sábado, 16 de julio de 2011
Operativo para destruir la política de Derechos Humanos
Los pañuelos, los inconfundibles pañuelos que representan a las Madres, a las Abuelas, que representan la lucha en favor del reconocimiento de los Derechos Humanos, esos pañuelos expuestos sobre el cajón con el cuerpo del expresidente Néstor Kirchner, son un símbolo de la inclaudicable lucha de Ellas y de Él. Todos y todas sabemos porqué: fue él en su gobierno quien abrió el espacio para las causas de Derechos Humanos, con los históricos juicios de la Memoria, cuando otros políticos miraron para otro lado cuidando bien sus espaldas. Él se jugó por una causa por la que otros prefirieron sólo la declamatoria vacía.
Tanto Madres como Abuelas recibieron el reconocimiento y el espacio ganados después de años de lucha. Desde la política se abrió ese espacio con una política concreta que produjo reacciones de profunda violencia, recordemos algunas: las amenazas de Cecilia Pando y sus gestos tan elocuentes; el mensaje mafioso de la desaparición de Julio López, testigo clave en el juicio Etchecolatz, declaraciones de algunos políticos como Elisa Carrió que luego dio una vuelta en el aire (Maradona bautiza panqueques a los que adoptan esta actitud) y pasó de una actitud componetrada con los Derechos Humanos a posicionarse en la vereda de enfrente y defender a los cómplices de la represión (hubo otros y otras que adoptaron, por conveniencias políticas, actitudes similares, no vamos a sobreabundar).
Pero faltaba la estocada mortal a la política de Derechos Humanos que sólo tuvo lugar gracias a Néstor Kirchner. Y la operación fue planeada con tiempo y con muchos recursos para poder ensuciar y destruir no sólo esta acción tan jugada de Néstor Kirchner, sino también a la Fundación Madres, a Hebe, una de sus figuras prominentes, sino que por elevación se busca ensuciar a las demás organizaciones afines.
Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas. El plato de lentejas se lo pagó el monopolio. El momento para hacer estallar la operación, no sólo es una maniobra electoral, estructuralmente va mucho más a fondo porque busca destruir una política necesaria, primera y única en América latina. ¿Qué otro país de América latina se animó a juzgar, condenar y encarcelar a los genocidas? ¿qué otro país se animó a avanzar, investigar, exponer y reclamar por la apropiación del papel con que después se confeccionarían los diarios de la corporación o se extorsionaría o negaría la misma posibilidad a los medios que no se sometan a sus condiciones? ¿en qué otro país de América latina el poder político se animó a enfrentar con tanto coraje a una corporación que tiene, además, dos rehenes apropiados por la dictadura?-
Los viajes al exterior de los apropiados, los herederos del imperio de las noticias, ¿habrá sido a consultar los archivos de los desaparecidos durante la dictadura para constatar que sus familias no se encuentran en el Banco Nacional de Datos Genéticos? El poder económico todo lo puede, hasta comprar archivos de la dictadura. Y esta podría ser otra medida destinada a dar "un toque" de credibilidad a la dueña del famoso diario del toque.
Los operativos políticos respaldados con enormes recursos económicos son así.
Pero los pañuelos blancos no se manchan para la memoria.
Los pañuelos blancos sobre el cajón mortuorio de Néstor no se mancharán con estos operativos.
Jauretche, tan vigente siempre, advirtió muchas de estas maniobras. Nada nuevo hay bajo el sol! Lo que se busca es la falsificación del pasado y del presente, como lo dijo Jauretche: "La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional".
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