jueves, 22 de febrero de 2007
MENSAJE Nº 10
Debemos arrojar a los oceanos del tiempo una botella de náufragos siderales, para que el universo sepa de nosotros lo que no han de contar las cucarachas que nos sobrevivirán: que aqui existió un mundo donde prevalació el sufrimiento y la injusticia, pero donde conocimos el amor y donde fuimos capaces de imaginar la felicidad.
Gabriel García Márquez
Sobrevivientes.
Sobreviva la memoria.
Como en un cuento podríamos empezar con la famosa frase “Había una vez, en un lejano país… un presidente, que volvía al cargo por tercera vez; un pueblo que lo esperaba, (casi como a aquél Fernando VII al que apodaban “El deseado”, el pueblo lo esperaba depositando en él la solución de los problemas acumulados desde su salida hacia varios exilios y el definitivo en Madrid), y un brujo, malo, enredador, que susurraba cosas a los oídos del poder y que preparaba conjuros contra todos los que se le enfrentaban. Y esos conjuros iban desde los pases mágicos al asesinato. De la poción a las balas, de este verdadero “Rasputín criollo”.
De joven tuvo que decidir entre pasar grandes privaciones o enrolarse en la Policía Federal. Esta última posibilidad le permitiría tener un sueldo, obra social, etc. y fue lo que, finalmente, decidió y a resultas de lo cual, allá por 1946, sería agente de consigna en el Juzgado del Dr. Héctor Domingo Sturia, Secretaría del Dr. Pedro Sánchez Bazán. También tuvo épocas como de cebador de mates al comisario de la seccional 23… y pasó días de arresto que se tuvo que comer porque lo encontraron dormido en la garita de entrada de la residencia presidencial…..
Tal vez por haber nacido en una fecha entrañable para los peronistas: el 17 de octubre de 1916, fue que el peso simbólico que cobra esa fecha a partir de 1945 y quizá eso influyó sobre sus objetivos y su carácter, moldeándolo mesiánicamente y encauzándolo a creencias y aficiones esotéricas que harían que, tiempo después, se ganara el apodo popular de “el brujo”, cuando ya había entrado en contacto con el umbandismo, pero sobre todo con la primacía de ambiciones personales y su creencia en la predestinación que lo había llevado a ese lugar, escribió sus crípticas obras (Astrología Esotérica; Preguntas en la Noche) … con singular fracaso editorial.
Pero ¿de dónde había salido este siniestro personaje que fue la vía que facilitaría la canalización de la represión ilegal desde las estructuras del Estado peronista al Proceso Militar?.
EL BRUJO
La noche sucumbe mansa
cierra los ojos al día,
aquelarre, cofradía,
el brujo que no descansa
hunde su mano de lanza
en el caldero buscando
revuelve hasta ir encontrando
algo que encienda su vida
deshilachada en huida
por no perecer amando.
LILIANAZWE: EL CALDERO DEL BRUJO (1)
José López Rega era un devoto seguidor de la Logia Anael. Anael era el nombre de un espiritista brasileño que integraba una logia masónica, y cuyo nombre real era Menotti Carnicelli (tal vez anuncio de la “carnicería” que se organizaría tiempo después…)
Perón conoció a López Rega allá por 1950, ya que se le había acercado mediante cartas de recomendación que llevaron a que, en 1966, cuando “Isabelita” vino a cumplir un mandato de Perón, se produjera el acercamiento definitivo. . López -o "Lopecito" como lo llamaba Perón- había recorrido “un largo camino”: de frustrado cantante de óperas, mediocre escritor de libros astrológicos, cabo de Policía, llegaría a Isabel quien pronto lo adoptó como su mentor espiritual. Cuando el deterioro de la salud de Perón comenzó, la figura de este valet pasó a primer plano, y la dependencia hacia este personaje oscuro fue absoluta. Tanto que decidía quiénes serían recibidos por Perón, o hacía esperar interminables horas a prominentes figuras del peronismo, participaba de conversaciones y decisiones…
En 1973 es nombrado Ministro de Bienestar Social, paradójicamente sería desde este Ministerio desde donde se organizaría la masacre de cientos de militantes populares...
Este ministerio era clave dentro de la estructura política del peronismo. Pero él había llegado desde muy abajo, la venía remando para lograr posiciones de gran poder y decisión, convencido como estaba de su magnetismo y sus poderes espirituales. Se dice que hasta había convencido a Perón de su pasado espiritual como faraón…
López Rega fue cabo de la Policía, tuvo actuación durante los lamentables sucesos de Ezeiza copados por la siniestra derecha del peronismo, y estuvo al lado del Teniente Coronel retirado Jorge Osinde –otra siniestra figura- a cargo de quien estaba la “seguridad” del palco desde donde se esperaba que Perón hablara a la multitud congregada ese 20 de junio, pero desde donde se abrió fuego sobre la concentración popular provocando una tremenda ejecución (2). La gran divisoria de aguas del peronismo que presagiaba el negro futuro que se avecinaba. (también es cierto que estuvo en esa Fuerza en aquellos duros años de proscripción del peronismo, e incluso cuando la Revolución “Fusiladora” mandaba ejecutar supuestos conspiradores y seguidores de Valle, en los basulares de José León Suárez).
Con la salida de Cámpora del gobierno, y la llegada de Perón por la vía institucional a su tercera presidencia, ya “Lopecito” influía directamente sobre Perón. Cámpora marchaba al exilio –primero interno y, luego, externo en México- del cual ya no volvería.
Llegaron con López Rega al poder, lo que se dio en llamar el “entorno”, sectores del peronismo ortodoxo (la derecha mas dura). En el interinato de Cámpora a Perón le correspondió, por una “movida” muy bien organizada, que asumiera la presidencia interina el yerno de José López Rega, Raúl Lastiri también miembro de la Logia masónica P-2, y que a la sazón era presidente de la Cámara de Diputados. Supo asegurarse los lugares estratégicos que le significarían su esotérica continuidad detrás del trono.
“Lopecito” se jactaba de haber conocido a las tres esposas de Perón: la primera, Aurelia Tizón, de quien dice que fue su profesora de canto dada su afición a la canción lírica; la segunda, Eva Duarte, con quien se cruzara en la radio en la cual intentaba cantar óperas, y donde Eva ya trabajaba; y finalmente con María Estela Martínez (mas conocida por Isabelita) con quien tuvo un contacto mas estrecho.” Un común clima esotérico facilitó el encuentro de López Rega con la que ahora era la esposa de Perón y que sus conocidos la nombraban Isabel. Fue en la casa del mayor Alberte (3), en una de las reuniones políticas que la enviada del exiliado en España sostuvo con sus partidarios para reordenar las fuerzas del peronismo sacudidas por la heterodoxia de Vandor (4).
Era 1965 y la impresión que recibió Isabel abrió una ruta que condujo a López Rega a la residencia madrileña de Perón y luego al Ministerio de Bienestar Social (uno de los cargos que Perón no estaba dispuesto a negociar en el gabinete de Héctor Cámpora) y luego a las Tres A (5).
Esta organización, la Triple A, realizaba secuestros, tortura y muerte de muchos militantes enrolados en la “heterodoxia” mal vista por el peronismo ortodoxo, ya desde mucho antes de aquél 24 de marzo de 1976. (Para la fecha en que se produjo el golpe de Estado llevaban ya 600 desaparecidos). Luego la AAA (Alianza Anticomunista Argentina) “refinó” los mecanismos, a lo que contribuyeron las enseñanzas de la Escuela de Panamá y los instructores franceses “graduados” en la experiencia argelina. Imponían el terror desde las estructuras del Estado, que no los reconocía a la luz pero los amparaba en las sombras, pues concordaba con aquella idea de que el movimiento peronista estaba “infiltrado de marxistas”.
En 1975, siendo presidente María Estela Martínez (Isabel), emitió el Decreto 2772 que disponía: “Ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país” , es decir, daban el trabajo sucio a los militares, por lo que no se exime a la inoperante conducción del gobierno de las responsabilidades asumidas al estampar la firma en el decreto, es decir, al refrendar su contenido.
Nueve meses después de producido el golpe de marzo de 1976, el por entonces Jefe de Estado Mayor del Ejército (y luego presidente de facto ) Gral. Roberto Viola impartiría órdenes “secretas” mediante las que precisaba la forma de lucha contra la subversión. Según dichas órdenes, se debía “aplicar el poder de combate con la máxima violencia para aniquilar a los delincuentes subversivos donde se los encuentre. … el delincuente subversivo que empuñe armas debe ser aniquilado, dado que cuando las FFAA entran en operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendición” .
La conexión entre Triple A y López Rega queda explicada en el libro de Paino (Historia de la Triple A). Los hechos concretos emergieron ya desde 1973: esta organización planificaba detalladamente los atentados o secuestros o asesinatos a realizar, con un estudio previo del blanco seleccionado. La mayoría fueron importantes figuras políticas. Comenzaron con un explosivo colocado en el automóvil del senador nacional Hipólito Solari Yrigoyen, se extienden a los sucesos de Ezeiza (recordemos la impactante figura de Osinde, armas en mano levantadas en triunfo sobre el escenario montado para recibir a Perón y la masacre posterior); cadáveres dinamitados, otros con algún “mensaje” mafioso tal como “Fuimos de ERP”.
Fueron sus víctimas: el abogado Alfredo E. Curutchet, el ex vicegobernador de Córdoba Atilio López, el ex subjefe de policía bonaerense Julio Troxler (quien había salvado su vida en los fusilamientos de 1956 en José León Suárez); el militante PRT-ERP Silvio Frondizi, algunos miembros del PC: Carlos Albero Miguel, Rodolfo Achen, Carlos Ernesto Laham y Pedro Leopoldo Barraza, el integrante del FIP Carlos Llerenas Rozas, el contador Juan Varas; Luis Norberto Macor, Emilio Pierini y José Luis Mendiburu, el Dr. Rodolfo Ortega Peña, el padre Carlos Mujica…
Lo que se sabe es que era un grupo parapolicial, perteneciente a un servicio de inteligencia, autorizado por Perón y comandado por José López Rega, que se habían organizado para asesinar ideólogos y políticos opositores que, en su particular óptica, representaran un peligro ideológico al cual había que “depurar”, es decir: eliminar. De a poco se fue sembrando la represión que, como en aquella inolvidable película “Fantasía” el brujo se empeñó en dirigir como si fuera una orquesta, pero que cobraría autonomía y produciría el desmadre de la violencia. Contribuyeron con esta agrupación muy especialmente dos comisarios de la Policía Federal, Villar y Margaride, pero también militaron en esta fuerza parapolicial el recientemente capturado en España Almirón, también Rovira, entre otros. Es muy infantil y malintencionado pretender que fue ésta una organización creada de las propias organizaciones guerrilleras para ajustes de cuentas internos. Confesiones y documentación acreditan su origen real y que las armas, automóviles utilizados, la inteligencia realizada, salieron todas de arcas del Estado.
LA HISTORIA DE LA TRIPLE A.
Salvador Horacio Paino, detenido en Villa Devoto, declaró ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados y confirmó que la Triple A había nacido de la entraña del poder político peronista, de la mano de Jorge Conti, asesor de prensa del Ministerio de Bienestar Social, y la manejaba el, por entonces, Ministro de Bienestar Social José López Rega. Tenían objetivos claros: organizar un cuerpo de seguridad dinámica (SIC) para asesinar elementos del tipo del abogado Rodolfo Ortega Peña, con armas que llegaban al país desde Paraguay. Conti emprendió la captación del paquete accionario de una radio de Zárate (Radio Nuclear) para utilizarla como cabecera de una zona básicamente fabril, con una alta concentración de elementos con entrenamiento sindical y revolucionario. La organización editó incluso una revista que llamó “El Caudillo”, pagada con fondos del Ministerio de Bienestar Social. Jorge Conti había sido reportero en un importante canal de televisión en Buenos Aires. Entrevistó a Perón en el charter de regreso a Argentina, y, por su parte, declaró que a Paino lo conoció cuando estaba internado en el Hospital Borda (neuropsiquiátrico). El recurso fácil siempre se remite a desacreditar al declarante de alguna forma, aunque ninguno de los dos fuera un bebe de pecho...
El hecho es que Paino aceptó haber participado de la creación y la acción de la Triple A y de haber participado en unas trescientas operaciones, resultado de las cuales habían muerto militantes populares, además del cantante folclórico Jorge Cafrune, el sacerdote Mujica, el diputado Rodolfo Ortega Peña, Silvio Frondizi (hermano del ex presidente de la Nación Arturo Frondizi), etc. y es también un hecho incontrastable que contaban con suficiente dinero y armas para su accionar.
JOSÉ LÓPEZ REGA.
Su entrada en escena se produce de manera casi imperceptible, como en puntas de pie para no ser escuchado y tratando de pasar desapercibido en un segundo plano, pero adueñándose de todos los espacios que rodeaban a María Estela Martínez y luego a Perón. Fue, justamente, cuando esta última fue enviada por Perón a la Argentina para restar apoyo a la línea política de Vandor que parecía triunfante en Mendoza (poco después Vandor caería –curiosamente- asesinado). En el viaje de regreso a Madrid “Isabelita” se trasladó acompañada por López Rega, que llegaría en poco tiempo a secretario personal de Perón, habiendo consolidado su posición de poder. Tan grande fue su influencia que, hasta en temas médicos, Perón prefería el cuidado de “Lopecito” -como lo denominaba- porque le suministraba algún preparado de herboristería propia, alguna poción casera, para aliviar al ya viejo líder (Ya mencionamos la inclinación hacia el rito umbanda –sincretismo surgido en Brasil, entre las religiones africanas de los esclavos y las creencias católicas-, de la cual hasta recibió una condecoración en Brasil otorgada por dicha organización religiosa).
Su nefasta influencia fue funcional al proyecto liberal en ciernes, reforzada desde su posición de poder al lado de un Perón al cual, de alguna manera, lograba subyugar y aconsejar (sin dejar de lado que el mismo Perón tenía ya en esos 70 una posición muy clara y desembozada sobre el destino de un peronismo desligado de todo tufillo de izquierda, y que, por lo tanto no “dejó hacer” sino que decidió él mismo lo qué quería que se hiciera).
A López Rega se lo sindica como el “Monje Rasputín” del entorno peronista, sin embargo el místico -pretendido monje- ruso, de alguna manera, precipitó (o, involuntariamente) ayudó a lo que se venía preparando: la Revolución de 1917; este “monje-criollo”, a diferencia, lo que ayudó a preparar y en lo que colaboró –directa e indirectamente- a continuar fue el peor y mas sangriento de los procesos dictatoriales argentinos.
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
(1) http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/228/228261/
(2) Verbitsky: La masacre de Ezeiza
(3) Alberte, retirado ya del ejército, fue una víctima más de la Triple A. Había sido delegado de Juan Perón y secretario general del Movimiento Peronista durante la dictadura de Onganía. Era un militante del peronismo, un compañero entrañable, que siempre buscó la unidad de los revolucionarios. Nunca buscó cargos, ni candidaturas, ni prebendas. Fue solidario con los perseguidos. Por todo eso, los militares criminales lo fueron a buscar a su domicilio y delante de su esposa, lo arrojaron por la ventana de su departamento el 24 de marzo de 1976.
(4) Dirigente sindical peronista, pertenecía al gremio metalúrgico. Perón, desde España, envió a su mujer, “Isabelita” a “poner orden” en el movimiento cuando supo que Augusto Timoteo Vandor se había posicionado de forma de acaparar el poder dentro del peronismo. Rodolfo Walsh, en un diario de la CGT de los Argentinos empezó a narrar una historia en capítulos que posteriormente se conocería como ¿Quién mató a Rosendo? Haciendo referencia y acusando a Vandor de haber asesinado al secretario general de la UOM Avellaneda, Rosendo García en la confitería La Real en 1966. Acusado de traicionar al peronismo, un grupo lo asesinó el 30 de junio de 1969 en la sede de su gremio en lo que se dio en llamar la operación Judas.
(5) http://www.bolinfodecarlos.com.ar/lopez_rega.htm
en:http://loquesomos.org/lacalle/memoria/LopezRega.htm
domingo, 11 de febrero de 2007
9º MENSAJE DE NAUFRAGO :PADRE CARLOS MUGICA
Carlos Mugica, o
"Cuando los cristianos se atrevan a dar testimonio revolucionario pleno, la revolución Latinoamericana será invencible".(1)
Un 7 de octubre de 1930, en los comienzos de aquella terrible crisis económica mundial, llega al Buenos Aires dominado por el uriburismo fascistoide, con el nombre de Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, quien después sería mas conocido como el Padre Carlos Mugica.
El Padre Carlos provenía de un hogar de clase media. Fue su padre, Adolfo Mugica (ex-diputado conservador del período 1938-42, y ex-ministro de Relaciones exteriores el presidente Arturo Frondizi en 1961) y su madre, Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires. En este hogar, sin privaciones, contando con todas las posibilidades para desarrollarse, nace quien después dejaría su vida por los más pobres en un renunciamiento material buscando encontrar la tranquilidad de ser entre los otros. Como lo expresara Octavio Paz:
“Para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia”
Carlos Mugica, ese mismo que festejó la alegría de la oligarquía con la caída de Perón… y al que fue el pueblo humilde, ese mismo pueblo entre el que se mezcló, que le dio la clave para entender aquél movimiento popular desde las bases, desde la villa, desde la gente mas humilde.
A los 24 años colaboraba con el padre Iriarte en su trabajo social en los conventillos y casas de la parroquia de Santa Rosa de Lima.
Conoció a Gustavo Ramus, Fernando Abal Medina y Mario E. Firmenich, quienes, junto con Norma Arrostito, serían los fundadores de la organización peronista "Montoneros".
Viajó a París donde tomó contacto con el recientemente formado Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo, al cual adhiere incondicionalmente. Esto le va a acarrear un enfrentamiento con el Arzobispo Juan Carlos Aramburu que llegó a prohibir cualquier manifestación pública de cuestiones políticas –desconociendo, obviamente el Arzobispo, el origen y sentido de la palabra ciudad en su etimología griega POLIS y de allí política-…
Su activa militancia lo llevaría a recibir, el 2 de julio de 1971, una bomba que estalló en la casa de Gelly y Obes 2230, de la que nadie resultó herido. Siguió en su camino, por lo cual las amenazas continuaron, intentando disuadirlo por la fuerza para que abandonara su trabajo social.
LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
En pleno siglo XX una parte de la iglesia católica latinoamericana comenzó a tomar conciencia de la realidad social y económica en que vivían las clases humildes. Fue en 1955 que, obispos de todo el continente se encontraron en Río de Janeiro para la primera reunión plenaria del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano). Aunque las preocupaciones de los obispos —la difusión del protestantismo, el comunismo y el secularismo— parecían defensivas, empezaron también a reconocer los problemas sociales del continente. Había que generar respuestas nuevas
Hasta entonces la Iglesia como institución venía siendo útil a los privilegiados, pero en la medida en que ese sacerdote empezó a ser socialmente consciente, se dio cuenta de la complicidad de la Iglesia con ese injusto orden social. Mientras, por otro lado, la administración Kennedy lanzaba la Alianza para el Progreso, en que se combinaba la ayuda para un pretendido desarrollo acompañado con un aumento de los ejércitos y la policía para dar respuesta a la protesta social…
Por otra parte la clase media, en particular los estudiantes universitarios, fueron a trabajar directamente con los pobres. Paulo Freire, un maestro del nordeste brasileño, desarrolló un nuevo método para alfabetizar mediante un proceso de concientización. Los movimientos de estudiantes y de trabajadores de Acción Católica se fueron comprometiendo, así como importantes intelectuales católicos. Algunos cristianos empezaron a utilizar conceptos marxistas para analizar la sociedad. Y la iglesia entraba en crisis por su falta de acompañamiento y de presencia institucional al lado de los pobres, cuando la pobreza, de carácter estructural, requería a gritos cambios estructurales básicos y compromiso comunitario.
Los procesos dictatoriales producidos en América Latina no fueron producto de la casualidad. Fueron respuesta para frenar y silenciar.
Mientras tanto se generaban cambios: el Concilio Vaticano II producto de círculos teológicos progresistas gracias a quienes la Iglesia católica aceptó modestamente su condición de “peregrina” que camina al lado del resto de la humanidad. Los obispos del Tercer Mundo insistieron en que el documento sobre la Iglesia en el mundo moderno debería referirse al tema del desarrollo. El concilio llevó a los católicos latinoamericanos a adoptar una mirada mucho más crítica hacia la Iglesia y la sociedad.
“En Argentina un grupo de sacerdotes utilizó a su vez esta declaración de los “Obispos del Tercer Mundo” como su propio punto de arranque y se llamaron a sí mismos el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Grupos similares de sacerdotes surgieron en Perú, Colombia, México y por todas partes. Se convirtieron en los más ardientes articuladores de un nuevo sentido de crisis, posiblemente porque tenían que encarar la desigualdad entre los nuevos ideales que surgían del Concilio y la realidad cotidiana que vivían. En una ráfaga de manifiestos, esos grupos planteaban preguntas sobre el papel de la Iglesia. ¿El catolicismo reforzaba el fatalismo, actuando como “narcótico”? ¿Debería vender la Iglesia sus propiedades? ¿No deberían renunciar los sacerdotes a sus privilegios y vivir como la gente común? También criticaban la sociedad existente. Respondiendo implícitamente a las advertencias del Papa contra la violencia, un documento señaló un “modelo centenario de violencia producido por las existentes estructuras de poder económicas, políticas, sociales y culturales”. Las hermanas también empezaban a cuestionar los tipos tradicionales de trabajo, como la enseñanza en escuelas privadas, y a inclinarse por el trabajo pastoral con los pobres, pero no se declararon públicamente”.(2) En Argentina no llegaron a ser más de ochocientos los sacerdotes que adhirieron al Movimiento, en otros lugares de América Latina algo menos. Su trabajo se desarrollaba en los lugares donde los pobres estaban confinados lejos de la mano de Dios…
VOLVAMOS A ARGENTINA…
Mugica formó parte de la delegación que viajó a Madrid para acompañar el regreso de Perón. ¿Por qué lo hizo? Él mismo aclara: “ —Cuando el padre Vernazza y yo recibimos la invitación del Movimiento Justicialista para acompañar la delegación que iba a buscar al general Perón, decidimos viajar … por el hecho de que sentimos que teníamos que estar presentes … porque los más amplios sectores de la patria esperaban este acontecimiento…” Él cifraba su esperanza en que los graves problemas económico-sociales -tales como desocupación galopante, que tenía a un millón y medio de personas sin trabajo, demostración de la flagrante injusticia en que se vivía entonces y que ponía en estado de postración al país- con el regreso de Perón, como cumplimiento de un anhelo popular, tendría un principio de solución. Continúa Mugica: “Cuando yo volví, una de las alegrías más grandes fue que una señora de unos 50 años, de la villa, me dijo: "Los pobres también estábamos en el avión porque estaba usted". Y ellos saben perfectamente que yo no soy pobre, pero también saben perfectamente que yo estoy al lado de ellos”. Porque Mugica trabajaba en las villas de emergencia, como se llamaba por entonces a lo que hoy son asentamientos o simplemente agrupamientos de cartones bajo un puente, debajo de los cuales o entre los cuales habitan personas, los excluidos. Pero la diferencia evidente es que, por entonces, esos “villeros” tenían conciencia de su lugar en la sociedad y en la historia. Cuenta el padre que durante una peregrinación a Luján los villeros gritaban, “frente a la Virgen Santísima: "Las villas en la acción contra la explotación", "Las villas en la acción por la liberación". Ven en Cristo y la Virgen —precisamente— a aquellos que siempre estuvieron de parte de los pobres”, en sus propias palabras.
Sustentó sus ideas en que los pobres deben encontrar en los sacerdotes una solidaridad definitiva, “porque Jesucristo fue pobre y vivió siempre junto a los pobres, aunque luchó por la liberación de todos, pero desde los pobres; y pienso que la perspectiva de un sacerdote —hoy— debe ser desde los pobres. A partir de los pobres debe amar a todos. También debe amar a los ricos. Y precisamente por amor a los ricos tiene que hacerles ver que si no ponen su riqueza al servicio de la comunidad, no entrarán en el reino de los cielos”. (3)
La suma dio exacto. Dos y dos…
La militancia popular, los pies en el barro y al lado de la gente, entendiendo el sufrimiento y tendiendo la mano. Se le hizo carne que la verdadera teología de la liberación comienza por la liberación de uno mismo para poder confraternizar y dar espacio al hermano. Su tarea, en barrios humildes, al lado del dejado de lado, en las villas. Su compromiso diario. La renuncia a una vida holgada, cómoda, burguesa… fue imperdonable para muchos de los de su entorno, pero fue extremadamente peor para quienes vigilaban la conducta y los movimientos sociales de los duros setenta en que toda tarea comunitaria fue sospechosa, todo intento liberador tuvo el rótulo de subversivo, y a la teología de la Liberación se la combatió con los esbirros de la Triple A.
¿QUIÉN MATÓ A MUGICA?
“Hace muchos años que conocíamos a Carlos Mugica y más de una vez, en hechos protagónicos de las militancia peronista, convergimos con él públicamente. También son públicas nuestras profundas diferencias políticas con Mugica. Entendíamos que el papel cumplido por él en una apertura de la Iglesia Argentina hacia los sectores desposeídos … sus homenajes a los combatientes caídos durante la dictadura militar y sus definiciones a favor del pueblo proscrito, habían conformado una imagen pública que trascendía su concreta acción política, en buena parte contrapuesta a esa imagen y por tanto censurable. Desde la clausurada revista Militancia, fustigamos … su tendencia al exitismo, su vocación por el movimientismo, su ligazón a la burocracia político sindical, su reciente y abierto enfrentamiento con la juventud peronista, su apoyo a la política de López Rega en materia de villas eran éstas discrepancias con un hombre, que tal vez por su pertenencia a una estructura ambigua como es la iglesia, no asumía con plenitud la causa del pueblo, pero que sostenía sus posiciones con valentía y sin tapujos.
Así era a nuestro juicio, esta personalidad singular que el día sábado por la tarde fue acribillada a la salida de la iglesia…” reflexionaban acerca de la muerte del sacerdote y sobre quién habría sido el o los causantes de su muerte, dos jóvenes abogados en una nota editorial de una revista. (4)
Porque aquel 11 de mayo de 1974, cuando ya pasadas las 8 ya es de noche, cuando subía a su coche Renault 4-L que estaba estacionado junto a la iglesia de San Francisco Solano, donde había celebrado la misa, se acercó un hombre que extrajo un arma y lo baleó de cinco disparos de ametralladora en el abdomen y el pulmón y un tiro de gracia por la espalda. Este individuo de aspecto achinado, se bajó de un coche estacionado muy cerca. Luego se supo que era Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la Triple A, organización paramilitar y parapolicial creada a partir del regreso de Perón a la Argentina y cuyo jefe era José López Rega (a) El Brujo. (5)
MEDITACIÓN EN LA VILLA
Esta oración fue compuesta por el padre Mugica
SEÑOR, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos que parecen tener ocho años tengan trece;
SEÑOR, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear por el barro; yo me puedo ir, ellos no;
SEÑOR, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de las aguas servidas, de las que me puedo ir y ellos no;
SEÑOR, perdóname por encender la luz y olvidándome de que ellos no pueden hacerlo;
SEÑOR, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no: porque nadie hace huelga con su hambre;
SEÑOR, perdóname por decirles "no solo de pan vive el hombre" y no luchar con todo para que rescaten su pan;
SEÑOR, quiero quererlos por ellos y no por mi. Ayúdame.
SEÑOR, sueño con morir por ellos: ayúdame a vivir para ellos.
SEÑOR, quiero estar con ellos a la hora de la luz. Ayúdame.
Carlos Mugica (6)
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/Carlosmugica.htm
(1 ) Frase del Che Guevara con que cierra el documento final de la Conferencia Internacional de Cristianos por el Socialismo Santiago de Chile, 1982.
(2) http://www.ensayistas.org/critica/liberacion/berryman/cap1.htm
(3) Las citas corresponden a http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto053.htm
(4) Ortega Peña y Duhalde: ¿Quién mató a Mugica? En: Revista De Frente con las bases peronistas, segunda época año I nº 3 16 de mayo de 1974.
(5) Almirón: ver http://72.14.209.104/search?q=cache:kq-
El 31 de julio de 1974, el diputado Rodolfo Ortega Peña fue acribillado a balazos en Arenales al 900, pleno centro porteño. Recibió ocho tiros en la cabeza y muchos más en el cuerpo. Minutos antes había salido de cenar con su mujer, herida en el atentado, del restaurante King George de la Avenida Santa Fe. Activo defensor de presos políticos y diputado por el peronismo, tenía en el comisario Alberto Villar a su enemigo declarado. Se cree que Almirón integró el grupo que lo baleó.
El 20 de setiembre de 1974 fue asesinado Julio Troxler, sobreviviente de los fusilamientos de José León Suárez en 1956. Troxler ex subjefe de la policía de la provincia durante el gobierno de Héctor Cámpora, fue asesinado en Barracas luego de que un Peugeot 504 negro cerrara el paso de su auto. Sus asesinos lo obligaron a bajar, lo ametrallaron y lo remataron de un tiro en la cabeza. También se cree que Almirón participó del asesinato.
Una semana después, el abogado y pensador marxista Silvio Frondizi, hermano del ex presidente, fue secuestrado de su casa de la calle Cangallo. El secuestro fue resistido a balazos por su yerno, Luis Mendiburu, que fue asesinado. El cadáver de Frondizi apareció en los bosques de Ezeiza horas más tarde. Tenía más de cincuenta balazos, muchos de ellos en la cara. La familia está convencida de que Almirón formó parte del comando que asesinó a Frondizi.
Por estos cuatro crímenes está acusado hoy el ex subcomisario. Aunque hay elementos para sospechar que Almirón también formó parte del grupo de la Triple A que el 11 de mayo de 1974 asesinó al sacerdote Carlos Mugica a la salida de la parroquia San Francisco Solano, en Mataderos, donde había celebrado misa.
Mugica tenía un fuerte compromiso con los pobres. Había formado parte del contingente que acompañó a Perón en su retorno al país en noviembre de 1972. Días después, Perón le devolvió la visita en la capilla Cristo Obrero, de Retiro.
(6) http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto053.htm
8º MENSAJE DE NÁUFRAGO: MARTA MOREIRA DE ALCONADA ARAMBURU MADRE DE PLAZA DE MAYO
esta botella llegó a tu playa, sacó el mensaje que lleva adentro, es muy importante que lo leas.
GRACIAS MARTA!
“Ya no sabemos a quién recurrir, ustedes son nuestra última esperanza”.
Estas palabras, de Marta Moreira de Alconada Aramburu se han inmortalizado, gracias a la tecnología, y serán testimonio de la condena por el genocidio para la memoria de las generaciones futuras.
Marta fue una de aquellas Madres que utilizó un blanco pañal de tela, como el que usó su hijo, y lo convirtió en pañuelo para ponerse en la cabeza como identificación en un reclamo que la hermanó a tantas otras mujeres cuyos hijos fueron desaparecidos durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Reinaldo Benito Bignone…
Sus palabras, su valentía, dejaron en carne viva para la historia, -nuestra historia- una protesta y una exigencia: “Aparición con vida, castigo a los culpables. Con vida los llevaron, con vida los queremos”.
Infinidad de veces vi a esa mujer a la que se le quebraba la voz cuando pedía “¡ayúdennos, ayúdennos!” al periodismo, con una expresión de infinito dolor en sus ojos, pero con un coraje a toda prueba en esos años de plomo.
Infinidad de veces me pregunté su nombre mientras sentía ese dolor, y esas palabras que me emocionaban cada vez que la escena pasaba en la pantalla en mas de un video sobre la época de la represión que hemos utilizado en el aula para que los alumnos tomaran contacto con aquellos hechos terribles.
Alguna vez un alumno preguntó cómo se llamaba aquella mujer. Yo también me había preguntado cuál sería su nombre.
La admiraba por su valor, sentía el sufrimiento que transmitía, sentía el dolor profundo que sus palabras comunicaban cuando se ahogaban su voz quebrada, pero no vencida.
Eso sí: Jamás vencida, porque jamás bajó los brazos en la búsqueda de su hijo, desaparecido durante la dictadura.
Según el testimonio de María Elvira Luis “El que estuvo ahí fue Domingo Alconada Aramburu, lo habían detenido con un grupo de estudiantes ”. (1)
Domingo Roque Alconada Aramburu, de 24 años, fue secuestrado el 22 de diciembre de 1976. Fue visto en la Guardia de Infantería de la ciudad de La Plata en diciembre de 1976. El testimonio citado anteriormente da cuenta de su paso por el centro clandestino de detención denominado vulgarmente por los represores como “la cacha”. ¿Y luego?
Marta jamás dejó de buscar a su hijo, de pensar en reencontrarse con él, de preocuparse por su suerte.
Su lucha, la lucha de todas las Madres, dio sus frutos, ya que sigue todos los días a pesar de que Marta Moreira de Alconoada Aramburú falleció el pasado 15 de junio de 2006.
Ahí supe tu nombre y lloré, porque todos estos años estuviste cerca de mí, te tuve tan presente y acompañé tu dolor y tu lucha con mi lucha cotidiana desde el aula. Y recién ahora supe tu nombre.
Se que no es tarde, que hay que celebrar tu vida, tu lucha y la de tantas otras y otros que la continuarán por vos.
No lograron doblegarte, ni podrán desatar ese pañuelo que decidiste usar desde que se llevaron a tu hijo.
Gracias, Marta.
Sobre la plaza llueve
y bajo el aguacero
yo pienso en tu sonrisa
y en tu pelo de sol.
Y entonces en la plaza
florecen primaveras
y evoco tu mirada
para encontrar tu luz.
Y siento que tus manos
desatan el pañuelo
que cubre mi cabeza
desde que te perdí. (2)
LQS Fuenteovejuna . Julio 2006
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/Marta.htm
Buenos Aires. Argentina
(1) http://www.nuncamas.org/testimon/luis_maria.htm .Testimonio de María Elvira Luis , ex detenida desaparecida en La Cacha , centro ilegal de detención ubicado detrás de la cárcel de Olmos. La Plata, 24 de marzo de 1999.
(2) Sobre la plaza llueve: Cito de memoria la letra de esta canción de la que no recuerdo el autor, aunque sí recuerdo que la cantaba Silvina Garré.
GRACIAS MARTA!
“Ya no sabemos a quién recurrir, ustedes son nuestra última esperanza”.
Estas palabras, de Marta Moreira de Alconada Aramburu se han inmortalizado, gracias a la tecnología, y serán testimonio de la condena por el genocidio para la memoria de las generaciones futuras.
Marta fue una de aquellas Madres que utilizó un blanco pañal de tela, como el que usó su hijo, y lo convirtió en pañuelo para ponerse en la cabeza como identificación en un reclamo que la hermanó a tantas otras mujeres cuyos hijos fueron desaparecidos durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Reinaldo Benito Bignone…
Sus palabras, su valentía, dejaron en carne viva para la historia, -nuestra historia- una protesta y una exigencia: “Aparición con vida, castigo a los culpables. Con vida los llevaron, con vida los queremos”.
Infinidad de veces vi a esa mujer a la que se le quebraba la voz cuando pedía “¡ayúdennos, ayúdennos!” al periodismo, con una expresión de infinito dolor en sus ojos, pero con un coraje a toda prueba en esos años de plomo.
Infinidad de veces me pregunté su nombre mientras sentía ese dolor, y esas palabras que me emocionaban cada vez que la escena pasaba en la pantalla en mas de un video sobre la época de la represión que hemos utilizado en el aula para que los alumnos tomaran contacto con aquellos hechos terribles.
Alguna vez un alumno preguntó cómo se llamaba aquella mujer. Yo también me había preguntado cuál sería su nombre.
La admiraba por su valor, sentía el sufrimiento que transmitía, sentía el dolor profundo que sus palabras comunicaban cuando se ahogaban su voz quebrada, pero no vencida.
Eso sí: Jamás vencida, porque jamás bajó los brazos en la búsqueda de su hijo, desaparecido durante la dictadura.
Según el testimonio de María Elvira Luis “El que estuvo ahí fue Domingo Alconada Aramburu, lo habían detenido con un grupo de estudiantes ”. (1)
Domingo Roque Alconada Aramburu, de 24 años, fue secuestrado el 22 de diciembre de 1976. Fue visto en la Guardia de Infantería de la ciudad de La Plata en diciembre de 1976. El testimonio citado anteriormente da cuenta de su paso por el centro clandestino de detención denominado vulgarmente por los represores como “la cacha”. ¿Y luego?
Marta jamás dejó de buscar a su hijo, de pensar en reencontrarse con él, de preocuparse por su suerte.
Su lucha, la lucha de todas las Madres, dio sus frutos, ya que sigue todos los días a pesar de que Marta Moreira de Alconoada Aramburú falleció el pasado 15 de junio de 2006.
Ahí supe tu nombre y lloré, porque todos estos años estuviste cerca de mí, te tuve tan presente y acompañé tu dolor y tu lucha con mi lucha cotidiana desde el aula. Y recién ahora supe tu nombre.
Se que no es tarde, que hay que celebrar tu vida, tu lucha y la de tantas otras y otros que la continuarán por vos.
No lograron doblegarte, ni podrán desatar ese pañuelo que decidiste usar desde que se llevaron a tu hijo.
Gracias, Marta.
Sobre la plaza llueve
y bajo el aguacero
yo pienso en tu sonrisa
y en tu pelo de sol.
Y entonces en la plaza
florecen primaveras
y evoco tu mirada
para encontrar tu luz.
Y siento que tus manos
desatan el pañuelo
que cubre mi cabeza
desde que te perdí. (2)
LQS Fuenteovejuna . Julio 2006
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/Marta.htm
Buenos Aires. Argentina
(1) http://www.nuncamas.org/testimon/luis_maria.htm .Testimonio de María Elvira Luis , ex detenida desaparecida en La Cacha , centro ilegal de detención ubicado detrás de la cárcel de Olmos. La Plata, 24 de marzo de 1999.
(2) Sobre la plaza llueve: Cito de memoria la letra de esta canción de la que no recuerdo el autor, aunque sí recuerdo que la cantaba Silvina Garré.
7º BOTELLA AL MAR: EL PROCESO DE BRAGADO
Esta botella lleva un mensaje de reivindicación de una memoria. Es necesario conocerla.
Es preciso que nos entendamos
Yo hablo de algo seguro
Y de algo posible.
Seguro es que todos coman
Y vivan dignamente
Y es posible saber algún día
Muchas cosas que hoy ignoramos.
Entonces es necesario que esto cambie.
LA LUNA CON GATILLO (Raúl González Tuñon)
"LEY N° 666 La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de Ley:
EMPLÁZASE OBRA ESCULTÓRICA EN RECORDACIÓN A SANTIAGO MAININI, RECLÚS DE DIAGO Y PASCUAL VUOTTO, VÍCTIMAS DEL "PROCESO DE BRAGADO". Buenos Aires, 27 de septiembre de 2001"
SANTIAGO MAININI, RECLÚS DE DIAGO, PASCUAL VUOTTO.
Se los ha llamado "Los Sacco y Vanzetti argentinos" (1)
Pascual Vuotto, Reclus de Diago y Santiago Mainini eran tres decentes y humildes trabajadores. Vuotto era trabajador ferroviario, había pasado muchas penurias para conseguir ese trabajo. Su niñez había sido muy dura, y debió dejar la escuela para colaborar con la economía familiar. Tenía una formación autodidacta, y le gustaba muchísimo la lectura. Conocía los clásicos, leía permanentemente. Reclus de Diago y Santiago Mainini, obreros ladrilleros. Los tres sostenían ideas libertarias. Los tres trabajaban duramente para mantener a sus familias.
Se dice muchas veces que tal o cual época fue "de plomo" para la clase trabajadora. La clase trabajadora vivió siempre épocas de plomo, única forma en que las clases dominantes se aseguran sus privilegios, al no permitirles la más mínima situación de desahogo. Mantenerlos siempre al borde de la miseria y la ignorancia posibilita sus fines.
La historia de estos tres luchadores anarquistas es una mas de las injusticias acumuladas a lo largo de la historia y tiene algunos paralelos con las de Sacco y Vanzetti.
Durante la década del 70/80 conocí la historia de Vuotto, de Diago y Mainini, y comencé a buscar mas información. Escribí una pequeña defensa de sus nombres. La publiqué.
Pero me faltaba llegar a ellos ya que suponía que los podría entrevistar, deseaba conocerlos para manifestarles mi admiración y mi -aunque tardía- solidaridad y respeto.
No quiso el destino que Mainini y de Diago vivieran para entonces, pero Voutto sí. Aunque seguí indagando no pude dar con él.
Pero en la vida no hay casualidades...
Cierta tarde entré a husmear libros en una librería y me topé con un video: "El proceso de Bragado", leí, realizado por Mariana Arruti.
Por supuesto que lo llevé. Al fin , con enorme emoción, pude conocer a Pascual Vuotto, pero también por ese medio me enteré que durante el tiempo que duró la filmación Vuotto había fallecido.
A pesar de la triste noticia que me golpeó, ya que conservaba aun la esperanza de encontrarme con Vuotto, sentí que algo había logrado, que había podido cumplir mi objetivo y conocer a uno de los presos de Bragado.
Fue entonces que me prometí divulgar la verdad de lo que les había ocurrido.
Aquí vamos.
LA ÉPOCA
En 1930 un golpe de Estado sacó del poder al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen. Al "Peludo" le tocó gobernar durante su segunda presidencia con un clima internacional adverso, provocado por la crisis que el sistema capitalista le trasladó al mundo. La "Crisis" exportada desde EEUU al resto de los "globalizados" (forma elegante y eufemismo por dependientes, dominados, sojuzgados, colonias), se tradujo en inestabilidad económica, caida de las exportaciones, desocupación, protestas, huelgas... represión.
El golpe, pergeñado por una alianza de radicales antipersonalistas (opuestos al sector radical liderado por Yrigoyen), a la que se sumaron los anti pueblo de siempre (conservadores, provenientes de la oligarquía terrateniente), llegó al poder de la mano del gral. José Félix Uriburu.
La enorme represión al sector obrero ahondó las penurias por las que atravesaba. Es de aquellos tiempos en que la "picana" eléctrica pasó a ser de uso corriente en las comisarías para lograr la confesión de los detenidos.
La dictadura fascista de Uriburu, llegó con su secuela de fusilamientos dirigidos, sobre todo, a los luchadores sociales que abrían camino y conciencias, cosa que asustaba al régimen y lo hacía más perversamente represor.
Fueron fusilados Joaquín Penina en Rosario, Severino Di Giovanni y Francisco Scarfó en la Penitenciaría de la calle Las Heras, entre otros, por aplicación de la ley marcial.
A otros, como José Santos Cires, José María Montero y Florindo Gayoso de la Unión Choferes adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), se les conmutó la pena de muerte a último momento por la cadena perpetua a cumplir en el penal de Usuhaia.
En 1932, en unas pretendidas elecciones "Libres" que evidenciaron claramente la corrupción del régimen, llegó al gobierno, en lo que se conoce como Década Infame, el gral. Agustín P. Justo. Se levanto el estado de sitio, pero el control policial sobre el movimiento obrero continuaba. Fueron continuas las deportaciones de extranjeros, sobre todo italianos y españoles, socialistas y anarquistas.
En ese marco histórico se producen los procesos de Bragado contra Pascual Vuotto, Santiago Mainini, Reclus de Diago; también el de los ladrilleros de San Martín, Celio Conti, Adelino Domínguez, Domingo Perotti y otros compañeros; los procesos de Asociación Ilícita a los afiliados de la Unión Choferes, Lavadores de Autos y Obreros Panaderas de la FORA. No por casualidad se producían estas persecuciones y represión sobre el movimiento obrero y anarquista.
Durante los años 1930 a 1943 se utiliza el "fraude patriótico", recurso con el cual los corruptos pudieron conservar el poder y desde allí manejar no sólo sus intereses sino aplicar con violencia el "disciplinamiento" de la clase obrera que protestaba por la tremenda desocupación, la miseria del pueblo y la corrupción del poder.
Mientras, la FORA se reunía en las Reuniones Regionales de Rosario en 1934 y Diamante en 1938. En septiembre-octubre de 1932 se realiza en Rosario el 2º Congreso Anarquista Regional que aprueba la creación del Comité Regional de Relaciones Anarquistas (CRRA), que da paso en Octubre de 1935 a la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA), que en la década del 50 se transforma en la Federación Libertaria Argentina (FLA). Aparecían con dificultades los periódicos "La Protesta", "La Obra" (ex La Antorcha) Y "Organización Obrera" órgano de la FORA así como la revista "Nervio". Son constantes las huelgas obreras. Cuando entran en huelga los frigoríficos el gobierno los ocupa militarmente, reprimen a los piquetes de huelga, detienen a unos seiscientos trabajadores y deportan a otros por la Ley de Residencia. En Berisso, se ocupan los barrios obreros. Se acentúa la represión en toda la zona de Berisso, Ensenada y La Plata. Huelga General de Masas de enero de 1936. Una huelga Metalúrgica de 1942. Participaron veintidós mil huelguistas, se desarrolló entre el 26 de junio y el 13 de julio.
LOS HECHOS
1931. enfrentamientos entre conservadores y radicales. Un año antes había sido derrocado el presidente Hipólito Yrigoyen, y el vigente "fraude patriótico" no permitía que los radicales volvieran al poder. Los radicales contestaban con la actitud revolucionaria.
Los hechos se desencadenan cuando una bomba camuflada en una encomienda enviada bajo la forma de un cajón conteniendo manzanas, fue entregado en el domicilio de la familia de José Blanch (de origen conservador)
La explosión causó la muerte de María Enriqueta Blanch y Paula Arruabarrena, además de una tercera mujer herida.
Enseguida fueron detenidos dos punteros del comité radical, Melchor Durán y Juan Perutti. Este último intentó suicidarse mientras se encontraba en la cárcel.
La intervención de un comisario de afinidad política con los radicales, de nombre Germán Parissi, quien -se supo mucho después- fue el autor del anónimo acusando a los tres anarquistas, dio vuelta la investigación y desplazó el conflicto hacia la dirección que para los sectores de poder resultaba, si se quiere desde un punto de vista clasista, claramente "correcto". Aunque se comprobó la falsedad del anónimo, la policía siguió adelante con la investigación. Los radicales quedaron en libertad, y comienza la caza de los anarquistas de la zona. Sus domicilios son violados, sus libros y pertenencias revisados y destruidos. Se los detiene y ya en la cárcel fueron torturados salvajemente.
Los tres anarquistas, ajenos por completo al hecho, tuvieron por defensores a Enrique Corona Martínez y a Carlos Sánchez Viamonte.
El comisario que los detuvo fue Enrique Williman, y el fiscal que los acusó sin pruebas fue Juan Augé. (con lo cual queda absolutamente demostrado que se los persiguió sólo por anarquistas, cuando, los que los acusaban, detenían, ofendías, torturaban y violaban sus elementales derechos, eran los únicos que deberían haber sido detenidos).
En un proceso sin garantías, sometidos a torturas policiales reconocidas en el juicio por el médico de la institución, Francisco Macaya -cuya dignidad y valentía contrastaron con la decisión del juez Juan Carlos Díaz Cisneros que anuló la declaración por falso testimonio-, los tres anarquistas fueron condenados a prisión perpetua.
Desde la cárcel, Vuotto siguió su lucha. Desde afuera llovían los apoyos. Su mujer era la encargada de llevarle los mensajes de solidaridad. Y cada visita constituía un nuevo mensaje que Vuotto hacía llegar al mundo para que se comprobara su inocencia.
Así se originó el periódico "Justicia".
El apoyo de los obreros a los tres detenidos injustamente, llegó al punto de que se originara una gran campaña. Anarquistas, socialistas, comunistas, trabajadores independientes, organizaron giras, mítines, publicaron periódicos donde se difundía la situación por la que pasaban los detenidos de Bragado.
Hubo manifestaciones y reclamos de personalidades de todo el mundo. También exigencias llegadas desde Comités de Solidaridad.
En 1942, el entonces ministro Vicente Solano Lima promovió y logró el indulto firmado por el gobernador Rodolfo Moreno de estos inocentes.
Aunque habrían podido quedar libres, su dignidad y sus principios no les permitieron aceptar salir en libertad por perdón ni indulto. Si eran inocentes ¿por qué se los iba a perdonar o a indultar?.
Exigían un juicio limpio.
Las torturas, no sólo físicas sino sicológicas, la angustia acumulada por ver a sus familias pasar por tantas penurias, no los hizo bajar los brazos. Desde la cárcel Vuotto escribía y desde afuera recibía la fuerza del apoyo de sus compañeros. Sin embargo la injusticia fue el castigo mas duro. Alguien llegó a afirmar una vez que "del penal salieron tres sombras que luego se perdieron entre la multitud que los había ido a recibir".
La verdad se supo. Alfredo Chulivert, un militante conservador y jefe de la estación Bragado, había enviado el artefacto explosivo por razones pasionales respecto a la cuñada de Blanch.
Pero el daño ya estaba consumado.
ERAN TRES
Debieron pasar 62 años para que, por un proyecto del socialista Dr. Guillermo Estévez Boero quedara convertido en ley por los legisladores de la provincia de Buenos Aires. Estévez Boero, siempre lamentó que Vuotto falleciera antes de la sanción de la ley.
La ley comienza diciendo: "Desagráviese el nombre y la memoria de Santiago Mainini, Reclus de Diago y Pascual Vuotto, por la injusta sentencia que recayera sobre ellos condenándolos a reclusión perpetua por el homicidio de María Enriqueta Blanch y de Paula Arruabarena".
Las leyes no van sincronizadas con las necesidades humanas, sino que las preceden. En este caso la ley, que llegó tarde.
Los compañeros, no obstante, se encargaron de difundir la inocencia de los detenidos. Le legitimidad de la causa superó la legalidad tardía.
ME SIRVE Y NO ME SIRVE
No existen leyes ni palabras que puedan reivindicar la barbaridad cometida contra estos tres mártires. Tampoco existen palabras que puedan contener y expresar lo que estos hombres sufrieron. No sirven las leyes que amparan a los corruptos porque fueran hechas por corruptos para perpetuarse.
Sí nos sirve el ejemplo de su lucha. Sus principios éticos. Su militancia.
Otro detenido, en esta situación, tal vez hubiera aceptado la limosna del indulto o el perdón, tanto mas agraviante que la situación a la que fueron condenados.
Ellos prefirieron salir recién cuando contaron con la seguridad de que no se los perdonaba de nada, porque nada habían hecho mas que tener una clara identificación ideológica que fue, en suma, lo que los llevó a ser condenados.
"Lo de Bragado fue un simulacro de juicio, se procesaron las ideas", dijo Pascual Vuotto.
Por mas que la Legislatura bonaerense aprobó una pensión para Themis Vuotto(2), nacida, paradójicamente, aquél fatídico 1931.
Nos queda el deber, ineludible, de seguir dando testimonio a las generaciones que nos continúan, de la verdadera historia de estos tres inocentes. Debemos contarles a nuestros hijos de qué es capaz el sistema con tal de perpetuarse. De qué es capaz el egoísmo y la cobardía. De qué son capaces las elites para "cambiar algo y que nada cambie".
Abran bien los ojos, estén atentos y lúcidos. Hay muchos Vuotto, Mainini y de Diago -menos mal!- todavía en la lucha diaria.
Para ellos, los que quiero recordar en esta nota, con admiración por su lucha, va:
Santiago Mainini ¡Presente!
Reclus de Diago ¡Presente!
Pascual Vuotto ¡Presente!
(1) Osvaldo Bayer.
(2) Themis significa Justicia.
Fuenteovejuna.
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/Sucedioenbragado.htm
6º MENSAJE DE NAUFRAGO: 22 DE AGOSTO DE 1972. LOS FUSILADOS EN TRELEW
Los fusilados de Trelew
Las circunstancias
Para comienzos de los setenta, Argentina pasaba por un momento muy difícil. Las grandes diferencias sociales incrementaban las protestas, y la actividad guerrillera, polarizada básicamente en dos grandes movimientos: ERP y Montoneros, y otras organizaciones que habían decidido llevar la lucha armada para terminar con los regimenes que sólo colaborasen con la profundización de la dictadura.
Ambos grupos se ocupaban de búsqueda de armas y dinero para reforzar sus poder frente al gobierno de turno.
Mientras, Perón, desde su exilio en Madrid, no cesaba de alentar la actividad guerrillera, hablando del “socialismo nacional”, argumento falaz, el tan mencionado doble discurso. Mientras con una mano acariciaba un proyecto, negociaba con la otra con otras fuerzas políticas un proyecto opuesto…
Por su parte, los políticos “tradicionales”, mientras tanto, convocaron a un acuerdo entre las “principales fuerzas políticas”, que concluyó como “La Hora del Pueblo”, declaración que buscaba una lucha por una salida electoral. Gobernaba entonces el gral. Marcelo Levingston quien, atento a la problemática económica interna, dio un volantazo al liberalismo imperante y colocó frente al Ministerio de Economía a Aldo Ferrer, mientras que se impulsaba la ley del “compre nacional” con la cual se intentaba mejorar la situación de las industrias nacionales en el mercado interno.
Duros tiempos aquellos que se constituían como los negros nubarrones que anunciarían lo que en pocos años sería la mas cruenta dictadura militar que sufrió Argentina.
A comienzos de 1971 el gobernador de Córdoba, Camilo Uriburu, declaró que aspiraba a terminar con la oposición estudiantil y gremial que había llevado adelante el Cordobaza (1969), y la comparó con una víbora venenosa. Uriburu pedía a Dios que le deparara “el honor histórico de cortar de un solo tajo la cabeza de esa víbora”. A los pocos días se sacudió el país con un segundo Cordobazo, llamado, a propósito, el “viborazo”. Se desmoronó la gestión Levingston. El odio que emergía poco a poco…
Asumió la presidencia (de facto) el gral. Alejandro Agustín Lanusse. La violencia social crecía, y la continuidad del gobierno militar se hacía difícil. Era imperioso dar una salida electoral, sacarse la “papa caliente” de las manos y que otros trataran de timonear el vendaval. La declaración de la “hora del Pueblo” aun no lograba terminar con la proscripción del peronismo para una digna transición a la democracia. Lanusse propuso el Gran Acuerdo Nacional (GAN) y anunció la convocatoria a elecciones para marzo de 1973. Luego comenzó negociaciones con Perón de quien suponía que “no le daría el cuero” para volver. Negociaron hasta la devolución del cadáver de “esa mujer” (1). La transición a un gobierno civil –lo que implicaba el regreso de Perón, aunque para ello debía ser derogado el famoso “decreto 4161” que prohibía su regreso, su nombre, la marcha peronista, etc. es decir, debía desaparecer la proscripción-.
“Horas se podría estar contando esta historia
y otras parejamente tristes
sin calentar un solo gramo del país
sin calentarle ningún pie
¿Acaso no está corriendo la sangre
de los 16 fusilados de Trelew?
por las calles de Trelew y demás calles del país
¿No está corriendo la sangre?
¿Hay algún sitio del país donde esa sangre
no está corriendo ahora? “( Juan Gelman)
Tal vez, presagiando la oscura noche de terror que se desataría aquel 24 de marzo de 1976, los hechos de Trelew fueron su prólogo mas directo.
Ya el ciclo militar inaugurado por la “revolución” Argentina estaba llegando a su fin. Gobernaba por entonces el gral. Alejandro Agustín Lanusse. Mientras, en el sur, en Trelew, ciudad de Chubut, en la base Almirante Zar, prestaba servicio un tal Capitán de Corbeta Luis Emilio Sosa que había sido adiestrado en Fort Gulick (Panamá).
Fort Gulick
Nació en el marco de la Guerra Fría, y dependería la aplicación de la conocida como Doctrina de Seguridad Nacional , en Fort Amador , Panamá. Primero fue el Latin American Training Center - Ground Division ("Centro de entrenamiento latinoamericano - División de tierra") y tenía como misión convertirse en el instrumento sirviera para cimentar la influencia de los EEUU en el terreno político de los países de América Latina a fin de contrarrestar la acción y la propaganda de las organizaciones populares de ideología marxista o movimientos sociales de izquierda . Muchos gobernantes y militares latinoamericanos (muchos militares que luego serían gobernantes…) pasaron por Fort Gulick.
Escuela de las Américas en Panamá.
Fue en 1950 en que recibió el nombre de United States Army Caribbean School ("Escuela del Caribe del Ejército de los Estados Unidos"), entonces fue trasladada a Fort Gulick y se adoptó el español como idioma oficial de la academia. En julio de 1963 el centro se reorganizó bajo el nombre oficial United States Army School of the Americas (USARSoA), o más conocida como Escuela de las Américas .
Desde su sede la SoA adiestró en la Doctrina de la Seguridad Nacional a multitud de integrantes de diversos gobiernos americanos, algunos de ellos violentos regímenes totalitarios. Entre cursos o entrenamientos incluían técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, tiro franco, guerra psicológica , inteligencia militar y tácticas de interrogatorio (tortura incluida). Manuales militares de instrucción de esta iniciativa, entonces confidenciales, se desclasificaron o publicaron en 1996 por el Pentágono , ahí cobró vida pública la violación sistemática y permitida de fundamentales derechos humanos, el uso de la tortura , o la ejecución sumaria , aplicados contra detenidos provenientes de organizaciones vinculadas a la lucha en el campo popular. Por eso también se la conoce con el nombre de “Escuela de Asesinos” pues, entre los graduados se encuentran pues, entre los graduados se encuentran: General Manuel Noriega, General Hugo Banzer, Roberto D'Aubuisson , General Héctor Gramajo , General Roberto Eduardo Viola ; Leopoldo Fortunato Galtieri , General Guillermo Rodríguez , Vladimiro Montesinos , y sigue la lista…. En la que encontramos a un capitán de corbeta de nombre Luis Emilio Sosa y en Fort Gulick lo adiestraron para ser un idóneo en la "lucha antiguerrillera".
Aprendió bien.
Los detenidos
Agosto de 1972, base naval Almirante Zar, Trelew, provincia de Chubut. Seis días antes de al tragedia los presos políticos pertenecientes a algunas de las distintas organizaciones guerrilleras -FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), Montoneros, ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)-. Tenían planeada su evasión, según la cual iban a abordar un avión civil con el cual volarían a Chile donde el gobierno de Salvador Allende les daría asilo.
Por fallas en el cumplimiento del plan la fuga no se pudo concretar con éxito, por lo que sólo 19 pudieron llegar a Chile, y el resto se rindió ante un juez, frente a autoridades militares y la prensa, exigiendo la garantía de seguridad. El capitán de corbeta Luis Emilio Sosa comprometió su palabra en este sentido, escena que fue presenciada y corroborada por el coronel retirado Luis César Perlinger, cuyo testimonio le valió ser sancionado con un arresto.
Una vez terminado el espectáculo para el público, violando sus promesas, los marinos sometieron a los prisioneros a un régimen de terror. En la noche del lunes 21 se les impartió una orden insólita: salir de sus celdas con la vista fija en el piso y detenerse ante la puerta en dos hileras de a uno en fondo. Fue entonces cuando los uniformados comenzaron a disparar sus ametralladoras. Recién al amanecer comenzó a pergeñarse la versión oficial que sería dada a conocer. Según esta versión Mariano Pujadas habría intentado arrebatarle la pistola a Sosa, con lo cual se justificaba la brutalidad de la masacre. Del total, sólo tres: María Antonia Berger, Albeit Camps y Ricardo Haidar, aunque malheridos, salvaron sus vidas por un descuido de sus verdugos. La excusa mas fuerte fue de otra pretendida fuga, argumento que cae por tierra si se considera que tanto Pujadas como el resto del grupo, incluida la mujer de Santucho, grávida de ocho meses, sabían perfectamente que no tenía sentido alguno pretender huir, contra los dos mil hombres de la guarnición, contra los tanques, los carriers, las tanquetas… y menos todavía en la inhóspita zona a la que debían ingresar. Por lo tanto, era impensable, y por lo mismo ese 22 de agosto la masacre fue planificada detalladamente: no debía haber soldados conscriptos, sólo oficiales y suboficiales de los más fieles, nada de testigos que pudieran “aflojar” con posterioridad.
Los mantuvieron incomunicados mientras imperaba una férrea censura de prensa. Con respecto a los muertos, la sede del Partido Justicialista donde eran velados fue asaltada por comisario Alberto Villar -luego jefe de policía de Perón y uno de los mentores de la Triple A- con tanquetas.
Pero además, la sede de la Asociación Gremial de Abogados fue dinamitada, se exterminó a las familias de Clarisa Lea Place, Roberto Santucho y Mariano Pujadas, la mayor parte de los hermanos y hermanas de los fusilados están hoy desaparecidos y el letrado Mario Amaya, que escoltó con su auto al micro de la armada que había trasladado a los detenidos hasta la base naval, fue asesinado durante la última dictadura. La masacre de Trelew dejaría abierta la puerta para continuar con el exterminio planificado de miles de personas unos años mas tarde, y tal vez, recordando aquellos trágicos tiempos de una Patagonia ensangrentada por la lucha de pioneros sociales.
Los fusilados
Carlos Alberto Astudillo (FAR). Nació en Santiago del Estero en el 17 de agosto de 1944 (28 años), estudiante de medicina en la Universidad de Córdoba. Había sido detenido el 29 de diciembre de 1970 y brutalmente torturado.
Rubén Pedro Bonet (PRT-ERP). Nació en Buenos Aires el 1 de febrero de 1942 (30 años), casado y padre de dos chicos, Hernán y Mariana, de 4 y 5 años. Perteneciente a una familia muy modesta abandonó sus estudios para ingresar como obrero en Sudamtex y Nestlé. Había sido detenido en febrero de 1971.
Eduardo Adolfo Capello (PRT-ERP). Nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1948 (24 años), estudiante de ciencias económicas y empleado. Había sido detenido en febrero de 1971.
Mario Emilio Delfino (PRT-ERP). Nació en Rosario el 17 de septiembre de 1942 (29 años), casado. Estudió ingeniería en la Universidad de Santa Fe. Inició su militancia en Palabra Obrera, que confluiría en el PRT. Abandonó sus estudios universitarios para ingresar como obrero en el frigorífico Swift de Rosario, donde trabajó 5 años. Había sido detenido el 14 de abril de 1970.
Alberto Carlos del Rey (PRT-ERP). Nació en Rosario el 22 de febrero de 1949 (23 años), estudió ingeniería química en la Universidad de Rosario. Participó del congreso fundacional del ERP. Había sido detenido el 27 de abril de 1971.
Alfredo Elías Kohon (FAR): Nació en Entre Ríos el 22 de marzo de 1945 (27 años), estudiaba ingeniería en la Universidad de Córdoba y trabajaba en una fábrica metalúrgica. Formó parte de los comandos Santiago Pampillón y fue fundador de las FAR local. Había sido detenido el 29 de diciembre de 1970.
Clarisa Rosa Lea Place (PRT-ERP). Nació en Tucumán el 23 de diciembre de 1948 (23 años), estudió derecho en la Universidad de Tucumán, donde se integró al PRT. Participó del congreso fundacional del ERP. Había sido detenida en diciembre de 1970 durante un control de rutina.
Susana Graciela Lesgart de Yofre (MONTONEROS). Nació en Córdoba el 13 de octubre de 1949 (22 años), maestra. Se radicó en Tucumán donde enseñaba y compartía la vida con los trabajadores cañeros. Fue una de las fundadoras de Montoneros en Córdoba. Había sido detenida en diciembre de 1971.
José Ricardo Mena (PRT-ERP). Nació el 28 de marzo de 1951 en Tucumán (21 años), obrero azucarero. Integró los primeros grupos del PRT en Tucumán. Había sido detenido tras la expropiación a un banco, en noviembre de 1970.
Miguel Ángel Polti (PRT-ERP). Nació en Córdoba el 11 de julio de 1951 (21 años), estudió ingeniería química en la Universidad de Córdoba, era hermano de José Polti, muerto en abril de 1971. Había sido detenido en Córdoba, en julio de 1971.
Mariano Pujadas (MONTONEROS). Nació en Barcelona el 14 de junio de 1948 (24 años), fue fundador y dirigente de Montoneros en Córdoba. Participó en la toma de La Calera. Estaba a punto de terminar la carrera de ingeniero agrónomo cuando fue detenido en una redada, en junio de 1971.
María Angélica Sabelli (FAR). Nació en Buenos Aires el 12 de enero de 1949 (23 años), conoció a Carlos Olmedo cuando estudiaba en el Colegio Nacional Buenos Aires. Cursaba matemática en la facultad de ciencias exactas, trabajaba como empleada y como profesora de matemática y latín. Había sido detenida en febrero de 1972 y salvajemente torturada.
Ana María Villareal de Santucho (PRT-ERP). Nació en 9 de octubre de 1935 (36 años), era compañera de Mario Roberto Santucho y madre de tres chicos. Licenciada en artes plásticas por la Universidad de Tucumán. Junto a Santucho empezó a militar en el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano y Popular) que luego confluyó en el PRT. Había sido detenida en un control de rutina en un colectivo.
Humberto Segundo Suarez (PRT-ERP). Nació en Tucumán el 1 de abril de 1947 (25 años), de origen rural, fue cañero, obrero de la construcción y oficial panadero. Había sido detenido en marzo de 1971.
Humberto Adrián Toschi (PRT-ERP). Nació en 1 de abril de 1947 en Córdoba (25 años), trabajaba en una empresa familiar hasta que eligió ser obrero. Había sido detenido, junto con Santucho y Gorriarán Merlo, en una redada el 30 de agosto de 1971.
Jorge Alejandro Ulla (PRT-ERP). Nació en Santa Fe el 23 de diciembre de 1944 (27 años), maestro; abandonó sus estudios para trabajar como obrero en una fábrica metalúrgica. Participó del congreso fundacional del ERP y en la primera operación armada. Había sido detenido junto con Humberto Toschi en Córdoba, en agosto de 1971.
Los sobrevivientes
Maria Antonia Berger (MONTONEROS). Licenciada en sociología, había sido detenida el 3 de noviembre de 1971. Herida por una ráfaga de metralla logró introducirse en su celda, donde recibió un tiro de pistola; fue la última en ser trasladada a la enfermería. En la fecha de la masacre tenía 30 años. Fue secuestrada a mediados de 1979.
Alberto Miguel Camps (FAR). Estudiante, había sido detenido el 29 de diciembre de 1970. Eludió la metralla arrojándose dentro de su propia celda, donde fue baleado. En la fecha de la masacre tenía 24 años. Su cuerpo, enterrado como NN en el cementerio de Lomas de Zamora, fue identificado en el año 2000.
Ricardo René Haidar (MONTONEROS). Ingeniero químico, había sido detenido el 22 de febrero de 1972. Evadió las ráfagas de ametralladoras introduciéndose en su celda, donde fue herido. En la fecha de la masacre tenía 28 años. Fue secuestrado el 18 de diciembre de 1982.
Los tres últimos salvaron sus vidas porque los creyeron muertos.. repetían la historia de los fusilados en los basurales de José León Suárez. Y, como Troxler, sobreviviente de José León Suárez, a la fecha los tres están desaparecidos y forman parte de la lista de desaparecidos.
¿Y qué fue de Sosa?
Los hechos pusieron final a la gestión de Lanusse. A Sosa, no se lo volvió a ver por los alrededores de Trelew. Ni por ningunos otros alrededores. La Marina lo protegió de hecho, ya que era un duro, entrenado para tareas como esas.
Por eso, el Poder Ejecutivo emitió un decreto por el cual: “Nómbrase para prestar servicios en la Agregaduría Naval a la Embajada de la República Argentina en los Estados Unidos de América y Canadá en "misión transitoria" y por el término de trescientos sesenta y seis (366) días, al señor capitán de corbeta de Infantería de Marina don Luis Emilio Sosa, a fin de que realice el curso de infantería para Infantería de Marina.”
Los defensores
Eduardo Luis Duhalde era en aquella época abogado de varios de los fugados y detenidos en Chubut. Junto a Rodolfo Ortega Peña, Carlos González Garland y Rodolfo Mattarolo fueron los primeros abogados en llegar a Trelew. Se sumaron a su periplo Hipólito Solari Yrigoyen y Mario Abel Amaya, pero ningún recurso legal era considerado. Duhalde recordó que uno de los jefes de la ESMA, Jorge "El Tigre" Acosta, invitó a Sosa a ese centro clandestino y lo paseó ante los prisioneros como reconocimiento a su "trabajo" precursor en la aplicación del terrorismo de Estado.
Las secuelas de la masacre de Trelew siguieron generando más muertes. Fueron asesinados el almirante Hermes Quijano, quien desde el gabinete de Lanusse puso la cara para justificar los fusilamientos en un supuesto intento de fuga, y el juez federal del "Camarón" Jorge Quiroga, que se trasladó a Trelew para conjurar todo intento de justicia. Los represores se ensañaron con las familias de las víctimas: asesinaron a los padres, dos hermanos y una cuñada de Pujadas; a la familia de Vaca Narvaja la diezmaron; hicieron desaparecer al hermano de Capello y su esposa.
El hostigamiento alcanzó también a los posibles testigos del horror. Recien muchos años mas tarde, Miguel Marilco, empleado de la funeraria de Trelew que había tenido que poner los cuerpos en los cajones, se atrevió a dar su testimonio. "No hablés porque vamos a reventar a tu hijo", le habían dicho y durante treinta y tres años el temor clausuró su testimonio y su memoria.
En los días sucesivos a la masacre de aquél 22 de agosto, hubo manifestaciones en las principales ciudades de la Argentina y más de 60 bombas fueron colocadas en protesta por la matanza. Peronistas, radicales, intransigentes, socialistas, comunistas, trotskistas y democristianos, condenaron al gobierno. Perón –sin perder la oportunidad- calificó a las muertes de "asesinatos". La opinión pública descreyó de la versión oficial. El 25 de agosto la CGT declaró un paro activo de 14 horas. Se prohibieron los velatorios públicos de los guerrilleros ejecutados.
LQS. Fuenteovejuna. Enero de 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/LosfusiladosenTrelew.htm
(1) Precisamente “Esa mujer” llevó por título un cuento de Rodolfo Walsh que sintetizó la investigación sobre los caminos recorridos por el cadáver de Eva Duarte desde que fuera secuestrado por los militares del local de la CGT por un comando de la Marina en noviembre de 1955.
Las circunstancias
Para comienzos de los setenta, Argentina pasaba por un momento muy difícil. Las grandes diferencias sociales incrementaban las protestas, y la actividad guerrillera, polarizada básicamente en dos grandes movimientos: ERP y Montoneros, y otras organizaciones que habían decidido llevar la lucha armada para terminar con los regimenes que sólo colaborasen con la profundización de la dictadura.
Ambos grupos se ocupaban de búsqueda de armas y dinero para reforzar sus poder frente al gobierno de turno.
Mientras, Perón, desde su exilio en Madrid, no cesaba de alentar la actividad guerrillera, hablando del “socialismo nacional”, argumento falaz, el tan mencionado doble discurso. Mientras con una mano acariciaba un proyecto, negociaba con la otra con otras fuerzas políticas un proyecto opuesto…
Por su parte, los políticos “tradicionales”, mientras tanto, convocaron a un acuerdo entre las “principales fuerzas políticas”, que concluyó como “La Hora del Pueblo”, declaración que buscaba una lucha por una salida electoral. Gobernaba entonces el gral. Marcelo Levingston quien, atento a la problemática económica interna, dio un volantazo al liberalismo imperante y colocó frente al Ministerio de Economía a Aldo Ferrer, mientras que se impulsaba la ley del “compre nacional” con la cual se intentaba mejorar la situación de las industrias nacionales en el mercado interno.
Duros tiempos aquellos que se constituían como los negros nubarrones que anunciarían lo que en pocos años sería la mas cruenta dictadura militar que sufrió Argentina.
A comienzos de 1971 el gobernador de Córdoba, Camilo Uriburu, declaró que aspiraba a terminar con la oposición estudiantil y gremial que había llevado adelante el Cordobaza (1969), y la comparó con una víbora venenosa. Uriburu pedía a Dios que le deparara “el honor histórico de cortar de un solo tajo la cabeza de esa víbora”. A los pocos días se sacudió el país con un segundo Cordobazo, llamado, a propósito, el “viborazo”. Se desmoronó la gestión Levingston. El odio que emergía poco a poco…
Asumió la presidencia (de facto) el gral. Alejandro Agustín Lanusse. La violencia social crecía, y la continuidad del gobierno militar se hacía difícil. Era imperioso dar una salida electoral, sacarse la “papa caliente” de las manos y que otros trataran de timonear el vendaval. La declaración de la “hora del Pueblo” aun no lograba terminar con la proscripción del peronismo para una digna transición a la democracia. Lanusse propuso el Gran Acuerdo Nacional (GAN) y anunció la convocatoria a elecciones para marzo de 1973. Luego comenzó negociaciones con Perón de quien suponía que “no le daría el cuero” para volver. Negociaron hasta la devolución del cadáver de “esa mujer” (1). La transición a un gobierno civil –lo que implicaba el regreso de Perón, aunque para ello debía ser derogado el famoso “decreto 4161” que prohibía su regreso, su nombre, la marcha peronista, etc. es decir, debía desaparecer la proscripción-.
“Horas se podría estar contando esta historia
y otras parejamente tristes
sin calentar un solo gramo del país
sin calentarle ningún pie
¿Acaso no está corriendo la sangre
de los 16 fusilados de Trelew?
por las calles de Trelew y demás calles del país
¿No está corriendo la sangre?
¿Hay algún sitio del país donde esa sangre
no está corriendo ahora? “( Juan Gelman)
Tal vez, presagiando la oscura noche de terror que se desataría aquel 24 de marzo de 1976, los hechos de Trelew fueron su prólogo mas directo.
Ya el ciclo militar inaugurado por la “revolución” Argentina estaba llegando a su fin. Gobernaba por entonces el gral. Alejandro Agustín Lanusse. Mientras, en el sur, en Trelew, ciudad de Chubut, en la base Almirante Zar, prestaba servicio un tal Capitán de Corbeta Luis Emilio Sosa que había sido adiestrado en Fort Gulick (Panamá).
Fort Gulick
Nació en el marco de la Guerra Fría, y dependería la aplicación de la conocida como Doctrina de Seguridad Nacional , en Fort Amador , Panamá. Primero fue el Latin American Training Center - Ground Division ("Centro de entrenamiento latinoamericano - División de tierra") y tenía como misión convertirse en el instrumento sirviera para cimentar la influencia de los EEUU en el terreno político de los países de América Latina a fin de contrarrestar la acción y la propaganda de las organizaciones populares de ideología marxista o movimientos sociales de izquierda . Muchos gobernantes y militares latinoamericanos (muchos militares que luego serían gobernantes…) pasaron por Fort Gulick.
Escuela de las Américas en Panamá.
Fue en 1950 en que recibió el nombre de United States Army Caribbean School ("Escuela del Caribe del Ejército de los Estados Unidos"), entonces fue trasladada a Fort Gulick y se adoptó el español como idioma oficial de la academia. En julio de 1963 el centro se reorganizó bajo el nombre oficial United States Army School of the Americas (USARSoA), o más conocida como Escuela de las Américas .
Desde su sede la SoA adiestró en la Doctrina de la Seguridad Nacional a multitud de integrantes de diversos gobiernos americanos, algunos de ellos violentos regímenes totalitarios. Entre cursos o entrenamientos incluían técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, tiro franco, guerra psicológica , inteligencia militar y tácticas de interrogatorio (tortura incluida). Manuales militares de instrucción de esta iniciativa, entonces confidenciales, se desclasificaron o publicaron en 1996 por el Pentágono , ahí cobró vida pública la violación sistemática y permitida de fundamentales derechos humanos, el uso de la tortura , o la ejecución sumaria , aplicados contra detenidos provenientes de organizaciones vinculadas a la lucha en el campo popular. Por eso también se la conoce con el nombre de “Escuela de Asesinos” pues, entre los graduados se encuentran pues, entre los graduados se encuentran: General Manuel Noriega, General Hugo Banzer, Roberto D'Aubuisson , General Héctor Gramajo , General Roberto Eduardo Viola ; Leopoldo Fortunato Galtieri , General Guillermo Rodríguez , Vladimiro Montesinos , y sigue la lista…. En la que encontramos a un capitán de corbeta de nombre Luis Emilio Sosa y en Fort Gulick lo adiestraron para ser un idóneo en la "lucha antiguerrillera".
Aprendió bien.
Los detenidos
Agosto de 1972, base naval Almirante Zar, Trelew, provincia de Chubut. Seis días antes de al tragedia los presos políticos pertenecientes a algunas de las distintas organizaciones guerrilleras -FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), Montoneros, ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)-. Tenían planeada su evasión, según la cual iban a abordar un avión civil con el cual volarían a Chile donde el gobierno de Salvador Allende les daría asilo.
Por fallas en el cumplimiento del plan la fuga no se pudo concretar con éxito, por lo que sólo 19 pudieron llegar a Chile, y el resto se rindió ante un juez, frente a autoridades militares y la prensa, exigiendo la garantía de seguridad. El capitán de corbeta Luis Emilio Sosa comprometió su palabra en este sentido, escena que fue presenciada y corroborada por el coronel retirado Luis César Perlinger, cuyo testimonio le valió ser sancionado con un arresto.
Una vez terminado el espectáculo para el público, violando sus promesas, los marinos sometieron a los prisioneros a un régimen de terror. En la noche del lunes 21 se les impartió una orden insólita: salir de sus celdas con la vista fija en el piso y detenerse ante la puerta en dos hileras de a uno en fondo. Fue entonces cuando los uniformados comenzaron a disparar sus ametralladoras. Recién al amanecer comenzó a pergeñarse la versión oficial que sería dada a conocer. Según esta versión Mariano Pujadas habría intentado arrebatarle la pistola a Sosa, con lo cual se justificaba la brutalidad de la masacre. Del total, sólo tres: María Antonia Berger, Albeit Camps y Ricardo Haidar, aunque malheridos, salvaron sus vidas por un descuido de sus verdugos. La excusa mas fuerte fue de otra pretendida fuga, argumento que cae por tierra si se considera que tanto Pujadas como el resto del grupo, incluida la mujer de Santucho, grávida de ocho meses, sabían perfectamente que no tenía sentido alguno pretender huir, contra los dos mil hombres de la guarnición, contra los tanques, los carriers, las tanquetas… y menos todavía en la inhóspita zona a la que debían ingresar. Por lo tanto, era impensable, y por lo mismo ese 22 de agosto la masacre fue planificada detalladamente: no debía haber soldados conscriptos, sólo oficiales y suboficiales de los más fieles, nada de testigos que pudieran “aflojar” con posterioridad.
Los mantuvieron incomunicados mientras imperaba una férrea censura de prensa. Con respecto a los muertos, la sede del Partido Justicialista donde eran velados fue asaltada por comisario Alberto Villar -luego jefe de policía de Perón y uno de los mentores de la Triple A- con tanquetas.
Pero además, la sede de la Asociación Gremial de Abogados fue dinamitada, se exterminó a las familias de Clarisa Lea Place, Roberto Santucho y Mariano Pujadas, la mayor parte de los hermanos y hermanas de los fusilados están hoy desaparecidos y el letrado Mario Amaya, que escoltó con su auto al micro de la armada que había trasladado a los detenidos hasta la base naval, fue asesinado durante la última dictadura. La masacre de Trelew dejaría abierta la puerta para continuar con el exterminio planificado de miles de personas unos años mas tarde, y tal vez, recordando aquellos trágicos tiempos de una Patagonia ensangrentada por la lucha de pioneros sociales.
Los fusilados
Carlos Alberto Astudillo (FAR). Nació en Santiago del Estero en el 17 de agosto de 1944 (28 años), estudiante de medicina en la Universidad de Córdoba. Había sido detenido el 29 de diciembre de 1970 y brutalmente torturado.
Rubén Pedro Bonet (PRT-ERP). Nació en Buenos Aires el 1 de febrero de 1942 (30 años), casado y padre de dos chicos, Hernán y Mariana, de 4 y 5 años. Perteneciente a una familia muy modesta abandonó sus estudios para ingresar como obrero en Sudamtex y Nestlé. Había sido detenido en febrero de 1971.
Eduardo Adolfo Capello (PRT-ERP). Nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1948 (24 años), estudiante de ciencias económicas y empleado. Había sido detenido en febrero de 1971.
Mario Emilio Delfino (PRT-ERP). Nació en Rosario el 17 de septiembre de 1942 (29 años), casado. Estudió ingeniería en la Universidad de Santa Fe. Inició su militancia en Palabra Obrera, que confluiría en el PRT. Abandonó sus estudios universitarios para ingresar como obrero en el frigorífico Swift de Rosario, donde trabajó 5 años. Había sido detenido el 14 de abril de 1970.
Alberto Carlos del Rey (PRT-ERP). Nació en Rosario el 22 de febrero de 1949 (23 años), estudió ingeniería química en la Universidad de Rosario. Participó del congreso fundacional del ERP. Había sido detenido el 27 de abril de 1971.
Alfredo Elías Kohon (FAR): Nació en Entre Ríos el 22 de marzo de 1945 (27 años), estudiaba ingeniería en la Universidad de Córdoba y trabajaba en una fábrica metalúrgica. Formó parte de los comandos Santiago Pampillón y fue fundador de las FAR local. Había sido detenido el 29 de diciembre de 1970.
Clarisa Rosa Lea Place (PRT-ERP). Nació en Tucumán el 23 de diciembre de 1948 (23 años), estudió derecho en la Universidad de Tucumán, donde se integró al PRT. Participó del congreso fundacional del ERP. Había sido detenida en diciembre de 1970 durante un control de rutina.
Susana Graciela Lesgart de Yofre (MONTONEROS). Nació en Córdoba el 13 de octubre de 1949 (22 años), maestra. Se radicó en Tucumán donde enseñaba y compartía la vida con los trabajadores cañeros. Fue una de las fundadoras de Montoneros en Córdoba. Había sido detenida en diciembre de 1971.
José Ricardo Mena (PRT-ERP). Nació el 28 de marzo de 1951 en Tucumán (21 años), obrero azucarero. Integró los primeros grupos del PRT en Tucumán. Había sido detenido tras la expropiación a un banco, en noviembre de 1970.
Miguel Ángel Polti (PRT-ERP). Nació en Córdoba el 11 de julio de 1951 (21 años), estudió ingeniería química en la Universidad de Córdoba, era hermano de José Polti, muerto en abril de 1971. Había sido detenido en Córdoba, en julio de 1971.
Mariano Pujadas (MONTONEROS). Nació en Barcelona el 14 de junio de 1948 (24 años), fue fundador y dirigente de Montoneros en Córdoba. Participó en la toma de La Calera. Estaba a punto de terminar la carrera de ingeniero agrónomo cuando fue detenido en una redada, en junio de 1971.
María Angélica Sabelli (FAR). Nació en Buenos Aires el 12 de enero de 1949 (23 años), conoció a Carlos Olmedo cuando estudiaba en el Colegio Nacional Buenos Aires. Cursaba matemática en la facultad de ciencias exactas, trabajaba como empleada y como profesora de matemática y latín. Había sido detenida en febrero de 1972 y salvajemente torturada.
Ana María Villareal de Santucho (PRT-ERP). Nació en 9 de octubre de 1935 (36 años), era compañera de Mario Roberto Santucho y madre de tres chicos. Licenciada en artes plásticas por la Universidad de Tucumán. Junto a Santucho empezó a militar en el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano y Popular) que luego confluyó en el PRT. Había sido detenida en un control de rutina en un colectivo.
Humberto Segundo Suarez (PRT-ERP). Nació en Tucumán el 1 de abril de 1947 (25 años), de origen rural, fue cañero, obrero de la construcción y oficial panadero. Había sido detenido en marzo de 1971.
Humberto Adrián Toschi (PRT-ERP). Nació en 1 de abril de 1947 en Córdoba (25 años), trabajaba en una empresa familiar hasta que eligió ser obrero. Había sido detenido, junto con Santucho y Gorriarán Merlo, en una redada el 30 de agosto de 1971.
Jorge Alejandro Ulla (PRT-ERP). Nació en Santa Fe el 23 de diciembre de 1944 (27 años), maestro; abandonó sus estudios para trabajar como obrero en una fábrica metalúrgica. Participó del congreso fundacional del ERP y en la primera operación armada. Había sido detenido junto con Humberto Toschi en Córdoba, en agosto de 1971.
Los sobrevivientes
Maria Antonia Berger (MONTONEROS). Licenciada en sociología, había sido detenida el 3 de noviembre de 1971. Herida por una ráfaga de metralla logró introducirse en su celda, donde recibió un tiro de pistola; fue la última en ser trasladada a la enfermería. En la fecha de la masacre tenía 30 años. Fue secuestrada a mediados de 1979.
Alberto Miguel Camps (FAR). Estudiante, había sido detenido el 29 de diciembre de 1970. Eludió la metralla arrojándose dentro de su propia celda, donde fue baleado. En la fecha de la masacre tenía 24 años. Su cuerpo, enterrado como NN en el cementerio de Lomas de Zamora, fue identificado en el año 2000.
Ricardo René Haidar (MONTONEROS). Ingeniero químico, había sido detenido el 22 de febrero de 1972. Evadió las ráfagas de ametralladoras introduciéndose en su celda, donde fue herido. En la fecha de la masacre tenía 28 años. Fue secuestrado el 18 de diciembre de 1982.
Los tres últimos salvaron sus vidas porque los creyeron muertos.. repetían la historia de los fusilados en los basurales de José León Suárez. Y, como Troxler, sobreviviente de José León Suárez, a la fecha los tres están desaparecidos y forman parte de la lista de desaparecidos.
¿Y qué fue de Sosa?
Los hechos pusieron final a la gestión de Lanusse. A Sosa, no se lo volvió a ver por los alrededores de Trelew. Ni por ningunos otros alrededores. La Marina lo protegió de hecho, ya que era un duro, entrenado para tareas como esas.
Por eso, el Poder Ejecutivo emitió un decreto por el cual: “Nómbrase para prestar servicios en la Agregaduría Naval a la Embajada de la República Argentina en los Estados Unidos de América y Canadá en "misión transitoria" y por el término de trescientos sesenta y seis (366) días, al señor capitán de corbeta de Infantería de Marina don Luis Emilio Sosa, a fin de que realice el curso de infantería para Infantería de Marina.”
Los defensores
Eduardo Luis Duhalde era en aquella época abogado de varios de los fugados y detenidos en Chubut. Junto a Rodolfo Ortega Peña, Carlos González Garland y Rodolfo Mattarolo fueron los primeros abogados en llegar a Trelew. Se sumaron a su periplo Hipólito Solari Yrigoyen y Mario Abel Amaya, pero ningún recurso legal era considerado. Duhalde recordó que uno de los jefes de la ESMA, Jorge "El Tigre" Acosta, invitó a Sosa a ese centro clandestino y lo paseó ante los prisioneros como reconocimiento a su "trabajo" precursor en la aplicación del terrorismo de Estado.
Las secuelas de la masacre de Trelew siguieron generando más muertes. Fueron asesinados el almirante Hermes Quijano, quien desde el gabinete de Lanusse puso la cara para justificar los fusilamientos en un supuesto intento de fuga, y el juez federal del "Camarón" Jorge Quiroga, que se trasladó a Trelew para conjurar todo intento de justicia. Los represores se ensañaron con las familias de las víctimas: asesinaron a los padres, dos hermanos y una cuñada de Pujadas; a la familia de Vaca Narvaja la diezmaron; hicieron desaparecer al hermano de Capello y su esposa.
El hostigamiento alcanzó también a los posibles testigos del horror. Recien muchos años mas tarde, Miguel Marilco, empleado de la funeraria de Trelew que había tenido que poner los cuerpos en los cajones, se atrevió a dar su testimonio. "No hablés porque vamos a reventar a tu hijo", le habían dicho y durante treinta y tres años el temor clausuró su testimonio y su memoria.
En los días sucesivos a la masacre de aquél 22 de agosto, hubo manifestaciones en las principales ciudades de la Argentina y más de 60 bombas fueron colocadas en protesta por la matanza. Peronistas, radicales, intransigentes, socialistas, comunistas, trotskistas y democristianos, condenaron al gobierno. Perón –sin perder la oportunidad- calificó a las muertes de "asesinatos". La opinión pública descreyó de la versión oficial. El 25 de agosto la CGT declaró un paro activo de 14 horas. Se prohibieron los velatorios públicos de los guerrilleros ejecutados.
LQS. Fuenteovejuna. Enero de 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/LosfusiladosenTrelew.htm
(1) Precisamente “Esa mujer” llevó por título un cuento de Rodolfo Walsh que sintetizó la investigación sobre los caminos recorridos por el cadáver de Eva Duarte desde que fuera secuestrado por los militares del local de la CGT por un comando de la Marina en noviembre de 1955.
5º MENSAJE DE NÁUFRAGO: AZUCENA VILLAFLOR - MADRE DE PLAZA DE MAYO
botella verde-esperanza. La esperanza puesta en que quienes la reciban aprovechen el contenido.
Azucena le secuestraron a su hijo y a su nuera un 30 de noviembre de 1976. No se cruzó de brazos, con toda la valentía que sólo una madre puede desarrollar cuando tocan a sus hijos, comenzó la búsqueda, por ella y por todos.
Otras madres que, como ella, buscaban a sus hijos peregrinando por diversas instituciones, y frecuentaban esos tristes lugares de paso obligado para obtener alguna información por pequeña que fuera. Esa peregrinación había incluido la Capilla Stella Maris, de Retiro, donde un individuo que se hacía llamar “monseñor” las atendía sin la mínima emoción... era Emilio Graselli tan sólo el secretario de Adolfo Tortolo, el vicario castrense.
Ese 30 de abril de 1977 fue la primera vez que se reunían en la Plaza de Mayo, eran 14 madres, un puñado de mujeres con un objetivo en común: dar con sus hijos e hijas desaparecidos.
Eran ellas: Azucena Villaflor de Devincenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard (4 hermanas), Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Sra. De Caimi y una joven que no dio su nombre.
Por entonces el gobierno de facto no permitía las concentraciones (menos aun frente a la casa de gobierno) fue entonces que la Policía las instó a “circular”, y así, tomando con literalidad la orden, el grupo decidió caminar alrededor de la plaza. Nacían las rondas, y aunque aquella primera se realizó en sábado, la segunda en viernes, finalmente terminó siendo todos los jueves (así lloviera o hiciera calor).
Surgió la idea de difundir lo que estaba ocurriendo para que la población se enterara de las desapariciones forzadas de personas que estaba teniendo lugar de forma cada vez mas frecuente. Fue por eso que, aprovechando que el día 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, se preparó una solicitada en el diario (el diario La Nación fue el que aceptó publicar la noticia) con los nombres de los desaparecidos.
Era otra tarea encaminada de forma colectiva, pues el esfuerzo orientado individualmente carecería de fuerza. Porque la fuerza del reclamo se multiplicaría con la presencia, cuando se podía contar con el número. Allí ese esfuerzo, multiplicado, podría brindar frutos. Azucena tenía muy en claro que nadie se salva solo, que el individualismo divide y debilita.
A las marchas comenzó a concurrir un joven de aspecto inofensivo y cara angelical. Ese joven venía a cumplir con una estricta misión encomendada por sus superiores. El plan había sido perpetrado desde una “escuela” de triste memoria: la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). El joven de cara angelical era un capitán de Marina, enviado a infiltrarse entre las mujeres argumentando un hermano desaparecido y adoptando una falsa identidad. Así se ganó la confianza de las Madres el Capitán Astiz.
Cap. Alfredo Ignacio Astiz
Este siniestro personaje, Alfredo Ignacio Astiz, también conocido como el ángel rubio y el ángel de la muerte, está vinculado no sólo al Grupo de Tareas del cual dependió el secuestro de Azucena Villaflor, sino que también se encargó de infiltrarse en las organizaciones de derechos humanos. Se infiltró, fue un espía, y cuando sus superiores lo consideraron “Muy expuesto” se decidió proceder al secuestro.
Astiz perteneció al GT (Grupo de Tareas) 332 que actuaba con base en la ESMA . Está también vinculado con el secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet por los cuales fue condenado en ausencia en Francia a cadena perpetua, y del secuestro y muerte de la adolescente argentino-sueca, Dagmar Hagelin .
Dos días antes de que desapareciera Azucena, este oficial encubierto se encontró con las madres en una reunión y, como un nuevo Judas Iscariote, él, que se hacía llamar “Gustavo Niño” y que con su nombre supuesto llegó a figurar en la solicitada reclamando la libertad de su supuesto hermano secuestrado, firmó la solicitada con la lista de detenidos-desaparecidos que las organizaciones de derechos humanos publicaron en el diario La Nación el 10 de diciembre . Ese día ingresó y, según las instrucciones que llevaba, besó a aquellos que, posteriormente, serían secuestrados, torturados y a los que, finalmente, se les aplicaría la “solución final”: el traslado, es decir, la muerte, que desde ESMA significó lo que se conoce como los “vuelos de la muerte”.
El día en que la solicitada debía ser publicada Azucena Villaflor de Vicente sufre el secuestro. Entre los días 8 y 10 de diciembre habían sido detenidos y secuestrados varios integrantes del grupo de Santa Cruz, además de Azucena: Esther Ballestrino de Careaga , María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet , y los activistas de derechos humanos Angela Auad , Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo. Durante el operativo Astiz siguió aparentando ser un familiar y fue señalando con un abrazo en el atrio de la iglesia a quienes debían ser secuestrados. Durante varios años se consideró que Gustavo Niño era un desaparecido y se lo incluyó en las listas por cuyas vidas se reclamaba. Algunos de los cuerpos de los eliminados por el procedimiento de los “vuelos” aparecieron en las playas de la zona de Sta. Teresita y el Tuyú, los cuales fueron enterrados como NN… el mar devolvía lo que tenebrosamente había recibido, dejaba al descubierto el plan de desapariciones forzadas, las torturas, la muerte… y se comienza a convertir en uno de los primeros declarantes de las barbaridades que se intentaban ocultar en él.
Fue recién cuando en 1984 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) comenzó a recopilar testimonios y pruebas para el Juicio a las Juntas militares, que se realizaron excavaciones en el cementerio de Gral. Lavalle. Los restos óseos de los cuerpos que devolviera el mar serían utilizados en tal sentido y, posteriormente, a pesar de las leyes dictadas durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín (Punto Final – Obediencia Debida) paralizaron la investigación, aun así los restos fueron preservados gracias a la acción del Juez Horacio Cattani.
Se encontraron otros restos en nuevas tumbas en la misma zona. Trabajó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que descubrió “dos líneas de tumbas, una por encima de la otra. Se descubrieron así 8 esqueletos, 5 correspondientes a mujeres, 2 … a varones y uno clasificado como … probablemente masculino”. Las pruebas de laboratorio (LIDMO, Córdoba, perteneciente el EAAF) dieron como resultado que se lograra determinar que los restos pertenecían al grupo secuestrado entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. Fue el 8 de julio de 2005 que se pudo individualizar los restos de Azucena Villaflor.
Estos restos fueron incinerados y sus cenizas enterradas a los pies de la Pirámide de Mayo, en el centro de la Plaza de Mayo, el día 8 de diciembre de 2005, el lugar que ella había elegido para iniciar la búsqueda de su hijo y su nuera, y por los hijos de todas las Madres. Ella, tan frágil y tan fuerte, tan adre y mil madres, tan entera y tan única. Hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones (2)
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/AzucenaVillaflor.htm
Tienen doble vida, son sicarios del mal,
entre esos tipos y yo hay algo personal
(Joan Manuel Serrat: Algo personal)
Los restos de Azucena Villaflor quedaron bajo azucenas blancas y claveles rojos, junto a la Pirámide y frente a la Casa de Gobierno. También se descubrió una placa en su memoria: "Fue mantenida en cautiverio en la ESMA y días después arrojada viva al mar. Sus restos fueron identificados en agosto de 2005. Juicio y Castigo a los culpables". (1)
(1) http://www.clarin.com/diario/2005/12/09/elpais/p-02401.htm
(2) Historia de la dirigente de madres de Plaza de Mayo
Azucena le secuestraron a su hijo y a su nuera un 30 de noviembre de 1976. No se cruzó de brazos, con toda la valentía que sólo una madre puede desarrollar cuando tocan a sus hijos, comenzó la búsqueda, por ella y por todos.
Otras madres que, como ella, buscaban a sus hijos peregrinando por diversas instituciones, y frecuentaban esos tristes lugares de paso obligado para obtener alguna información por pequeña que fuera. Esa peregrinación había incluido la Capilla Stella Maris, de Retiro, donde un individuo que se hacía llamar “monseñor” las atendía sin la mínima emoción... era Emilio Graselli tan sólo el secretario de Adolfo Tortolo, el vicario castrense.
Ese 30 de abril de 1977 fue la primera vez que se reunían en la Plaza de Mayo, eran 14 madres, un puñado de mujeres con un objetivo en común: dar con sus hijos e hijas desaparecidos.
Eran ellas: Azucena Villaflor de Devincenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard (4 hermanas), Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Sra. De Caimi y una joven que no dio su nombre.
Por entonces el gobierno de facto no permitía las concentraciones (menos aun frente a la casa de gobierno) fue entonces que la Policía las instó a “circular”, y así, tomando con literalidad la orden, el grupo decidió caminar alrededor de la plaza. Nacían las rondas, y aunque aquella primera se realizó en sábado, la segunda en viernes, finalmente terminó siendo todos los jueves (así lloviera o hiciera calor).
Surgió la idea de difundir lo que estaba ocurriendo para que la población se enterara de las desapariciones forzadas de personas que estaba teniendo lugar de forma cada vez mas frecuente. Fue por eso que, aprovechando que el día 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, se preparó una solicitada en el diario (el diario La Nación fue el que aceptó publicar la noticia) con los nombres de los desaparecidos.
Era otra tarea encaminada de forma colectiva, pues el esfuerzo orientado individualmente carecería de fuerza. Porque la fuerza del reclamo se multiplicaría con la presencia, cuando se podía contar con el número. Allí ese esfuerzo, multiplicado, podría brindar frutos. Azucena tenía muy en claro que nadie se salva solo, que el individualismo divide y debilita.
A las marchas comenzó a concurrir un joven de aspecto inofensivo y cara angelical. Ese joven venía a cumplir con una estricta misión encomendada por sus superiores. El plan había sido perpetrado desde una “escuela” de triste memoria: la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). El joven de cara angelical era un capitán de Marina, enviado a infiltrarse entre las mujeres argumentando un hermano desaparecido y adoptando una falsa identidad. Así se ganó la confianza de las Madres el Capitán Astiz.
Cap. Alfredo Ignacio Astiz
Este siniestro personaje, Alfredo Ignacio Astiz, también conocido como el ángel rubio y el ángel de la muerte, está vinculado no sólo al Grupo de Tareas del cual dependió el secuestro de Azucena Villaflor, sino que también se encargó de infiltrarse en las organizaciones de derechos humanos. Se infiltró, fue un espía, y cuando sus superiores lo consideraron “Muy expuesto” se decidió proceder al secuestro.
Astiz perteneció al GT (Grupo de Tareas) 332 que actuaba con base en la ESMA . Está también vinculado con el secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet por los cuales fue condenado en ausencia en Francia a cadena perpetua, y del secuestro y muerte de la adolescente argentino-sueca, Dagmar Hagelin .
Dos días antes de que desapareciera Azucena, este oficial encubierto se encontró con las madres en una reunión y, como un nuevo Judas Iscariote, él, que se hacía llamar “Gustavo Niño” y que con su nombre supuesto llegó a figurar en la solicitada reclamando la libertad de su supuesto hermano secuestrado, firmó la solicitada con la lista de detenidos-desaparecidos que las organizaciones de derechos humanos publicaron en el diario La Nación el 10 de diciembre . Ese día ingresó y, según las instrucciones que llevaba, besó a aquellos que, posteriormente, serían secuestrados, torturados y a los que, finalmente, se les aplicaría la “solución final”: el traslado, es decir, la muerte, que desde ESMA significó lo que se conoce como los “vuelos de la muerte”.
El día en que la solicitada debía ser publicada Azucena Villaflor de Vicente sufre el secuestro. Entre los días 8 y 10 de diciembre habían sido detenidos y secuestrados varios integrantes del grupo de Santa Cruz, además de Azucena: Esther Ballestrino de Careaga , María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet , y los activistas de derechos humanos Angela Auad , Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo. Durante el operativo Astiz siguió aparentando ser un familiar y fue señalando con un abrazo en el atrio de la iglesia a quienes debían ser secuestrados. Durante varios años se consideró que Gustavo Niño era un desaparecido y se lo incluyó en las listas por cuyas vidas se reclamaba. Algunos de los cuerpos de los eliminados por el procedimiento de los “vuelos” aparecieron en las playas de la zona de Sta. Teresita y el Tuyú, los cuales fueron enterrados como NN… el mar devolvía lo que tenebrosamente había recibido, dejaba al descubierto el plan de desapariciones forzadas, las torturas, la muerte… y se comienza a convertir en uno de los primeros declarantes de las barbaridades que se intentaban ocultar en él.
Fue recién cuando en 1984 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) comenzó a recopilar testimonios y pruebas para el Juicio a las Juntas militares, que se realizaron excavaciones en el cementerio de Gral. Lavalle. Los restos óseos de los cuerpos que devolviera el mar serían utilizados en tal sentido y, posteriormente, a pesar de las leyes dictadas durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín (Punto Final – Obediencia Debida) paralizaron la investigación, aun así los restos fueron preservados gracias a la acción del Juez Horacio Cattani.
Se encontraron otros restos en nuevas tumbas en la misma zona. Trabajó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que descubrió “dos líneas de tumbas, una por encima de la otra. Se descubrieron así 8 esqueletos, 5 correspondientes a mujeres, 2 … a varones y uno clasificado como … probablemente masculino”. Las pruebas de laboratorio (LIDMO, Córdoba, perteneciente el EAAF) dieron como resultado que se lograra determinar que los restos pertenecían al grupo secuestrado entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. Fue el 8 de julio de 2005 que se pudo individualizar los restos de Azucena Villaflor.
Estos restos fueron incinerados y sus cenizas enterradas a los pies de la Pirámide de Mayo, en el centro de la Plaza de Mayo, el día 8 de diciembre de 2005, el lugar que ella había elegido para iniciar la búsqueda de su hijo y su nuera, y por los hijos de todas las Madres. Ella, tan frágil y tan fuerte, tan adre y mil madres, tan entera y tan única. Hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones (2)
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/AzucenaVillaflor.htm
Tienen doble vida, son sicarios del mal,
entre esos tipos y yo hay algo personal
(Joan Manuel Serrat: Algo personal)
Los restos de Azucena Villaflor quedaron bajo azucenas blancas y claveles rojos, junto a la Pirámide y frente a la Casa de Gobierno. También se descubrió una placa en su memoria: "Fue mantenida en cautiverio en la ESMA y días después arrojada viva al mar. Sus restos fueron identificados en agosto de 2005. Juicio y Castigo a los culpables". (1)
(1) http://www.clarin.com/diario/2005/12/09/elpais/p-02401.htm
(2) Historia de la dirigente de madres de Plaza de Mayo
4º MENSAJE DE NAUFRAGO: RODOLFO ORTEGA PEÑA
En 1958 recibe de abogado, tenía por entonces 20 años. Continua estudiando y logra la licenciatura en Filosofía y Letras. Se dedicó a la docencia, también fue historiador. Su preocupación por los Derechos Humanos lo lleó a asumir la defensa de presos políticos y sociales, además de dedicarle su tiempo a su familia, su militancia y los presos políticos, su tarea como historiador y docente, también escribía en las revistas Militancia -donde compartía con Eduardo Luis Duhalde- y De Frente . En Mayo de 1973 asume como diputado por el peronismo de base.
Tenía 38 años cuando la Triple A lo asesinaba en pleno centro (Carlos Pellegrini y Arenales) un 31 de julio de 1974. Ese nefasto día abriría la puerta de tantas muertes la del diputado Rodolfo Ortega Peña.
Los testimonios afirman que los asesinos bajaron de un automóvil Fairlane y asestaron 23 tiros contra él. Su cuerpo quedó tendido en la calle. Ese mismo día, en otro lugar de Buenos Aires, los compañeros de Ortega Peña organizaban un homenaje a los fusilados de Trelew.
El asesinato de este joven abogado, expresión del peronismo revolucionario daba comienzo a la larga lista de crímenes de la Triple A que llevarían al golpe del 24 de marzo de 1976.
Desde antes de la muerte de Perón la situación política era mas que endeble. Los enfrentamientos entre el ala izquierda del movimiento peronista -el peronismo revolucionario- y por el otro lado la derecha compacta y peligrosa. Ezeiza había sido una muestra.
“¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa general? Está lleno de gorilas el gobierno popular” había sido la consigna y reclamo de los jóvenes y los no tanto aquél 1º de mayo de 1974, la última oportunidad en que Perón se mostraría en público. Por toda respuesta apagó el reclamo popular con el insulto a los “imberbes”, esos “Estúpidos que gritan” a los cuales les recordó que no tenían ni portaban tradición ni historia dentro del peronismo, pero a los que –hábilmente- había utilizado desde su exilio para negociar con tirios y troyanos su regreso al país.
Ahora ya no los necesitaba..
Primero se fue Héctor “el tío” Cámpora, y uno a uno comenzaron a dejar la función pública dirigentes, y a caer fundamentales militantes populares asesinados. El gabinete se derechizaba. La influencia de “El Brujo” José López Rega era notoria.
Ortega Peña había decidido de qué lado se ubicaba, y esa decisión suya le había costado recibir amenazas y aparecer en la lista que había hecho pública la Triple A: una lista de personas a eliminar.
Era una persona respetada por su compromiso ideológico, pero mas que nada por su ética militante y su coherencia política; profesional de probada capacidad, integridad, idoneidad e inteligencia. Es decir.. era sumamente peligroso.
En los años 60 fue asesor legal de sindicatos. Había leído a Gramsci, -seguramente los complejos quaderni que aquél escribiera desde la cárcel mussoliniana-. Cuando se produjo el golpe de 1966 se jugó por la defensa de compañeros presos políticos. Precursor en la lucha por los Derechos Humanos, hizo punta con agudeza política también a través de sus escritos periodísticos –recordemos su participación en la revista Militancia-.
En 1973 asumió como diputado nacional, y se destacó por el juramento elegido: “La sangre derramada jamás será negociada”. Esta clara toma de posición se vio continuada por la formación de un bloque personal.
Cuando, tras la muerte de Perón -1/7/1974- recrudecieron las amenazas, los secuestros y los asesinatos, un grupo de amigos se acercó para convencerlo de que renunciara y se alejara del país pues peligraba su vida. Él se negó y prefirió seguir peleando desde adentro. Tampoco quiso custodia.
De aquél día en que lo mataron, un testimonio reconstruye los últimos minutos: “Un rato después, Rodolfo salió caminando del Congreso con su compañera Helena Villagra. Fueron caminando por Callao, desde Rivadavia hasta Santa Fe, y allí doblaron media cuadra hacia Riobamba donde entraron en una pizzería, de la que salieron aproximadamente a las 22.15. Con la misma confianza con la que se manejaba, Rodolfo se subió a un taxi que estaba libre parado en la puerta, aparentemente desde hacía un tiempo, y le dio la dirección adonde iban. El taxista repitió en voz alta y de manera notoria “Carlos Pellegrini y Juncal”. Pocas cuadras más adelante, Rodolfo le pidió que apagara la luz interior del coche que el chofer había dejado encendida. Estos y otros datos conocidos con posterioridad nos confirmaron la participación del taxista en el operativo para asesinar a Rodolfo. Al llegar a la calle Carlos Pellegrini y Santa Fe, el taxi dobló y otro vehículo que venía detrás, sin que los pasajeros lo notaran, se atravesó e impidió que los otros automóviles que venían pudieran avanzar por Pellegrini. Al cruzar Juncal el taxi paró y un coche que venía casi a la par se le atravesó. Bajó de él un hombre con una media de mujer en la cabeza y una ametralladora en la mano con la que disparó 23 tiros o más, 8 de los cuales fueron en la cabeza, que hicieron blanco en Rodolfo. Esto nos hizo comprobar que estaban al tanto de las conversaciones mantenidas en su despacho intentando que Rodolfo usara el chaleco antibalas que le había ofrecido el compañero Ricardo Beltrán. En 1975, ya camino a la dictadura, cuando José López Rega había terminado su trabajo siniestro de sangre y de muerte partió hacia Madrid acompañado de sus dos principales cómplices. Ellos eran Morales y Almirón”. (1)
Ortega Peña fue velado en la Federación Gráfica Bonaerense. Fue este el primer gremio nacido como Federación Tipográfica Bonaerense, el 25 de Mayo de 1857, desgajamiento (1907) de la Sociedad Tipográfica Bonaerense . Todas las corrientes políticas pasaron por ese gremio: anarquistas y libertarios eran los que en 1878, con el nombre de Unión Tipográfica, hicieron la primera huelga obrera del país. Lograron así reducir la jornada de trabajo a 10 horas en invierno y evitar el trabajo de niños en los talleres.
Los militantes gráficos enfrentaron la Ley de Residencia sancionada en 1902 para expulsar a sindicalistas extranjeros. El 3 de mayo de 1907, cuatro sindicatos se unieron para fundar la Federación Gráfica Bonaerense . La Federación participó en la creación de la CGT en 1930. Con el peronismo, a partir de 1945, el gremio se expandió y modernizó. En 1967, con la conducción de Ongaro, nació la CGT de los Argentinos, símbolo de la resistencia a Onganía. La Federación , transformada en la década de 1970 en Sindicato Gráfico Argentino, sufrió la intervención y luego el impacto de la última dictadura militar, con su secuela de desaparecidos.
Miles de personas acompañaron el féretro de Ortega Peña hasta la Chacarita, donde fueron reprimidos por la policía.
LOS RESPONSABLES
“Pasados algunos meses, el subcomisario de la Policía Federal Rodolfo Eduardo Almirón frecuentaba un local de moda en Madrid en la calle Fuencarral que se llamaba Drugstore, a pocos metros de la Glorieta de Bilbao. Allí se ufanaba de haber sido ejecutor del asesinato de Ortega Peña. A quien lo quisiera escuchar, decía sin temor que él lo había matado.
Cuando comenzó a llegar el exilio provocado por la dictadura militar de 1976, Almirón desapareció de los lugares públicos. Hasta que fue descubierto y denunciado en 1981, como jefe de la custodia del ex ministro de Franco Manuel Fraga Iribarne.
Cambio 16, la revista progresista española de ese momento, y Diario 16 de la misma editorial, le dedicaron grandes titulares y varias tapas, por lo que Almirón tuvo que sumergirse nuevamente” (2)
A Rodolfo Ortega Peña lo asesinó la Triple A. Su cuerpo fue llevado a la comisaría 15 donde estaba el comisario Alberto Villar.
Por los testimonios del ex policía Rodolfo Peregrino Fernández, -un “arrepentido” que desde el golpe del 76 había estado al lado del Ministro del Interior del Proceso Militar, Gral. Albano Harguindeguy- este ex oficial describió cómo funcionaba la estructura de la Triple A (otro testimonio proviene de Paino (3) : "La organización de la Triple A me la. encomendó a mí el señor Jorge Conti, asesor de prensa del Ministerio de Bienestar Social. La Triple A la manejaba el ministro José López Rega, pero su responsabilidad es relativa. También la manejaban sus asesores y sus enlaces. El día 3 de marzo de 1974, el señor Conti me entregó un cheque de dos millones de pesos contra Banco Nación, sucursal Bartolomé Mitre y Callao -el cheque era de Sucesos Argentinos-, y me dijo que cobrara ese dinero y que lo guardara- porque tenía que organizar un grupo para una operación comando. El 20 del mismo mes me entregó otro cheque, de tres millones, de Honegger y Compañía, la imprenta que editaba la revista Las Bases. El cheque era contra Banco Shaw, sucursal Congreso. El señor Conti me dijo que ese cheque era para pagarle a un grupo armado que tenía que matar al diputado Rodolfo Ortega Peña y al abogado Antonio Tomás Hernandez, vicepresidente de la empresa Dicon (Canal 11)” (4) Esta declaración la realizaba e l día 12 de febrero de 1976, en la cárcel de Villa Devoto, un detenido de nombre Salvador Horacio Paino, de 50 años. Declaró ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados
Buenos Aires y los jóvenes no pueden recordar a Rodolfo Ortega Peña tan sólo por una plazoleta que lleva su nombre (sobre Av. 9 de julio), y que hace referencia al lugar donde lo mataron. Hay que revalorizar su pensamiento, su acción, su personalidad,. Silenciada la memoria por el olvido que se impuso por decreto desde el proceso militar hasta su continuación en las presidencias de Menem y De la Rua, y con la complicidad del tiempo -que cumple con la labor de enterrar, de sepultar, de acercar el olvido- y porque la acción de ambas cosas lleva a ignorar quiénes fueron, qué hicieron, por qué y en qué se comprometieron y en ello se jugaron la vida para darle vida a la tierra que hoy pisamos, a la historia que vivimos.
Con respecto a la organización terrorista para-estatal, la Triple A , conviene recordar que el soporte de su accionar se basó en la utilización de asesinos como Rodolfo Almirón , ahora descubierto en una localidad cercana a Valencia, en España, a través de una investigación periodística publicada por el diario "El Mundo".
El regreso de Perón al poder no fue prende de paz. Se sucedieron entonces asesinatos como el de Constantino Razzetti, “ la invasión a Villa Constitución financiada por los empresarios de la ciudad, entre otros José Martínez de Hoz y Arturo Acevedo. De hecho, los grandes empresarios apoyaron la formación de estos grupos de tareas y lo siguieron haciendo durante el terrorismo de estado; la información en torno a la militancia social, gremial y política ya venía acumulándose desde los años sesenta; los integrantes de las patotas irregulares de principios de los setenta luego se fusionaron a través del Batallón 601 de inteligencia; y el eje de la producción de torturas, información y secuestros fueron los archivos de la Policía Federal Argentina que, increíblemente, no tiene ningún imputado en la justicia federal santafesina”. Hay que recordar quién fue Rodolfo Ortega Peña. Conviene recordar los nombres y las caras de los asesinos.
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/OrtegaPena.htm
(1) http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-78493-2007-01-02.html - Rodolfo Ortega Peña: relato de los hechos, por Marcelo Duhalde.
(2) http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-78493-2007-01-02.html op.cit.
(3) http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto062.htm en el círculo Salvador Horacio Paino.
(4) http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto062.htm
Tenía 38 años cuando la Triple A lo asesinaba en pleno centro (Carlos Pellegrini y Arenales) un 31 de julio de 1974. Ese nefasto día abriría la puerta de tantas muertes la del diputado Rodolfo Ortega Peña.
Los testimonios afirman que los asesinos bajaron de un automóvil Fairlane y asestaron 23 tiros contra él. Su cuerpo quedó tendido en la calle. Ese mismo día, en otro lugar de Buenos Aires, los compañeros de Ortega Peña organizaban un homenaje a los fusilados de Trelew.
El asesinato de este joven abogado, expresión del peronismo revolucionario daba comienzo a la larga lista de crímenes de la Triple A que llevarían al golpe del 24 de marzo de 1976.
Desde antes de la muerte de Perón la situación política era mas que endeble. Los enfrentamientos entre el ala izquierda del movimiento peronista -el peronismo revolucionario- y por el otro lado la derecha compacta y peligrosa. Ezeiza había sido una muestra.
“¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa general? Está lleno de gorilas el gobierno popular” había sido la consigna y reclamo de los jóvenes y los no tanto aquél 1º de mayo de 1974, la última oportunidad en que Perón se mostraría en público. Por toda respuesta apagó el reclamo popular con el insulto a los “imberbes”, esos “Estúpidos que gritan” a los cuales les recordó que no tenían ni portaban tradición ni historia dentro del peronismo, pero a los que –hábilmente- había utilizado desde su exilio para negociar con tirios y troyanos su regreso al país.
Ahora ya no los necesitaba..
Primero se fue Héctor “el tío” Cámpora, y uno a uno comenzaron a dejar la función pública dirigentes, y a caer fundamentales militantes populares asesinados. El gabinete se derechizaba. La influencia de “El Brujo” José López Rega era notoria.
Ortega Peña había decidido de qué lado se ubicaba, y esa decisión suya le había costado recibir amenazas y aparecer en la lista que había hecho pública la Triple A: una lista de personas a eliminar.
Era una persona respetada por su compromiso ideológico, pero mas que nada por su ética militante y su coherencia política; profesional de probada capacidad, integridad, idoneidad e inteligencia. Es decir.. era sumamente peligroso.
En los años 60 fue asesor legal de sindicatos. Había leído a Gramsci, -seguramente los complejos quaderni que aquél escribiera desde la cárcel mussoliniana-. Cuando se produjo el golpe de 1966 se jugó por la defensa de compañeros presos políticos. Precursor en la lucha por los Derechos Humanos, hizo punta con agudeza política también a través de sus escritos periodísticos –recordemos su participación en la revista Militancia-.
En 1973 asumió como diputado nacional, y se destacó por el juramento elegido: “La sangre derramada jamás será negociada”. Esta clara toma de posición se vio continuada por la formación de un bloque personal.
Cuando, tras la muerte de Perón -1/7/1974- recrudecieron las amenazas, los secuestros y los asesinatos, un grupo de amigos se acercó para convencerlo de que renunciara y se alejara del país pues peligraba su vida. Él se negó y prefirió seguir peleando desde adentro. Tampoco quiso custodia.
De aquél día en que lo mataron, un testimonio reconstruye los últimos minutos: “Un rato después, Rodolfo salió caminando del Congreso con su compañera Helena Villagra. Fueron caminando por Callao, desde Rivadavia hasta Santa Fe, y allí doblaron media cuadra hacia Riobamba donde entraron en una pizzería, de la que salieron aproximadamente a las 22.15. Con la misma confianza con la que se manejaba, Rodolfo se subió a un taxi que estaba libre parado en la puerta, aparentemente desde hacía un tiempo, y le dio la dirección adonde iban. El taxista repitió en voz alta y de manera notoria “Carlos Pellegrini y Juncal”. Pocas cuadras más adelante, Rodolfo le pidió que apagara la luz interior del coche que el chofer había dejado encendida. Estos y otros datos conocidos con posterioridad nos confirmaron la participación del taxista en el operativo para asesinar a Rodolfo. Al llegar a la calle Carlos Pellegrini y Santa Fe, el taxi dobló y otro vehículo que venía detrás, sin que los pasajeros lo notaran, se atravesó e impidió que los otros automóviles que venían pudieran avanzar por Pellegrini. Al cruzar Juncal el taxi paró y un coche que venía casi a la par se le atravesó. Bajó de él un hombre con una media de mujer en la cabeza y una ametralladora en la mano con la que disparó 23 tiros o más, 8 de los cuales fueron en la cabeza, que hicieron blanco en Rodolfo. Esto nos hizo comprobar que estaban al tanto de las conversaciones mantenidas en su despacho intentando que Rodolfo usara el chaleco antibalas que le había ofrecido el compañero Ricardo Beltrán. En 1975, ya camino a la dictadura, cuando José López Rega había terminado su trabajo siniestro de sangre y de muerte partió hacia Madrid acompañado de sus dos principales cómplices. Ellos eran Morales y Almirón”. (1)
Ortega Peña fue velado en la Federación Gráfica Bonaerense. Fue este el primer gremio nacido como Federación Tipográfica Bonaerense, el 25 de Mayo de 1857, desgajamiento (1907) de la Sociedad Tipográfica Bonaerense . Todas las corrientes políticas pasaron por ese gremio: anarquistas y libertarios eran los que en 1878, con el nombre de Unión Tipográfica, hicieron la primera huelga obrera del país. Lograron así reducir la jornada de trabajo a 10 horas en invierno y evitar el trabajo de niños en los talleres.
Los militantes gráficos enfrentaron la Ley de Residencia sancionada en 1902 para expulsar a sindicalistas extranjeros. El 3 de mayo de 1907, cuatro sindicatos se unieron para fundar la Federación Gráfica Bonaerense . La Federación participó en la creación de la CGT en 1930. Con el peronismo, a partir de 1945, el gremio se expandió y modernizó. En 1967, con la conducción de Ongaro, nació la CGT de los Argentinos, símbolo de la resistencia a Onganía. La Federación , transformada en la década de 1970 en Sindicato Gráfico Argentino, sufrió la intervención y luego el impacto de la última dictadura militar, con su secuela de desaparecidos.
Miles de personas acompañaron el féretro de Ortega Peña hasta la Chacarita, donde fueron reprimidos por la policía.
LOS RESPONSABLES
“Pasados algunos meses, el subcomisario de la Policía Federal Rodolfo Eduardo Almirón frecuentaba un local de moda en Madrid en la calle Fuencarral que se llamaba Drugstore, a pocos metros de la Glorieta de Bilbao. Allí se ufanaba de haber sido ejecutor del asesinato de Ortega Peña. A quien lo quisiera escuchar, decía sin temor que él lo había matado.
Cuando comenzó a llegar el exilio provocado por la dictadura militar de 1976, Almirón desapareció de los lugares públicos. Hasta que fue descubierto y denunciado en 1981, como jefe de la custodia del ex ministro de Franco Manuel Fraga Iribarne.
Cambio 16, la revista progresista española de ese momento, y Diario 16 de la misma editorial, le dedicaron grandes titulares y varias tapas, por lo que Almirón tuvo que sumergirse nuevamente” (2)
A Rodolfo Ortega Peña lo asesinó la Triple A. Su cuerpo fue llevado a la comisaría 15 donde estaba el comisario Alberto Villar.
Por los testimonios del ex policía Rodolfo Peregrino Fernández, -un “arrepentido” que desde el golpe del 76 había estado al lado del Ministro del Interior del Proceso Militar, Gral. Albano Harguindeguy- este ex oficial describió cómo funcionaba la estructura de la Triple A (otro testimonio proviene de Paino (3) : "La organización de la Triple A me la. encomendó a mí el señor Jorge Conti, asesor de prensa del Ministerio de Bienestar Social. La Triple A la manejaba el ministro José López Rega, pero su responsabilidad es relativa. También la manejaban sus asesores y sus enlaces. El día 3 de marzo de 1974, el señor Conti me entregó un cheque de dos millones de pesos contra Banco Nación, sucursal Bartolomé Mitre y Callao -el cheque era de Sucesos Argentinos-, y me dijo que cobrara ese dinero y que lo guardara- porque tenía que organizar un grupo para una operación comando. El 20 del mismo mes me entregó otro cheque, de tres millones, de Honegger y Compañía, la imprenta que editaba la revista Las Bases. El cheque era contra Banco Shaw, sucursal Congreso. El señor Conti me dijo que ese cheque era para pagarle a un grupo armado que tenía que matar al diputado Rodolfo Ortega Peña y al abogado Antonio Tomás Hernandez, vicepresidente de la empresa Dicon (Canal 11)” (4) Esta declaración la realizaba e l día 12 de febrero de 1976, en la cárcel de Villa Devoto, un detenido de nombre Salvador Horacio Paino, de 50 años. Declaró ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados
Buenos Aires y los jóvenes no pueden recordar a Rodolfo Ortega Peña tan sólo por una plazoleta que lleva su nombre (sobre Av. 9 de julio), y que hace referencia al lugar donde lo mataron. Hay que revalorizar su pensamiento, su acción, su personalidad,. Silenciada la memoria por el olvido que se impuso por decreto desde el proceso militar hasta su continuación en las presidencias de Menem y De la Rua, y con la complicidad del tiempo -que cumple con la labor de enterrar, de sepultar, de acercar el olvido- y porque la acción de ambas cosas lleva a ignorar quiénes fueron, qué hicieron, por qué y en qué se comprometieron y en ello se jugaron la vida para darle vida a la tierra que hoy pisamos, a la historia que vivimos.
Con respecto a la organización terrorista para-estatal, la Triple A , conviene recordar que el soporte de su accionar se basó en la utilización de asesinos como Rodolfo Almirón , ahora descubierto en una localidad cercana a Valencia, en España, a través de una investigación periodística publicada por el diario "El Mundo".
El regreso de Perón al poder no fue prende de paz. Se sucedieron entonces asesinatos como el de Constantino Razzetti, “ la invasión a Villa Constitución financiada por los empresarios de la ciudad, entre otros José Martínez de Hoz y Arturo Acevedo. De hecho, los grandes empresarios apoyaron la formación de estos grupos de tareas y lo siguieron haciendo durante el terrorismo de estado; la información en torno a la militancia social, gremial y política ya venía acumulándose desde los años sesenta; los integrantes de las patotas irregulares de principios de los setenta luego se fusionaron a través del Batallón 601 de inteligencia; y el eje de la producción de torturas, información y secuestros fueron los archivos de la Policía Federal Argentina que, increíblemente, no tiene ningún imputado en la justicia federal santafesina”. Hay que recordar quién fue Rodolfo Ortega Peña. Conviene recordar los nombres y las caras de los asesinos.
LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/OrtegaPena.htm
(1) http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-78493-2007-01-02.html - Rodolfo Ortega Peña: relato de los hechos, por Marcelo Duhalde.
(2) http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-78493-2007-01-02.html op.cit.
(3) http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto062.htm en el círculo Salvador Horacio Paino.
(4) http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto062.htm
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