Ayer... |
"El principe Joao, portugués, hijo de la reina María, visitó la playa del puerto de Río de Janeiro, por consejo médico, en 1810.
El monarca se zambulló calzado y metido en un barril. Tenía pánico de los cangrejos y de las olas.
Su audez ejemplo no fue imitado. Las playas de Río eran basureros inmundos, donde los esclavos vaciaban, en las noches, los desperdicios de sus amos.
Después, cuando nacía el siglo veinte, las aguas pudieron ofrecer baños de mar bastante mejores, pero eso sí: las damas y los caballeros estaban bien separados, como las reglas del pudor mandaban.
Había que vestirse para estar en la playa. En las costas que ahora son una geografía de la desnudez, ellos entraban al agua cubiertos hasta debajo de las rodillas, y ellas escondían sus pálidos cuerpos de la cabeza a losp ies, por el peligro de que el sol las convirtiera en mulatas".
De Eduardo Galeano.
LA YAPA
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