"En el año 2010, se inició otra conferencia mundial, la mil y una, en defensa del medio ambiente.
Como de costumbre, los exterminadores de la naturaleza le recitaron poemas de amor.
Ocurrió en Cancún.
Mejor lugar, imposible.
A primera vista, Cancún es una tarjeta postal, pero esta vieja aldea de pescadores se ha convertido, en el último medio siglo, en un modernoso y gigantesco hotel de treinta mil habitaciones, que en el camino de su prosperidad ha aplastado los médanos, los lagos, las playas v´rigenes, los bosques vírgenes, los manglares y todos los obstáculos que la naturaleza oponía a su exitoso desarrollo. Hasta la arena de las playas ha sido sacrificada y ahora Cancún compra arena ajena."
De Eduardo Galeano.
LA YAPA
Sin la arena Cancún pierde el encanto y los trabajadores sus empleos. Numerosos hoteles y cantidad de turistas ofrecen sus servicios en las playas de esta ciudad.
Parece mentira que se hayan trabado pleitos con las autoridades por
el preciado tesoro: la arena.
Se informa en un medio mexicano que a unos cien metros de la costa, una enorme draga bombeaba por un
grueso tubo de acero una mezcla de agua y arena traída desde la isla de
Cozumel, situada a unos 40 kilómetros. El problema llevó a disputas entre grupos hoteleros después de que el
grupo Real Resorts, propietario de los hoteles Gran Caribe Real y The
Royal, pusieran espigones frente a sus instalaciones con la finalidad de "retener" la arena, si bien esta acción fue en detrimento de sus vecinos que denunciaron la rápida erosión en sus franjas de playa, y las autoridades
ambientales se negaron a colocar arena en los hoteles de Real Resorts
hasta que cesaran con los espigones. Incluso hubo protestas en la playa por parte de los empleados de los hoteles
demandados, con carteles que decían "la arena es mi trabajo". Y los
vecinos exigieron multas en contra del grupo, uno de los más importantes
de Cancún. A comienzos de 2010 se llegó a un acuerdo con la Procuraduría Federal
de Protección al Ambiente. El grupo accedió a desmantelar sus
espigones, a desistirse de tres recursos de amparo y a pagar una multa. A
cambio, comenzarí a recibir el
vertido de arena.
El mismo problema se planteó en Cozumel. Ambientalistas y
empresas turísticas de la isla protestaron contra la sangría, pero el
gobernador Félix González Canto decidió que no había motivos para frenar
la retirada de arena de los bancos de Cozumel.
El huracán "Wilma" estuvo 60 horas estacionado sobre Cancún en
octubre de 2005. La zona turística, que tiene unos 130 hoteles, resultó
muy afectada.
Aunque en 2006 se colocaron 2,7 millones de metros cúbicos de arena,
el resultado fue mínimo. Los siguientes temporales se la volvieron a
llevar.
Esta vez no sólo se está rellenando la playa, sino también los pozos
cercanos a la costa. Los expertos esperan que, ahora sí, la arena se
quede por más tiempo.
http://www.elmundo.es/america/2009/12/30/mexico/1262171912.html