no forman parte de la realidad que se construye
c) Se confunde con toda intención proyectando lo malo del sistema en una persona o en un gobierno
d) Se tiende a la confusión para evitar el razonamiento claro del receptor.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, tomemos algunos ejemplos para que se puedan analizar.

ARGENTINA: Diario Perfil http://www.perfil.com/contenidos/2009/07/24/noticia_0036.html
XXXVII Cumbre de Presidentes, Paraguay
Nada cambió en el Mercosur
Cristina llegó tarde y habló más de Honduras que de Argentina. Los socios menores se quejaron de las asimetrías comerciales y Lula se limitó a sonreír.

Se ningunean hechos fundamentales que sí publica Reuters (ver noticia que sigue) en tanto que la frase “se habló más de Honduras que de Argentina” da por desconocida la gravísima situación por la que atraviesa Honduras, e implícitamente el desconocimiento del golpe de estado da por sentado que no pasa nada que amerite hablar de este país en una reunión de países de América. Por lo tanto, con esta negación hay un apoyo implícito a los golpistas pero, en la frase final, una crítica burlona hacia el Presidente de Brasil.

Ministros Mercosur apoyan monedas locales en comercio
Los ministros del Mercosur dieron el jueves en Paraguay su respaldo al empleo de monedas locales para el comercio intra-regional, aunque reconocieron los escasos avances de integración que realizó el bloque en medio de la crisis económica global.
Escrito por Reuters


ARGENTINA Diario Critica Digital
Zelaya pisó Honduras. Logró captar la atención internacional. Fue al paso fronterizo e intentó seguir hasta Tegucigalpa. Desistió cuando le adviritieron que sería detenido.

25.07.2009- Zelaya solo permaneció más de dos horas en su país, porque sigue vigente la orden del Gobierno de facto de detenerlo si intentaba marchar hacia la capital Tegucigalpa, a unos 70 kilómetros de la frontera con Nicaragua.

Se minimiza la acción del Presidente Zelaya, “sólo permaneció más de dos horas en su país” y se confunde al lector diciendo “Logró captar la atención internacional” cuando, de hecho, el mundo está hablando de este tema desde el 28 de junio.

ARGENTINA LA NACION http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1154785&pid=6948819&toi=6270
Tensión en la frontera
Fugaz retorno de Zelaya a Honduras
César González-Calero Enviado especial

El hecho de haber entrado a Honduras donde, incluso sus seguidores no pudieron alcanzar el punto de encuentro por los cortes de rutas que efectuó el Ejército, es minimizado como “fugaz”, cuando la acción de llegar hasta el lugar y entrar al territorio no fue fácil.

EN TANTO ESTO ES LO QUE NO DICEN:
http://www.granma.cubaweb.cu/2009/07/25/interna/artic05.html
Pueblo hondureño resiste frente a represión militar
El gobierno de facto de Roberto Micheletti ejerció una fuerte represión militar contra los hondureños que respaldan el retorno del presidente constitucional Manuel Zelaya. El ataque de las fuerzas se registró en el paso fronterizo El Paraíso, a 12 kilómetros del sector Las Manos, donde se encuentra el mandatario.

jueves, 23 de julio de 2009

APOCALYPSE NOW SOBRE BUENOS AIRES.



La última invasión de Buenos Aires. Cuento apocalíptico, por José Pablo Feinmann

Publicado en Página 12, suplemento 75 de Peronismo, filosofía de una obstinación argentina)

Corre el mes de mayo de 2014. La crisis del capitalismo ha herido, no de muerte, pero malamente al culto país del sur, Argentina. La miseria está en todas partes menos en la orgullosa ciudad de Buenos Aires, siempre de espaldas al resto del país, por historia y convicción. La brecha entre pobres y ricos se ha ensanchado. Hay, sobre todo en la populosa banlieue de la ciudad de aires parisinos, millones de pobres de toda pobreza. La delincuencia –luego de llegar a niveles alarmantes– ha sido combatida. Pero aún falta. El Congreso ha dictado finalmente la Ley Giménez. Rige la pena de muerte en el país. La imputabilidad llega hasta los 13 años. La policía ha duplicado sus efectivos y ha modernizado sus armas de represión. Hay toque de queda a las 22. Todo edificio de clase media, clase media alta y clases adineradas, tiene dos porteros y cuatro agentes de seguridad armados hasta los dientes. En la provincia de Buenos Aires se han alzado muros en todo lugar en que se consideró necesario. La ciudad de Buenos Aires está cercada por uno alto y hecho con un nuevo material, de reciente aparición en Francia (porque los inmigrantes sin trabajo, casi todos musulmanes indeseados, desdeñados, ya han incendiado dos veces París), que resiste más que el cemento. Los countries tienen alambres electrizados e incontables guardianes con Itakas ultramodernas. Sin embargo, los delitos continúan. Se sabe que hay hambre más allá del mundo de la seguridad.

Un empresario petrolero (nuevo gran negocio que se ha emprendido en el país con capitales chinos, venezolanos y estadounidenses) detiene su coche junto a la banquina, baja y se pone a orinar. Aparece un negrito y entra velozmente en el coche. El tipo dejó la llave puesta. Todo fácil para el pibe. Arranca y sale velozmente. Inútil. El tipo cierra su bragueta, sereno. Saca una Browning que le enviaron esa mañana de una fábrica que trabaja para el Pentágono. Apunta cuidadosamente y dispara. El coche se detiene y se oye la bocina. Igual que en una película de Polanski, Chinatown. El tipo, que es licenciado en Dirección de Empresas Transnacionales y en Informática de Inversiones Globalizadas, que es jerárquico hasta casi la cumbre en su multinacional, se acerca a pasos lentos hasta el auto, abre la puerta y el pibe cae. Presumiblemente tendría que tener un balazo en la nuca. No, acaso el petrolero aún no se ha acostumbrado a esa nueva Browning. El pibe está herido en el hombro. Feamente, pero vive. “Si te movés, te reviento”, le dice el petrolero. Saca su celular y llama a la policía. Pero el pibe, con asombrosa velocidad, le clava una sevillana en el estómago. El tipo no lo puede creer. Cae sobre el asfalto. El pibe da un salto, le quita la Browning y lo quema de nueve balazos. Se lleva el coche.

Lo agarran a los dos días. Gran indignación nacional. Los medios, fuera de sí, exigen la aplicación de la Ley Giménez. Opiniones de todos los sectores del cuerpo de la nación. El escritor León Aguininsky dice: “¡Pobre patria mía, esto no se tolera más!” Chechi Gelberg: “¿Qué hicimos los argentinos para merecer esto? Como dice Ceci Giménez: ‘El que mata debe morir’. Y se acabó. ¿Que tiene 13 años? ¿Que es un niño? Un niño sano se entretiene viendo tele. A Tinelli o a mí. O una serie. 24 o Dexter. Pero no anda asesinando figuras prominentes de la sociedad. Gente se equivocó, es cierto. Y lo reconocí. Pero hoy no. Hoy no podemos equivocarnos. O nosotros o ellos”. La venerada señora del país, su gran dama, Martha Lestrand, opinó: “Ay, qué feo. ¿Quién es ese chico? Yo estoy contra la pena de muerte. Pero a favor de la justicia. Y la justicia es ajusticiarlo”. Pero la más enfurecida es la vanguardista de la pena máxima. La que consiguió que el Congreso dictara la ley que lleva su nombre. La que inscribió en los frontispicios de la eternidad la frase: “El que mata debe morir”. Que algunos –como el rabino Bernstein– ya proponen poner en los mandamientos en lugar del arcaico No matarás, débil, inservible, flojo como Jesús, que así terminó de bondadoso que era. Ceci Giménez, la diva, cuyo peso ha subido como su odio, está (en fin, está llegando a los 120 kilos), sin embargo, feliz. Al fin se aplicará su ley. Se ha optado, en el país, por la guillotina. Si los militares, para terminar con la subversión, esa forma infame de la delincuencia, ese azote que deterioró nuestra democracia, acudieron a la doctrina francesa de contrainsurgencia, ¿cómo no acudir al gran invento del señor Guillotinne?

El rabino Bernstein dijo que el Dios de Israel ordenó a Abraham matar a su hijo. Que mató a toda la humanidad con el diluvio universal. Que hizo sufrir horriblemente a su pueblo en Auschwitz y ninguna muerte lo conmovió. De haber sido así, alguna habría impedido. ¿Quería acaso que en esos campos su pueblo aprendiera a matar? Sus designios son inescrutables para nosotros, pero ningún dios le ha hecho asco a la muerte. Ni Alá ni su profeta Mahoma. El periodismo sigue enardecido. Pide ya la condena para el pibe ladrón de autos. O del auto del petrolero multinacional e inversor informático globalizado. Llega el día. El pibe se llama Aníbal Torres. ¡De pronto, Crónica y Perfil se destapan con una noticia espectacular, definitiva! ¡Aníbal Torres es boliviano! ¡Pertenece a esa raza maldita y oscura que viene a nuestro país a robarles el trabajo a los nuestros, que igual no lo tienen porque no hay! ¡Muerte, muerte al boliviano! ¡Que nunca más un boliviano mate a un argentino de bien! Horacio Verbitstern, en Página 12, revela que el empresario petrolero no era argentino, sino texano, socio de Bush. Que visitaban juntos el campo de concentración de Texauschwitz, en los límites de Texas, donde tienen alojados, en condiciones miserables y sometidos a horrendas torturas, a 3000 supuestos terroristas islámicos. Desde el asesinato de Barack Obama, que pocos lamentaron, estos campos han florecido en Estados Unidos y en todo el mundo. Pero, ¡se está ganando la Guerra contra el Terror! (Oliver Stone ha prometido su film sobre el asesinato de Obama. Dice que, en este caso, no hay ninguna “bala mágica”. Pues lo reventaron de treinta y cinco balazos mientras comía un hot dog en Queen’s junto a unos negros de mierda, o african americans pero de mierda también.)

De modo que la revelación del llamado “perro” Verbitstern sólo logra enfurecer más a la opinión pública, que, dicen algunos, poco tiene de “pública” sino todo de “privada”, pues es el exacto resultado de tres empresas que concentran en sí todos los medios de comunicación y –por medio de un bombardeo incesante de “informaciones” que responden a sus intereses y a los de la parte sana de la sociedad, la que vive protegida de la barbarie excluida tras los muros o eliminada por las fuerzas de la ley– construyen a su antojo la “opinión” de sus oyentes, especialmente la del gremio de taxistas habituados, desde hace largo tiempo ya, a decir sus opiniones políticas, sociales y económicas –que creen “suyas” pero son palabra por palabra las de los medios que escuchan– a sus pasajeros que, de acuerdo o no con ellas, las escuchan pacientemente, pues el Ministerio de Seguridad ha informado que todo tachero argentino dice la verdad, que su palabra es ley y contradecirlo un delito. Al optar parte de la ciudadanía por viajar en transportes públicos –atemorizada de hacerlo en taxi y soltar alguna opinión imprudente como: “Los bolivianos son latinoamericanos como nosotros” o, la peor de todas, “Al delito se lo combate con trabajo y educación”–, el Ministerio de Seguridad ha infiltrado esos transportes con “sérpicos” de todo tipo, desde lisiados hasta falsos epilépticos, que se ponen a dialogar con los pasajeros tal como los taxistas, razón por la cual el peligro sigue siendo el mismo, o peor.

En los colegios primarios se han eliminado todos los métodos modernos o posmodernos de enseñanza. Los niños aprenden a leer con las lógicas y elementales palabras sagradas: ma-má, pa-pá y fa-mi-lia. Pero de inmediato continúan con: se-gu-ri-dad, de-si-gual-dad, negros- de-mier-da, pe-na-de-muer-te, Blum-berg-que-ri-do, Rico- es-mi-a-mi-go, Ceci-es-más-lin-da-que-ma-má, Ceci-es-buena, Ceci-es-fla-ca, Ceci-te-quiero, Ceci-me-ama. Sectores de la vieja oligarquía se han quejado por lo que consideran una intromisión de “Ceci” en los libros de enseñanza sólo comparable a la que gozó la difunta demagoga Eva Perón, cuya influencia fuera nefasta para la enseñanza argentina. Sus reclamos fueron desoídos.

Luego de un breve juicio (que algunos consideran la perfecta antítesis del nefasto Juicio a las Juntas que impulsara un hoy olvidado político radical socialdemócrata, o sea, comunista) el joven boliviano Aníbal Torres, de 13 años y piel persistentemente oscura, es condenado a morir en la guillotina. Sólo tres días más tarde se cumple la sentencia. El verdugo –que usa la venerable capucha negra de esos bravos que supieron, a su modo, imponer también el orden en una Argentina convulsionada– alza la cabeza sangrante del joven Torres y la exhibe a quienes presenciaron la ejecución llevada a cabo en una nueva cárcel construida dos años atrás, que cuenta con un enorme patio trasero al que, a partir de la ejecución del infame delincuente de apellido Torres, se le da el nombre de “Paraíso de la Ley, la Justicia y el Orden”. Un periodista –de nombre Mario Werfeld, de ese diario marxista y sionista más arriba mencionado a raíz de la infamia del llamado “perro” Verbitstern contra el difunto empresario víctima del bolivianito descabezado– sugiere para el “Paraíso” el nombre de “El Matadero”. Esa noche, rabiosos, coléricos cacerolazos estallan frente a su casa, situada, claro, cerca de esa zona detestada de Villa Crespo, pues los argentinos de la seguridad, por coherencia estratégica, apoyan al Gobierno de Israel –cada vez más en manos de su ala derecha, que ya no es derecha sino, más bien, única– en la lucha que, en nombre de Occidente, libra contra los apestosos terroristas palestinos, pero odian a los judíos como siempre. Mario Werfeld se asoma a su ventana y habla a la multitud, que lo escucha: “Sólo quise hacer un homenaje a Esteban Echeverría – explica–, él supo narrar en ese cuento inmortal, ‘El matadero’, la inseguridad en los tiempos de Rosas, los de la primera tiranía. Después, como todos sabemos, hubo otra”. “¿Y después?”, pregunta la irritada ciudadanía (pues las clases del orden y la seguridad no son “multitud” ni menos esa basura de “las masas”, son “exaltados ciudadanos de la República y sus instituciones”). “¿Después?”, repite, confuso, Werfeld. Y comete el error de su vida. Es sincero. Dice la verdad. “Después ustedes. La tercera tiranía. La de la puta oligarquía.” Aún se desconoce su paradero.

Entonces, sólo dos días más tarde de la decapitación de Aníbal Torres, se desencadena el Apocalipsis. En tanto los medios festejan alborozados la primera y exitosa aplicación de la Ley Giménez. En tanto Mario Gordona, reflexivamente, dice: “El joven Torres conocía ya la amenaza. Al conocerla y, sin embargo, matar, debemos inferir que algo en él, algo muy profundo, lo llevó a elegir el suicidio. Nuestra sociedad no ha matado a Aníbal Torres. El se ha suicidado”. En tanto, la sociedad opulenta de Buenos Aires se siente protegida, cuidada hasta los límites más extremos del cuidado. En tanto, todo es calma, coches cero kilómetro, torres de casi 100 pisos, inauguración de los restaurantes súper VIP de 10 tenedores, la quiebra del periódico marxista-sionista y el exilio del perro Verbitstern (preocupado por las señoras con cacerolas que le gritaban: “Verbitstern, a vos te va a pasar/ lo que le pasó/ a Werfeld”, que no rimaba pero igual metía miedo) y de otros sucios integrantes del staff de ese panfleto, judíos todos a los que el Gobierno de Israel negó el derecho de asilo aunque ninguno lo solicitó. En tanto la ciudad se llena de enormes afiches con la figura de Ceci Giménez y la sugestiva frase tanguera: Matar es un placer. En tanto el prolífico escritor León Aguininsky publica un nuevo “panfleto” con el positivo, optimista título de: ¡Hermosa patria nuestra! llegan noticias alarmantes a la ciudad. Dos millones de hombres y mujeres de tez oscura avanzan sobre ella sin que se conozca su propósito, la causa de esa decisión anárquica, levantisca. Que se empieza a sospechar no bien las radios y los noticieros televisivos informan que, al llegar al lujoso y ultraprotegido country sólo para nosotros y para nadie más, sobre todo si es negro, desarman a la custodia –que apenas si logra matar a 30 o 35 de ellos–, se comen vivos a los perros, avanzan sobre los chalets y dan caza a todos los residentes, violan a las mujeres (en especial a las más blancas, a las más rubias y a las más deseables), arrojan a los jefes de hogar contra los alambres electrizados y ríen al ver los movimientos desarticulados de sus cuerpos al freírse y los alaridos que profieren (sobre todo si lo hacen en inglés), otros varones son destripados por turbas de mujeres rabiosas, que no sólo cortan sus penes sino que los injurian al reírse de sus dimensiones, al exclamar: “El de mi negro le saca medio metro a esta porquería”, se encienden fogatas, se queman vivos a los niños y luego se los comen por considerar que esa carne debe ser más tierna que la de sus padres y la de sus “putas madres”, así dicen. Los cronistas de la ciudad opulenta consideran “preocupante” lo sucedido en el country tomado por la turba. “Si siguen avanzando –dice el ensayista, de viejo, muy viejo pasado marxista y sartreano, Julio Juan Sebrela–, estaremos ante una nueva anarquía del año ’20 o, peor aún, ante un nuevo 17 de octubre, jornada que dio origen, según sabemos, a ese movimiento fascista, populista, estatista, dictatorial llamado peronismo, que, por suerte, aún perdura porque, tal vez, los hombres rudos y bien alimentados de los sindicatos de nuestra ciudad puedan salir con sus cadenas a enfrentar a esta turba sin conciencia de clase.” Nada detiene a la muchedumbre oscura y encolerizada.

De pronto, todos ven por la televisión que el hombre alto y fornido, de torso desnudo, que marcha al frente, enarbola una pica y sobre ella... está la cabeza de Aníbal Torres. ¿Cómo la han conseguido? Nadie tiene una respuesta. Pero ahí está: es la bandera de la rebelión. Siguen avanzando. Devastan todo a su paso. Alguien lo dice desde algún medio: “Son los hunos de Atila. Por donde pasan el pasto no crece más”. El periodista Chechi Gelberg se comunica con el eminente historiador Tulio Alterio Donghin, quien se encuentra en Cambridge dictando un seminario titulado: La larga, interminable, insoportable, inexplicable agonía de la argentina peronista. “¿Qué nos puede decir de esto, profesor?”, pregunta Chechi. “Lo que dijo Vicente Fidel López cuando los caudillos federales se acercaban a Buenos Aires: ‘Se esperaba por unos momentos un saqueo a manos de cinco mil bárbaros desnudos, hambrientos y excitados por las pasiones bestiales que en esos casos empujaban los instintos destructores de la fiera humana que como “multitud inorgánica” es la más insaciable de las fieras conocidas’.” “Entonces –balbucea Chechi–, ¿estamos en presencia de una nueva ‘anarquía del año ’20’?” “¿Tiene alguna duda?”, dice, riendo gozoso, el gran historiador. “¿Cree que será peor que aquélla?” “Sin duda, los gauchos federales estaban bien alimentados. Estos son hambrientos. Se los van a comer a todos. A usted también, Chechi.” “¿Qué podemos hacer, profesor?” “Vea, jodansé. Yo, apenas sucedió eso de ‘la noche de los bastones largos’, ¿recuerda?, me rajé de este país. Se veía venir esto.” Destrozan todos los muros. Se apoderan de las armas de los custodios, luego de degollarlos o colgarlos de los faroles de alumbrado. Saquean las armerías. Arsenales incluso. Ahora son un ejército poderoso. Y son millones. Millones de hambrientos, marginados, desclasados, delincuentes, chicos que no murieron con el paco (arma con que la ciudad opulenta soñó eliminarlos: “Como Giuliani en Nueva York”, decían los optimistas), prostitutas, madres de doce hijos, boxeadores de clubes miserables, desocupados eternos, frustrados, humillados que se descargaban golpeando a sus mujeres, a sus hijos, pica- neados de todas las comisarías de la gran provincia. Todos marchan sobre Buenos Aires.

El ministro de Defensa se comunica con el jefe del Ejército, general Bustos. “General, aquí el ministro de Defensa.” “Lo escucho, señor ministro.” “Avanza una turba subversiva sobre nuestra ciudad. Prepare a sus hombres y salga a reprimirla. Tiren a matar. Sin contemplaciones, general. No quiero prisioneros, entiende.” El general Bustos responde: “Disculpe, señor ministro, pero el Ejército Argentino ya hizo eso una vez. No lo va a hacer de nuevo. Sé que ustedes, durante los últimos tres años, han reconocido esa guerra sucia. Pero nosotros no. Creemos que en ella se enlodó el honor del Ejército. Entiéndame bien: un ejército no está para fusilar hambrientos. Está para la defensa nacional del territorio. Para luchar contra otro ejército que intente atacarnos. Esos hambrientos no los creamos nosotros. Son obra de ustedes y ustedes se enriquecieron con el hambre de esos miserables. Hágase cargo, señor ministro. Mientras yo sea comandante en jefe del Ejército no voy a ensuciar a mis soldados para defender los intereses de los poderosos. Buenas tardes”. Cuelga el teléfono y el ministro de Defensa monta en cólera: “¡Todo esto se debe a la prédica subversiva de esa monstruosa marxista y, para colmo, mujer! ¡Esa montonera de Nilda Guerré! ¡Nos quedamos sin Ejército! ¡Los avivó a esos pelotudos! ¡Siempre nos hicieron la tarea sucia! ¡Esa puta, comunista, montonera polleruda los volvió inservibles! ¡Democráticos! ¿A qué enfermo se le ocurrió poner a una mina al frente del Ejército, por Satanás!”. Su secretario le informa: “Además, señor ministro, el comandante en jefe del Ejército se llama Bustos, como ese cabecilla que, en la Posta de Arequito, se le sublevó a Belgrano para unirse a los federales. Si esa sangre corre por sus venas, ¿qué otra cosa podía esperar de él la gente decente?”. “¿Y quién mierda lo puso?” “La ministra montonera, señor ministro.” “¡Guerré! ¡Esa zurda de Nilda Guerré! ¿Cómo pudimos darle el gobierno a esa pandilla de subversivos?” “Porque ganaron las elecciones, señor.” “¡Se acabó! ¡Nunca más habrá elecciones en este país!” “Si esa negrada sigue avanzando, me temo que no, señor. A propósito de la negrada, renuncio señor ministro.” “¿Cómo me va a abandonar en este momento?” “No hay mejor momento que éste para abandonarlo.” “¿Y qué piensa hacer?” “Lo que todo porteño de honor ha hecho siempre que los bárbaros se apropiaron de Buenos Aires: exiliarme en el Uruguay. Como Alberdi, Echeverría, Florencio Varela y José María Gutiérrez bajo Rosas. Como Borges, Adolfito Bioy y la espléndida Victoria Ocampo bajo Perón. Como los aviones de la Marina que bombardearon la Plaza en el ’55. Al último que llegó los amigos del Uruguay lo recibieron con vítores y aplausos. ¿Recuerda, señor? ‘Cristo Vence’ ¡Qué tiempos aquellos!” “Oiga, tenga cuidado. Recuerde que en el Uruguay también se exiliaron un montonazo de zurdos y los hicimos mierda con la ‘Operación Cóndor’.” “Señor ministro, ¿usted cree que estos negros de mierda van a montar una ‘Operación Cóndor’? Esas cosas las hace la gente bien, con estudios, con militares formados en la Escuela de las Américas o en la Doctrina Francesa de Contrainsurgencia. Ni los desdichados militares que ahora tenemos podrían hacerlas. Pobres infelices adoctrinados por la montonera Guerré. Adiós, señor.”

Saluda con una breve, veloz inclinación de cabeza; abre la puerta y sale. Busca su coche y parte en busca de su familia. Llega a su casa, estaciona y abre la puerta. Uno de sus niños –su más adorado, el predilecto– se bambolea colgado de una lámpara del techo. A su mujer, dos enormes negros se turnan para violarla en tanto ella le hace fellatio a un tercero, que apoya un revólver sobre su cabeza. Uno, que tiene una Itaka, se fuma toda esa marihuana purísima que le envían sus contactos en Colombia. Otro se le acerca y lleva una cabeza agarrada de los pelos: “¿Se acuerda de la Nélida, doctor Fernández Asquini?”. Porque el secretario se llama Claudio Domingo Fernández Asquini. “La Nélida” era la cocinera. El que tiene la cabeza es su jardinero, el buenazo de Romualdo. “¡Usted, Romualdo!”, exclama Fernández Asquini, “¡No lo puedo creer! ¡Traidor!” “Traidor a usted. Pero no a los negros como yo. Los traje aquí, doctor. Les dije que había marihuana de la buena, vinos carísimos, y su esposa, siempre bella, siempre sexy, llevo años excitándome con ella. Las pajas que le he dedicado, doctor. Fíjese, hoy se me dio. Ya me la violé dos veces. La tercera no. Porque me lo pidió ella.” Tira lejos la cabeza de la cocinera. “¿Dónde está mi otro hijo?”, exclama, rojo de furia, Fernández Asquini. “Fue lo primero que nos comimos.” Se arroja sobre Romualdo y busca su garganta. “¡Negro roñoso! ¡Negro de mierda! ¡Intruso, violador, ilegal desvergonzado!” Romualdo le da una precisa trompada en plena cara y el señor secretario del ministro de Defensa cae sobre un sillón. Ahora tiene la cara bañada de sangre. Romualdo y otros temibles bárbaros se le acercan. Entonces sucede algo milagroso. Fernández Asquini se pone en pie y de su boca, proviniendo del fondo de los tiempos, evocando otras injurias, otros atropellos contra las clases pudientes, salen palabras de Esteban Echeverría, de su cuento inmortal “El matadero”, esa terrible historia del unitario que los sanguinarios federales ultrajaran durante la cuaresma de ese año que Echeverría no precisa pero que ha de ser 1835 o 1836, porque Fernández Asquini grita: “¡Infames sayones! ¿Qué intentan hacer de mí?” “Infames, ¿qué?”, dice un negrazo totalmente en pedo y más alegre que nunca en su vida; una vida, para decir lo justo, de mierda con el añadido de saber que, de esa mierda, jamás saldría. “¡Deberíais andar en cuatro patas como los lobos!”, sigue chillando el ex secretario. “¡Desnúdenlo!”, ordena Romualdo. “Primero degollarme que desnudarme, infame canalla.” Romualdo se encoge de hombros. Jardinero al fin, agarra su azada –que ha traído con él– y de un solo, eficaz, absolutamente profesional movimiento de su musculoso brazo derecho separa limpiamente la cabeza de Fernández Asquini del tronco del secretario del ministro de Defensa, que vienen a ser la misma persona. “¡A la mujer no la toca nadie, carajo!”, ordena en seguida Romualdo. “Es para mí. Me la llevo yo a la toldería.” Nadie podría creerlo, pero en el delicado rostro de la mujer de Fernández Asquini se dibuja una sonrisa sensual, profana, prostibularia y gozosa.

A bordo de un helicóptero Huey, Ceci Giménez desciende en la terraza de su Penthouse, en Libertador y Salguero. Es una mujer que no duda. Todo en ella es celeridad, vértigo. Hay que huir. El país está ardiendo y no habrá televisión por varios meses. No habrá rating. No habrá a quién vencer. A quién humillar. Los habituales descerebrados, esos divinos, amorosos seres que todos los días la miran bobamente, no estarán. No se puede vivir en un país inestable, en peligro. Amenazado por esos negros de mierda, brutos, drogones, alcohólicos, asesinos, sumidos en todo tipo de depravaciones sexuales. Tiene que retirar dinero –mucho dinero, dólares desde luego– de una caja fuerte que tiene en un rincón inhallable del living. Apresura sus pasos. Durante los últimos dos o tres años le cuesta caminar con la agilidad de antes. Le pesan esas piernas voluminosas, con esos tobillos tipo maceta, que han sido una fatalidad insuperable en su vida de éxitos, que se habrían elevado al doble o más de no haber mediado esa desgracia, esas piernas de mierda que hicieron exclamar a la doctora Aslan el triste día en que la vio: “Ceci querida, ¿qué quieres que haga yo con eso? Soy sólo una estafadora de seres desdichados y patéticos con sus cuerpos en abismal decadencia. No soy Dios, hijita”. Pero no importa. Nada la detuvo. “Y ahora me rajo de este país de mierda. Me llevo todos los dólares y me voy a tomar sol en Miami y a beber daikiris con esos pendejos rubios y dorados que se te aparecen hasta en el baño.” Entra en el living y queda paralizada por el horror. No hay un solo mueble. El despojamiento es absoluto. Pero, en el medio, imponente, está la guillotina. Aparecen diez, veinte negros. “¿Te gusta, Ceci? Nos la afanamos de la Penitenciaria. Es la misma con que le cortaron la cabeza a Aníbal Torres, ese pendejito de 13 años, ¿lo ubicás, no?” Otro, uno muy alto, desdentado, con una cicatriz que le cruza la cara, dice: “¿Sabés que nosotros estamos a favor de la Ley Giménez? El que mata tiene que morir”. Se ríen como locos. Algunos saltan de alegría o de furia, difícil saberlo. Aparecen los cuatro chihuahuas de Ceci. Uno de los negros se apodera del más pequeñito y lo quiebra en dos partes. El chihuahua emite un quejido agudo, final. “¿Cuánto quieren, negros de mierda?”, arremete Ceci, “No perdamos tiempo. ¿Diez mil, veinte mil dólares? ¿Más? Tengo más. ¿Cien mil, doscientos mil? ¡Hablen, carajo!” “Queremos aplicarte la Ley Giménez.” “¿Qué Ley Giménez ni qué mierda? Yo no maté a nadie.” “¿Estás segura, Ceci?” “Segura, alacranes. Abran paso. Tengo que irme.” El negrazo alto, desdentado, con la cicatriz, dice: “Nosotros también tenemos otras cosas que hacer. Así que hagamos esto breve. A ver, compañeros, ¿de la muerte de quién se acusa a Ceci Giménez?”. “¡De la muerte de Aníbal Torres! Sin Ley Giménez el pibe no moría. Esa ley lo mató”, exclaman todos. La señalan con sus índices despiadados: “¡Vos lo mataste, perra!” “¡Yo no maté a esa laucha asesina!” “Compañeros, si Ceci Giménez mató al niño Aníbal Torres, ¿qué pena le corresponde?” “¡Morir!” “¿Por qué?” “¡Porque el que mata debe morir!” “¡No, no, no! ¡Por favor, no!”, suplica la diva. Le meten la cabeza en la guillotina y dejan caer la cuchilla. La cabeza rubia se desliza sobre el parquet de roble de Eslavonia y rueda como una pelota. Los chihuahuas juegan alegremente con ella. Los justicieros se llevan la guillotina con la cuchilla ensangrentada –piensan usarla con algunos otros famosos personajes– y se van.

Los negros llevan horas apropiándose de la ciudad. Se comen todo lo que encuentran. Agarran los niñitos de esos cochecitos tan lindos de color celeste o rosa y –ante los alaridos de las madres– se los devoran vivos. Luego ametrallan a las buenas señoras. “¿De qué mierda van a servir nuestras cacerolas?”, se preguntan, con impecable lógica, algunas. “¡Llamen al campo!”, gritan otras. Inútiles propuestas. “Todo esto tenía que suceder”, piensa un escritor del diario marxista sionista, uno que se quedó en el país. Toma un café con Osvaldo Bayer. El viejo Bayer ve llegar a los negros enfurecidos por la avenida Santa Fe. Toma, con su amigo, algo más joven que él, una cerveza en una mesa con sombrilla de Santa Fe y Callao. “¿No son hermosos?”, comenta. Se les une Norberto Galasso. Pide un café. “Es un tango lo mío –comenta Norberto–, ‘El último café’.” “¿Nos podremos unir a ellos?”, pregunta el escritor que lee algo de Heidegger, un poco al pedo a decir verdad. “No –dice Osvaldo–, mirá cómo estamos vestidos. Luchamos por ellos pero no somos como ellos. Nos van a matar como a cualquiera. ¿No vas a hacer el papelón de ir a hablarles, no?” “Prefiero morir a hacer el ridículo”, dice el escritor. Galasso los mira con embeleso: “Miren, qué contento estaría el compañero Scalabrini: el subsuelo de la patria sublevado”. De pronto ven aparecer al casi ingeniero Blumberg. Tiene cara de loco. Se acerca a la muchedumbre. Alza los brazos. A su lado, el rabino Bernstein. “Paz, hermanos”, empiezan a decir. “Dialoguemos. Sólo queríamos seguridad. No hacerles daño”, dice Blumberg. “Dios es de todos. Nos ama a todos. Si somos fieles a él haremos una patria que nos cobije a ustedes y a nosotros –dice el rabino–, una patria para vivir en libertad. ¡Libertad, libertad, libertad para todos!”, remata desdiciéndose de afirmaciones anteriores. Pero los invasores no son tontos. “Callate, hipócrita –le dice uno–, vos proponías ‘seguridad’ en lugar de ‘libertad’.”. La muchedumbre feroz, hambrienta, sedienta de todo, oscura, sanguinaria, les pasa por encima, los aplastan, las tripas, los sesos, los intestinos de los dos pacificadores quedan para los perros, que –dicho sea de paso–, viven una jornada de gloria. Ahora se acercan a los tres compañeros que esperan sentados a esa mesa y mirándolos con admiración. “Muchachos –les dice Osvaldo Bayer–, estamos con ustedes. Sigan, que no quede nada en pie. Tampoco nosotros.” Alguien se dispone a hundirle un puñal en el pecho. “¡Un momento! –se oye–. ¡Ese es don Osvaldo Bayer, carajo! Este viejo es de los nuestros.” “No, muchachos, yo soy un burgués como cualquier otro. Mátenme.” El que lo reconoció se adelanta: “Usted dio varias charlas en nuestras villas miserables, don Osvaldo. Se ocupó de nuestros compadres los indios. No lo vamos a ofender”. Muchos lo quieren achurar y dejarse de joder y seguir adelante. Pero el salvador de Osvaldo tiene pasta de jefe. “¡Basta, hijos de puta! ¡A Osvaldo no lo toca nadie!” “¿Cómo te llamás, pibe?”, pregunta Osvaldo. “Matasiete.” “Igual que uno de los gauchos de ‘El matadero’”, dice el escritor. Y Matasiete, de golpe, lo mira a Norberto y dice: “¿Y usté no es Norberto Galasso?”. “Sí, pibe.”. “Se viene con nosotros, don Norberto. ¿Y este boludo?” señala al escritor. “No me gusta. Tiene cara de judío.” “No –dice Osvaldo–, yo lo quiero mucho. En los noventa creía que se nos perdía porque le filmaron una novela en Hollywood. La Columbia Pictures. Pero mirá: no. Siguió en la misma.” “Probar la tentación y no ceder a ella es más difícil que no ceder por no probarla nunca”, dice el escritor que sigue leyendo a Heidegger. “¿Qué mierda quiso decir?”, pregunta Matasiete. “Vos dejalo. Cuando escribe lo entienden todos”, dice Galasso. “Bueno, muchachos, algunos intelectuales vamos a necesitar” –dice Matasiete–. “¡Se vienen con nosotros! Pero, don Osvaldo. Háganos un favor, quiere. ¡Lleve usted nuestra bandera!” Y le dan a Osvaldo la pica con la cabeza de Aníbal Torres. “¡Qué honor, muchachos!”, dice Osvaldo, “Gracias.” “Vamos –dice Matasiete–, ¡a comernos todo lo que queda!” Al rato, se le acerca al escritor: “¿En serio estuviste en Hollywood, cara de ruso?”. “Sí.” “Y las minas, ¿qué tal?” “Nada del otro mundo. Cartón pintado. Aquí, entre las tuyas, tenés cada morocha que les da veinte vueltas.” Y allá van. Con don Osvaldo Bayer al frente en la jornada más gloriosa de su vida.

El ministro de Defensa –ahora solo en su despacho– tiene una idea genial. Se comunica con el presidente de los Estados Unidos, William Peterson, un republicano sanguinario que se impuso con fraude y es el principal sospechoso del asesinato de Barack Obama. “Señor presidente –dice el ministro de Defensa–, hemos detectado que entre la multitud que invade Buenos Aires hay miles de terroristas islámicos. Algunos, incluso, han creído ver al mismísimo Bin Laden.” “Ya mismo actuamos”, dice Peterson. “No en vano el mundo se ha globalizado y la lucha contra el terrorismo también. Cuelgo con usted y doy órdenes para que treinta aviones con misiles nucleares vuelen a Buenos Aires.” “Pero, señor presidente –dice el ministro de Defensa–, así no va a quedar nada en pie. Ni siquiera yo.” “¿Y a mí qué mierda me importa? ¿Desde cuándo el gobierno de los Estados Unidos de América se preocupa por los daños colaterales?” En menos de tres días nada queda en Buenos Aires. Ni un edificio ni un ser humano. Es, por fin, la ciudad más segura del mundo.

sábado, 18 de julio de 2009

LAS ACCIONES PRIVADAS DE LOS HOMBRES QUE MACRI PISOTEA


Art. 19.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe .

Art. 43.- Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización.
Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de información periodística.
Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio.
POLÉMICO CENSO ON LINE
Macri impulsó un registro de adictos
Por una nueva ley porteña, las empresas deberán informar cuántos empleados sufren dependencia al tabaco, el alcohol, las drogas o al juego.



Las empresas deberán informar antes del 30 de setiembre cuántos empleados, segmentado en hombres y mujeres, sufren adicciones como tabaquismo, alcoholismo, drogoadependencia o ludopatía.

La Subsecretaría de Trabajo lanzó un registro de empleadores que exige información sobre las adicciones del personal. La oposición dice que viola el derecho a la intimidad. El Ejecutivo afirma que el censo le permite mejorar sus políticas.

La gestión de Mauricio Macri quedó envuelta en una polémica. El Gobierno porteño implementó por decreto una encuesta que obliga a todas las empresas radicadas en la Ciudad a informar cuántos de sus empleados padecen alguna adicción. Desde el Ejecutivo argumentan que con esa información podrán mejorar sus políticas de capacitación laboral. Especialistas y representantes de la oposición afirman que la medida viola el derecho a la intimidad.

El Decreto Nº 625/2009 (ver anexo) que se publicó esta semana en el Boletín Oficial lleva las firmas de Macri, del jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y de los ministros Francisco Cabrera, de Desarrollo Económico, y Néstor Grindetti, de Hacienda.

En el texto argumentan que el registro de empleadores online que se proponen crear “tendrá como finalidad obtener información respecto de la contratación, vinculación e información sociolaboral del mercado de trabajo” local.

En una planilla anexa al decreto se especifica qué tipo de datos deberán registrar los empleadores: cantidad de personal con sus edades, sexos, composición familiar, lugar de residencia, episodios de accidentes de trabajo, capacitación, montos de los salarios y horas extras pagadas, discapacidades (motora, visual, auditiva, mental, visceral o múltiple) y adicciones.

La Subsecretaría de Trabajo que depende del Ministerio de Desarrollo Económico quiere saber cuántos trabajadores son adictos a las drogas, cuántos al alcohol, cuántos son fumadores y cuántos adictos al juego.

“No existe ningún motivo lógico que explique por qué se les pide a las empresas que den información sobre cuántos empleados sufren algún tipo de adicción. Es inconstitucional”, se quejó el legislador Alejandro Rabinovich del bloque Autonomía con Igualdad. En el mismo sentido se expresó el ex jefe de Gobierno, el legislador Aníbal Ibarra: “Macri se cree dueño de la vida de los demás”.

Según afirmó el subsecretario de Trabajo, Jorge Luis Ginzo, a este diario, la encuesta no violaría el derecho a la intimidad porque los empleadores no deben preguntarles a sus trabajadores sobre sus adicciones, porque –dijo– “es información que se sabe, que forma parte de la cotidianidad de los departamentos de recursos humanos, porque el problema de las adicciones tiene exteriorizaciones complejas”. Por ejemplo, ilustró Ginzo, una empresa sabe si un empleado es adicto al juego “porque a veces mienten, dicen que les trabaron un embargo o que les robaron el sueldo”.

–¿Cuál es el sentido de recoger esa información?, preguntó Crítica de la Argentina.

–Es una herramienta valiosa para orientar políticas públicas, para mejorar hacia dónde debemos direccionar nuestros programas de capacitación sobre las situaciones laborales que derivan de las adicciones.

ASESINATO EN EL SENADO DE LA NACIÓN? 17 DE JULIO 2008. SEÑOR COBOS, ACLARE



A UN AñO DEL VOTO NO POSITIVO DE CLETO
Pichetto: "Cobos debe dar los nombres de los senadores que le hicieron este pedido"

El jefe del bloque oficialista en la Cámara alta aseguró que el vicepresidente Julio Cobos, debe aclarar las declaraciones en las que afirmó que algunos legisladores le pidieron ingresar armados al recinto de sesiones el día en que fue rechazada la resolución 125. "Si no lo hace, estaremos ante una nueva e irresponsable especulación que no parece tener el cuidado de las instituciones".
"Cobos debe dar los nombres de los senadores que supuestamente le hicieron este pedido, de lo contrario, si no hace ahora lo que debería haber hecho en ese momento, esto es una denuncia concreta", aseguró Pichetto en un comunicado de prensa.

El titular del bloque de senadores del Frente para la Victoria, el rionegrino Miguel Ángel Pichetto, reclamó hoy al presidente de la cámara alta, Julio Cobos, que aclare declaraciones periodísticas, en las que afirmó que algunos legisladores le pidieron ingresar armados al recinto de sesiones el día en que fue rechazada la Resolución 125.

Agregó, en ese sentido, que "estaremos indudablemente ante una nueva e irresponsable especulación de un Vicepresidente que no parece tener el cuidado de las instituciones como uno de los valores máximos que debe defender", fustigó Pichetto.

El legislador recordó que en la madrugada en la que se votó en el Senado el proyecto de retenciones móviles y durante los diez días anteriores en los que se debatió el proyecto en el Salón Azul, se diseñó un sistema de seguridad, que contó con el concurso del personal de Seguridad del Senado y de la Policía Federal.

Pichetto sostuvo que "fue una sesión, igual que la discusión en comisiones, en la que no se dejó entrar a nadie que fuera ajeno al Senado o a los medios de comunicación que cubrieron el desarrollo del debate en el Senado".

"De hecho, fue elogiado por los periodistas como un ejemplo de cómo una situación clave en términos informativos pudo llevarse adelante de manera ordenada, garantizando el trabajo de las mujeres y hombres de prensa", insistió.

Pichetto agregó que en esas jornadas "los senadores de todos los bloques pudieron explayarse con la más absoluta libertad, sin ningún tipo de limitación, no hubo agravios, ni razón alguna para que ninguno temiera por su integridad física, lo cual hace más antojadiza la versión que ahora plantea el Vicepresidente".

Además, el senador del Frente para la Victoria por Río Negro aseguró que "en todo este tiempo nunca se mencionó en el bloque, ni en ningún otro ámbito en el que yo haya participado, una versión como la que ahora echa a rodar Cobos".

Finalmente, Pichetto reiteró que "Cobos debe dar los nombres, ya que si fuera cierto lo que él sostiene, estaríamos ante un hecho de extrema gravedad institucional".http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-128421-2009-07-17.html

sábado, 11 de julio de 2009

EL EFECTO "CEREBRO DE GORILA" QUE PERSIGUEN LOS MEDIOS QUE LE PEGAN PERMANENTEMENTE AL GOBIERNO DE CRISTINA FERNANDEZ, Y LA LLEGADA DEL "GRUPO OCASO"

ASÍ SE DISTORSIONA, SE FORMA UNA ESTRUCTURA DE PENSAMIENTO, SE CONDICIONA LA FORMA DE PENSAR. CON EL BOMBARDEO DE NOTICIAS GORILOIDES, DE MENTIRAS O DE VERDADES A MEDIAS, SIEMPRE ACENTUANDO LO PEOR, CON UN METAMENSAJE QUE PERMANENTEMENTE APUNTA A GENERAR MALESTAR, CONFUSIÓN, BRONCA, DESÁNIMO,PÁNICO,ODIO... DE TAL MANERA QUE SE CONSIGUE UN CEREBRO DE GORILA


Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban y le daban de palos.

Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.

Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo en la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.

Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.

Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:

- "No sé, las cosas aquí siempre se han hecho así..."
PARA LOGRAR EL EFECTO "GORILA" LLEGÓ....EL GRUPO OCASO

viernes, 10 de julio de 2009

LOS BENEFICIOS PARA HONDURAS QUE LE LLEGARÍAN DEL ALBA A TRAVÉS DE VENEZUELA Y CUBA


Después de ver los beneficios que Honduras recibiría del ALBA a través de Venezuela y Cuba es claro que el MERCADO se horrorizó por todo lo que se iba a perder de ganar. Esto es DAR UNA MANO PARA BENEFICIAR A LOS SECTORES QUE SIEMPRE QUEDARON FUERA DEL REPARTO

· 10 barcos de combustible

· 6,000,000 del programa de bombillos ahorradores de energía

· Soberanía Alimentaría a través del ALBA Alimentaría, el programa ya estaba listo, solo faltaba que lo financiara el presidente Hugo Chávez

· Yo si puedo a través de de los Pedagogos Cubanos 158,019 hondureños alfabetizados en todo el país

· 100 tractores para los campesinos

· Línea de crédito para el sector agrícola de 30,000,000

· 50,000,000 para viviendas de interés social

· 3,000 hondureños operados en Venezuela a través de la Misión Milagro

· 60 Becas ya otorgadas este año y aun faltan 70 estudiantes que viajen hacia el país de Venezuela en total son 130 becas otorgadas

· Potabilización y Saneamiento de aguas a través del HidroVen-SANAA

· Uso de parte de hondureños del satélite Simón Bolívar

· Asignación a Honduras de parte de Venezuela de Medicamentos Genericos a precio de costo

Por eso la Cámara de Comercio de Tegucigalpa, a través de su presidenta, salió a juntar donaciones de entre 1000 y 3000 dólares para una campaña de silencio sobre las atrocidades que los golpistas están produciendo en Honduras sobre un pueblo que quiere que se respete su voluntad soberana.
Atrás quedaron los tiempos de Jean Jacques Rousseau. Atrás quedó el Contrato Social. Atrás quedó el respeto por la soberanía popular y los derechos individuales que tanto pregonó el liberalismo.
El Neoliberalismo ha reformulado el contrato social y determinado que el único derecho que ha de respetarse es el del MERCADO SOBERANO. ESTO ES DAR UNA MANO AL MERCADO PARA RESGUARDAR SUS GANANCIAS

jueves, 9 de julio de 2009

ESTAMOS EN MANOS DE UNOS LOCOS CON CARNET. LA MEJOR POLICÍA DEL MUNDO ESTÁ EN BUENOS AIRES, ES LA POLI-MACRI


EL MINISTRO DE JUSTICIA PRO, GUILLERMO MONTENEGRO, ASUMIO LA DEFENSA DEL COMISARIO JORGE “FINO” PALACIOS
“Es el mejor jefe de Policía para la ciudad”


Acorralado por el currículum de Palacios, que combina acusaciones de encubrimiento del atentado contra la AMIA, defensa del terrorismo de Estado, asesoramiento a Sobisch antes del asesinato de Fuentealba, el ministro redobló en la Legislatura el respaldo al policía.

[cerrar]
Por Werner Pertot
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-127969-2009-07-09.html
Contra las cuerdas. El ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro, trabó durante cuatro horas una esgrima verbal con la oposición porteña, los organismos de derechos humanos, los familiares de las víctimas de la AMIA y de la represión del 19 y 20 de diciembre. Defendió a capa y espada la designación como jefe de la Policía Metropolitana de Jorge “Fino” Palacios, imputado por la investigación del atentado en la mutual judía, por su participación en diciembre de 2001 y por sus conversaciones con un represor y un reducidor de autos que terminó condenado en la causa de Axel Blumberg. “Es el mejor jefe de Policía que puede tener la ciudad”, afirmó Montenegro, ante un abucheo general.

Acorralado por momentos, el ministro tuvo que admitir que no leyó el libro de Palacios, en el que sostiene que antes de la dictadura “la Argentina era el teatro de operaciones de los revolucionarios marxistas”. Y terminó por reconocer que tenían diferencias en ese tema. También esquivó una definición sobre si lo va a remover en caso de que sea procesado por encubrimiento en la causa AMIA.

La maldita metropolitana

Prácticamente todos los legisladores asistieron a la Comisión de Seguridad de la Legislatura. Su presidenta, la kirchnerista Silvia La Ru-ffa, recordó el rechazo de la oposición porteña a la designación de Palacios y le cedió la palabra a los familiares. “El nombramiento de un gran delincuente es una ofensa a los que fueron víctimas de la dictadura militar y de lo que siguió después. Esta persona niega en su libro el terrorismo de Estado y los 30 mil de-saparecidos”, señaló la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, que fue interrumpida por el macrista Martín Ocampo. “Más respeto. Aquí hay víctimas directas de este personaje siniestro”, le advirtió Cortiñas, que le pasó el micrófono a Marta Vázquez, de Familiares de Víctimas de la Represión del 19 y 20 de diciembre. “No permitan que esta persona tome el cargo”, pidió. Llegó a recordar que Palacios estuvo el 20 de diciembre pese a que estaba de licencia y se le quebró la voz. La titular de Apemia, Laura Ginsberg, pidió que “se lo destituya, porque, si no, tendremos garantizada la Maldita Policía Metropolitana”.

“Hay algunas cuestiones subjetivas que quiero corregir. Objetivamente, Palacios fue el policía más condecorado”, afirmó Montenegro, quien dijo que lo conoce desde hace veinte años y Macri lo conoce desde su secuestro.” “Su confianza privada hace que no les importe la desconfianza de las víctimas de ayer y de hoy”, le enrostró el legislador de la CTA Martín Hourest.

Montenegro dijo que las autoridades de la AMIA y DAIA sólo le cuestionaron a Macri que no esperó el fallo. “Nisman hace la denuncia cuando se empieza a hablar de que puede ser jefe de policía”, sostuvo el ex juez, que encaró una defensa jurídica del comisario retirado: indicó que no está procesado en ninguna causa, dijo que “no está claro” que haya sido él quien hizo los llamados que alertaron a Alberto Kanoole Edul del allanamiento y remarcó que “se está violando el principio de inocencia”.

“Pasaron quince años del atentado, está imputado hace ocho meses y no se encuentra procesado. Las acusaciones no hacen mella a la capacidad profesional de Palacios”, estimó Montenegro. “Con esos argumentos podría defender una designación de Patti antes de ser procesado. O del padre Gra-ssi”, lo cuestionó el legislador Aníbal Ibarra, quien le restregó: “Es patético que venga a defender a Palacios”. Algo enojado ya, Montenegro le respondió: “Patético no me siento. ¿Está claro? Es un honor defender a Palacios”. Hizo silencio cuando vio por primera vez los carteles que desplegaron las militantes de H.I.J.O.S.: mostraban a un Macri-Hitler y tenían consignas como “Con Palacios, reprimir es PRO”.

El ministro macrista tuvo ayuda en su defensa. Por el costado jurídico, de la defensora del Pueblo porteña, Alicia Pierini, quien se pronunció a favor de respetar “la presunción de inocencia”. La defensa política quedó a cargo de los dos macristas que compiten por conducir la Legislatura a partir de diciembre: Martín Borrelli y Cristian Ritondo. El peronista PRO dijo que con la sesión se intentaba distraer la atención de “lo que dijeron las urnas” y hasta citó a María del Carmen Verdú, de Correpi: “El gobierno kirchnerista tiene más de tres mil muertos por gatillo fácil”.

–¿Por qué no lo nombraron antes de las elecciones? ¡Cobardes! –le gritaron.

–Yo no soy ningún cobarde –se enojó Ritondo.

Borrelli les apuntó a los ibarristas. “Desde la política que ganó con el 61 por ciento de los votos tenemos el derecho a conducir la policía, ¿o me van a venir a correr con el 3,2?”, les espetó. Luego dijo que le parecían “muy respetables las organizaciones sociales, pero no representan a toda la sociedad”. Lo menos que se escuchó que le decían fue: “¡¡Facho!!”.

Un solo demonio

“¿Usted sabe que Palacios escribió un libro llamado Terrorismo en la Aldea Global?”, le preguntó a Montenegro la ibarrista Gabriela Alegre.

–Sí, no lo leí el libro... –se excusó el ministro.

–En ese libro justifica el terrorismo de Estado y habla de “bandas marxistas”, ¿puede ser esta persona la que represente a la policía?

–No leí el libro.

–Si quiere, se lo leemos...

–Ninguna investigación vinculó a Palacios con crímenes de derechos humanos.

–No le pregunté por las investigaciones.

–He tenido conversaciones ideológicas con Palacios y está de acuerdo con defender la Constitución. No estaríamos de acuerdo en cuestiones de terrorismo de Estado, Palacios y yo –reconoció Montenegro.

La legisladora de Nueva Izquierda, Patricia Walsh, volvió con el libro en sus manos, profusamente marcado. Le leyó algunos párrafos –como el que dice que con la llegada de Nelson Mandela a Sudáfrica, “la policía se debilitó”– y, sobre todo, las páginas en las que se refiere a Sudamérica como “un continente que sufrió más de dos décadas de guerrilla marxista”. Walsh indicó que Palacios dice en el libro que en 1973 “las Fuerzas Armadas levantaron el exilio de Perón para que participara de los comicios”. “Si bien hay que hacer un pequeño esfuerzo, no es imposible leerlo. Tendríamos que declarar este libro de interés cultural para que todos lo conozcan”, ironizó Walsh. “Discúlpeme que no lo leí (se ve que a usted le costó un poco). Espero que no me cueste el cargo”, le contestó Montenegro, socarrón, aunque se le borró la sonrisa cuando no supo responder sobre la foja de servicios del comisario, que viene de 1969.

Amigos son los amigos

“No voy a hacer futurología”, respondió Montenegro cuando el telermanista Alejandro Rabinovich le preguntó si removería a Palacios ante un eventual procesamiento. “José Barbaccia es amigo mío desde los 12 años, por eso me viene a visitar a la oficina”, reconoció el ministro, sobre el ex fiscal del caso AMIA. “Lamento enterarme de que es su amigo, porque también está vinculado por encubrimiento”, le dijo La Ruffa. “Lamento que usted lo lamente”, le contestó Montenegro, quien aseguró que no lo asesora. “Ariel Lijo estuvo en mi cumpleaños y también estuve con él el viernes pasado en la embajada de Estados Unidos”, contestó Montenegro, cuando La Ruffa le preguntó por una reunión con el juez que tiene en sus manos la decisión de procesar a Palacios. “Jamás le preguntaría por la causa”, aseguró Montenegro. Ante una pregunta del kirchnerista Diego Kravetz, el ministro dijo no saber que Palacios había asesorado a la policía de Neuquén, antes del asesinato de Carlos Fuentealba.

miércoles, 8 de julio de 2009

9 DE JULIO 1816-2009

CÓMO SE BORRA LA MEMORIA CUANDO LA PRENSA DESINFORMA


¿Quién era Isy Obed Murillo?

Isy Obed Murillo Mencía era el sexto de 12 hermanos y estudiaba el segundo curso de ciclo común en el instituto “21 de febrero”, de Tegucigalpa.

Trabajaba por las tardes en la bodega de un conocido supermercado de la capital.

Apenas tenía 19 años cuando formó parte del grupo de manifestantes que estaba en el aeropuerto de Toncontín, apoyando el ingreso del Presidente Zelaya que había dicho que aterrizaría ese día en Honduras, pese a la negativa del gobierno de facto y del ejército hondureño.

La manifestación era pacífica pero multitudinaria, ya que según estiman periodistas y otros asistentes, no tenía precedentes la cantidad de hondureños que se había congregado.

(Fuente:http://hunnapuh.blogcindario.com/2009/07/03190-isy-obed-murillo-victima-inocente-de-la-estupidez-humana.html )
http://www.cubadebate.cu/noticias/2009/07/07/%C2%BFquien-era-isis-obed-murillo/#respond

martes, 7 de julio de 2009

LAS DERECHAS Por Sandra Russo


La resignificación de las palabras y de los actos. "Hago esto pero en realidad estoy haciendo lo contrario". Es la nueva lógica del desconcierto, de la confusión, la de la mentira disfrazada de verdad, la mentira oportunista, la justificación de lo injustificable, la de los negadores a sabiendas, la nueva estrategia del burgués asustado. FUENTEOVEJUNA

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-127733-2009-07-04.html
Alvaro Vargas Llosa está diciendo claramente lo que hasta hace poco se evitaba decir: que el gran peligro ahora para América latina no son los golpes de Estado clásicos, sino los presidentes que asumen constitucionalmente pero, una vez en el gobierno, quieren perpetuarse en el poder.

Pienso en Chávez, naturalmente. Hace poco Alvaro Vargas Llosa estuvo en Venezuela y hubo mucho revuelo periodístico por una supuesta detención en el aeropuerto. No hubo tal detención, y la demora tampoco fue tan larga (dos horas él y una hora y cuarto su padre) como para llamarla “retención”. Sin embargo, los grandes medios de América latina trataron esos dos episodios (los Vargas Llosa iban a un coloquio “demócrata” antichavista, el polo de pensamiento que inspiró hace ocho años un golpe de Estado que tuvieron que desandar) como si realmente hubiesen sido detenidos o por lo menos retenidos.

En los grandes medios, los periodistas siguen llamando a los Vargas Llosa “demócratas”. Y al antichavismo también. Puesto que están contra una “tiranía” o una “dictadura”, el planteo es que los que defienden la democracia son ellos.

Bien: Vargas Llosa está diciendo claramente algo que hay que poner a consideración con la mayor amplitud y la menor obcecación: los presidentes elegidos democráticamente (Chávez, Correa, Evo; Kirchner iba en camino de sumarse al grupo, pero el repentino y virulento antikirchnerismo acaba de derrotar en las urnas al kirchnerismo) que plantean no un gobierno sino un proceso, deben ser derrocados, puesto que la sola idea de reformar las respectivas constituciones para permitir, aun con un sistema electoral transparente, su eventual continuidad, es elevada por estos ideólogos al rango de “nuevos golpes de Estado”.

A esta altura, es necio no admitir que una crisis política de proporciones está llegando a la América latina que intenta emerger como una región con voz propia y que las respectivas burguesías conservadoras y liberales son los motores de los nuevos ánimos golpistas. En los grandes medios, incluso algunos periodistas que insisten en definirse como de “centroizquierda”, estas cuestiones no se hablan ni se hablarán porque el poder discursivo ya les aplanó los análisis: acá nadie es “golpista”, los que hablan de climas “destituyentes” son idiotas a sueldo del gobierno. “Centroizquierda”, cabe aclarar, es una palabra con la que se define también y sin que nadie se asombre el Acuerdo Cívico, que tiene a Carrió como líder, aunque parece que también perderá ese liderazgo a manos de Cobos. Para el caso, da lo mismo. Quiero decir: todas las categorías que conocemos ya no nos dicen nada. Los significados han mutado.

Es un poco difícil escribir esto. Mejor admitirlo: esto está escrito con miedo.

Nunca subestimes el poder de los grandes medios. Ni el reagrupamiento de las derechas latinoamericanas ni sus estilos sanguinarios, ni la ceguera de su ira. Me gustaría saber qué piensan de derechos humanos los candidatos electos. A los periodistas de los grandes medios el tema parece no importarles.

No creo en las corporaciones y mucho menos en la corporación periodística. Hay colegas a los que respeto y otros a los que desprecio. Soy igualmente correspondida, aunque a muchos periodistas que compartimos una lectura de la realidad que no coincide con la de los grandes medios, ningún medio privado nos dará nunca trabajo. La libertad de prensa hace rato que no existe. Los periodistas de los grandes medios son libres toda vez que replican sus líneas editoriales. Ninguno interpelará a Macri o a De Narváez sobre los juicios pendientes a represores. Sobre todo los que se pregonan como de “centroizquierda” evitarán poner en evidencia sus propias contradicciones.

Pero volvamos a los Vargas Llosa. Que siempre han sido lo más recalcitrante de la derecha. Lo que dice el más joven es que “los pueblos” están habilitados a derrocar a gobiernos democráticos si éstos no se limitan a la alternancia del sistema, y lideran procesos relegitimados por el voto popular.

Quedan preguntas, muchas preguntas válidas e interesantes en este continente históricamente aplastado. La democracia por la que tanto hemos luchado corre riesgos, ahora sobre todo el de representar un valor ético cuando lo que oculta es la reacción del poder ante otro avance de las “masas”, las “turbas”, las “hordas”. Por liderar a “una turba” fue que derrocaron a Manuel Zelaya. Ese golpe en tres días dejó de ser “tan” golpe para los grandes medios. Hay muy buenos reportajes en CNN, firme junto a la posición de Obama, que no es Bush y ahora se nota. Pero en TN, Juan Miceli primero habló de un “golpe que había que condenar” y se indignó de ver a un militar hablar desde un estrado, y al día siguiente ya dijo que “Zelaya tampoco. Después de todo terminaba su mandato en enero”.

Son necesarios límites. Andariveles. Saber cuál es la avenida por la que transitamos los que realmente, desde muchas posiciones ideológicas o políticas, creemos que el voto es soberano, y aceptamos triunfos y derrotas como parte de las reglas del sistema. Hay otros, y son muchos, que creen en intereses superiores a ese voto. Y nunca es la libertad. Nunca es el bien de la nación. Nunca es la democracia. No se defiende a la democracia atentando contra el voto popular. Y es bueno plantearlo ahora y dejarlo escrito. Ahora que el voto popular premió a Macri y a De Narváez. Ese voto adverso también es soberano. Pero seguirá siéndolo gane quien gane. Si hay que acordar, es un buen punto.

domingo, 5 de julio de 2009

EL PATIO TRASERO


Los habitantes de América latina han osado elegir por sus propios medios. Desde Cuba a El Salvador, de Venezuela a Bolivia, desde Ecuador a Argentina. Osaron, incluso, hacer uso de sus recursos naturales. Han elegido escribir su historia, han elegido transitar por el camino que le dio voz y espacio a los sectores que siempre perdieron, los que siempre estuvieron en el último escalón de la sociedad.
Se dieron muchos pasos hacia la integración económica y política, expulsado el ALCA para dar paso al ALBA, estableciendo lazos entre distintos gobiernos y luchando por el reconocimiento de todos y la inclusión de Cuba.
Fue una osadía que llegó hasta el PATIO TRASERO, ese espacio territorial que los EEUU siempre consideraron como propio, aquél espacio sobre el cual realizaron su expansión para controlarlo desplegando diversas estrategias: la política del garrote (big stick) contra España (que les valió quedarse con Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas), y diplomacias diversas para acercarse y controlar Panamá y conseguir la construcción del Canal tanto como las incursiones varias en Haití, Nicaragua, Guatemala... etc
Mas al sur la intervención directa y obscena realizada en Chile por la CIA contra un presidente constitucional y que ya nadie puede negar porque la contundencia de las pruebas no da lugar a refutaciones, o años antes, el bloqueo a la isla de Cuba y el aislamiento a que condenó a aquél país desde 1962. Siempre con la misma metodología: eliminar físicamente a los que se opongan para brindar un baño de sangre ejemplificador que paralice cualquier intento. Una "doctrina del shock" aplicada para paralizar, para evitar cualquier reacción, para desarticular toda respuesta.
El presidente de Honduras osó instalar un gobierno para el pueblo en pleno patio trasero y la máquina represora de la CIA se puso en marcha. Un amigo nos envió la información que sigue sobre el Embajador norteamericano en Honduras, Hugo Llorens, (va link a la página de internet con su biografía) para que saquen sus conclusiones.
The State Department bio of U.S. ambassador to Honduras Hugo Llorens
(http://www.state.gov/r/pa/ei/biog/111033.htm and below) is very
revealing.
QUIÉN ES QUIÉN.
Hugo Llorens presentó sus credenciales como embajador de los EEUU en Honduras al presidente Manuel Zelaya Rosales el 19 de septiembre de 2008. Llorens fue confirmado en abril de 2008 (debe ser 2009). Anteriormente sirvió como segundo jefe de misión ante la embajada norteamericana en Madrid, donde tomó posesión en sept. de 2006. Es un oficial de carrera en el servicio exterior que se unión al dep. de estado de los EEUU en 1981. Su mas reciente misión fue como segundo jefe de la embajada de los EEUU en Buenos Aires donde sirvió entre agosto 2003 y julio 2006.
Hugo Llorens presented his credentials as Ambassador of the United
States of America to Honduras to President Manuel Zelaya Rosales on
September 19, 2008. Mr. Llorens was confirmed as Ambassador-designate
to Honduras in April 2008. Prior to his position as Ambassador, Mr.
Llorens served as the Deputy Chief of Mission (DCM) at the American
Embassy in Madrid, where he took up his duties on September 1, 2006.
He is a career Foreign Service Officer who joined the Department of
State in 1981. His most recent assignment was as Deputy Chief of
Mission at the American Embassy in Buenos Aires, Argentina, where he
served for 3 years from August 2003 until July 2006.
Llorens entre 2002-2003 sirvió en Washington como Director ante el Consejo de Seguridad Nacional, del que fue el principal consejero de su presidente en asuntos relacionados a: COLOMBIA, VENEZUELA, BOLIVIA, PERÚ Y ECUADOR. Antes sirvió por 3 años como oficial princiapl en el consulado de los EEUU en Vancouver, Canadá. En ese país tuvo a su cargo algunos de los principales casos polémicos de comercio de maderas. En Vancouver creó una multiagencia central de orden público que incluyó una oficina par ael FBI, servicio secreto y oficinas regionales del Departamento de Estado de los EEUU en el consulado de los EEUU para trabajar con sus pares canadienses sobre temas de crimen internacional e investigaciones sobre terrorismo.
From 2002-2003, Mr. Llorens served in Washington, DC, as the Director
of Andean Affairs at the National Security Council (NSC). At the NSC
he was the principal advisor to the President and National Security
Advisor on issues pertaining to Colombia, Venezuela, Bolivia, Peru,
and Ecuador. Prior to the NSC, Mr. Llorens served for 3 years as
Principal Officer at the U.S. Consulate General in Vancouver, Canada.
In Canada, he managed some of the most contentious trade issues,
including softwood lumber. In Vancouver, he created a novel
multi-agency “Law Enforcement Hub” that included the opening of FBI,
ATF, U.S. Customs, Secret Service, and State Department Regional
Security offices at the consulate to work with Canadian counterparts
on counterterrorism and international crime investigations.
Antes de ser asignado a Vancouver sirvió como segundo director enla oficina de políticas económicas y máximo coordinador en la oficina de asuntos interamericanos. En ese cargo Llorens jugó un rol de importancia en el lanzamiento de las negociaciones del histórico tratado sobre área de libre comercio de las Américas (ALCA) en 1988. COmo miembro del servicio exterior de los EEUU desde hace 25 años, tiene una extensa carrera diplomática sirviendo en variados cargos como consejero económico en Tegucigalpa (Honduras), también en La Paz (Bolivia), asuntos comerciales en Asunción (Paraguay), coordinador temas de narcóticos en San Salvador (El Salvador), oficial consular en Manila (FIlipinas). Antes de unirse al servicio exterior trabajó como asistente del tesoro en el CHASE MANHATTAN BANK, División internacional, en New York.
Before being assigned to Vancouver, Mr. Llorens served as Deputy
Director of the Office of Economic Policy and Summit Coordination in
the Bureau of Inter-American Affairs. In that capacity Mr. Llorens
played an important role in the launch of the historic Free Trade Area
of the Americas (FTAA) negotiations in 1998. As a member of the U.S.
Foreign Service for 25 years, he has had an extensive diplomatic
career serving in such varied capacities as economic counselor in
Tegucigalpa, Honduras; economic officer in La Paz, Bolivia; commercial
attaché in Asunción, Paraguay; narcotics coordinator in San Salvador,
El Salvador; and consular officer in Manila, Philippines. Prior to
joining the Foreign Service, Mr. Llorens worked as an Assistant
Treasurer at the Chase Manhattan Bank, International Division, New
York.
Recibió un Master en Ciencia en Estudios de Seguridad Nacional, en el Colegio Nacional de Guerra en 1997, Master en Economía en la Univ. de Kent en Canterbury, Inglaterra, en 1980; licenciatura en Ciencias en el Servicio Exterior en la Escuela Edmund A. Walsh del servicio exterior, Univ. de Georgetown en 1977.
Mr. Llorens received his Master of Science in National Security
Studies, National War College in 1997; Master of Arts in Economics,
University of Kent at Canterbury, England in 1980; and Bachelor of
Science in Foreign Service, Edmund A. Walsh School of Foreign Service,
Georgetown University in 1977.
Ganó tres premios superiores y seis meritorios. Es receptor del prestigioso premio Cobb en excelencia en la promoción de negocios y política de EEUU. y estuvo nominado para el Premio Saltzman para representación distinguida en intereses económicos de los EEUU y para el premio Baker para el mejor DCM (?). Habla español, tagalog y algo de francés.
He has earned three Superior and six Meritorious Awards. He is a past
recipient of the prestigious Cobb Award for excellence in the
promotion of U.S. business and trade policy, was runner-up for the
Saltzman Award for distinguished performance in advancing U.S.
international economic interests, and was runner-up for the James
Baker award for the best DCM.

He speaks Spanish, Tagalog, and some French.