3/5/2012 -
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la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los tres días del mes de mayo de 2012, a la hora 10 y 10:
expropación
de la tenencia
accionaria de repsol ypf s.a.
Sr. Presidente (Domínguez).- Continúa la sesión.
Prosigue la consideración en general
del dictamen de mayoría recaído en el proyecto de ley venido en revisión del
Honorable Senado, por el que se declara de interés público nacional y objetivo
prioritario de la República Argentina
el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la exploración,
explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos.
(Orden del Día Nº 288, expediente 29-S.-2012)
Aquí ORDEN DEL DÍA Nº 288
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Jujuy.
Sra. Bernal.- Señor
presidente: el presente proyecto de ley instala dos cuestiones de relevancia
geopolítica: el concepto de soberanía hidrocarburífera y el interés nacional
sobre el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, su explotación,
industrialización, transporte y comercialización. Esta decisión, además de ser
acertada en términos económicos, financieros, técnicos y de soberanía, promueve
en clave política la protección en todos los frentes de nuestro destino
nacional, y particularmente en el de la explotación hidrocarburífera, para
evitar que se lleven todo aquello que genuinamente nos pertenece, porque se
llevaron, y mucho.
Es bueno construir ciudadanía, y
además tenemos la obligación de entender parte de nuestra historia, que no sólo
la produce Repsol sino la cadena de decisiones que se adoptaron en distintos
tiempos y gobiernos y que impactaron directamente sobre el tema.
Por eso, es bueno recordar los
primeros gobiernos de facto que iniciaron la política de adicionar compañías
contratistas y cambiaron la esencia de la YPF original, y la teoría del autoabastecimiento
de petróleo que tiraron.
Estos gobiernos no estuvieron a la
altura de la historia ni del entendimiento del concepto de Perón sobre la
patria industrial, ni de Yrigoyen ni mucho menos de Mosconi. Recordemos la
batalla de Frondizi y los decretos derogados por Illia.
No sólo Repsol fue sinónimo de
vaciamiento, sino también las dictaduras, particularmente la de Onganía, con la
entrega de cuatro áreas petroleras.
Recordemos la crisis energética de
1989, y –por qué no citar lo que ya se expresó todo el día de ayer- las
auditorías fraudulentas de los 90 y la venta.
Pero quiero responder a quienes
denostaron al compañero Néstor Carlos Kirchner. Desde 2003, Kirchner vio el
horizonte de recuperación de políticas energéticas, que fue parte del fenómeno
de expansión de la industria automotriz y creador del modelo de reparto
industrial en la región, acordado con otros países, entre ellos Brasil.
Hay que entender lo que pasó Néstor
Carlos Kirchner. Seguramente fue tremendo y difícil revertir las conductas
empresariales acostumbradas a sacar petróleo a precio vil y provocar
vaciamientos.
En este nuevo escenario, con nuestra
presidenta y
nuevos socios
regionales ante el intento de dar contragolpes a la política energética del
país Cristina dijo “basta” a los nuevos precios internacionales, a la
desinversión probada, y salió a defender nuestros recursos con un concepto
actual, con una forma acorde a los tiempos que corren, lo que implica el 51 por
ciento del control empresarial, actuando en asociación con el capital privado y
con la mirada puesta en darle valor agregado, que es investigar,
profesionalizar, en suma, dar calidad institucional y tecnología apropiada para
expandir la producción.
Tranquilos todos aquellos que temen a Cristina, nuestra
presidenta; le toca trabajar sobre nuevas políticas exploratorias sobre el
llamado Shale oil o Shale gas. Por lo tanto, Formosa, Jujuy,
Salta, Mendoza, La Pampa,
Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego formarán parte de
este nuevo Estado productor y de un nuevo modelo de desarrollo energético
basado en la cooperación pública y privada.
Jujuy tiene petróleo, por eso está en
estas provincias. Jujuy tiene petróleo, quiere esta ley, necesita esta ley,
apoya esta ley, tenemos áreas petroleras y cuencas todavía por explotar.
Por eso cuando en España se habla, yo
pregunto qué le debemos a España, si nos pegaron por izquierda y por derecha.
En respuesta a esto tenemos esta ley que como ninguna otra marca el cambio de
tiempos. Esta ley asesta al modelo neoliberal el golpe de gracia, y nos dice
que se impone definitivamente el modelo iniciado por el compañero Néstor Carlos
Kirchner, continuado y liderado por Cristina Fernández de Kirchner, que es el
modelo de proyecto nacional, de reconocimiento de derechos y, en suma, de
crecimiento con inclusión social.
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
Sr. Avoscan.- Señor
presidente: el proyecto de expropiación del 51 por ciento de las acciones de
YPF tiene un alto valor simbólico para todos los argentinos, similar a cuando
se privatizó y se desnacionalizó. Incluso un periodista llegó a titular una
nota de la transferencia de las acciones a Repsol como la segunda colonización
española.
Tiene mucho sentido hablar de
colonización cuando los números nos demuestran que la lógica de Repsol para
gerenciar YPF fue la de una empresa colonial, o si se prefiere, la de una
economía de enclave, concentración de una única actividad económica sin
transferencia de recursos ni tecnologías mientras duren las condiciones de
privilegio, con escasa inversión y giro de ganancias extraordinarias a las
casas matrices.
Ayer se citó un caso puntual, el caso
de La Forestal,
un ejemplo de lo que ocurre cuando se maneja una empresa con el concepto de
economía de enclave.
Y así como fue alto el valor simbólico
de esa privatización también es alto el valor de esta recuperación. Estamos
dando un paso enorme en el proceso
anunciado por
nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 1º de marzo de este año
cuando en esta Cámara destacó la necesidad de desmontar los mecanismos que
venían de la Argentina
de la convertibilidad.
La recuperación del control de YPF
para el Estado nacional tiene quizás el mismo peso que la transformación del
Banco Central que hemos aprobado en este período, pero su valor simbólico para
el pueblo argentino es mucho mayor.
Por la historia, por el significado y
por las expectativas que despierta esta nueva YPF, esta situación se visualiza
como el paso más firme en la definitiva consolidación de una nueva
independencia económica con soberanía política y justicia social.
La nueva YPF que estamos gestando a
partir de esta discusión tiene algunas características diferenciadoras de
experiencias pasadas que nos permitirán salvar algunas polémicas que terminaron
paralizando el accionar concreto.
En primer lugar, debo destacar la
posibilidad de la participación del capital privado en la actividad petrolera.
La nueva YPF contará en su composición accionaria con capital privado, que va a
permanecer si se sienten en condiciones de realizar las inversiones necesarias
para desarrollar la actividad petrolera.
Esta es una actividad de largo plazo,
y no de rentabilidad inmediata, pero hay que tener en cuenta fundamentalmente
que la conducción estratégica, el establecimiento de los objetivos y el
funcionamiento de la empresa estarán a cargo del sector estatal.
Existe otro paradigma inherente a esta
nueva formulación de YPF que debemos resaltar: la inclusión del federalismo
dentro de la definición de la política petrolera mediante dos vías. Por un
lado, la creación del Consejo Federal de Hidrocarburos, donde estarán
representadas todas las provincias del Estado nacional y, por otro, la
participación del 25 por ciento del total de las acciones de YPF para las
provincias productoras.
Quiero resaltar dos aspectos de este
principio federal. En primer lugar, el reconocimiento a los Estados
provinciales como protagonistas de la explotación de un recurso no renovable.
En segundo término, la búsqueda del equilibrio entre el interés de la Nación como totalidad y el
de las provincias productoras.
Hay quienes insisten con que el Estado
nacional debe volver a la propiedad absoluta de los recursos del subsuelo, y en
este sentido defienden lo preceptuado en la Constitución de 1949.
Otros van más allá y dicen que las provincias productoras con apenas el 15 por
ciento de la población deben controlar la política petrolera de este país.
En este sentido, deberíamos ser más
precisos en los términos al reconocer que existen diferentes modelos de
federalismo. Tenemos un nacionalismo popular y un nacionalismo autoritario.
Esta es una verdad, pero son antitéticos.
Tenemos un federalismo popular y un federalismo de las élites, y también un
federalismo vivo que nace y se desarrolla en las prácticas políticas del
pueblo.
Asimismo, existe el federalismo de
cartón de algunas dirigencias conservadoras, que lo toman como excusa para
aferrarse al poder.
Buen ejemplo de ese federalismo
popular es el de Facundo Quiroga, quien en 1826 se levantó contra el atropello
del gobierno central de Bernardino Rivadavia defendiendo la propiedad
provincial de la mina de plata del cerro Famatina.
Digno ejemplo del federalismo de
cartón es la posición que adoptó el gobierno conservador de la provincia de
Salta en 1920 cuando, para no sumarse a YPF, hicieron pactos con Standard Oil,
y ellos mismos fueron los que impulsaron el golpe contra Yrigoyen en 1930,
golpe con olor a petróleo.
Finalmente, para no excederme,
solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
Sr. Biella Calvet.-
Señor presidente: estamos hablando de un tema trascendente para el futuro
energético de la República Argentina.
En ese sentido, debemos tener en cuenta que contamos con una herramienta
importante que puede ayudarnos: YPF.
Distintos ministros y legisladores
nacionales han manifestado que hay que tratar de no mirar tanto al pasado y sí
apostar al crecimiento en el futuro, pero no mirar el
pasado no
significa olvidar la historia. Por eso
vamos a hablar un poco de historia y del Quijote del petróleo, que fue don
Francisco Tobar, quien en Salta –un año
antes que en Comodoro Rivadavia‑ exploró, encontró y explotó petróleo en la Quebrada de Galarza, en
un pozo que llamó República Argentina,
con la anuencia del gobierno de la provincia de Salta.
Cuando hablamos de la historia del petróleo
no sólo nos referimos a hombres, sino también a mujeres, ya que Lola Mora, la
eximia artista, también incursionó en esta área, encontrando gas y petróleo en
el Departamento de San Martín. Por eso,
los salteños estamos emparentados con la historia misma del petróleo.
Asimismo, si hablamos de historia,
debemos recordar que el próximo 19 de octubre se cumplen 90 años de la
designación, por el anterior presidente Hipólito Yrigoyen, de Enrique Mosconi
como director de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
La fiebre por el petróleo o el oro
negro, que llevaba en su corazón, se expandió por todo el territorio de la República Argentina,
trascendiendo las fronteras y llegando a México, Uruguay, Bolivia y Colombia.
Recién en 1938 Brasil comienza a
desarrollar una política energética seria mediante su Consejo Nacional de
Petróleo. Digo esto porque en la década
de 1990, cuando YPF fue tasada junto con Petrobras, ambas empresas costaban 19
mil millones de dólares, aproximadamente.
Luego Petrobras, con cerebros
argentinos que se fueron en la década de 1990 y con una política de Estado
seria en energía, no sólo consiguió el autoabastecimiento, sino que ahora está
tasada en más de 200 mil millones de dólares, mientras que la empresa nuestra
no alcanza ni a la vigésima parte.
Esta improvisación en materia de
desarrollo energético, junto con el crecimiento demográfico, industrial y del
parque automotor, han llevado a que nuestros poliductos, mediante los cuales
exportábamos hidrocarburos a nuestros países vecinos, los utilicemos para
importar.
Además, no tenemos que olvidarnos de
lo más importante, que son las familias del Norte salteño, de Aguará, de
Mosconi, de Tartagal y de Campo Durán, que vivían del petróleo y eran ciudades
florecientes. Después de la década de
1990, algunas de ellas pasaron a ser casi pueblos fantasmas, donde abundan los
planes sociales y el trabajo digno es una utopía.
Allí, en Mosconi, junto con Cutral‑Có,
nacieron los piquetes, como una forma de reclamo digno de búsqueda del trabajo
genuino. Lamentablemente, este espíritu
se fue desvirtuando con el correr del tiempo.
Recordando que estamos aquí para dar
soluciones, proponemos exigir a la empresa YPF que invierta recursos a mediano
y largo plazo para explorar y desarrollar programas de recursos alternativos.
Sr. Presidente (Domínguez).-
La Presidencia
solicita silencio a los señores diputados a fin de poder escuchar al orador.
Sr. Biella Calvet.-
Muchas gracias, señor presidente.
Estos recursos alternativos deberían desarrollarse
en los lugares donde hoy se exploran y explotan hidrocarburos. Así, dentro de medio siglo, cuando se acaben
los recursos energéticos de Salta y del mundo, tendremos la posibilidad
paradigmática de generar nuevas fuentes de empleo y evitar nuevos pueblos
fantasma.
Habiendo escuchado ayer la alocución
del señor diputado “ypefiano”, recuerdo el artículo 31 de la disidencia
parcial, que habla de una participación del 10 por ciento de los empleados de
YPF. Esto puede servir como la llave
marco para la tan ansiada propiedad participada de las más de 3.500 familias
del Norte argentino y otras tantas de la República Argentina.
Para terminar, estamos absolutamente
de acuerdo con que hablar de la argentinización de YPF es hablar del pasado,
presente y futuro en materia energética.
Sin energía, no hay crecimiento ni desarrollo. Por eso, anticipo mi voto por la afirmativa
para la estatización de YPF, que no sólo servirá para tener nuevos puestos de
trabajo, sino para conseguir…
Sr. Presidente (Domínguez).-
Gracias, señor diputado.
Tiene la palabra la señora diputada
por Corrientes.
No encontrándose en el recinto la
señora diputada Ferreyra, tiene la palabra la señora diputada por Santiago del
Estero.
Sra. Pastoriza.- Señor presidente: quiero referirme a la
importancia estratégica de YPF, la empresa energética insignia de nuestro país,
y reflexionar acerca de su recuperación en el marco de un cambio de paradigma
que ya se extiende por toda América Latina; cambio en el que participa
activamente el Frente Cívico por Santiago conducido por nuestro gobernador el
doctor Gerardo Zamora.
Hoy nos proponemos recuperar YPF
reiniciando el camino hacia la soberanía energética. En los últimos años, la
contracción de la producción de gas y petróleo ha implicado la reversión del
superávit energético, y esto ha comprometido la soberanía de nuestro país,
obligándonos a importar, cuestión inadmisible en un país que cuenta con
recursos naturales para garantizar el autoabastecimiento.
En el marco de una economía en crecimiento
es necesario asegurar la disponibilidad de aquellos recursos que resultan
estratégicos para sostener la expansión de la producción en condiciones de
sustentabilidad y previsibilidad.
La explotación de hidrocarburos debe
contemplar el respeto del medioambiente. Por ello, estoy convencida de que la
participación de la administración pública en la empresa líder del sector
procurará la inversión en el desarrollo de tecnologías que faciliten la
extracción en las mejores condiciones
posibles.
Este proyecto que hoy acompañamos no
se trata de un regreso al viejo modelo de YPF sino que apunta a construir una
sociedad en la que los argentinos, a través del Estado, seamos dueños de
nuestra política energética. Así podremos complementar e integrar una red de
producción, exploración y explotación de hidrocarburos con los países que
integran la UNASUR.
Se inaugura una nueva etapa, se
habilitan nuevas posibilidades para la exploración de hidrocarburos en
territorios vírgenes. Tener el control de YPF permitirá a las provincias no
petroleras contar con aspiraciones para la exploración. Nuestro gobernador, el
doctor Gerardo Zamora, advirtió la intención de que se exploren yacimientos en
mi querida provincia de Santiago del Estero.
YPF es de todos, cualquiera sea su
pertenencia política. Es de los radicales, que bajo la gestión de Hipólito
Yrigoyen la crearon; es de los peronistas, que en la Constitución de Sampay
declararon el carácter inalienable de los derechos soberanos de la Nación sobre sus recursos
naturales; también es de los socialistas, que la han defendido y trabajado para
su engrandecimiento, desde el propio Alfredo Palacios.
Con estas palabras también deseo
homenajear a miles de militantes políticos de todos los partidos que han
luchado en distintos ámbitos por la recuperación de un Estado que defienda
solidariamente sus recursos estratégicos.
Finalmente, termino con las palabras
que pronunciara don Arturo Illia, en 1964, cuando su gobierno anulaba los
contratos petroleros. Decía: “No hay país soberano que resigne el control de
sus recursos energéticos a manos de las leyes del mercado, a sabiendas de que
ello significa hipotecar su crecimiento y desproteger a sus futuras
generaciones”. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Faustinelli.- Señor
presidente: somos muchos quienes desde la Unión Cívica Radical no
queremos ser prisioneros del pensamiento oficial. El oficialismo no asume la
responsabilidad de que fracasó en la política energética en la Argentina, y se trata de
los mismos actores y del mismo partido político que hace veinte años privatizó
YPF. Ellos son los cómplices del vaciamiento de Repsol; los inventores de los
nuevos petroleros del país, como el caso de Eskenazi; los responsables del
manejo de la empresa estatal Aerolíneas Argentinas, una de las más deficitarias
del mundo; los que trajeron a la vida pública a los hermanos Schoklender
dándoles el manejo indirecto de fondos.
Algunos aluden a que se trata de la
defensa de una política de Estado, pero esta política no es de Estado; estamos
frente a un proyecto de la mayoría que será aprobado a libro cerrado. Está
bien, lo imponen porque tienen mayoría legislativa.
Sin embargo, una verdadera política de
Estado es aquella en la que participan todas las fuerzas políticas opinando
todos y cada uno de los partidos representados en el Congreso; pero aquí no
fueron capaces de modificar ni una sola coma de la iniciativa oficial. La
oposición no tiene garantías de que exista transparencia en el proyecto.
Sin perjuicio de ello, estoy
convencido de que YPF debe ser nacional, y pregunto: ¿por qué no fueron por las
acciones de Eskenazi? Señor presidente: para defender la soberanía hay que
explorar, explotar y dejar de importar combustibles pagando sobreprecios.
Ojalá que la Argentina, gracias a una
verdadera política de Estado en el tema energético, pueda hacer cierto lo que
no hace mucho tiempo predijo Moreno en el sentido de que en el país iba a
llover gasoil. Y también esperamos que los valores del INDEC sean ciertos
alguna vez, para poder significar que realmente no hay pobres en la Argentina.
La realidad nos dice que el gobierno
necesita una nueva caja, y van por la de YPF para manejarla discrecionalmente.
Yo juré respetar la
Constitución Nacional, pero este proyecto es
inconstitucional, de acuerdo con lo que claramente estipula el artículo 17 de la Carta Magna.
Quiero honrar a Hipólito Yrigoyen
porque estoy convencido de que aquella YPF que se creó en los años 20,
conjuntamente con la administración de Mosconi, nada tiene que ver con la YPF de De Vido.
Tampoco renunciaré a mi
responsabilidad social a futuro. No creo en esto; se trata de los mismos
actores que manejan las políticas públicas hoy en la Argentina.
Señor presidente: adelanto que en el
momento de la votación voy a levantarme, por conducta partidaria, porque
absolutamente nada comparto de la metodología llevada a cabo por el gobierno
nacional para reestatizar la YPF
de De Vido. Considero que todo país serio debe tener una empresa nacional para
poder trabajar responsablemente en un proyecto energético que tenga bandera
argentina, pero entiendo que no es ésta la forma de hacerlo. Por eso, reitero,
me retiraré del recinto en el momento de la votación. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.
Sra. Bedano.- Señor
presidente: en primer lugar, solicito autorización para insertar en el Diario
de Sesiones la mayor parte de la exposición que pensaba realizar.
Quiero dejar asentado aquí lo más sencillo
de mi experiencia como diputada nacional en relación con mi trabajo junto a las
pequeñas estaciones de servicio de la provincia de Córdoba, que
desesperadamente desde hace unos
años, no
podían conseguir que Repsol les renovara los contratos anualmente para poder
surtirlos de combustible, que no sólo cumple la función de hacer marchar un
vehículo -como comúnmente se cree- sino que además cumple una función social.
En pequeñas localidades de no más de 3 o 4 mil habitantes, con una sola
estación de servicio, cada vez que llegaba noviembre o diciembre sus
propietarios ‑pequeños y humildes comerciantes, pequeñísimas pymes familiares
de esas localidades‑ debían recurrir al despacho de una diputada o de
funcionarios rogando y pidiendo por favor la gestión ante Repsol para que les
renovara los contratos.
Creo que estamos en un momento
histórico, no sólo por lo que significa recuperar YPF y que quienes la
administren sean argentinos, sino también porque como peronista siento un
profundo orgullo que sea un gobierno de este partido el que vuelva a traer YPF
a manos del Estado nacional, y es una manera soberana de reafirmar el
federalismo.
No quiero tener que volver a
comunicarme con los funcionarios de Repsol, que tardaban meses en atender un
indigno teléfono, para rogarles por una estación de servicio de una localidad,
que era la única que proveía de combustible a la autobomba de los bomberos o a
la ambulancia del hospital.
Por eso, no sólo estoy sumamente
orgullosa de poder formar parte de este momento sino que creo que con mi
sencillísimo voto voy a aportar un granito de arena para que el federalismo en la Argentina, de la mano de
nuestra presidenta, pueda ser ratificado una vez más. Lo hago en nombre de
todas las pequeñas estaciones de servicio, de todos esos pobladores de los
pequeñísimos pueblos que cada vez que tenían que cargar combustible para la
ambulancia tenían que mandarla a 70 kilómetros de distancia a los centros de
abastecimiento para tener el suministro necesario.
Muchísimas gracias por permitirme
hacer uso de la palabra y dejo sentado mi voto afirmativo. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra la señora diputada por Entre Ríos.
Sra. Cremer de Busti.-
Señor presidente: voy a pedir permiso para insertar mi discurso en el Diario de
Sesiones.
Anticipo mi voto afirmativo en general
a este proyecto de ley sobre el petróleo y la estatización de YPF.
Como peronista de toda la vida no
puedo hacer otra cosa que decidirme de esta manera, ya que desde el peronismo y
a pesar de todas las dudas que rondan en mi cabeza, distingo lo principal de lo
secundario. Ante estas dudas sobre el proyecto a las que hago referencia,
quiero una mejor solución y la mejor propuesta para mi país. Más allá de las
diferencias políticas entre quienes cohabitamos en este recinto, veo la
necesidad de un mayor federalismo, un mayor diálogo y una mayor tolerancia. Ya
no podemos quedarnos en el recuerdo de la privatización de 1992 ni tampoco
ofendernos con la llamada argentinización cuando fue incorporado el grupo Eskenazi
a YPF en 2007 y 2008, terminando el proceso en 2009.
Como muchos diputados, tengo dudas
sobre cómo se va a instrumentar la ley, si no cambiaremos a los empresarios
españoles incumplidores –que tampoco fueron demasiado controlados en sus
inversiones‑ por otros inversores también incumplidores, o si van a ser buenas
empresas que van a realizar las inversiones necesarias para el
autoabastecimiento de la
Argentina.
Otra duda es si realmente YPF será una
verdadera empresa del Estado nacional, con una conducción profesionalizada y
responsable, que lleve a un desarrollo pleno a nuestra Argentina en lo que
respecta…
Sr. Presidente
(Domínguez).- Disculpe que la interrumpa, señora diputada, pero debo pedir a
los señores legisladores que guarden silencio a fin de poder escuchar a los
distintos oradores.
Continúa en el uso de la palabra la
señora diputada por Entre Ríos.
Sra. Cremer de Busti.-
Señor presidente: como decía, todas esas dudas llenan mi cabeza de preguntas,
pero llega el momento en el que debemos decidir. Aclaro que voy a tomar mi
decisión en nombre de la representación que ejerzo por el partido peronista, en
el que he militado desde muy joven, desde los dieciocho años.
En ese sentido, adelanto que mi voto
será por la afirmativa en general al proyecto en consideración, porque yo
también quiero una Argentina plena y desarrollada, que logre el salto de
equidad que necesitamos para que todos tengamos una mejor calidad de vida.
No puedo dejar de señalar que todas
esas dudas que tenía se fueron dilucidando poco a poco al leer al general
Perón, quien nos decía que todos los recursos naturales de la Argentina corresponden a
los argentinos.
Además, en la Constitución de 1949 los
constitucionalistas, como Arturo Enrique Sampay, buscaron en todo momento mayor
justicia y mejores derechos para los trabajadores. Recordemos que esa
Constitución fue derogada por el gobierno que asumió con el golpe de 1955.
Todas esas son ideas y mensajes que
nos dejó el general Perón, a través de los cuales intentó advertirnos sobre los
tiempos que nos tocarían vivir.
Por ello, reitero mi apoyo en general
al proyecto de ley en consideración. Creo que a pesar de las diferencias, con
que tengamos sólo algunos puntos de coincidencia, podemos lograr una norma que
nos contenga a todos e impulse el desarrollo energético de la República Argentina.
Para finalizar, quiero citar el
artículo 40 de la Constitución de 1949 –a la que me he referido permanentemente
en mi discurso‑, que señala que todos los minerales…
Sr. Presidente (Domínguez).-
Señora diputada: ha finalizado el tiempo del que disponía para hacer uso de la
palabra. El resto de su exposición se insertará luego en el Diario de Sesiones.
Tiene la palabra la señora diputada
por Corrientes.
Sra. Ferreyra.- Señor
presidente: en primer lugar, debo pedir disculpas por la demora, pero estaba
fuera de este recinto con los ex trabajadores de YPF, que han venido para
acompañarnos en esta sesión. La verdad es que pude compartir con ellos la
emoción y alegría por la recuperación de esta empresa.
En segundo término, pido autorización
para insertar en el Diario de Sesiones las resoluciones sancionadas por los
concejos deliberantes de Goya y Corrientes Capital, como así también la de la Legislatura
provincial, que de manera unánime apoya la aprobación de la iniciativa en
consideración.
Quiero iniciar mi exposición rindiendo
homenaje a todos aquellos luchadores que se rebelaron contra el neoliberalismo
de los años noventa y sus secuelas de exclusión. Por lo tanto, vaya mi
reconocimiento a todos aquellos que empezaron sus movilizaciones que luego se
convirtieron en protestas a través de piquetes y puebladas, dejando en claro
que no aceptaban la entrega del patrimonio nacional.
Es mentira que la privatización de YPF
contó con consenso social. Aquí hubo centenares de miles de argentinos que nos
opusimos a esa medida con todas nuestras fuerzas, porque no aceptábamos como
destino el fin de la historia.
Como bien dijo el señor diputado Pino
Solanas, protestar en los noventa era muy difícil, porque muchos tuvieron que
pagar con sus propias vidas. Recuerdo aquellas marchas federales, que al llegar
a la Capital
se encontraban con que estaba sitiada y ocupada por las fuerzas policiales y de
seguridad, a pesar de que veníamos del interior a traer nuestro reclamo por el
dolor enorme que nos provocaban las políticas neoliberales, que se sentían con
más intensidad en las provincias más pobres y desprotegidas. Por lo tanto, vaya
nuestro homenaje y reconocimiento a todos y cada uno de los que resistieron en
aquella época, porque a partir de ese momento se empezó a gestar este
protagonismo y este nivel de participación popular que hoy celebra la decisión
que vamos a tomar en este Congreso de la Nación para la recuperación de YPF.
También vaya mi apoyo, mi reconocimiento
y mi solidaridad al hermano pueblo español, que del mismo modo que nosotros en
los años 90 hoy está protestando por las mismas políticas neoliberales que
también a ellos les ha dejado un universo de desesperanza y desocupación.
Repsol no es España, sino los
indignados, los jóvenes, los que se levantan contra las políticas de la derecha
franquista, que tienen en Rajoy no un gobernante para resolver sus problemas,
sino a un gerente de esta empresa multinacional, depredadora de nuestros
recursos naturales. Por eso nuestro reconocimiento y un abrazo solidario a todo
el pueblo español.
Esa derecha franquista tiene voces
cipayas como las del PRO, porque el franquismo de Macri no proviene sólo de
tomarse francos y vacaciones VIP en lugar de gobernar. (Aplausos.)
El franquismo de Macri deviene de
compartir un proyecto neoliberal, donde a la Argentina le toca ser
reservorio de los recursos naturales mientras se llevan nuestra plata a
raudales para atesorar riquezas para esos grupos poderosos. A dichos grupos
venimos a enfrentar y tenemos la valentía de transformar en ley un proyecto que
tiene una demanda de veinte años en el seno de la sociedad argentina.
Voy a votar con la evocación de tres
personas. Una de ellas es mi abuelo Ismael Ferreyra, un hombre justo, íntegro,
digno y, por sobre todas las cosas, radical hasta el tuétano. Me alegra poder
compartir con el partido de sus amores este voto conjunto de todas las fuerzas
democráticas.
Digo que va a ser un voto unánime de
todas las fuerzas democráticas que apoyamos a los proyectos nacionales y
populares, a diferencia de los cipayos que vienen a hablar acá como si fueran
gerentes de Repsol. Hablan de confiscación y de seguridades jurídicas, pero se
olvidan cuando a nosotros nos esquilmaban y nos rompían el principal contrato,
que es el trabajo como ordenador de la sociedad. Esos cipayos no levantaban su
voz cuando Repsol echaba a decenas de argentinos a la calle. (Aplausos.)
Abuelo Ismael: estamos todos acá
votando juntos.
También votaré en memoria del general
Artigas, porque el acto de soberanía que hoy vamos a realizar se puede producir
porque existe una América Latina unida y solidaria. Todos estamos reclamando.
Incluso el propio Evo ha propiciado otra nacionalización en materia energética.
Por eso hoy podemos tomar medidas importantes como esta.
Finalmente, la evocación a Néstor
Kirchner, el que permitió que se puedan llevar adelante políticas como esta,
porque cuando asumió en 2003 y nos prometió pasar del infierno al purgatorio...
Sr. Presidente
(Domínguez).- Gracias, señora diputada. (Aplausos.)
Se insertará el resto de su exposición
en el Diario de Sesiones.
Tiene la palabra el señor diputado por
Santa Fe.
Sr. Peralta.- Señor
presidente: la posición del Frente Amplio Progresista quedó sustentada y
fundada por lo que ha dicho el señor diputado Lozano.
Solamente quiero decir que no vamos a
ser hipócritas: hace veinte años por las calles de Rosario juntábamos firmas
para impedir que se privatizara la empresa. El día que YPF dejó de ser estatal
lo sentimos como una derrota del campo popular.
- Ocupa la Presidencia la señora
Vicepresidenta 1ª de la
Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de
Matarazzo.
Sr. Peralta.- Se decía
en ese momento que ni siquiera la dictadura había privatizado YPF, pero lo
hacía el gobierno justicialista de Carlos Menem.
Sosteníamos que solamente se explicaba
esa privatización dictadura mediante. Hicieron falta 30 mil desaparecidos,
exiliados, perseguidos y la destrucción de organizaciones políticas, sindicales
y gremiales para poder privatizar YPF.
Por eso vamos a acompañar en general
la recuperación de esta empresa para el Estado nacional, siempre con la
filosofía de tener un Estado nacional partícipe y activo que discipline los
intereses de las corporaciones.
En estos días se han mostrado muchas
encuestas. Nosotros tenemos un relevamiento de la ciudad de Rosario.
Efectivamente, el 70,3 por ciento de los rosarinos y las rosarinas están a
favor de la expropiación de las acciones de YPF, pero también es cierto que el
78,7 por ciento
-ocho de cada
diez- cree que la política energética de
estos últimos nueve años fue regular o mala. Por eso me parece que algún apunte
habrá que tomar de parte del gobierno nacional.
El gobierno tiene una extraña virtud:
todos los días son el primer día de gobierno. Lo hicieron cuando se dieron
cuenta de que estaban dando subsidios a grupos concentrados y a sectores
acomodados. Lo hicieron cuando fue la tragedia de Once y se dieron cuenta de
que la empresa no invertía, que no tenía los niveles de seguridad sobre los que
tantos legisladores en esta misma Cámara y los organismos de control habían
alertado. Y lo hacen ahora con YPF.
Teniendo en cuenta la escasez de
tiempo del que dispongo quiero retomar muy brevemente un punto que estuvo
rondando en estos dos días de debate. Se trata de la coherencia ideológica.
Algún señor diputado dijo ayer que el
mismo había cambiado y por eso había cambiado la forma de votar. Cuando
discutimos la reforma de la
Carta Orgánica del Banco Central otro señor diputado dijo que
las circunstancias del país cambiaron.
El ministro de Planificación, De Vido,
sostuvo en el Senado que el gobierno de Santa Cruz hizo lo que hizo por una
situación de caja, por una situación fiscal. Nosotros creemos que la coherencia
es un valor fundamental, que los resortes estratégicos para el desarrollo de
una República eran los mismos hace veinte años que ahora, es decir la energía,
el petróleo, la comunicación, la banca pública, los ferrocarriles. Reitero:
eran los mismos hace veinte años que ahora.
Muchas veces mi comprovinciano, el
diputado Rossi, hace una defensa de la actividad política, de la militancia
política, y la hace desde el lugar de que la política debe ser la que
disciplina las desigualdades sociales, las concentraciones económicas.
Comparto esa visión. Es más, creo que
la actividad política es la única herramienta que tienen los que nada tienen.
Los grandes grupos mediáticos, concentrados, económicos, las multinacionales,
los banqueros tienen muchas formas de defenderse.
El pueblo en su conjunto es el que
necesita el poder democrático para defender sus intereses y la coherencia a
través de los años en un proyecto político, en una visión filosófica e
ideológica, que es fundamental para nutrir ese poder democrático.
Nosotros, siempre desde el Frente
Amplio Progresista vamos a acompañar las iniciativas que tengan que ver con una
mejor presencia del Estado, con un Estado más fuerte, dinámico, disciplinador y
planificador, pero con esa misma convicción y con esa misma vehemencia vamos a
pedir que el gobierno se haga cargo de sus errores y de sus contradicciones,
que se haga cargo de los nueve años de gobierno y que por favor dejen de presentar
todos los días como el primer día de gobierno. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.
Sr. Fernández.- Señora
presidenta: la
República Argentina ha experimentado cambios sustantivos en
el terreno político, económico, social e institucional a partir de la crisis
del 2001, dejando atrás el sobreendeudamiento con exclusión social y ausencia
del Estado.
Las malas ventas o concesiones de
empresas del Estado –hoy algunas todavía son deficientes- es una cuestión que
ocurrió con la principal empresa de los argentinos: YPF. Volvimos a retroceder
en este caso, con el tema hidrocarburos.
Voy a dar lectura a un artículo
periodístico que dice: “El país debe batallar para suministrar electricidad
suficiente, para iluminar sus casas y alimentar su industria. En años presentes
el gobierno y el sector privado buscaron atenuar esta situación, construyendo
plantas eléctricas. Sin embargo esa campaña se ve dificultada por el hecho de
que el país no consigue suficiente combustible para alimentar las plantas.
“Políticas torpes, manejos deficientes
y preocupaciones ecológicas han frenado los esfuerzos del país para extraer el
combustible con la velocidad suficiente como para dar abasto a su creciente
necesidad energética”.
No estoy hablando de nuestro país. Es
un artículo del New York Times sobre la India. Lo menciono porque es hora de que los
argentinos dejemos de alabar a los de afuera y nos juntemos para solucionar
nuestros problemas aquí en nuestro país. Es que el hito del descubrimiento
oficial de
petróleo en la localidad de Comodoro Rivadavia, ocurrido en 1907, y que condujo
a la creación de la empresa estatal YPF por parte del presidente Hipólito
Yrigoyen, buscando el autoabastecimiento en combustibles fósiles, sin dudas se
convirtió en un factor clave para el desarrollo económico. Esto es lo que hoy
volvemos a necesitar los argentinos, porque el desarrollo económico trae además
el desarrollo humano y la calidad de vida.
El general Mosconi lo reconocía como un
insumo estratégico al señalar que “con la experiencia de lo ocurrido en
nuestros países debemos, desde ya, prevenirnos para evitar futuras
perturbaciones en nuestro porvenir económico y hasta en nuestra política
internacional. La importancia para la industria y las ventajas que implica su
posesión dan un claro motivo a las luchas establecidas en los últimos tiempos
entre las más poderosas naciones por la propiedad de los yacimientos
petrolíferos del mundo.” ¡Qué razón tenía!
Ejemplos de esto es lo que hoy vemos
en Irak, Irán y Libia. Ojalá logremos las exploraciones y las explotaciones, no
solo en nuestro continente sino también en nuestro Mar Argentino –Malvinas
mediante-, y podamos defender nuestros recursos naturales. Por eso también
alguna vez deberemos discutir en esta Cámara si nuestras fuerzas armadas están
en condiciones de defender nuestros recursos naturales y al pueblo argentino.
Lamentablemente los argentinos no
cumplimos con el legado del general Mosconi. En 1992 YPF fue convertida en
sociedad anónima y en 1997 se desnacionalizó. En 1999 casi la totalidad del
paquete accionario fue adquirido por Repsol, con compromisos de explotación,
exploración, producción, autoabastecimiento.
Hoy sabemos que YPF fue desmantelada y
vaciada como en su momento sucedió con Aerolíneas Argentinas. No corresponde
ahora preguntar qué pasó o si fallaron los controles; tenemos que mirar para
adelante porque en todo caso, si algún funcionario incumplió con su deber, la Justicia es la única que
lo debe juzgar.
Sabemos que cayeron la producción y
las reservas y que la empresa perdió supremacía en el mercado interno, pero lo
importante es que la situación se está revirtiendo. Por eso, por convicción,
votaremos en general por la afirmativa, y está bien que coincidamos con el
gobierno nacional.
Repsol dice que es una confiscación:
no es cierto. Pagaron 13 mil millones de dólares y se llevaron 21 mil millones.
Por eso es necesario hacer una auditoría de los bienes de YPF y sus cuentas...
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Ha concluido su
término, señor diputado; puede insertar en el Diario de Sesiones el resto de su
discurso.
Tiene
la palabra la señora diputada por Córdoba.
Sra. Nebreda.- Señora presidenta: no
hablaré en términos técnicos de lo que
significa este proyecto, sino primero en nombre de la CGT Regional Córdoba,
que me encomendó hacerlo, y de cuyo secretariado formo parte, y segundo, para
dar lugar a los borbollones de emociones y sentimientos que me embargan por
estar hoy en este recinto.
Deseo
expresar mi orgullo por ser una de las protagonistas de esta sesión en la que
se sancionará el proyecto de ley por el que se expropia el 51 por ciento de las
acciones de Repsol, y sobre todo, se declara de interés público nacional y como
objetivo prioritario de la República Argentina el autoabastecimiento de
hidrocarburos, su exploración, explotación, comercialización e
industrialización.
Por
nuestra lucha permanente contra la venta y la entrega de nuestro patrimonio
nacional, del cual YPF fue un símbolo y un emblema, quiero reconocer
públicamente a los miembros de los bloques opositores que distinguiendo con
claridad la importancia del tema, nos acompañan con su voto y no se valen de
argumentos coyunturales para esconder sus verdaderos intereses, que los llevan siempre
a apoyar lo que va en contra de las mayorías y de la Nación.
La
decisión política de nuestra presidenta
Cristina
Fernández de Kirchner es la de un gobierno que asume su responsabilidad
histórica y da continuidad a un proceso que se inició con nuestro compañero
Néstor Kirchner, con el desendeudamiento con el Fondo Monetario Internacional,
la recuperación de las AFJP y la reforma de la Carta Orgánica del
Banco Central, entre otras cosas. Marca un camino de cambio de paradigma que se
va consolidando día a día, que se caracteriza por más trabajo, más
industrialización, más consumo, más igualdad.
Es por eso que hoy se necesita más
energía. ¿Para qué se iba a necesitar energía si se cerraban las fábricas, si
todo era desempleo y marginalidad?
Este pararse en el mundo con
independencia, lejos de aislar a la Argentina la pone hoy en la Unasur, en el Mercosur, en
el Grupo de los 20, en el BRIC y en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Contra la opinión de los monopolios
interesados, emitida por los consultores internacionales, nuestro pueblo
entendió inmediatamente y apoyó cada paso de este proceso.
YPF no es solo una herramienta para la
consolidación de un modelo, sino que es un modo de reafirmar la identidad de un
Estado independiente y soberano, cumpliendo el pensamiento del general San
Martín: “El enemigo es mucho más grande y temido si se lo mira de rodillas”.
Con Néstor Kirchner y Cristina
Fernández de Kirchner Argentina se puso de pie. Y vamos por más: más soberanía,
más libertad, más independencia, más industria y más igualdad. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
Sr. Pradines.- Señora
presidenta: nuevamente hoy este Congreso de la Nación debate leyes
importantes para la
República Argentina. Hace apenas un mes estaba debatiendo sin
modificaciones, como ahora, el proyecto de reforma a la Carta Orgánica al
Banco Central, y hoy está en la misma sintonía.
Sobre todo los legisladores que
provenimos de provincias petroleras quisiéramos poder hacer incorporaciones a
este proyecto de ley, y acá no estamos discutiendo si la empresa es pública,
privada o mixta. En todo el mundo hay empresas de una u otra entidad que son
deficitarias o eficientes.
Nuestro país no es una nación
petrolera; tiene petróleo, y por lo tanto es importantísimo la forma en que se
lo va a explotar, explorar, vender, comercializar, industrializar y sobre todo
controlar.
Me preocupa muchísimo como argentino y
sobre todo como mendocino que nada menos que el control de este recurso
estratégico vaya a estar en manos de los mismos que provocaron el mayor
desastre energético en la República Argentina.
Solamente me voy a referir a dos o
tres aspectos que considero que faltan en este proyecto de ley. Si la decisión
política ha sido avanzar con respecto a la expropiación, la pregunta que surge
naturalmente es por qué no avanzamos sobre el ciento por ciento de las
acciones, o al menos sobre el 25 por ciento de esta empresa disfrazada,
australiana, que tiene una familia argentina y seguramente debe de haber
algunos otros accionistas escondidos.
La compra de esas acciones se permitió
por la autorización otorgada por este gobierno para que estas
mismas
empresas a través de sus propias utilidades compraran esas acciones.
Nada dice la ley acerca de que ningún
directivo de la empresa puede ser a su vez funcionario público. Esto es
realmente una barbaridad. Sin embargo, nada dice la ley en ese sentido.
Tampoco se dice nada con respecto a
qué va a pasar con los trabajadores de la empresa, y ni siquiera se ha
levantado una sola voz al respecto.
Quiero destacar algo importante: no se
ha determinado puntualmente algún
elemento que realice un control específico por parte del Estado. Entonces, la
pregunta surge claramente: si durante estos últimos ocho o nueve años el Estado
no supo controlar a la empresa, y además se dio autorización para firmar los
balances, ¿ustedes creen que el Estado se va a autocontrolar a sí mismo? Esto
es una barbaridad.
Lo que más me preocupa es el precio al
que van a liquidar las regalías. Sabemos que las provincias son las dueñas de
los hidrocarburos, tal cual lo establece la Constitución Nacional
en su artículo 124, pero el artículo 9º de esta ley señala que solamente vamos
a tener una participación de alrededor del 25 por ciento del 51 por ciento.
¿Saben qué está pasando? Estamos
entregando la potestad que tienen las provincias productoras de hidrocarburos.
Esto es una traición a nuestras provincias.
Por lo tanto, invito al menos a los
legisladores de las provincias hidrocarburíferas a votar en contra de esta
iniciativa porque se están entregando lisa y llanamente todos aquellos recursos
que precisamente interesan a las provincias productoras de petróleo.
En el caso de Mendoza, una de las
provincias que más crudo aporta, tenemos una destilería que proporciona
aproximadamente el 18 por ciento de todo lo que se destina...
Sra. Presidenta (Abdala de Mattarazzo).- Gracias, señor diputado. Se terminó su tiempo.
Tiene la palabra la señora diputada
por Tucumán.
Sra. Gallardo.- Señora
presidenta: voy a tratar de ser lo más breve posible, por lo que solicito
autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
Pero no quiero dejar de destacar,
adentrándome un poco en la historia de nuestro país, la lucha que inició el
general Mosconi entre 1922 y 1930 y la política petrolera implementada por el
general Juan Domingo Perón durante sus primeras dos presidencias.
Estos acontecimientos constituyeron un
temprano ejemplo de nacionalismo y también confirman el componente pragmático y
firme que orientaron las políticas de aquella época.
Ya el 21 de octubre de 1946, cuando el
general Perón expuso ante el Congreso el plan quinquenal, se hablaba de tareas
que abarcaban construcciones y proyectos sobre petróleo, minería, gas, energía
eléctrica, obras sanitarias, navegación y puertos. En otras palabras, Perón ya
manifestaba su interés por la explotación del recurso estratégico que estaba
potencialmente disponible en nuestro territorio argentino tanto en el suelo
como en el mar.
En aquella época también se preguntaba
si el Estado realmente sería capaz de administrar eficientemente la exploración
y explotación de ese recurso.
A lo largo de toda la jornada de ayer
hemos escuchado muchísimas opiniones acerca del tema YPF. Simplemente quisiera
resumir todo lo que se ha dicho en cuanto a Repsol ya que es el principal
responsable del desastre que hoy estamos viviendo.
Repsol vació los pozos que ya estaban
descubiertos, giró utilidades al exterior y utilizó la renta del subsuelo
nacional para invertir en otras regiones mientras se endeudaba por más de 9 mil
millones de dólares, efectivizándose con esa política una verdadera apropiación
de nuestro patrimonio petrolero y gasífero.
Justamente ayer también he escuchado
muchos discursos relativos a la eficacia del Estado a la hora de hacerse cargo
de la administración de empresas de gran envergadura. Inevitablemente es
necesario destacar la
experiencias
que tuvimos con la recuperación de las AFJP y de la aerolínea de bandera, representada
por Aerolíneas Argentinas y Austral, que ha modernizado su flota de aviones,
incorporándolos a la red aerocomercial internacional y cubriendo destinos en el
país que otros privados no quieren explotar.
Otro ejemplo para destacar es el de Aysa, Agua y Saneamientos
Argentinos, que desde su creación ha incorporado a más de 1.800.000 habitantes
a la red de agua potable y a más de un millón de habitantes a la red de
cloacas. Creo que huelgan los ejemplos.
También he escuchado mucho y quiero
hacer hincapié en lo mencionado sobre la falta de políticas en inversiones en
otras energías, las llamadas limpias o alternativas. El desarrollo de las energías renovables y
limpias en la Argentina
se sustenta, no sólo en la extraordinaria dotación de recursos naturales y en
la importante tradición industrial que tiene la Argentina, sino también
en la disponibilidad de recursos humanos altamente capacitados en ingeniería y
biotecnología, fortaleza que el gobierno kirchnerista ha sabido valorar y
aprovechar.
Finalmente, me podría explayar sobre
las políticas que han posicionado a la Argentina como primer exportador mundial de
biodiesel, sobre la producción de bioetanol, que se desarrolla en los ingenios
del NOA y sobre la energía eólica, donde la Argentina es pionera en
América latina, ya que cuenta con 15 parques eólicos.
Para dar otro ejemplo, la Argentina también está
trabajando en el potencial de la energía geotérmica. Así ocurre en distintas provincias de nuestro
país, habiendo once de ellas que tiene un alto potencial para la instalación de paneles… (Aplausos.)
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Gracias, señora diputada.
Tiene la palabra el señor diputado por
Corrientes.
Sr. Portela.- Señora presidenta: se dice mucho que esta es
una sesión histórica. En verdad, esta
sesión nunca se debería haber celebrado, porque nunca se tendría que haber
privatizado YPF.
Entonces, automáticamente hay que
hacer un racconto de por qué estamos
acá. Nos trajo a esta problemática un
pensamiento o teoría política del gobierno peronista en su versión menemista,
pero lo historia no termina ahí, sino que comienza y se profundiza.
Los distintos gobiernos peronistas, en
sus versiones kirchneristas, tuvieron las herramientas suficientes como para
corregir estos defectos que hoy estamos sufriendo. Contaron con todo el apoyo necesario para
evitar esta circunstancia.
Nosotros lo hemos advertido hace más
de dos años en el recinto, cuando hablábamos de la falta de política
energética. Se siguió avanzando, y el
gobierno peronista, en su versión cristinista, tampoco hizo nada, con el
agravante de que la situación estalló y hoy tenemos que salir a apagar el
incendio.
Esto no es producto de una política de
Estado con respecto a la energía hidrocarburífera. Hoy estamos remendando o emparchando un error
político gravísimo, que se cometió en el anterior gobierno justicialista. Así observamos a la empresa Repsol, que
parece ser el diablo, y lo es, pero este diablo tiene cómplices, que le
permitieron vaciar la empresa. Hay responsabilidades
políticas y administrativas. Entonces,
quiero ver a mi presidenta denunciando al co-responsable, a De Vido, y
apartándolo de
la función, que sería lo correcto en un Estado de derecho. El problema es que
este Estado de derecho también tiene falencias gravísimas, porque en nuestro
país, lamentablemente, la vigencia plena de la Constitución no se da, y la
vigencia de la ley, tampoco. Los jueces están preocupados por garantizar
impunidades en lugar de corregir los errores o defender los derechos.
Nos encontramos con un federalismo a
la carta; un federalismo que de acuerdo al beneficiario, da o quita. En el caso
de la provincia de Corrientes, no nos dan los 700 millones de regalías de
Yacyretá y Salto Grande. Otro federalismo que también padecemos los correntinos
es que si bien la Constitución dice que Yacyretá es nuestra, el delegado que
tiene que defender la voz de la provincia en ese emprendimiento lo designa De
Vido.
La distorsión de este federalismo a la
carta se basa fundamentalmente en los hechos y en las circunstancias. Menem
dijo que las circunstancias son distintas. Pareciera que las políticas de
Estado deben ser manejadas por las circunstancias. Por esta razón, nosotros
padecemos los errores que cometieron estos gobiernos.
En términos generales, vamos a
acompañar la iniciativa en consideración, pero advierto que no somos idiotas
útiles; somos coherentes y creemos –la historia lo demuestra- que todos los
países deben hacerse cargo de sus políticas energéticas. No pido que se hagan cargo,
porque no lo harán; pero voy a hablar al pueblo argentino. Es necesario que
entre todos, de una vez por todas, garanticemos la vigencia plena de la
Constitución y de las leyes. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
Sr. Albarracín.-
Señora presidenta: en primer término quiero aclarar que voy a votar junto con
mi bloque, aunque no comparto que este proyecto de ley signifique un cambio de
paradigma y de política petrolera. Al contrario, creo que va a significar una
profundización de los males e inconvenientes que tenemos hasta el momento.
En segundo término, al analizar la situación
hay un punto que es favorable: el gobierno, mal, tarde y sin ganas ha
reconocido que hay graves inconvenientes en la política petrolera y debe
revertirse esa realidad. Lo que hay que considerar es si el instrumento que
elige para ello es el apropiado.
Al observar brevemente la ley,
advertimos que el Estado nacional se queda con el 51 por ciento de las
acciones y el 49 por ciento restante se las da a las provincias participantes
del OFEPHI. Estas acciones se van a sindicar por cincuenta años. ¿Qué significa
esto? Más centralismo; es una utopía que las provincias dispondremos de los
recursos hidrocarburíferos. Lo que haremos es aportar al capital que habrá que
pagar por YPF y eventualmente por la explotación. Repito: es una utopía que
vayamos a manejar, aunque sea en parte, esta empresa. En virtud de este
artículo, el gobierno nacional será el que maneje este tema, por eso implica
más centralismo.
Por otro lado, también representa
menor control, porque aunque expresamente no hacía falta, se establece que no
será aplicable ninguna legislación o norma que reglamente la administración,
gestión, etcétera. En consecuencia, es menos control. Tenemos más centralismo y
menos control.
Por otra parte, se expande casi al
infinito la posibilidad de financiarse y asociarse con empresas nacionales o
extranjeras, es decir que no hay límite. Esto, de acuerdo con el artículo 17. En consecuencia, estamos frente a
centralismo, falta de control y discrecionalidad.
Por si hiciera falta decir algo más en
el sentido de que la decisión que va a adoptarse no significa un cambio de
política, vemos que el interventor de la empresa es quien ha llevado adelante
la política energética del país durante los últimos ocho años. Entonces, este
combo ya tiende a cerrarse, por lo que no estamos en presencia de un cambio
sino de una continuidad. Por eso, tampoco está claro ni se explicita el plan de
inversión.
Antes de concluir con mi exposición,
quisiera dedicar un párrafo a mi provincia, Mendoza. Muchos están contentos
porque ella tendrá participación en esta empresa; sin embargo, no se trata de
esta cuestión –que en sí es positiva‑ sino de cuánto costará a la provincia tal
participación.
Sé que no se pagará ahora sino más
adelante. Si esta expropiación se hubiera hecho siguiendo el criterio de la Constitución Nacional,
al menos podríamos saber cuánto y cómo vamos a poder pagar, pero ni de eso tendremos
conocimiento.
Sin perjuicio de las consideraciones
expuestas, señora presidenta, votaré a favor junto con mi bloque. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la
palabra la señora diputada por La
Pampa.
Sra. Regazzoli.- Señora presidenta: hoy, estamos dando vuelta otra página de la historia argentina en
una decisión fundamental para consolidar la independencia económica y el
fortalecimiento de la soberanía nacional.
Hoy, podemos decir con orgullo de país
que estamos recuperando las decisiones estratégicas de YPF, que volverá a manos
de los argentinos.
No se trata, entonces, de un simple
cambio de manos respecto de las acciones, sino de recuperar una herramienta en
la regulación y la gestión de la riqueza generada por los hidrocarburos, para
direccionar los grandes lineamientos al servicio de un proyecto económico con
inclusión social, con autoabastecimiento –que requiere cada vez mayor energía
para alimentar el crecimiento récord logrado‑, destinando tales recursos a
políticas sociales, generación de nuevas tecnologías, investigación, educación,
salud, así como también al agregado de valor, a las riquezas nacionales y a la
promoción de políticas de pleno empleo.
Reitero: se trata no sólo de un cambio
de manos respecto de las acciones, sino de modificar el presente para mejorar
el futuro, seguramente, con nuevas obligaciones, responsabilidades y urgencias.
Algunos sectores sostienen la idea de
que nuestro país se vincule con el mercado mundial en forma subordinada. Señora
presidenta: el proceso de transformación se inició en 2003 con el presidente
Kirchner y lo continúa y profundiza Cristina, poniendo la economía bajo la
conducción política, y al hombre, como centro del proyecto nacional.
Como dijera el general Perón, la
independencia económica debe estar sustentada sobre los valores de la
producción, y es el Estado quien debe organizar las riquezas de la Nación porque si él no lo
hace, lo harán los consorcios capitalistas. La única diferencia reside en que
el Estado actúa en beneficio de todos los argentinos, y el consorcio, a favor
de extranjeros que están a 8.000
kilómetros de nuestra patria.
Por lo expuesto, adelanto mi voto
afirmativo y mi pleno acompañamiento a esta iniciativa que reivindica las
banderas históricas de la nacionalidad argentina. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Chaco.
Sra. Terada.- Señora
presidenta: en primer lugar, voy a manifestar mi adhesión al dictamen de la
diputada Elisa Carrió por coincidir en su contenido y por la denuncia que desde
el año 2006 viene haciendo este partido de la Coalición Cívica
ARI y el bloque en relación al vaciamiento de la empresa YPF.
Cuando miramos el emblema de YPF nos
surgen los mejores sentimientos, las añoranzas y los recuerdos, pero esa YPF,
la de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, no es la que estamos por expropiar
ahora.
La de hoy es una empresa vaciada,
sobreexplotada, una empresa de la que existe un reconocimiento expreso por
parte de la señora presidenta de la
Nación en su discurso de presentación del proyecto y en la
exposición de motivos de éste, como así también del ministro De Vido y del
viceministro de Economía Alex Kicillof, de que se trata de una empresa vaciada.
Entonces, lo que estamos viendo en la
realidad es que en definitiva nadie se hace cargo de este proceso de
vaciamiento que lleva más de diez años.
¿En qué estamos entonces? Estamos en
un juego perverso entre la nacionalización populista y demagógica y la realidad
de que los recursos naturales y estratégicos siempre deben estar en manos del
Estado. Esto lo venimos ratificando nosotros desde el año 2001.
Sin embargo, cuando hablamos de
Estado, ¿a qué nos referimos? ¿A este gobierno? ¿Este gobierno que a sabiendas
del vaciamiento de Repsol YPF permitió que se fueran del país entre el 90 y el
130 por ciento de las utilidades? Recordemos que en el período 2008-2011 se
llevaron del país alrededor del 130 por ciento de las ganancias. ¿Qué implica
eso? El incumplimiento de las obligaciones del contrato de concesión y una
sobreextracción de pozos que en su momento YPF había descubierto.
Por eso, cuando hablamos de que YPF
pasa a manos del Estado, nos preguntamos de qué Estado. ¿De este gobierno que
en 2004 creó ENARSA, una empresa de la que solamente conocemos el nombre pero
que no solucionó para nada todos los problemas que decía que iba a resolver?
¿De este gobierno que no utilizó la denominada acción de oro para impedir el
vaciamiento de YPF?
Mi provincia del Chaco sufre las
consecuencias porque pagamos el gas mucho más caro y tenemos que hacer grandes
colas para acceder al combustible.
Lo que más nos preocupa en el análisis
de esta ley es con qué dinero se va a pagar el precio. ¿Nuevamente con el
dinero de los jubilados? Traigo a colación cuando en los 90 se decía que con
YPF se iba a pagar el 82 por ciento móvil a los jubilados. Nada de esto es una
realidad.
Me preocupa que en el artículo 17 del
proyecto que seguramente hoy va a ser ley, se habla de acudir a las fuentes de
financiamiento internas y externas, a la concertación de asociaciones
estratégicas, joint ventures, uniones transitorias de empresas y todo tipo de
acuerdo de asociación y colaboración empresaria con otras empresas públicas,
privadas, mixtas, nacionales o extranjeras. Quiero saber cómo se va a hacer
todo esto.
Por todos estos fundamentos es que
nosotros no podemos votar ni a favor ni en contra y por ello pedimos
autorización para abstenernos porque no queremos ser cómplices de ilícitos que
se vienen produciendo desde hace más de diez años. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra la
señora diputada por Santiago de Estero.
Sra. Ruiz.- Señora
presidenta: la decisión
de la presidenta de la Nación
de devolver al pueblo argentino Yacimientos Petrolíferos Fiscales es una de las
políticas más trascendentes de los últimos tiempos.
De allí el reconocimiento de gran parte de la sociedad –que en este recinto se
ha destacado- y de las distintas fuerzas
políticas que
la componen. Sin duda, hemos entendido que estamos ante una verdadera política
de Estado.
A lo largo de la historia las guerras
desatadas en el mundo por el control del gas y del petróleo dan cuenta de lo
estratégico que es para el desarrollo de un país el manejo de estos recursos,
pero también dan cuenta de la importancia que tiene para un país la decisión
que ha tomado la señora presidenta. Hoy la Argentina le está diciendo al mundo que cada día
es más soberana.
Por mi trayectoria gremial no puedo
soslayar los efectos nocivos y catastróficos que tuvo en los noventa la
privatización de YPF. Recordemos que esta empresa era el cuarto mayor empleador
del país, y que más de cuarenta mil trabajadores quedaron sin su fuente de
trabajo. Pueblos enteros perdieron su perfil y sufrieron la desarticulación
social, económica y política.
Entonces, ¿cómo no voy a estar de
acuerdo con esta decisión trascendental? ¿Cómo no voy a estar de acuerdo con
declarar de interés público nacional el logro del autoabastecimiento de
hidrocarburos si el año pasado, como consecuencia de las maniobras
especulativas de estos grupos económicos, la actividad agraria de mi provincia
se vio prácticamente paralizada por la falta de combustible? Como todos saben,
las maquinarias que se utilizan en el campo no se pueden poner en funcionamiento
si no cuentan con un vital elemento, como lo es el gasoil.
Lo mismo ocurrió con la actividad
turística. En ningún momento tuvieron en cuenta los esfuerzos que realizó mi
provincia para fomentar la zona de Termas de Río Hondo y darle mayor protagonismo
dentro de la actividad turística. Podíamos ver como postales a los micros con
los contingentes turísticos parados en las estaciones de servicio a la espera
del combustible. Como se caían las reservas en los hoteles los trabajadores que
durante todo el año esperan la llegada de esos tres o cuatro meses de mayor
actividad fueron los mayores perjudicados.
¿Cómo no voy a estar de acuerdo con
que nuestro país, haciendo uso de sus facultades soberanas, recupere esta
empresa petrolera de bandera? Seguramente esto nos permitirá inaugurar una
etapa plena de desarrollo.
Sinceramente me siento orgullosa de
ser protagonista de esta parte de la historia. Por ello, adelanto mi voto
afirmativo al proyecto en consideración. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la
palabra la señora diputada por Santa Cruz.
Sra. Álvarez.- Señora presidenta: en primer
término, solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de
Sesiones, porque es muy extenso todo lo que tenía para exponer.
Para
no ahondar en referencias históricas que ya han sido mencionadas en este
recinto en reiteradas oportunidades, sólo me permitiré hacer alusión a la
histórica posición del radicalismo, cuando en 1922 el presidente Hipólito
Yrigoyen creó la
Dirección Nacional de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Lo
hizo con la absoluta convicción de que las riquezas del subsuelo eran bienes
para el enriquecimiento nacional y el beneficio del pueblo.
Posteriormente,
durante la Presidencia
de Marcelo T. de Alvear, se designó como director de la empresa al ingeniero
Enrique Mosconi, quien supo traducir la idea de Yrigoyen en acciones concretas,
que convirtieron a la empresa en un ejemplo de la acción petrolera nacional.
Con
el permiso de la
Presidencia y de los colegas legisladores, intentaré
refrescar la memoria de quienes fueron protagonistas, partícipes directos y/o
meros espectadores de una sesión histórica de la Honorable Cámara
de Diputados de la provincia de Santa Cruz, mi provincia.
El
hecho es que el 17 de septiembre de 1992 se presentó un proyecto de declaración de autoría de la entonces diputada
provincial y actual presidenta de todos los argentinos, doctora Cristina
Fernández de Kirchner, quien a través de ese texto exigía a los entonces
legisladores nacionales por el distrito de Santa Cruz que con su presencia en
el recinto y su voto afirmativo
posibilitaran
el tratamiento del proyecto de ley de Federalización de Hidrocarburos y
Privatización de YPF, ya que con ello se jugaba la perspectiva del futuro de
Santa Cruz.
Los diputados nacionales que
estuvieron en la sesión de privatización de YPF fueron los radicales Héctor
Horacio Di Tulio -presente en este recinto-, Ángela Jerónima Sureda y los
justicialistas Rafael Flores, Arturo Antonio Puricelli y Rita Drisaldi. El actual
ministro de Defensa, doctor Arturo Puricelli, fue el único que aun sin estar
enrolado en las filas kirchneristas votó afirmativamente el proyecto de
privatización.
Como legisladora nacional electa por
ese distrito me pregunto si la perspectiva de futuro a la que la presidenta
hacía mención en su proyecto es la que hoy
-veinte años
después- vive mi provincia de Santa Cruz, gobernada ininterrumpidamente por el
kirchnerismo desde 1991 a la fecha. La realidad es la de una provincia
quebrada, que no puede afrontar en tiempo y forma el pago de los salarios de
los activos y pasivos desde el mes de diciembre de 2011. Además, tiene
suspendido el pago de las obligaciones contraídas con los proveedores,
presentando serias dificultades en materia de salud y seguridad.
La presidenta fundaba su pedido en que
muchos legisladores de la
Honorable Cámara venían obstruyendo la posibilidad de la ley
de Federalización de Hidrocarburos y de privatización de YPF. Planteaba que
“ninguna argucia reglamentaria debía ser puesta al servicio de retrasar las
soluciones que nuestra provincia necesitaba.”
¿Es la misma persona a la que hoy le
toca dirigir los destinos de nuestra Nación? ¿Será la misma que ordenó al hoy
bloque oficialista no permitir la aprobación del proyecto del 82 por ciento
móvil para nuestros jubilados, o la suba del mínimo no imponible del impuesto a
las ganancias para todos los empleados?
Nosotros, como radicalismo, siempre
tuvimos una posición coherente al respecto, ya que aquí mismo y en reiteradas
ocasiones tuvimos que escuchar a legisladores oficialistas recordando los
desaciertos cometidos por el gobierno de Alfonsín o de la Alianza.
¿Por qué no hacen un mea culpa y le dicen la verdad a la
sociedad argentina? Díganle que fueron las políticas neoliberales de los 90,
impulsadas por el menemismo y apoyadas por el actual oficialismo -que hoy
parece olvidarlo-, las que sumieron a nuestro país en una profunda crisis, como
la que desencadenó en 2001. En muchos casos no nos son ajenas, pero en su
mayoría se debieron a las irresponsabilidades de políticas impulsadas por los
que hoy dicen ser defensores del Estado.
Preocupan las declaraciones del
embajador de la Unión
Europea...
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Gracias, señora diputada. (Aplausos.)
Tiene la palabra el señor diputado por
Entre Ríos.
Sr. Elorriaga.- Señora
presidenta: para mí es un honor participar de esta sesión memorable, ya que
vamos a recuperar parte de nuestra soberanía que habíamos entregado.
He seguido con atención todo lo
actuado en el
plenario de
las comisiones de Energía y Combustibles, de Asuntos Constitucionales y de
Presupuesto y Hacienda y todo lo que los compañeros y colegas diputados han
hablado hasta el momento.
En verdad, han surgido algunos
conceptos interesantes y sobre algunos de ellos me voy a referir ahora. Pero
quiero anticipar desde ya el total apoyo al proyecto en consideración.
En primer lugar, quiero destacar que
el presente proyecto es en buena parte un reconocimiento a aquellos empleados
de YPF que bajo distintos ardides o estratagemas, o como quieran llamarlos, han
quedado afuera en aquellos años de los 90.
Basta recordar los retiros voluntarios
con los que les decían que iban a poder vivir el resto de sus vidas y sus
descendientes, el programa PPP, Programa de Propiedad Participada, que nunca se
terminó de cumplir y la conformación de pequeñas empresas a las que
teóricamente la nueva empresa les daría trabajo y no fue así, o en buena parte
no fue así, ya que sólo tuvieron trabajo los amigos de la nueva YPF.
No vamos a hablar de todos aquellos
que fueron directamente despedidos porque no tenían lugar en el nuevo orden que
estaban implementando. Fueron prácticamente desechados.
Una compañera me contaba al ingresar
al Congreso que se había demorado en la calle porque ex empleados de YPF la
paraban para felicitarla. Eso mismo nos sucedió y la verdad es que estamos con
ellos.
Creemos que este proyecto de ley es
una luz de esperanza para todos ellos, ya que ven con una nueva perspectiva lo
que va a pasar con su querida YPF y con la nuestra que nunca debimos haber
abandonado.
He oído con agrado a distintos
diputados decir que les gustaría ir por más en este proyecto de ley. Hubo otros
que dijeron que esta YPF sobre la que estamos trabajando sólo representa nada más
que un tercio de la producción o de las reservas y que les gustaría que este
proyecto fuera más amplio y más profundo.
Todo eso me parece bien pero creo que estamos ante una inmensa
oportunidad de incrementar nuestra participación, incluso la participación de
todos los argentinos, lo que se dará a partir de esta tarde cuando votemos esta
ley y podamos trabajar sobre el 49 por ciento de las acciones que quedan en
poder de otras manos. En síntesis, es una buena oportunidad y un buen punto de
partida para poder trabajar de ahora en más.
En cuanto a los que criticaron
duramente las políticas energéticas de los últimos años, sólo les escuché
hablar del petróleo y del gas, con argumentos por lo menos dudosos, pero nada
dijeron de todo lo que se trabajó en estos nueve años sobre las distintas
energías, cómo se transportan y cómo se produce todo lo que se ha incrementado
en los últimos tiempos.
También escuché a algunos que ayer y
hoy, a treinta años de que una Nación colonialista dejara en el Atlántico a 323
argentinos, que se mostraron preocupados por lo que otra Nación colonialista
opina de nosotros. Les pido que no nos preocupemos por lo que opinan los
españoles y sintámonos orgullosos por lo que hacemos nosotros hoy. (Aplausos.)
Seguramente
me va a faltar tiempo, por lo que quisiera insertar el resto del discurso que
pensaba pronunciar, pero no quiero perder esta oportunidad para destacar que
una de las actividades que en estos nueve años se ha desarrollado tremendamente
ha sido el turismo, al que lo ha acompañado la actividad que yo desarrollo, que
es la construcción de caminos.
Uno ve con inmensa alegría que este
fin de semana no faltó nafta en los surtidores de YPF, y también...
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Gracias, señor diputado. Su tiempo ha concluido.
La Presidencia va a pedir
a todos los señores diputados que por favor respeten los cinco minutos, como se
ha convenido en la reunión de Labor Parlamentaria.
Si los señores diputados están de
acuerdo, cuando les falte un minuto para concluir el término, la Presidencia les puede
decir que vayan cerrando su discurso como para que no sientan que el corte se
produce de repente.
Si existe asentimiento, así se
procederá.
-
Asentimiento.
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Muchas gracias, señores diputados.
Tiene la palabra la señora diputada
por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Bertol.- Señora
presidenta: solicito autorización para insertar el discurso que pensaba
pronunciar y también para insertar la denuncia por incompatibilidad de
funciones que hicimos ayer ante el fiscal del control administrativo de la Oficina Anticorrupción
para expresar puntualmente lo que el señor miembro informante de nuestro
bloque, Pablo Tonelli, refirió con respecto a la violación de la ley 25.188, de
ética pública.
Además, estoy convencida de que hoy
deberíamos estar debatiendo aquí una política pública. Deberíamos tener en
cuenta que construir una política de Estado no es votar en forma unánime y
mayoritaria una ley, sino que como
dijo la senadora
Morandini, una política de Estado es construir la política con los otros.
También me preguntaba sobre las
paradojas de la vida. Ayer algunos decían: “No privatizamos, no vaciamos”, y yo
recordaba cuando en 1992, sentada en una de las bandejas de este recinto,
escuchaba a mi referente político Andrés Fescina –a quien quiero rendir
homenaje, pues falleció el año pasado-, que con muchísimo dolor pronunció un
discurso contrario a la privatización de YPF, sosteniendo que no hay
federalismo sin sustento económico y no hay armonía entre las regiones si no se
les reconoce lo que les pertenece.
Nuestro proyecto alternativo reconoce
el federalismo, pero además, pretende dar un verdadero marco jurídico a las
inversiones en nuestro país. Cuando el gobierno ha sido socio y parte de la
caída de YPF, resulta difícil escuchar a sus representantes reivindicar esos
derechos con tanta emoción y verdad.
Sin embargo, también me pregunto si no
estaremos frente al fenómeno que describe Irving Janis, un psicólogo que desarrolla
la teoría del pensamiento colectivo con respecto a Bahía de los Cochinos, a la
que por lo menos yo adhiero. Él habla de que cuando en el grupo hay una ilusión
de unanimidad, una noción de invulnerabilidad, se cree que todos tenemos que
pensar de la misma manera.
También entiendo que se está haciendo
uso y abuso de las emociones. La emoción es un impulso para actuar y es muy
importante en nuestra vida. Pascal decía que a veces el corazón tiene razones
que la razón desconoce. Sin embargo, considero que en el recinto de la Cámara de Diputados
deberíamos hacer primar la razón por sobre la emoción. Me parece que deberíamos
tener muchísimo cuidado, porque muchas veces esa dicotomía entre la emoción y
la razón nos lleva a creer que lo que hacemos por emoción es correcto, y detrás
de Yacimientos Petrolíferos Fiscales hay muchísimo más que una sigla.
Quiero decir que, si se trata de
emoción, siento que la poseo casi toda y voy a explicar por qué. Mi padre
trabajó 39 años como inspector de YPF, y este es el diploma que le entregaron,
que dice: “A Waldemar Alejo Bertol, el inspector, cariñosamente, con motivo de
su retiro de la familia YPF, sus hermanitos comodorenses del 40.”
De manera que en mi familia se mamó,
se vivió y se sintió YPF. Tres mujeres crecimos y pudimos estudiar en la
escuela pública y luego en la universidad pública.
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- La
Presidencia hace saber a la señora diputada que le resta un
minuto para concluir con su tiempo.
Sra. Bertol.- Por eso digo que a veces hay que tener
cuidado y la emoción no debe nublar la razón.
En la universidad pública, en la Facultad de Derecho, me
enseñaron a respetar la
Constitución y que hay que trabajar dentro de la ley y no
fuera de ella. Allí también me enseñaron qué era una expropiación y qué era una
confiscación.
Más allá de la emoción profunda que
significa para mí, en lo personal, y para muchos de mis compañeros, que no son
neoliberales, cipayos ni formaron parte de los que votaron la privatización de
YPF, hoy decimos que no porque, en rigor, decimos que sí al estado de derecho,
a la seguridad jurídica en nuestro país y a que se respeten las leyes por sobre
las emociones. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por La Rioja.
Sra. Herrera.- Señora
presidenta: en primer lugar, pido autorización para insertar el texto de mi
discurso en el Diario de Sesiones, porque es mucho lo que podemos decir y lo
que tengo para decir sobre este tema.
Iba a comenzar mi discurso desde otra
visión, desde la visión histórica, desde la visión de una decisión política
tomada por una mujer que conduce los destinos del país.
Ayer y hoy escuché los discursos de
aquellos que sentados en una banca toman posiciones como Poncio Pilatos,
lavándose las manos, como diciendo: “Háganse cargo”. Para
ellos es una
frase, tal vez conocida por pocos pero no desconocida para el peronismo. Porque
hay que decir al resto de las bancadas que toda la vida el peronismo se hizo
cargo de los aciertos y de los errores. Y por eso estamos acá, ante este hecho
histórico, ante esta decisión política de recuperar no tan solo la base
petrolífera, de hidrocarburos para la Argentina, sino la base fundamental, que es la
fuente laboral para el pueblo argentino. Lo hizo una peronista y lo hacemos
todos aquellos que estamos acompañando desde el convencimiento esta decisión.
Por eso no es bueno ver que en esta
Cámara de Diputados quienes tienen la obligación, por supuesto, de disentir, de discrepar, etcétera, se
escuden diciendo “no privatizamos, no entregamos”. El pueblo argentino nos
elige para tomar las decisiones correctas. Esta debería ser una sesión en la
que aquellos que dicen que no están convencidos sientan orgullo por la decisión
que tomó la presidenta de la
Nación.
Aquellos que tal vez desde la bisagra
política parecerían cipayos en el accionar o en sus palabras, no deberían
criticar estas acciones. Como mujer, como riojana, como argentina me siento
orgullosa de formar parte de esta política de Estado, porque es una política de
Estado la que hoy estamos llevando a cabo. Gracias a esta política –y muchos
dicen que no la tenemos en el ámbito energético‑ en cada pueblo de mi Rioja ha
llegado la electricidad, está llegando el gas, sobre la base de esas decisiones
que desde 2003 se vienen adoptando en cada una de las provincias argentinas.
También confío en que cada uno de los
que estamos compartiendo este proyecto instemos a que en la reglamentación de
la ley –más allá de las provincias petrolíferas‑ se tenga la visión de abrir el
juego para todas las provincias de la República Argentina.
Las palabras de la presidenta quedan
grabadas en la memoria de la historia argentina: “Queremos una empresa nacional
y profundamente federal; recuperamos la soberanía y tendremos una política de Estado
en la que YPF forme parte de todas las provincias argentinas y del pueblo
argentino. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
Sr. Sacca.- Señora
presidenta: solicito permiso para insertar parte de mi discurso y voy a hacer
algunas reflexiones. En la inserción seguramente habrá datos estadísticos y
números, con precios, costos, etcétera.
Voy a citar a Aristóteles, que decía
que la realidad es la única verdad. Y cuando hablamos de realidad nos referimos
a que en la historia del radicalismo no hubo dudas, no hubo fisuras
ideológicas, reivindicando a Don Hipólito Yrigoyen y a Mosconi, desde la
creación de YPF hasta la fecha, en todas las instancias. En todos los momentos
históricos el radicalismo defendió la estatización.
Por otro lado, después de que se
privatizó, tanto diputados como senadores radicales estuvieron presentando
pedidos de informes y cuestionamientos que nunca fueron oídos por el gobierno.
La realidad es que el peronismo entregó
YPF, no
hay dudas. La
realidad es que el peronismo entregó YPF y en estos últimos diez años fracasó
la política energética. No hay dudas en este sentido.
La realidad es que los responsables de
la política energética en los últimos diez años son los mismos que el gobierno
pretende designar para controlar esta estatización. Esta es la pura realidad;
no estoy inventando nada.
La realidad es que al oficialismo no
le interesan las voces que puedan superar los proyectos presentados por la
mayoría. Creo que uno viene a parlamentar a un Parlamento, y no a condicionar
los tiempos.
Lamento que no se tomen las instancias
totalmente superadoras propuestas por el radicalismo en este caso para
exacerbar controles y obtener una mayor presencia de la Auditoría General
de la Nación.
Inclusive, en lo personal he planteado
la creación de una comisión bicameral para el seguimiento de esta estatización
porque si el Congreso es el que estatiza debería ser él mismo quien la
controle. Creo que los controles se deben profundizar. Ningún bien nacido puede
estar en contra del control.
Cuando se habla de autoabastecimiento,
y sigo hablando de la realidad –soy un atrevido al citar a Aristóteles‑,
hablamos de petróleo. Todos sabemos que nadie ha presentado ni comentado un
plan estratégico claro en el corto, mediano y largo plazo relativo a los
recursos energéticos, donde el petróleo es nada más que una pata. Las otras son
las energías alternativas.
En el Congreso de la Nación hoy existe un
proyecto presentado por el bloque de diputados radicales por el que se propicia
la creación de una Instituto Nacional de Energía Renovable que tiende a
sintetizar todos los esfuerzos aislados de algunas oficinas públicas, como así
también de investigadores de universidades públicas y privadas y de diferentes
ONGs. La idea es poner esta herramienta a disposición del gobierno actual.
Quizás este sea el momento de que comiencen las investigaciones, y tal vez sea
otro gobierno el que las finalice. No se trata de estar pensando solamente en
el ahora, en el mañana o en la próxima elección; se trata de legislar para
nuestro futuro.
Los aviones seguramente seguirán
volando gracias a combustibles derivados del petróleo, pero tenemos que ver
cómo contemplamos la posibilidad de forjar energías alternativas para el parque
automotor. En este sentido, no existe un plan estratégico claro.
Para terminar, voy a hacer una
reflexión final con respecto al ser radical. Yo soy radical: desde que pude
afiliarme, a los dieciocho años, siempre lo fui. No tengo dudas de que las
empresas del Estado deberían haber sido, deben ser y deberán ser argentinas.
Lo que hoy estamos haciendo es tomar
un control mayoritario de algunas acciones; no estamos tomando el control total
de YPF. Cuando entregamos la empresa cedimos el ciento por ciento de las
acciones, y hoy nos vanagloriamos de una segunda oportunidad histórica por la
que vamos a recuperar el 51 por ciento. Es decir que estamos 49 por ciento para
atrás y tenemos veinte años de atraso.
Como radical, estoy muy contento de
que el oficialismo por fin nos haya hecho caso al tomar una bandera radical
para reivindicar y reconocer sus propios errores...
Sra. Presidenta (Abdala de Mattarazzo).- Gracias, señor diputado. Se terminó su tiempo.
Tiene la palabra la señora diputada por
Buenos Aires.
Sra. Bidegain.- Señora
presidenta: el proyecto de soberanía hidrocarburíferas que estamos debatiendo
es de indudable trascendencia. Seguramente el final de la sesión nos encontrará
con un importante grado de consenso, fundamental y necesario para la
implantación y puesta en marcha de una política de Estado que represente de la
mejor manera posible y en el contexto en que nos desenvolvemos el interés
superior del pueblo y la Nación
argentina.
Estoy convencida de que con la
aprobación del proyecto remitido por el Poder Ejecutivo, que ya cuenta con la
sanción del Senado, estaremos poniendo no sólo una bisagra más en la historia
argentina sino que además estaremos enviando una fuerte señal a la comunidad
internacional de que nuestro país, por voluntad soberana de las provincias que
lo componen y del pueblo soberano que representamos, está decidido a abandonar
definitivamente el camino del neoliberalismo responsable de la crisis
económica, social y política más importante de nuestra
historia. La
intervención estatal en un área estratégica como la abordada por este proyecto,
ha tenido a lo largo de nuestra historia la consideración favorable de todos
los signos políticos que han llegado al gobierno de nuestro país. El descubrimiento estatal de yacimientos
petrolíferos tuvo lugar el 13 de diciembre de 1907, bajo la presidencia de
Figueroa Alcorta, y sólo un día después, el 14 de diciembre del mismo año, se
decretó la reserva de las 200 mil hectáreas circundantes para la explotación
estatal. En 1910, bajo la presidencia de
Roque Sáenz Peña, se creó la primera protoorganización al mando del ingeniero
Huergo, que concluyó por primera vez con un proceso de explotación, transporte
y comercialización eficiente.
Hipólito Yrigoyen creó YPF, pero fue
su sucesor, Marcelo Torcuato de Alvear, quien puso al frente de esa dirección
al general Enrique Mosconi, quien la convirtió en una empresa moderna y
pujante.
Como militar con fuerte orientación
nacionalista, seguramente inspirado en Enrique Mosconi y Manuel Savio, el
general Perón asignó una importancia trascendental no sólo a YPF, sino también a Gas del Estado; no
obstante, es justo reconocerlo, siempre
pensó en la necesaria complementariedad con las empresas portadoras de mayor
desarrollo tecnológico, como lo demuestra la firma para la explotación conjunta
de 40 pozos con la petrolera Drilexo el 11 de diciembre de 1947.
Este fue el pensamiento y acción de
gobierno que, contrariando sus promesas de campaña, finalmente terminó
implementando Arturo Frondizi, y así podríamos seguir analizando uno a uno, a
excepción, claro está, del gobierno que la privatizó en la década de 1990.
De manera tal que el amplio consenso social y político alcanzado por la
iniciativa gubernamental también se sustenta en el sólido consenso de la
historia.
Señora presidenta: creo que es una
buena oportunidad para que los argentinos en general, y esta Cámara en
particular, comencemos a discutir más sobre hechos concretos que sobre
intenciones poco o nada verificables.
Vivimos un momento singular de nuestra
historia. Contemplamos la incipiente
reconciliación de la política con el pueblo y de los jóvenes con la cosa
pública. Esas reconciliaciones se fundan
en que a lo largo de estos nueve años, la política, aun con sus limitaciones,
pudo estar al servicio de un país más justo.
Primero, Néstor Kirchner, y ahora
nuestra presidenta han demostrado que la política no sólo debe, sino puede,
regir los destinos de la Nación,
sin someterse a los designios de las corporaciones que impusieron por décadas
sus condiciones y privilegios.
Lo hemos conseguido con decisión,
vocación y convicción política, fortaleciendo el rol del Estado, reubicándolo
al servicio de la sociedad y no del mercado, priorizando un modelo productivo
de industrialización a la especulación financiera.
Tenemos la oportunidad única de
reescribir las páginas de la historia en tiempo presente, como lo hacen los
pueblos cuando se deciden a avanzar.
Nunca lo hacen apoyados en la nostalgia de los tiempos idos, pues lo que
los movilizan son sus esperanzas, sus utopías y la maravillosa sensación de
percibir que el futuro está en sus manos.
Por eso, porque YPF siempre anidó en
el corazón de los argentinos y vivió en nuestro imaginario colectivo, y porque
como dijo Raúl Scalabrini Ortiz: “…hay un país que nos está esperando. Hay una esperanza que está requiriendo una
acción. Hay una acción que está vacante
y desde la que se hace historia.”, nuestro voto va a ser afirmativo.
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Junio.- Señora
presidenta: quiero comenzar planteando un concepto que se vincula con el día de
hoy y con los próximos debates en nuestro país y en esta Cámara.
La vida y la historia reciente
demuestran que en la gestión de servicios públicos estratégicos y la
explotación de recursos naturales, el sector privado tiene una contradicción
insalvable entre su propio interés y el interés público. Sus planes de negocio son absolutamente
contradictorios con los objetivos sociales y políticos de un servicio para la
comunidad y los intereses de la
Nación.
Tanto las empresas multinacionales
como las de origen local persiguen la maximización de sus ganancias,
subestimando el interés público.
Consecuentemente, con este rasgo inevitable, la corporación
multinacional Repsol desplegó una estrategia de reducción de la producción y
las reservas.
Entonces, resulta clarísimo que la
producción se realizó a costa de las reservas descubiertas antes de que Repsol
comprara la mayoría. O sea que la
explotación se realizó con las reservas descubiertas por el Estado
argentino. Si
se pierden las reservas, la empresa se descapitaliza. En consecuencia, cabe
preguntarse: ¿Repsol iba hacia el abismo, estaba errando el rumbo, se
equivocaba? Ciertamente no había error; era un plan deliberado, estratégico, de
extracción de las reservas existentes, aprovechando el gran precio
internacional para llevarse más utilidades a su matriz ultramarina; utilidades
que representan la riqueza de nuestro suelo y los esfuerzos de los trabajadores
argentinos.
De modo que practicaron el más clásico
saqueo colonial; aplicaron una línea muy parecida a la del imperio durante el
virreinato en relación con los
minerales: extractivismo colonial y remisión a las metrópolis, muy
parecido a lo que hicieron en el cerro Potosí y en Zacatecas durante el
imperio. Por entonces, era el oro amarillo; ahora es el oro negro.
Con esta gran decisión política
estamos generando un trascendente acto de reparación que rompe definitivamente
con los nudos gordianos del dogma y del poder neoliberales. Entonces, se
comprende por qué los neoliberales, conservadores de derecha, se oponen
frontalmente a esta decisión.
Es justo agregar que no es éste un
afán exclusivo de los españoles y sus actuales socios. También es el afán de
otros grupos oligopólicos de los agronegocios, de la minería, de los grandes
exportadores de nuestros granos, de las grandes corporaciones que controlan la
producción de alimentos y de los monopolios comerciales que controlan gran
parte del abastecimiento para el consumo de nuestro pueblo.
Es imposible no asociar a este planteo
que involucra a los oligopolios el hecho de que esos mismos grupos concentrados
sean los formadores de precio, que confiscan a nuestros trabajadores los
ingresos que logran en paritarias o mediante los planes sociales que aporta el
Estado. Son esos mismos grupos los verdaderos fabricantes de la inflación. Por
eso, esta decisión nos fortalece para ir por más transformaciones.
- Ocupa la Presidencia el señor
presidente de la
Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.
Sr. Junio.- Quiero
recordar un hecho que me parece tanto interesante como simbólico, y que data de
cien años. Cuando se descubrió el petróleo se hicieron dos análisis, uno en
Campana. En esa oportunidad la
Standard Oil decía: “Se trata de un asfalto de calidad
inferior, no sirviendo de combustible” y que “La explotación de esa materia
prima por medio de la destilación y comercialización no será provechosa”. En
cambio, el laboratorio del Estado señalaba: “Se trata de un excelente
combustible mineral, tanto por su valor calórico como por la ausencia de
sustancias nocivas”.
Como vemos, los oligopolios siempre
mienten. No se trata de un problema moral sino que está en la naturaleza de su
objeto lucrar y lucrar. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Iturraspe.- Señor
presidente: Nosotros que formamos parte de un amplio sector de este pueblo que
resistió la privatización en todos los ámbitos posibles, desde los debates, las
denuncias, las bancas, las movilizaciones, los cortes, nos sentimos
legítimamente parte de esta recuperación de la mayoría del paquete accionario
de YPF.
Creemos que es un primer paso para
recuperar la dirección correcta. Sin embargo, hay temas que nos preocupan. No
somos ingenuos, pero sí coherentes en intentar expresar las voces de los que
nos trajeron hasta aquí.
La descripción que hace el Ejecutivo
sobre los incumplimientos de Repsol, el vaciamiento de nuestros pozos, el
abandono de nuevas exploraciones, la falta absoluta de inversión en nuevas
tecnologías, podríamos haberla hecho nosotros. Sin embargo, el partido que hace
nueve años que gobierna la
Argentina es el que tiene la responsabilidad de controlar,
exigir y dar cuenta, no de transformarse hoy en denunciante.
El mismo proyecto aclara que no
estamos frente a una estatización, pero nosotros quisiéramos que fuera así.
Queremos una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria, no una
simple sociedad anónima abierta a capitales de amigos o de multinacionales; y
vamos por más. Pretendemos socializar la conducción de esta empresa abriéndola
a la participación, a la presencia de trabajadores, a las organizaciones de usuarios,
de consumidores y ambientales.
Nuestro balance sobre lo que ha sido
la política energética hasta ahora es negativo, no sólo por la negligencia de
la iniciativa privada sino también por la falta de control y cuidado del
patrimonio de todos los argentinos por parte de los ámbitos de contralor.
Teníamos treinta y cuatro años de
reservas de gas y ahora menos de ocho; dieciocho años de reservas de petróleo y
ahora menos de siete; ello con el agravante de que el 40 por ciento de nuestro
pueblo sigue teniendo que consumir garrafas de gas licuado, pagando así cinco
veces más el metro cúbico respecto del gas natural.
Tampoco nos hemos hecho cargo como
país del daño ambiental. Tenemos más de ciento cincuenta generadores de 1, 2 o
5 megavatios diseminados en todo el país. Esto significa despilfarro,
contaminación, ruido. Ello también implica consumir 500 litros de diesel por
hora por cada equipo, así como también no cuidar nuestro ambiente y favorecer
el negocio de algunos.
Este modelo, que ha llevado a la crisis
energética de la Argentina,
ha sido exitoso para los grupos multinacionales que extrajeron las riquezas de
nuestro suelo obteniendo ganancias espectaculares.
También debemos aludir a Menem, quien
privatizó y extranjerizó nuestros recursos, pasando por de la Rúa, que prorrogó la concesión
de Loma de la Lata,
y por el ex presidente Kirchner, que extendió el contrato a Yacimiento Cerro Dragón, con lo que el 23 por ciento de
las reservas totales del país están en manos de la Panamerican Energy,
cuya mayoría accionaria pertenece a la British Petroleum.
Se trata, entonces, de terminar un
ciclo histórico de bastardeo, de considerar a nuestros recursos mercancía o
moneda de cambio o negocio de algunos vivos.
Estamos frente a una oportunidad. Por
eso decimos que queremos una empresa pública nacional, federal y socializada en
su conducción. Decimos “federal” porque reconocemos la reforma del 94. Nuestra
concepción de una Nación grande y solidaria nos hace poseedores de todas las
riquezas de nuestra patria; si no, volveríamos a la tesis de las provincias
inviables agitada durante la última dictadura militar, aquellas más desposeídas
que no contaban con la cordillera para apropiarse de sus recursos mineros, ni
las costas, para disponer de su riqueza ictícola, ni el petróleo, para percibir
regalías. ¿Qué hacemos con ellas? ¿Las disolvemos, desconocemos su historia,
sus características culturales por región? ¿Acaso las anexamos a las que gozan
del privilegio de poseer alguna renta provincial?
Como decía el señor diputado Solanas,
es hora de volver a las fuentes, al artículo 40 de la Constitución del 49.
Entonces, la energía debe ser considerada como valor estratégico, tratada como
bien social, y un derecho humano al que todos deben tener acceso.
Quiero terminar mi exposición
rindiendo homenaje a todos los ex trabajadores “ypefianos”, con quienes esta
Cámara todavía tiene una deuda, ya que nunca han cobrado su indemnización ni su
cuota de las acciones de propiedad participada…
Sr. Presidente (Domínguez).-
Gracias, señora diputada.
Sra. Iturraspe.- Un
momento, señor presidente.
Como decía, ellos han peleado… (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Díaz Roig.- Señor
presidente: en los mensajes del 4 y del 26 de junio, y un par de meses después,
en ocasión del Primer Plan Quinquenal, Juan Domingo Perón señaló los dos ejes
centrales de lo que, a su criterio, debía ser la política energética. Con su
licencia, pasaré a dar lectura de las palabras del general.
Dice así: “En materia de energía se
asignan dos objetivos fundamentales: acrecentar la disponibilidad nacional de
energía…” –es decir, las reservas‑ “…y disminuir nuestra dependencia del
exterior en orden a la importación de combustibles industriales.” Estos dos
ejes están vigentes.
En razón de que se leyeron
disposiciones de la
Constitución de 1949, me permitiré leer el artículo 55 de la Constitución de la
provincia de Formosa de 1991, que
establece lo
siguiente: “La provincia ejercerá la plenitud del dominio exclusivo,
imprescriptible e inalienable sobre los recursos minerales, incluyendo los
hidrocarburíferos, las fuentes de energía hidráulica, solar, eólica,
geotérmica, nuclear y toda otra que exista en su territorio, con excepción de
la vegetal. El aprovechamiento podrá realizarlo por sí o por convenio con la Nación, con otros países,
con empresas...”
Más adelante señala: “El
Estado propiciará la industrialización y aprovechamiento más conveniente en
territorio provincial...”
Y termina diciendo: “La política
provincial de aprovechamiento de hidrocarburos y demás recursos naturales será
coordinada con la de la
Nación...”
Digo esto porque uno de los aspectos más interesantes del debate de ayer,
y una de las pocas cosas que no comparto con algunos oradores, es una
concepción que nos costó mucho en la Convención Constituyente
de 1994, y cuando se discutió la ley corta y la ley larga en este mismo
recinto: ¿los recursos naturales deben ser de la Nación o de de las
provincias?
Si
bien la cuestión está zanjada, no es menos importante –quiero llamar la
atención a aquellos que insisten en este razonamiento‑ que algunos piensen que
los Estados federales argentinos no tenemos la capacidad de enfrentar a las
multinacionales. Toda la vida hemos tenido la capacidad de enfrentar las
adversidades en nuestra marginación o las que nos ha impuesto la naturaleza en
nuestros territorios y pueblos, y lo hemos hecho con un alto sentido de Nación,
porque en un buen federalismo no puede haber contradicción entre la Nación y los Estados
federales. Esta es la realidad, señor presidente.
Otro
aspecto que ayer no se abordó en profundidad es la importancia internacional de
esta cuestión. En la evolución a partir de la recuperación de sus recursos
energéticos, la Argentina
se podrá sentar en los ámbitos internacionales a discutir las políticas
energéticas. No nos preocupemos tanto por lo que piense Europa. Sepamos que ya
no hay desarrollo de la
Argentina sola sino en el marco de América Latina.
Preocupémonos porque nuestra política energética esté de acuerdo con la de
Brasil, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y todos los países de
Latinoamérica. Este es el camino, y de esto poco se habló en el recinto.
Para
finalizar, estoy absolutamente seguro de que en este voto positivo por este
proyecto está el voto de Mosconi, el voto de Yrigoyen, el voto de Estévez
Boero, el voto de Palacios, el de caudillos como Sapag y otros de los partidos
provinciales. Estoy absolutamente seguro de que está el voto de Perón, de
Evita, de los treinta mil compañeros muertos o desaparecidos, el voto de los
piqueteros de Cutral-Có, de Néstor y su memoria, el voto de Cristina. Pero
sobre todo está el voto de todos los compañeros, de todas las ideas, que han
sabido afrontar la lucha por la liberación nacional. Y agradezco el ejemplo que
hoy da la oposición...
Sr. Presidente (Domínguez).-
Su tiempo ha terminado, gracias, señor diputado. (Aplausos.)
Tiene la palabra el señor diputado por
Tierra del Fuego.
Sr. Catalán Magni.-
Señor presidente: pido permiso para insertar mi discurso en el Diario de
Sesiones y solamente haré dos breves comentarios.
Como fueguino y argentino, en estos
pocos meses en que tengo la suerte de ocupar esta banca y vivir varios hechos
históricos muy fuertes para mi vida personal y de mi provincia, como ha sido el
tema Malvinas y el de YPF, siento un tremendo orgullo y un gran privilegio por
formar parte de este momento histórico de mi país, de mi provincia y de este
modelo nacional que hoy lidera Cristina Fernández.
Creo que en este bloque hemos
alcanzado un alto grado de consenso para que ella tenga las manos libres en la
tarea que tiene de orientar al país en el rumbo que en su momento delineó
Néstor, que hoy es continuado por Cristina. De este modo vamos a avanzar en la
profunda transformación de la
Argentina.
Antes de finalizar, quisiera hacer un
comentario más. Como ustedes saben, provengo del ámbito del deporte. Por esa
razón, me costó mucho tomar la decisión de insertarme en la política, por todo
lo que ella representa. Pero en estos meses, gracias a que los fueguinos me
otorgaron el privilegio de ocupar esta banca, me doy cuenta de que la decisión
que tomé fue la más acertada y que el camino que seguí, acompañando a la
compañera Cristina Fernández de Kirchner, es el correcto. Estoy convencido de
que es necesario seguir acompañando este modelo, porque eso es lo que requiere
nuestro país. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- Tiene la
palabra la señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Ocaña.- Señor presidente: antes que nada solicito
autorización a la
Honorable Cámara para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
Tras
diez horas de debate creo que ha quedado en claro que el déficit de
hidrocarburos que afecta a la
Argentina es consecuencia de un colapso generalizado, producto
de la política energética que se implementó durante el proceso de desregulación
y desnacionalización que se llevó adelante en la década del noventa, luego
continuado e impulsado por muchos de los que hoy nos plantean esas políticas
como un grave error.
Creo
que todos podemos equivocarnos y rectificar los errores, pero con honestidad
intelectual se debe reconocer lo que se hizo y cuáles fueron las
equivocaciones. No vale justificar que en esa época no se podían resistir
aquellas políticas. Muchos lo hicimos y peleamos para que no se produjera la
entrega de los recursos argentinos; basta leer los periódicos de esos años o el
propio Diario de Sesiones para comprobarlo.
También
podemos recordar aquellos intentos de sesiones con las que nos querían llevar
por delante. Había bloques ‑como el radical, el socialista y el del grupo de
los ocho, entre otros‑, que eran acusados de esconderse detrás de las cortinas,
cuando en realidad lo que estaban haciendo era defender el interés nacional.
La
verdad es que ninguna de las buenas intenciones que en aquella sesión de 1992
se expusieron como necesarias ‑como el autoabastecimiento, el impulso de las
exportaciones, la necesidad de destinar divisas al pago de la deuda externa‑
justificaron la privatización de YPF.
Hoy
hablamos de la importación de energía y de ampliar el horizonte de reservas a
través de las tareas de exploración. En definitiva, estamos hablando de
garantizar una riqueza –como la energía‑ que es central para el crecimiento del
país.
Lo
cierto es que a pesar de aquellas buenas intenciones se perdieron 50 mil
puestos de trabajo en YPF, desaparecieron pueblos enteros y hoy nos encontramos
ante esta crisis en las reservas.
Creo
que este proyecto hay que analizarlo desde dos perspectivas: una de forma y
otra de fondo. Personalmente no estoy de acuerdo con la forma en que se ha
llevado adelante, principalmente por los procedimientos, las deficiencias en el
tratamiento del proyecto y algunos antecedentes cuestionables, sobre todo de
quienes en su momento fueron designados para llevar adelante estos cambios.
Muchas de las personas que figuran en este nuevo proceso son las mismas que
consintieron los hechos que llevaron al vaciamiento de la empresa.
El
gobierno nos propone una discusión binaria, en la que uno debe estar de un lado
o del otro. Lo cierto es que es el propio gobierno quien ha estado de ambos
lados y el que debe explicar a la sociedad por qué se produjo este vaciamiento.
Por
otra parte, está la cuestión personal, es decir, qué piensa cada uno de
nosotros frente al dilema de nacionalizar o privatizar. Siempre me opuse a la
privatización de YPF, porque estoy convencida de que los hidrocarburos son
bienes nacionales. Además, como país debemos pensar en desarrollar estrategias
de largo plazo en materia de exploración, explotación y producción, porque es
imprescindible contar con una verdadera política de Estado en esta materia.
Seamos claros: el gobierno no promueve
este proyecto de ley impulsado por la necesidad de proyectar una estrategia
productiva para el país. Avanza sobre YPF por la crisis energética y los
problemas fiscales que lo aquejan.
Siento que sería contradictorio que
hoy me opusiera a que YPF volviera a ser parte del Estado, pero también estoy
convencida de que la forma como se está llevando adelante este proceso
-garantizando impunidad y corrupción para aquellos que no han controlado y han
consentido la depredación de la riqueza nacional y el vaciamiento
empresario- me impiden dar mi voto favorable.
La verdad es que la política es una
ética de la convicción y una ética de la responsabilidad. Sigo con la
convicción de que YPF debe ser estatal, pero mi responsabilidad como diputada y
como representante de aquellos que luchan por construir una sociedad mejor, más
justa y menos corrupta, no me permite apoyar esta iniciativa.
Tal vez, como algunos dicen, la
corrupción sea algo estructural al Estado. El problema es que en la Argentina a la
corrupción se le suma la impunidad, cosa que se garantiza desde el poder, como
acontece con este proyecto. No me resigno a vivir con la impunidad y la
corrupción.
Por lo tanto, solicito autorización a la Honorable Cámara
para abstenerme en la votación. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.
Sr. Herrera.- Señor
presidente: voy a solicitar autorización para insertar mi discurso en el Diario
de Sesiones.
También quiero recordar que durante
2001, cuando el país vivía otra situación y quien les habla era intendente de
su pueblo, teníamos que ser la primera contención social. Eso ocurría con los
intendentes.
Pasó el tiempo y llegamos a 2003,
donde un hombre como Néstor Carlos Kirchner vino a decirnos a todos los
santiagueños que él iba a producir un cambio en la República Argentina;
un cambio como el viento del sur fresco, que va para el norte. En aquella
oportunidad los argentinos nos dimos cuenta de que con el correr del tiempo el
proyecto político de Néstor Carlos Kirchner era el camino.
Luego vino la profundización de este
modelo con la actual presidenta -Cristina Fernández de Kirchner-, que trajo
como consecuencia la aprobación de innumerable cantidad de leyes que
favorecieron a todos los argentinos en todos los estamentos.
Quiero decirles que no es casualidad
que esta jornada histórica la estemos viviendo en el mes de mayo, tan caro a
los sentimientos patrióticos. Como decimos en la jerga peronista, para un
peronista no hay nada mejor que otro peronista. También me cabe decir que para
un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Así es como vamos a aprobar
este proyecto de estatización de YPF.
Vamos a festejar el 25 de Mayo, por
los nueve años de este proyecto nacional y popular. También festejaremos por la
recuperación de YPF. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- La Presidencia
recuerda a los señores presidentes de bloque y a los demás señores diputados
que hemos asumido el compromiso de efectuar una publicación con todas las
inserciones de los señores diputados que hagan uso de la palabra y de quienes
no lo hagan. De esta forma se garantizará la publicación de la totalidad de la
sesión. Lo digo para recordarlo, para que los legisladores nos acerquen todas
las inserciones a la
Secretaría Legislativa.
Tiene la palabra la señora diputada
por Neuquén.
Sra. Comelli.- Señor
presidente: voy a coincidir con varios señores diputados en el sentido de que
hoy es un día histórico.
Le agradezco al pueblo de mi provincia
y a mi partido por la posibilidad que me han dado de representarlos en este
debate, a diferencia de lo que ocurrió hace veinte años.
La actividad hidrocarburífera en mi
provincia tiene un rol preponderante y determinó la conformación económica,
social y cultural de nuestros pueblos. Me viene a la memoria lo ocurrido en
Cutral-Có y Plaza Huincul, pueblos que fueron testigos de la privatización de
YPF. Frente a esa crisis social, miró para otro lado el gobierno nacional en
los años 90. Muy pocos se apersonaron a las rutas cuando estaba todo el pueblo
en cierta forma desahuciado porque no conocía otra forma de vida que no fuera
alrededor de la actividad hidrocarburífera, y todavía tenemos una gran deuda.
Pero en estos pocos minutos y
continuando con la exposición que hiciera mi compañero Grillo no quiero
detenerme en el pasado, pero sí con memoria agregar para la reflexión y para el
futuro cuatro puntos importantes en materia de política energética. Primero: la
mayor cantidad de energía a la que aspiramos no se soluciona ni con esta ley ni
con una mayor exploración o explotación de los yacimientos ya maduros.
Nosotros necesitamos incrementar las
reservas y para eso necesitamos inversiones; también un sendero de precios y
compenetrarnos de lo que significan los yacimientos no convencionales.
Resulta una bendición la formación
geológica de nuestra Patagonia, y particularmente de Neuquén, que en un noventa
por ciento es desierto, y tal vez ahí entendamos la diferencia entre las
provincias productoras de petróleo y la Pampa Húmeda. Se
trata de un punto de inflexión en la recuperación de esas reservas, pero se
necesitan fuertes inyecciones de inversión para revertir esta tendencia a la
baja. Se necesita también una política de precios en boca de pozo que incentive
estas fuertes inversiones.
En segundo lugar está el tema de los
recursos no renovables. Hemos avanzado, pero las metas que nos impusimos como
Nación a través de diversas leyes que sancionamos aquí no las hemos cumplido o los resultados fueron
escasos. En materia de precios, las energías renovables están muy lejos de poder
competir con las centrales térmicas.
Nos debemos todos un debate y un
acompañamiento desde este Congreso en políticas que hagan al fortalecimiento
del desarrollo de las energías renovables.
En tercer término, debemos mencionar
el desarrollo sustentable, aunque hoy en el marco de lo que estamos discutiendo
y del retorno al control del Estado nacional de YPF tenemos un gran desafío por
delante que pasa por el supuesto de un desarrollo que tiene que ser
sustentable, sostenible y con respeto al medio ambiente. Tiene que ser con
respeto a nuestros acuíferos.
Hay leyes nacionales y provinciales
que son celosos custodios de nuestros recursos naturales. Una política
ambiental responsable en materia de explotación de estos recursos necesita
tecnologías, regulación y transparencia. Y en eso el Congreso tiene mucho que
aportar, remozando viejas leyes que nos pueden dar estas herramientas.
Por último, un tema no menos
importante es el objetivo de equidad social y creación de empleo. Sin duda es
trascendente y mucho más para estos pueblos como los de la Patagonia que han vivido
y han desarrollado las cigüeñas.
Tenemos una gran deuda con los ex
trabajadores de YPF, y cuando decimos que esa deuda nos pertenece a todos, debo
señalar que en este recinto y en esta Cámara hay muchos proyectos desde hace
años por los que venimos bregando, y no sólo el Programa de Propiedad
Participada que se les debe sino también un régimen de retiro compensatorio
solidario, porque hay quienes hicieron un gran aporte -a través de sus
contribuciones previsionales-, y no pudieron jubilarse porque no les daba la
edad cuando se produjo la privatización. Lo hicimos con SOMISA y también con
HIPASAM. Me pregunto por qué dejamos a YPF y a Gas del Estado de lado.
Quiero reconocer a dirigentes
sindicales como el de mi provincia, Guillermo Pereyra, quien recogió a tantos y
tantos trabajadores del petróleo que se encontraron desocupados de la noche a
la mañana. También hacer un reconocimiento al gobernador de mi provincia, que
siempre estuvo al lado de los trabajadores, y nosotros a su lado. Mi provincia
huele a petróleo, porque es con la riqueza del subsuelo como se paga la
seguridad, la salud... (Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- Ha vencido su término, señora diputada.
Tiene la palabra el señor diputado por
Chaco.
Sr. Maldonado.- Señor
presidente: solicito la inserción en el Diario de Sesiones del texto de mi
discurso y asimismo de la resolución que anoche aprobó por unanimidad la Legislatura de la
provincia del Chaco.
En una breve síntesis intentaré dar
mérito a quienes nos permiten participar de esta sesión, que muchos han
definido como histórica: los convencidos, los pacientes y los que sufrieron el
dolor haciendo resistencia.
Además, quiero expresar algo que en mi
opinión debe quedar claro entre todos nosotros. La decisión que vamos a tomar
no tiene que ver con un sector, un partido político ni mucho menos con alguna
persona individual.
Bien se ha dicho aquí que se reunirá
el número necesario para sancionar el proyecto de ley y que esta es una
cuestión transversal, pero nos hubiese gustado poder incorporar algunas
cuestiones al debate y al texto enviado por el Poder Ejecutivo.
Existe una lógica que no comprendemos:
la de felicitar el acompañamiento a modo de seguimiento de pelotón sin
habilitar la discusión de un tema tan trascendente a las visiones y posiciones
que tenemos algunos que con autoridad decimos que pertenecemos al campo popular
y nacional.
A lo largo de esta sesión, en las que
algunas cuestiones se tocaron tangencialmente, se mencionaron muchos números.
Yo quiero referirme a los 50 mil despedidos de YPF, que definí como los
resistentes, atribuyendo la responsabilidad a Carlos Saúl Menem, a Estenssoro y
al bloque Justicialista.
También quiero hablar de los 5 mil
despedidos de Gas del Estado y de los 50 mil despedidos como consecuencia de
las leyes de desregulación que provocaron el cierre de estaciones de servicio
en toda la República Argentina.
Son más de 100 mil personas, 100 mil familias; el peronismo tiene que reconocer
su responsabilidad.
YPF fue grande cuando teníamos un
Estado al servicio del bien común. Ese era un paradigma, y otro paradigma que
tiene como responsable al peronismo es el de haber hecho de YPF una empresa de
negocios particulares que dejó de lado el objetivo de construir la gran Nación.
En el breve tiempo que me resta quiero
aprovechar para referirme a las provincias que en todos los procesos históricos
de este país miramos desde afuera. Somos las provincias que en el caso que hoy
nos ocupa quedamos de nuevo fuera de la posibilidad de discutir con seriedad la
inclusión en un país, y quedamos fuera…
Sr. Presidente (Domínguez).- Ha vencido su término, señor diputado.
Tiene la palabra el señor diputado por
Entre Ríos.
Sr. Solanas (J.R.).- Señora
presidenta: en primer término deseo expresar mi agradecimiento al pueblo de la
provincia de Entre Ríos porque con su voto me confirió el honor de poder hoy
estar presente en esta jornada histórica para la Nación Argentina.
La emoción me embarga y comparo este
hecho con lo que sucedió el 2 de septiembre de 2003, cuando en este Congreso
anulábamos las leyes de obediencia debida y de punto final. Esta emoción tiene
que ver con contribuir a hilvanar el cambio estructural que significa la
recuperación de la matriz energética nacional, que tiene inicio en el proyecto
del Poder Ejecutivo –con sanción de la Cámara de Senadores‑, mediante el cual el Estado
argentino vuelve a tener la conducción estratégica de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales, sin dudas uno de los componentes más importantes de aquella matriz.
Siempre he compartido la idea de que
los recursos naturales estratégicos deben ser patrimonio inalienable de la Nación, pues de su manejo
depende su soberanía. Recuerdo aquella máxima del general Mosconi que
expresaba: “Entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”.
En similar sentido, pero en términos
de la política petrolera, el general Perón expresaba: “La política petrolera
argentina ha de basarse en los mismos principios que descansa toda la política
económica, conservación absoluta de la soberanía sobre la riqueza de nuestro
subsuelo y explotación racional y científica por parte del Estado, advirtiendo
que cuando el Estado rescata la visión inmediata y directa de los bienes que la Nación posee, no debe
despojarse del privilegio de seguir administrándolos sin competir con otros
intereses que no sean los que corresponden a los argentinos”.
Como una reafirmación de tales
principios, y vinculado a los recursos estratégicos, permítanme narrar una
anécdota. Durante 1992, cuando fue privatizada YPF, quien habla era presidente
municipal de la Ciudad
de Paraná. En esa época había una fuerte presión para adueñarse de otro recurso
estratégico, que era el agua. Por supuesto que nosotros no fuimos la excepción
y también debimos soportar seductoras presiones que llegaban por todos lados.
Sin embargo, no pudieron con nuestras convicciones. En virtud de ello, hoy el
agua no solo sigue siendo administrada por el municipio sino que ‑respondiendo
a una solicitud que le habíamos realizado aún antes de que fuera presidente‑
por decisión de Néstor Carlos Kirchner ‑en el segundo mandato en el que yo
fuera presidente municipal, 2003/2007‑, se construyó en la ciudad de Paraná una
nueva planta potabilizadora de agua, que era la primera que se realizaba en
nuestro país después de sesenta años, y cuyo proyecto ha servido como modelo
para replicarse en otros lugares de la Argentina.
Por eso, el proyecto en debate
resulta, en mi concepto, ser el hilo conductor de una nueva matriz energética.
No solo significa la subordinación de un plan estratégico de explotación a los
objetivos de una política nacional, sino la ampliación de las disponibilidades
de los recursos en general, puesto que a tales disponibilidades se encuentra
subordinada la posibilidad de crecimiento de la industria nacional.
La compañía minera y petrolera Repsol
ha gozado de privilegios especiales, dado que el marco regulatorio ha sido
permisivo, ya que aun en casos comprobados de daño al medioambiente, las
concesiones no han tenido siquiera que pagar el valor de la reparación del daño
ocasionado.
Sabemos que nuestro gobierno realizará
las auditorías sobre las reservas comprobadas tanto en el campo del petróleo
como en el del gas, y establecerá también restricciones en relación con las
exportaciones y reservas, teniendo como prioridad el normal abastecimiento del
mercado interno, cuestión ésta que nuestro gobierno ha venido manifestando
reiteradamente, toda vez que apunta permanentemente al crecimiento de nuestra
economía, siendo además necesario indicar que ello no sería posible si no
tuviéramos disposición de los recursos energéticos.
Párrafo aparte merece el coraje de
nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que a sabiendas de las
presiones de corporaciones internacionales y de opositores que lamentablemente
hoy defendieron intereses privados y no de nuestro Estado nacional, no le
tembló el pulso para mandar este proyecto al Congreso de la Nación.
Hago expreso mi voto afirmativo a
favor de este proyecto de ley de recuperación de nuestra querida YPF,
permitiéndome además expresar desde esta banca a nuestra excelentísima señora
presidenta de la Nación,
Cristina Fernández de Kirchner, que siga adelante, que está en el camino
correcto y que como siempre cuente con el apoyo que necesite. Estuvimos,
estamos y estaremos firmes en la defensa de los intereses del pueblo de nuestra
Nación. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.
Sra.
Ciciliani.- Señor presidente: quiero aprovechar estos minutos para hacer
algunas reflexiones políticas ya que voy a insertar mi discurso, que contiene
las consideraciones técnicas del caso.
La reflexión que quiero hacer apunta a
las personas que votaron por el Frente Amplio Progresista en las elecciones nacionales
celebradas el año pasado. Algunos tenían dudas en cuanto a qué estábamos
apoyando con nuestro voto afirmativo en general. En este sentido, quiero decir
que estamos apoyando el rol trascendental del Estado en cuanto a los recursos
estratégicos como el petróleo.
No estamos apoyando a un gobierno sino
que actuamos con la coherencia de siempre. Nunca intercambiamos favores por el
apoyo a algún proyecto que consideramos trascendente, y a través del tiempo la
historia ha demostrado la coherencia del socialismo en este Congreso.
Pero queremos alertar que no alcanza
con una ley por la que se reestatiza el
51 por ciento en manos del Estado. Tenemos que discutir cuál es el Estado,
porque debemos recordar que esa ola privatizadora de los noventa no fue producto
solamente de un grupo de personas que creía que, sacando al Estado, mágicamente
la inversión privada derramaría beneficios para toda la sociedad.
Nosotros ya alertábamos que esto no
iba a ser así, pero además tenemos que recordar que existía toda una sociedad
que cuestionaba el rol del Estado, que era ineficiente y corrupto, y donde los
beneficios de las empresas que manejaba no llegaban a todos los ciudadanos.
Nosotros no queremos volver a ese
viejo Estado; queremos discutir uno nuevo que necesariamente sea transparente,
participativo y eficiente. Este nuevo Estado estará manejado por los hombres y
mujeres mejor preparados y serán controlados por los organismos respectivos.
Por eso, en cada una de las
alocuciones del Frente Amplio Progresista hoy enfatizamos el tema de los
controles administrativos que debe tener esta empresa reestatizada. No es menor
el control de la Auditoría General
de la Nación;
esto está referido a ese nuevo Estado que propone el Frente Amplio Progresista
para no repetir los errores del pasado.
No nos equivoquemos: esta venta le ha
costado millones de pesos al Estado. Lo sabemos los santafesinos porque vivimos
la venta del Banco de Santa Fe y de la empresa de aguas. De nuevo estamos
poniendo recursos del Estado para reestatizar una empresa.
No tengamos dudas de que esos recursos
los ponen los sectores de menores ingresos porque tenemos un sistema impositivo
basado en ingresos públicos donde pagan más los que menos tienen. Además,
cuando usamos estos recursos para comprar o vender estamos sacando fondos de
partidas destinadas a la salud, la educación y el trabajo.
Este es el profundo debate político
que quiere dar el FAP.
Anoche el taxista que me llevó de
regreso a mi casa me dijo: “Señora: ¿por qué pierden tiempo hablando en el
Congreso cuando ya todo está resuelto con los votos de la mayoría?” Tenemos que
decir a la gente que hoy perdemos una nueva oportunidad histórica de
implementar la política de concertación en políticas de Estado, donde cada uno
de los diputados que estamos aquí sentados seguramente tenemos mucho para
aportar y para mejorar los proyectos y políticas públicas, independientemente
del partido que representen.
Estoy segura que los 140 legisladores
del Frente para la Victoria
también tienen muchas cosas nuevas para aportar y para mejorar el proyecto.
Nosotros también
queremos otro
Congreso, donde cada uno de los legisladores que representamos a nuestros
ciudadanos... (Aplausos.)
Sr. Presidente (Dominguez).-
Gracias, señora diputada.
Dispondrán de diez minutos los señores
diputados María Luz Alonso, Anabel Fernández Sagasti y Walter Marcelo
Santillán, en ese orden.
Tiene la palabra la señora diputada
por La Pampa.
Sra. Alonso (M.L.).-
Señor presidente: hoy me permitiré hablar como diputada de una provincia con
producción hidrocarburífera e integrante de la OFEPHI, como es La Pampa, y como una orgullosa
diputada de la Nación
Argentina que tiene absoluta convicción de que este proyecto
de ley representa una política de Estado fundamental para profundizar la
reconstrucción del Estado nacional y el crecimiento económico y social que
empezó en el año 2003.
Mis compañeros ya han enumerado de
forma muy correcta todos los logros económicos, culturales y sociales que hemos
alcanzado desde 2003 a
la fecha, pero permítanme mencionar dos cuestiones.
Allá, por 2006, Néstor Kirchner
redactó el decreto 303, el que rescindía el contrato de concesión de Aguas
Argentinas Sociedad Anónima, dejando bien en claro la matriz del problema: la
concesionaria había priorizado su interés económico, proveyendo servicios en
áreas rentables de la concesión y dejando a los sectores de la población más
humildes desprovistos de agua potable, desconociendo el carácter de servicio
público que posee el servicio que prestaba.
Esta misma situación se ponía de
manifiesto en Aerolíneas Argentinas.
Cuando la actual gestión de Aerolíneas asumió debió, así como Néstor
allá por el año 2003, hacerse cargo de una pesada herencia y dedicarse a
reconstruir una empresa estratégica que se encontraba absolutamente vaciada,
con sus activos sobrevaluados y sus pasivos subvaluados.
Nuestra aerolínea de bandera, ícono
nacional, había no sólo resignado su posición internacional, sino que también
había limitado sus trayectos internos a los de mayor demanda, dejando sin
servicio a muchos ciudadanos. Hoy
Aerolíneas en muy poco tiempo ha trasformado su imagen con una gestión
eficiente, renegociando todas las deudas heredadas, siendo ejemplo en el
servicio, incorporando aviones nuevos a su flota y aumentando los destinos a
los que conecta.
Tuvimos que llegar a la intervención
estatal porque los intereses económicos de las empresas privadas fueron, tanto
en Aguas Argentinas como en Aerolíneas Argentinas y Repsol‑YPF, en contra del
interés nacional y atacaron pilares fundamentales del crecimiento argentino con
inclusión social, en sectores estratégicos de nuestra economía.
Yo he escuchado acá que dicen que
falta mucho por hacer, y coinciden con la presidenta de la Nación, quien también
señaló que faltan cosas por hacer, y una
de ellas puede ser posible gracias a este proyecto que estamos por convertir en
ley.
Es importante, entonces, entender la
importancia de este proyecto para el crecimiento nacional. Mi provincia forma parte de la OFEPHI y es una de las pocas
provincias en la que se pudo ver en los últimos años un aumento, tanto en la
producción como en las reservas de petróleo y gas. Pero en la participación de la producción
nacional de petróleo nuestra provincia representa alrededor del 4 por ciento y,
casualmente, Repsol no tiene prácticamente participación.
La declaración de interés público
nacional de toda la cadena de producción y distribución de hidrocarburos y la
recuperación del control estratégico de YPF es fundamental para sostener el
sector energético de la
Argentina y ponerlo en sintonía con el modelo de crecimiento
acelerado que tenemos desde hace nueve años.
Porque a los hidrocarburos podríamos tomarlos como una commodity de exportación y hacer alarde
de autoabastecimiento y de superávit comercial en el sector, pero sería bajo un
modelo de país sin consumo, sin producción, sin crecimiento y sin inclusión, al
que nosotros no queremos volver; no sé si todos piensan igual, pero nosotros no
queremos volver.
Es por todo esto que acompañaré con
absoluta convicción y con muchísima fe este proyecto de ley. Porque estoy orgullosa de la presidenta que
tenemos, a la que no le tiembla el pulso al momento de tomar decisiones que son
trascendentales para nuestro país, que no se arrodilla ante las presiones de
las corporaciones y, muy por el contrario, lucha contra ellas.
Es una presidenta que tiene su propia
agenda, formada de acuerdo a las necesidades del pueblo argentino y no una
agenda armada por los medios concentrados de comunicación. Por ello voy a acompañar el proyecto, porque
soy coherente con mis convicciones y mis ideales, pero por
sobre todas
las cosas voy a acompañar el proyecto, porque no tengo dudas de que de la mano
de Cristina nos espera un destino mejor. Debemos estar más unidos y organizados
que nunca para alcanzarlo. Así habremos cumplido con Perón, Evita, Néstor y,
por encima de todo, con nuestro pueblo. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza. Le aclaro que
comparte su tiempo con el señor diputado Santillán, y que le restan cinco
minutos.
Sra. Fernández Sagasti.-
Señor presidente: solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario
de Sesiones, porque me temo que no podré finalizarlo.
Hay decisiones que toman nuestros
gobernantes y representan un hito en la historia de un país; un antes y un
después, y un punto de partida. El 16 de abril de 2012 va a quedar registrado
como un día histórico en la recuperación de la Patria.
La recuperación de YPF es, ni más ni
menos, la profundización de un modelo de país que comenzó el 25 de mayo de
2003, que viene a echar por tierra aquel modelo neoliberal que hoy está
resquebrajado con esta medida histórica. Hace nueve años, este gobierno viene
tomando decisiones para cambiar el país.
Como mendocina sé de la importancia de
controlar los recursos estratégicos de la naturaleza. En mi provincia, el 20
por ciento del producto bruto geográfico es por los recursos hidrocarburíferos.
Debido a la merma de la producción de YPF, nuestras finanzas se vieron muy
afectadas.
Ésta no es una empresa más en la Argentina; está en el
inconsciente colectivo de nuestro pueblo y a aquellos que quieren teñir esta
medida con la macabra frase de que pretendemos manejar las emociones de los
argentinos, les decimos que YPF emociona porque es parte de la historia
argentina, significa la presencia del Estado en los más remotos rincones de
nuestra patria, nos dio sentido de pertenencia, es sinónimo de progreso, nos da
esperanza por un Estado grande, que incluye cada día más.
Sr. Presidente
(Domínguez).- Se agotó su tiempo, señora diputada.
Sra. Fernández Sagasti.-
Ya termino, señor presidente.
Sólo me resta agradecer a Néstor
Kirchner que permitió a la generación del bicentenario, a la que pertenezco,
volver a la política y creer en ella. También agradezco a la señora presidenta
de la Nación...
Sr. Presidente
(Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán. La Presidencia recuerda
que le restan tres minutos del tiempo del que disponían.
Sr. Santillán.- Señor
presidente: quiero comenzar diciendo que estamos ante una decisión histórica
que nos permitirá seguir trabajando en pos de una Argentina justa, libre y
soberana. Una decisión que posibilitará contar con una herramienta estratégica
muy importante para sostener el gran crecimiento que, año tras año, experimenta
el país.
Nuestra presidenta, con su claridad
ideológica y visión estratégica, adopta las medidas necesarias para construir
una Argentina con inclusión social, trabajo, recuperación de nuestras industrias
y creación de nuevas. Es decir, todo lo que incumbe a un país serio que
pretende el bienestar general.
Esto es fundamental para nosotros,
como jóvenes, porque no se trata de medidas coyunturales sino beneficiosas para
el presente y el futuro de las generaciones de nuestros hijos, y de los que
vienen atrás. A lo largo de la historia del descubrimiento de América,
este
continente sufrió el vaciamiento de sus recursos naturales en beneficio de las
potencias invasoras, provocando el genocidio de los pueblos originarios y el
hambre de sus descendientes, pero siempre hubo resistencia. En honor a estos
mártires anónimos estamos luchando por una Latinoamérica libre.
Señor presidente: con una decisión
como ésta fortalecemos el proyecto de nuevo país que comenzó a forjarse con la
presidencia de Néstor Kirchner desde el plano no solo económico sino también político, productivo,
social, cultural y educativo, que hoy –luego de nueve años de gestión‑ está más
fuerte que nunca y es avalado por el 55 por ciento de los votos de nuestros
compatriotas. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
La Presidencia
advierte que será inflexible respecto del término del que disponen los señores
diputados para hacer uso de la palabra.
Tiene la palabra la señora diputada
por Córdoba.
Sra. Ferrari Rueda.-
Señor presidente: sin perjuicio de que solicito la inserción de mi discurso en
el Diario de Sesiones, deseo señalar algunos conceptos.
Vivimos tiempos complejos; época de
verdades oficialistas, verdades parciales, verdades corporativas o verdades mediáticas. Una verdad a medias
siempre es una forma de disfrazar la mentira. El debate no es racional, porque
en realidad se monologa sobre el discurso del otro sordamente; no nos
escuchamos.
En esta época de verdades a medias,
los ciudadanos han sido forzados a vivir en un estado de alerta permanente
tratando de desentrañar no sólo la verdad dentro de lo que los medios de
comunicación dicen, sino también en relación con los discursos del Poder
Ejecutivo, de la TV
pública, de los ministerios del Estado, de la Justicia y del INDEC.
Todos vivimos en estado de alerta permanente; estado de emergencia y de pérdida
absoluta de la confianza interpersonal.
Antes que una cuestión epistemológica
para sostener un debate racional, estamos ante un problema ontológico del ser
argentino. YPF toca la médula del ser nacional, y la discusión por delante se
inscribe en ese marco de pérdida de la palabra, de ausencia de parámetros para
medir, pesar, comparar.
La discusión por YPF se da, entonces,
en un marco signado por la mentira, la pérdida de la confianza y los parámetros
necesarios para establecer criterios comunes a partir de los cuales medir la
realidad; ello, en un estado de crisis y de alerta permanente que convierte a
los ciudadanos en cínicos sociales. Hemos transformado a los componentes de la
sociedad en tránsfugas, en acomodaticios ideológicos que bailan al ritmo del
poder de turno. Y qué difícil es discutir sobre YPF en este marco. Nuevamente
todos terminamos en el lodazal del nacionalismo oportunista manchando las
nobles banderas de la soberanía energética.
¿Cómo analizar racionalmente,
entonces, la oportunidad y la forma de recuperar para el Estado el manejo de la
empresa de energía más importante del país? Empecemos por despejar mentiras. Así,
es mentira que vamos a recuperar la capacidad de contar con una política
energética, porque esto nunca dejó de ser una atribución del Estado. Éste, y el
actual gobierno en particular, son los responsables primarios de la situación
de déficit energético que vivimos.
Conozco las rutas del país y el
faltante de gas y gasoil, que es una constante en todas las provincias
argentinas. Estamos acostumbrados a un Estado de emergencia y crisis; no se
trata de que ahora se dieron cuenta de que los españoles estaban haciendo mal
las cosas. El gobierno peronista es responsable directo de esta política de
vaciamiento y defraudación. La política energética es responsabilidad del
Estado nacional y no de una empresa en particular.
Tampoco es necesario que YPF sea pública
o tenga participación estatal para que el país cuente con una política
energética. No nos dejemos engañar. Asimismo, es mentira que Repsol haya venido
para saquear el país. Han sido cómplices locales quienes oportunamente se
preocuparon de vender YPF y participar en todas las ganancias que generaron los
españoles. No somos una Nación ultrajada por el neocolonialismo. El peronismo
ha sido parte de ese saqueo: lo propició, lo ejecutó, lo avaló, lo aceptó y
participó del ultraje. Sin embargo, hoy se embanderan de nacionalismo bobo
cuando hasta hace un año mutuamente se prodigaban elogios.
Es mentira que a partir del año
próximo tendremos resuelto el problema energético. Nos embarcamos en un
proyecto sin garantías de control y conociendo de antemano la ética de los
actores intervinientes. El ministro de Planificación Federal e Inversión
Pública, Julio De Vido, responsable de la situación de crisis en que nos
encontramos, fue nombrado director de YPF. Es decir que estamos poniendo a
solucionar un problema al mismo que destruyó una política de décadas de
inversiones.
Por más que a uno le toque votar junto
a los mismos que levantaron la mano para vender YPF, son ellos quienes han
cambiado, y no nosotros; los auténticos radicales siempre hemos defendido el
principio de que solamente el Estado debía ser responsable de la mayor empresa
petrolera del país. Es una herramienta básica para el desarrollo.
YPF como empresa del Estado es una
bandera histórica del radicalismo. Decirle que no en general a la propuesta sería
formar parte de lo mismo que hoy venimos a denunciar. Sería formar parte de la
pérdida de la palabra, del oportunismo vacío y del travestismo ideológico.
Estos son los verdaderos males de la República Argentina.
Voy a votar con el radicalismo esperando
no contribuir en nada al nacionalismo fácil, al oportunismo estatista, a la
pérdida de la palabra, al estado de crisis y de emergencia permanente. Voy a
votar con el radicalismo para recuperar YPF en manos del Estado porque creo que
es una herramienta básica para el desarrollo.
Voy a votar con el radicalismo en
general para que YPF vuelva a ser de todos los argentinos, poniendo
absolutamente todos los reparos para que no sea nuevamente un botín del partido
gobernante.
Haciendo honor a la historia de la UCR, voto para que YPF nos
vuelva a pertenecer. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
Sr. Cejas.- Señor
presidente, señores legisladores: en un nuevo acto institucional en la República Argentina,
el Poder Ejecutivo ha enviado el proyecto que involucra en sus objetivos la
recuperación de los hidrocarburos para el país.
La sanción del Senado nos exime de
mayores comentarios respecto de la voluntad popular. Sin duda el análisis
histórico hecho por muchos legisladores del oficialismo y la oposición marca
claramente el compromiso de cada uno de nosotros con este tema, el
reconocimiento a quienes fueron creadores de esta gran empresa nacional, a don
Hipólito Yrigoyen, la consecuencia desde el peronismo en el trabajo permanente
desde 1946 a 1955 en lo que significaban las políticas energéticas para el
desarrollo de la incipiente y creciente industria nacional, y la creación de la
burguesía nacional.
- Ocupa la Presidencia la señora
vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara,
doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.
Sr. Cejas.- En este
reconocimiento no puedo dejar de hablar de mi querido pueblo de Catriel, en la
provincia de Río Negro, y del recuerdo permanente a quienes crecieron siendo
sinónimo de YPF: los trabajadores que fueron a la boca de pozo y con su trabajo
fecundo posibilitaron el crecimiento de esa comarca.
Creo necesario hacer un paneo y
análisis de todos los discursos escuchados en la tarde de ayer y el día de hoy.
Cada uno de nosotros sabe dónde se paró y dónde se para en la historia
argentina, y puntualmente en el tema de YPF.
Nunca me gustó ponerme en fiscal de
nadie. Permanentemente he sido coherente con mi partido y con la estrategia
marcada por el compañero Kirchner y la compañera presidenta de la Nación.
Me parece que desde el oficialismo,
con el compromiso que tenemos desde la posición mayoritaria y la historia que
tenemos por delante, no tenemos por qué explicarle a la corporación mediática
cuáles han sido nuestras actitudes, pero sí tenemos el compromiso de explicarle
a nuestro pueblo y a las parcialidades políticas lo que hemos hecho en nuestra
vida histórica política.
Lo que no podemos hacer –y esto nos
iguala a todos‑ es rendirnos o claudicar ante las corporaciones mediáticas que
están intentando medrar con las diferencias que podamos tener
circunstancialmente en un tema esencial para la Nación.
Por supuesto, hay muchos desafíos por
delante: los controles, las fiscalizaciones, la capacitación del personal, el
abastecimiento, el precio de los combustibles. Pero yo quiero sintetizarlo con
dos frases del Martín Fierro: “Cada lechón en su teta es el modo de mamar” y
“Si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera.” Este es el concepto
de la unidad nacional.
Este Congreso de la Nación va a votar esta
tarde con una mayoría excepcional, en representación del pueblo de la Nación Argentina,
que esta empresa vuelva a ser de nosotros, los argentinos.
En homenaje a quienes crearon la empresa
y como ramo de olivos para aquellos que aun teniendo reticencias van a votar
junto con nosotros, quiero terminar mi discurso con las palabras de aquel
hombre hacedor de YPF, el ingeniero general Enrique Mosconi. Lo hago por dos
razones: por la visión que tenía de la Argentina, y porque involucra a los jóvenes
actuales y a los de las futuras generaciones.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Le
recuerdo, señor diputado, que le resta un minuto del tiempo del que dispone
para hacer uso de la palabra.
Sr. Cejas.- Decía Enrique Mosconi: “Inspírame
el deseo de que cada argentino haga lo que deba y pueda para lograr nuestra
independencia integral, y muéveme también el anhelo de que nuestra juventud se
lance a la acción con todo el empuje de su voluntad tenaz con el propósito
firme e imperturbable de no cejar ante cualquier obstáculo o momento de
adversidad.
“Sí,
no cejéis, jóvenes argentinos. Y si llegáis a encontrar vallas aparentemente
insalvables...”.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señor diputado:
se ha agotado su tiempo.
Tiene
la palabra la señora diputada por Entre Ríos.
Sra. Re.- Señora presidenta: escuchando a
los diputados que han hablado en este recinto sobre la rica historia de YPF,
pero sobre todo de su historia reciente, vienen recurrentemente a mi mente dos
palabras: saqueo y corrupción.
Ese
fue el modelo de los noventa. Su continuidad consiste en tomar como botín cosas
que nos pertenecen a todos.
“El
Estado soy yo”, parece decir este gobierno, confundiendo “Estado” con “gobierno”.
En los noventa tenía una pátina neoliberal; en nuestros días, la pátina es
nacionalista y estatista. ¿Todavía queda alguien que crea que Menem era
neoliberal o que los Kirchner son estatistas? Fueron socios ayer y hoy están
nuevamente juntos. Repitiendo la frase de Bill Clinton, podríamos decir “Es el
negocio, estúpido”.
¿Expropiamos?
No; confiscamos, si estamos por arriba de la Constitución y de las leyes.
¿Nacionalizamos?
No. Si YPF representa el 30 por ciento del mercado de los hidrocarburos, nos
apropiamos del 15 por ciento.
Entonces,
¿estatizamos? Tampoco. YPF es y sigue siendo una sociedad anónima privada, sin
control del Estado ni de este Congreso Nacional.
Ayer
se privatizó para hacer un negociado con los amigos. Hoy estatizamos para que
el negociado sea con la familia y con los amigos.
¿Van
a controlar quienes ayer la vaciaron? ¿Van a administrar los que antes no
administraron nada, ni siquiera los trenes? Esta es una nueva mentira, porque
el globo de Malvinas ya se desinfló, las encuestas preocupan y la caja ya está
exhausta.
Mientras
entretenemos a la gente con Malvinas y el petróleo, vamos por las tierras de
los campesinos argentinos, cuyos títulos de propiedad son la mejor y última
garantía de soberanía que nos queda; es la última barrera para la codicia de
los de adentro y de los de afuera. Por eso, los perseguimos con trabas
burocráticas, los empobrecemos con impuestos escandalosos e impagables, nos
apoderamos de sus ingresos brutos –no de su renta‑ y los denostamos,
discriminando e insultando, cuando con la soja –el famoso yuyito‑ son los
grandes sostenedores del modelo.
La
tierra está en manos de miles de campesinos argentinos, pero este gobierno
quiere que esté en pocas manos: las suyas. Ese es el modelo Calafate.
Si
esa concentración es exitosa, nos preguntamos quiénes serán los nuevos dueños
de la tierra, del agua y de los minerales. Quizás sean unos pocos y nuevos
oligarcas.
En
un mundo que requiere cada vez más recursos naturales, cómo resistiremos la
presión de los poderosos concentrando todo en pocas manos. La tierra y el agua,
que es lo que quedó sin privatizar en los noventa, es lo que queda por vaciar y
entregar.
No
podemos ser parte de esta nueva farsa ni acompañar aplaudiendo un nuevo
negociado con falsas banderas. No lo hicimos en los noventa, cuando como
ciudadanos resistimos el discurso único privatizador, porque como país nos
parecía suicida entregar nuestra energía y regalar nuestro petróleo, que es un
recurso natural no renovable. Ningún país lo hizo, salvo el nuestro.
Durante
la crisis del tequila los mexicanos resistieron y conservaron la mayoría
estatal en su empresa petrolera. Los brasileños también lo hicieron. Cabe
señalar –como lo hizo en el Senado nuestra compañera María Eugenia Estenssoro‑,
que en el momento de su venta por parte del menemismo YPF valía 18 mil millones
de dólares; lo mismo que valía Petrobras. Hoy Petrobras, copiando el modelo
impuesto por José Estenssoro, está valuada en 280 mil
millones de dólares. ¡Qué
diferencia, no! Hoy estamos repitiendo el discurso único. Como en los 90 dicen
que la mayoría acompaña. En los 90 la mayoría aplaudía a Menem y su entrega.
Hoy, los que ayer la privatizaron, dicen que la estatizan. ¿Qué estatizan?
Parece…
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Le resta un minuto, señora diputada.
Sra. Re.- Señora
presidenta: solicito autorización para insertar el resto de mi exposición en el
Diario de Sesiones.
No podemos ser cómplices, como no lo
fuimos ayer, con una nueva mentira o un nuevo negociado de esta nueva
oligarquía y de los nuevos señores feudales que se adueñaron del patrimonio de
todos sin respetar la Constitución y las leyes.
Por eso suscribo el dictamen de la
señora diputada Carrió. Además, solicito autorización para abstenerme en la
votación en general y en particular. (Aplausos.)
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
Sr. Dato.- Señora
presidenta: he visto tratado en forma larvada, y solamente por los señores
diputados Tunessi y Solanas, el tema de la jurisdicción y el dominio que a mi
modo de ver es central en los términos que luego lo resuelve la ley.
Marienhoff dice que es muy difícil que
la jurisdicción esté dividida en dominio, dando un ejemplo claro en los ríos
navegables -o flotables, como lo decía el mismo código-, desde que la
jurisdicción es nacional y el dominio provincial.
Existe un buen ejemplo en la historia
argentina en cuanto al aislamiento de la Patagonia abonado por la posible hipótesis de
conflicto con Brasil. Esa situación necesitó de dos ingeniosos gobernadores
-Uranga y Sylvestre Begnis-, además de hacer un túnel subfluvial para evitar la
interdicción nacional a dicha obra.
Dichas esas cosas, me parece que en
los últimos sesenta años se ha producido un conjunto de situaciones que
introducen un fuerte elemento de confusión acerca de quién es el que tiene el
dominio y quién la jurisdicción.
El ejemplo más claro fue el artículo
40 de la Constitución de 1949, que al ser derogado por un bando de la
revolución libertadora dejaba al garete el tema de los recursos naturales en
general e hidrocarburiferos en particular.
Es así que a fines de 1958 la gestión
del presidente Frondizi nacionaliza los recursos petroleros como una cuestión
inalienable e imprescriptible de la
Nación, compartiendo su producido con las provincias. Esta
situación se produce en la ley 17.319, de hidrocarburos, cuyo artículo 1°, a la
postre y luego de la Constitución de 1994, es reformado por la llamada ley
corta, la 26.197.
¿Qué pasaba con esa cuestión del dominio
y la jurisdicción, cuando el artículo 124 es expreso al hablar del dominio originario de los recursos
naturales de las provincias? Que la misma comisión redactora de la Constitución
no quiso agregar la jurisdicción. Por eso avizorábamos un conflicto frente a la
constitucionalidad de la que había hablado la Corte de las viejas leyes 14.178 y 17.319.
Además, esta disposición constitucional no daba la jurisdicción a los titulares
del dominio de esos recursos.
Evidentemente, el Estado nacional
tenía algunos ingredientes para poder manejar la política. Existe la ley de
presupuestos ambientales mínimos y la cláusula del progreso. Sin embargo, queda
latente el debate de quién puede manejar la política petrolera.
En ese sentido, me parece que la ley
es sabia porque sale del conflicto por arriba, con tres disposiciones nítidas
que hacen compartir la política petrolera entre la jurisdicción nacional y la
provincial.
Lo primero tiene que ver con la
declaración de interés público de la producción hidrocarburífera en la Argentina; el segundo,
que el Poder Ejecutivo nacional fija esas políticas en consonancia con las
provincias; y el tercero, tiene que ver con la creación de un Consejo Nacional
de Hidrocarburos, con intervención de todas las provincias, que será el que
fije la política energética, conforme a las consultas que efectúe el Poder
Ejecutivo.
De manera que frente a este conflicto
histórico, constitucional y legal, el proyecto de ley que estamos considerando
determina la jurisdicción en manos de la Nación con la fuerte participación provincial
acompañada por la sindicación de acciones por cincuenta años, con la petrolera
con mayor despliegue territorial, es decir, que tengamos una extraordinaria
solución nacional, con los mejores términos, con la posibilidad de afrontar las
dificultades que tiene la producción hidrocarburífera no sólo en la Argentina sino en el
mundo frente a las grandes empresas que la manejan. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
Sr. Kosiner.- Señora
presidenta: quiero plantear el debate que quedó un poco pendiente en el trabajo
en comisión. Allí recuerdo que algunos señores diputados plantearon que el
petróleo no tiene ideología y que no le hacía falta al gobierno debatir la
cuestión de la soberanía en materia de hidrocarburos porque eso estaba
planteado claramente en la soberanía en materia de hidrocarburos y en la Constitución Nacional.
Quiero señalar el sentido de mi voto,
que pasa por la definición ideológica y soberana que hace el gobierno nacional,
de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en este proyecto. Es una
cuestión de ideología reconocer a este país como un país y un mundo distintos
del de la década del 90.
Más allá de la cuestión de la
adjudicación de responsabilidades es necio negar que no es lo mismo vivir en un
país industrializado que en uno desindustrializado. No es lo mismo vivir en un
país donde el salario era tomado como un costo que vivir como ahora en un país
que ha potenciado el mercado interno y que ha potenciado las exportaciones, que
ha buscado una mejora en la calidad de vida, que ha tomado el salario como
parte de una demanda y donde la reactivación del salario nos ha permitido mayor
inclusión social.
Sería necio agregar también por una
cuestión ideológica y de visión de nuestro país y de la integración
latinoamericana que vivimos en un país que pasó de una inversión del 11,9 del
PBI a un 24,4. Aquél era un país en el que el desarrollo de la industria
nacional era casi nulo, durante la década del 90, y hoy pasó al 9,5 del PBI.
Nuestras reservas cercanas a los 50.000 millones de dólares eran cuatro veces
menos en aquella década.
La YPF del modelo de los 90 representaba la síntesis
del Consenso de Washington y en ese momento los hidrocarburos eran considerados
como commodities. Hoy los
hidrocarburos pretenden ser base nuevamente del desarrollo nacional. También
hoy son un recurso estratégico y la declaración de utilidad pública no es nada
más ni nada menos que algo que se utiliza en otros lugares del mundo, como los
Estados Unidos, para los que les gusta mirar mucho al norte, la Unión Europea, a
pesar de lo que diga hoy España, y asimismo, México, Bolivia y Venezuela.
La búsqueda del autoabastecimiento no
es una frase menor sino el ejercicio mismo de la soberanía. Vengo de una
provincia donde no es suficiente que la Constitución Nacional
en su artículo 124 diga que los hidrocarburos son dominio originario de las
provincias o que lo diga la misma Constitución provincial.
Esta visión rentística de YPF a
provincias como la nuestra por los costos de la profundidad donde se encuentran
los hidrocarburos ha impedido las inversiones porque éstas fueron a los lugares
con menores costos. Esa era la visión rentística, es decir, obtener mejor precio
internacional al menor costo.
Por eso vamos a votar esta visión
soberana, ya que soberanía es poder disponer de los hidrocarburos. No se trata
sólo de una visión declamativa que pueda estar establecida en algún texto. Ese
vaciamiento de YPF nos ha impedido ejercer ese derecho soberano.
“¿Por qué ahora y no antes?” se han
preguntado varios señores diputados. Se da nada más ni nada menos que ahora
porque es el mandato del pueblo. Muchos dijeron que el peronismo tiene un
discurso sin autoridad moral, hipócrita, sin convicciones, y que nos debemos
hacer cargo de ello. Claro que nos hacemos cargo.
El peronismo
se ha hecho cargo de toda su historia, de sus aciertos y sus errores. Por eso
nos ha votado el 54 por ciento de la gente. ¿O acaso creen que ese 54 por
ciento viene por arte de magia?
Así como nos hacemos cargo, también
decimos que cuando no fuimos gobierno fue por el voto de la gente o porque nos
sacó la dictadura; nunca abandonamos un gobierno a mitad de camino. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Barbieri.- Señora
presidenta: lo primero que quiero decir es que creo profundamente en el
ejercicio democrático, en el fortalecimiento institucional a través de los
partidos políticos y en el rol de los dirigentes políticos. Por eso, a pesar de
tener algunas dudas y de estar en contra de este proyecto, voy a acompañar la
postura de mi partido y la decisión mayoritaria de mi bloque.
Tengo dudas y estoy en contra porque
no es riguroso denominar “estatización” o “nacionalización” a la expropiación
del 51 por ciento que manejaba Antonio, como lo llamaba el gobierno hasta hace
algunos meses.
Estoy en duda y tengo contradicciones
porque el archivo no perdona: en 1992 privatizaron, Parrilli fue el miembro
informante, para la liberación nacional los asesora Dromi y hasta hace un año y
medio De Vido sostenía que teníamos combustible para noventa años.
Tengo dudas también porque el
autoabastecimiento, utilizado como un dogma, sirvió para justificar conductas,
para privatizar y para estatizar.
Desde Yrigoyen hasta la actualidad
hemos tenido conductas pendulares, permanentes cambios en lo que debería ser
una política de Estado, pero lo que votamos hoy no es una política de Estado,
tal como lo evidencia el hecho de que el oficialismo no permitió modificar
siquiera una coma del texto.
También tengo dudas porque el país
vive hoy encandilado por un mar de ilusiones, embelezado por la seducción de
epopéyicas mentiras. Hoy el verbo clave es recuperar lo que entregamos.
Ciertamente esto es propio de una conducta esquizoide.
Vivimos en un estado de contradicción
y confusión que no nos permite recordar que ya existe una empresa estatal
llamada ENARSA que nada resolvió de la política energética en la Argentina. Esa
confusión nos impide ver que el intento de nacionalización con la entrada de
una farsa de compra por el Grupo Petersen exhibió al mundo a las claras el
capitalismo de amigos.
También tengo dudas porque aquí y en
cualquier país del mundo distribuir riquezas subsidiadas pagando sumas
siderales por energía es un fracaso del diseño de una política energética, y
asimismo, una irresponsabilidad e improvisación.
Tengo dudas porque las contradicciones
flagrantes y el pésimo manejo de la política energética no exculpa a los
actores centrales en la toma de decisiones de su responsabilidad en la política
energética de la Argentina.
Para finalizar, como argentino bien
nacido, como seguramente somos todos los que estamos en este recinto,
fervientemente, con el corazón, deseo que se me demuestre que este es un nuevo
comienzo y por fin YPF puede ser lo que alguna vez fue: un orgullo para todos
los argentinos. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.
Sr. Donkin.- Señora
presidenta: con alegría, y orgulloso de pertenecer al Frente para la Victoria, vengo a decir
presente y a elevar mi voto por la recuperación y la nacionalización del 51 por
ciento de las acciones de YPF.
Han pasado
veinte años y nuevamente se anuncia el retorno de YPF a manos nacionales.
Como si fuera un símbolo, la compañera
presidenta levantó un tubo para hacer alusión al petróleo de la Patagonia. Nos
quería hacer entender que eso era parte de nuestra soberanía; ahí aplaudimos y
nos sentimos orgullosos.
No quiero olvidarme de que en el año
90 un señor de apellido Neustadt participaba en esta fiesta y blandía delante
de la cámara de televisión un aparato telefónico preguntando en qué parte de
ese aparato estaba la soberanía. Muchos sonreían, muchos fueron cómplices, y
era el camino al precipicio.
El mandato de la compañera Cristina
tiene una impronta que no la puede negar nadie; se trata de recuperar la
soberanía. Sí no, que me digan qué es la reforma de la Carta Orgánica del
Banco Central para ponerlo al servicio del trabajo. Si no, que me digan qué es
hablar de la soberanía de las Islas Malvinas, como lo estamos haciendo en paz y
en democracia.
Este modelo lleva muchos años tratando
de romper esta madeja tenebrosa que nos dejó el neoliberalismo y ató a todos
los gobiernos para seguir cumpliendo los intereses de los monopolios. Yo sé que
falta mucho y todos lo sabemos, pero con este paso falta menos.
Este es un modelo nacional y se
refugia en la historia, pero se hace presente en los hechos. Cuando la
presidenta anunciaba la nacionalización de YPF muchos recordaban las etapas por
las que pasó, relacionando el presente y el pasado como si fueran uno solo, sin
hacer un inventario de los hechos que han acaecido.
En este caso, uno se tiene que
preguntar si San Martín, que fue un combatiente realista y luego se convirtió
en un general de los hombres libres, por haber participado en España es menos
héroe de la Patria. Yo
sé que crecer es duro como también lo es ser libres, pero recordar que somos un
país soberano, libre e independiente cuesta mucho más. Parece que hay algunos
que no se enteraron de que no pertenecemos más al Virreinato del Río de La Plata.
Provengo de una de las provincias más
olvidadas de la historia, de Formosa; tenemos limitaciones y necesidades, por
supuesto, pero a partir del compañero Néstor Kirchner empezamos a tener
participación en la historia argentina. Ya dejamos solamente de aplaudir, y hoy
podemos decir que tenemos conexiones energéticas como nunca las tuvimos, pero
para esto tuvimos que tener energía. Por eso el crecimiento del 8 por ciento
que tuvo este país durante todos estos años.
A nosotros nos enorgullece sobre todo
la nacionalización del gas porque somos una de las provincias que no tiene gas
natural. En diciembre de 2011 Repsol se negó a seguir con la política de la
garrafa social, que es usada por nuestro pueblo para los quehaceres diarios.
Como un guiño de la historia hoy volvemos a recuperar YPF, poniendo nuevamente
la celeste y blanca. Este guiño de la historia nos dice que Yrigoyen, Perón y
Fernández pertenecieron a un pueblo ya que YPF es nuevamente del pueblo. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.
Sr. Pérez.- Señora
presidenta: según la versión oficial este proyecto de ley tiene como principal
objetivo recuperar el autoabastecimiento energético. Su logro es imprescindible
para dejar de importar combustible debido a que cada vez es mayor el déficit
energético nacional.
El año pasado este déficit fue de 3
mil millones de dólares y este año se estima en 7 mil. Para el año 2013 se
estima en 11 mil millones de dólares. El año pasado
se importaron
10 mil millones de dólares. Este año se estiman 13 mil millones y el año que
viene, 17 mil millones de dólares.
Con este proyecto la composición
accionaria de YPF pasará a ser la siguiente: Estado, 51,2 por ciento. Este
índice se divide en: Nación, 26,03 por ciento; provincias, 24,99 por ciento; el
mercado 17,09 por ciento; Grupo Petersen, 25,46 por ciento, y Repsol el 6,43
por ciento.
A mi entender uno de los mayores
problemas que enfrenta el gobierno es la actual matriz energética argentina que
depende en forma creciente de los hidrocarburos. Actualmente, en la provisión
de energía del país el petróleo representa el 37 por ciento y el gas el 52 por
ciento, lo que arroja un total del 89 por ciento. Los bajos niveles de
inversión son la principal causa del desabastecimiento.
La inversión necesita un marco
macroeconómico normativo y regulatorio estable que brinde previsibilidad al
sector, con un sistema de precios transparente que conduzca a una asignación
eficiente de recursos.
A partir de 2003 hubo una fuerte
regulación de precios y una mayor carga impositiva que desalentaron la
inversión y es lo que el Estado –ahora como empresario‑ deberá rever para poder
atraer inversiones nuevamente.
De acuerdo con todo lo expresado por
mis compañeros de bloque, y para no ser reiterativo, debo decir que el gobierno
es actor responsable y partícipe de los bajos niveles de inversión que tuvieron
YPF y el sector de hidrocarburos durante los últimos años, lo cual nos llevó a
la desaparición del autoabastecimiento energético.
Su último fracaso fue la creación de
ENARSA, hoy convertida en una oficina de importación y considerada como un
nicho de corrupción importante.
Entonces, la falta de inversión y la
pérdida de autoabastecimiento es una situación que excede a YPF, que sólo tiene
el 30 por ciento de la producción de hidrocarburos y abarca todo el sector
hidrocarburífero.
Vale decir que no solucionamos el
problema cambiando la composición del paquete accionario de YPF. A los
inversores no los vamos a atraer de esa forma y menos actuando como lo hemos
hecho en este caso.
La soberanía energética no está en
peligro; está en poder de los estados provinciales. Entonces, estamos de
acuerdo con la idea pero no con el procedimiento ni con el proyecto.
Esta iniciativa no resuelve el
problema del autoabastecimiento de combustibles. Es inconstitucional porque no
cumple con los procedimientos fijados para la expropiación de bienes por la Constitución Nacional
y la ley 21.499. Es ilegal porque no cumple con los procedimientos para la
intervención fijados por la Ley
de Sociedades 19.550. No establece controles suficientes por parte de los
organismos de control del Estado creados por la ley 24.156. Margina de la
participación del capital de YPF discriminando a 14 provincias que antes
aportaron para su funcionamiento, exploración y explotación, y ahora aportarán
fondos para pagar su expropiación. Viola convenios internacionales con
consecuencias negativas para el país.
San Luis, la provincia que represento,
exporta carnes y alimentos a la Unión
Europea, y se va a ver perjudicada.
Estas son las razones por las cuales
no voy a apoyar el dictamen de mayoría pero sí el de minoría suscripto por
diputados del Frente Peronista. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Mattarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Mouillerón.-
Señora presidenta: en esta maratón parlamentaria es muy difícil agregar algo
nuevo u original. Tampoco pretendo ser original, pero voy a usar el tiempo para
hablar de algo que subyace en este recinto, y que fue mencionado por algunos
diputados, pero no ha sido profundizado.
Me parece que esta es una excelente
oportunidad para tener en cuenta el espíritu ypefiano que está en cada una de
las bancas, en algunos casos para sostener el proyecto que elevara el Poder
Ejecutivo y en otros para sostener que están de acuerdo con el proyecto de ley pero,
como lo acaba
de decir el diputado Pérez, no coinciden con las formas ni con la
circunstancias. Otros también dicen que
ellos no entregaron a YPF y que por eso van a trabajar para que YPF sea una
realidad. En todos subyace un espíritu
ypefiano, que es bueno aprovechar para reivindicar –pero no como se lo ha hecho
hasta ahora‑ a los ex trabajadores de YPF.
Desde hace muchos años en esta Cámara
hay proyectos reivindicatorios. Incluso,
se pronunciaron palabras elogiosas y ayer hubo una orquesta formada por hijos y
familiares de ex trabajadores ypefianos.
Felicito al presidente por esa iniciativa, que me pareció no sólo
simpática, sino una manera de reconocer el esfuerzo de los trabajadores que
hicieron grande a la YPF
que todos conocimos.
Lamentablemente, en esta Cámara hubo
muchos proyectos y nosotros hemos intentado hace ya más de un año sancionar un
proyecto que involucrara a todos. Logró la firma de representantes de casi
todos los bloques, incluidos aquellos que no estaban totalmente de acuerdo con
la iniciativa, pero coincidían con el reconocimiento que el Estado nacional le
debía a esos trabajadores.
Si vamos a recuperar a YPF y si es
cierto que los peronistas ponemos al hombre como el centro de las cosas, no lo
podemos dejar pasar. Inmediatamente
después de votar esta iniciativa, debemos ponernos a considerar el proyecto que
no sólo reivindique desde las palabras, sino también desde el bolsillo, a los
ex ypefianos, haciendo que las acciones que se les entregaron por el programa
de propiedad participada de la privatización de YPF hoy se hagan realidad.
Hubo acciones, que podían llegar hasta
el 10 por ciento de la totalidad de la empresa, en manos de los trabajadores,
pero ese programa de propiedad participada encerraba algo que no favorecía a los
trabajadores. Finalmente, las acciones
fueron confiscadas y sólo les quedaron a quienes seguían trabajando en
YPF. El resto de los 30 mil trabajadores
quedaron afuera. Hubo reclamos y una disposición judicial que reconoció la
participación a esos trabajadores.
Así se sancionó en el Congreso la
llamada ley Fayad de 2002, donde se reconocía el pago de esas acciones. Luego esas acciones no se abonaron y no
llegaron al bolsillo de los trabajadores.
Algunos lograron cobrar mediante una acción judicial. Otros transaron los montos que fijaba la ley
y cobraron una parte, pero la gran mayoría no terminó de cobrar o no cobró
nada.
El proyecto de ley al que me refiero
pretende reivindicar esa situación. Por eso solicito que el Congreso lo trate
rápidamente.
Dicho esto, sobre la iniciativa en
consideración poco tengo que agregar a lo ya mencionado por el señor diputado
Solá. Lo que hoy votemos seguramente
será motivo de discusión en la
Cámara…
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Gracias, señor diputado.
Tiene la palabra la señora diputada
por Buenos Aires.
Sra. Puiggrós.- Señora
presidenta: voy a solicitar la inserción completa de mi intervención, donde
fundamento en el carácter soberano y estratégico de los hidrocarburos la
necesidad de la renacionalización del autoabastecimiento, explotación,
industrialización, transporte y comercialización del petróleo.
Hay que cuidar nuestras reservas,
volcarlas al desarrollo nacional y al bienestar del pueblo y explotar
intensamente energías alternativas para garantizar que la tierra sea
habitable.
Hipólito Yrigoyen fundó YPF y se
enfrentó a la Standard
Oil. Todos los partidos existentes deberían reflexionar sobre
su postura favorable al golpe de Uriburu. Luego por suerte vinieron Mosconi;
Perón, con el artículo 40 de la nueva Constitución, y Getulio Vargas, creando
Petrobras.
No puedo dejar de recordar –porque el
archivo de la memoria no se pierde- una escena que presencié en mi casa siendo
adolescente, en la que se reunieron el entonces militante en campaña de la Unión Cívica Radical,
Arturo Frondizi, con el confesor de Eva Perón, padre Benítez, por encargo de
Perón, para programar la primera reunión a fin de hacer un pacto que tenía como
uno de los temas centrales la defensa del petróleo, que era de la Nación. Frondizi,
como sabemos, lo entregó. Luego vino Illia, quien nacionalizó el petróleo, pero
justamente lo derrocaron por eso.
Después siguieron la dictadura cívico
militar, el plan de convertibilidad, Menem, el FMI y finalmente Repsol. Así, la Argentina perdió
aceleradamente sus reservas disponibles, sus saberes acumulados por técnicos y
trabajadores, y no desarrolló fuentes de energía alternativas.
Recordemos también los genocidios y
las usurpaciones por parte de los países agrupados en la OTAN, la intervención de
Estados Unidos en Medio Oriente y Libia, la usurpación y la explotación
petrolera por parte de Inglaterra en las Islas Malvinas, el colonialismo.
Vámonos al BRIC, apoyemos la
UNASUR y el Mercosur; luchemos por las fuentes energéticas de
América Latina.
Qué hubiera sido de América Latina si
Cárdenas no nacionalizaba el petróleo, trazando el límite con el imperio que
hoy tanto cuesta sostener a México.
Podemos decir con orgullo que la
señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y seguramente dentro de pocas
horas este Congreso, han tomado esa bandera y trazado el límite de la
usurpación de las riquezas latinoamericanas, desde la Argentina, aquí, en el
Sur.
Señora presidenta: diga a los
compañeros de la oposición que no acompañen este proyecto de manera
sacrificada; que lo hagan con alegría, porque estamos coincidiendo en la
defensa de lo nuestro. Mejor. Mejor para la Nación, el pueblo y América Latina. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Benedetti.- Señora
presidenta: como integrante del bloque de la Unión Cívica Radical
adelanto mi voto afirmativo en general al proyecto en consideración,
acompañando las disidencias planteadas por los miembros informantes de nuestro
bloque.
También anticipo, como diputado
representante de Entre Ríos, una provincia que no forma parte de la OFEPHI, la intención de
proponer la participación de todas las provincias argentinas en el paquete
accionario.
No es justo que con el esfuerzo de
todos los argentinos se capitalicen sólo algunas provincias. Para que quede
claro, advierto que ni siquiera estamos discutiendo el tema de las regalías; si
siguieran el mismo criterio que el Fondo
Solidario de la Soja,
deberían distribuirse entre todas las jurisdicciones.
Como integrante de la conducción
nacional del radicalismo deseo hacer unas breves consideraciones sobre el
intenso debate para unificar nuestro voto. No hubo dudas –digo esto porque es
un tema que ha tomado estado público- de cuál es nuestra posición histórica. No
existen dudas respecto de reivindicar todas las acciones de gobierno que
llevaron a cabo Yrigoyen, Alvear, Illia y Alfonsín. No hay
dudas de que la Unión Cívica Radical,
a lo largo de su historia, ha considerado la soberanía hidrocarburífera como
estratégica para el desarrollo nacional. Sí existían dudas acerca de cómo
expresar nuestros principios, nuestra historia y nuestras convicciones sin
avalar las políticas llevadas a cabo, hasta el presente en temas productivos
centrales para el país, por el Frente para la Victoria.
Orgánicamente, hemos decidido hacer lo
que debíamos, con coherencia, como siempre procedimos. Por ello, votaremos en
general a favor de la nacionalización de YPF. Sin embargo, queremos decir con
claridad que este voto no significa aval ni aceptación de las acciones llevadas
adelante por este gobierno. No resulta razonable aceptar que necesitaron casi
nueve años para darse cuenta de que estaban en un camino totalmente equivocado.
Tampoco avalamos las acciones llevadas
adelante bajo títulos grandilocuentes. Nos preocupa todo aquello que se
instrumente bajo el eslogan “soberanía popular y nacional para los
hidrocarburos”, pues al respecto ya conocemos los resultados de las acciones
realizadas bajo otro slogan: “la mesa de los argentinos”.
No parece serio que a fines de 2010 la
presidenta haya calificado de “empresarios patriotas” a Brufau y Eskenazi,
habiéndose registrado –a solo dos meses de comenzar el ejercicio económico‑ el
mayor déficit de hidrocarburos en la historia argentina, que alcanzó los 9.300
millones de dólares. Raya en el agravio del sentido común el hecho de acusar de
“vaciadores” sólo al grupo Repsol. Debe quedar en claro que ello no importa
defensa alguna de la empresa, pues en realidad este vaciamiento de dividendos
fue condición necesaria para que el grupo Petersen, prohijado por el entonces
presidente Kirchner, pudiera hacerse cargo del 25 por ciento de la empresa, sin
plata.
Permítaseme volver sobre dos
producciones distintivas de la
Argentina, que por acción de este gobierno se han puesto en
crisis. Con las políticas activas del secretario de Comercio Interior perdimos
más del 15 por ciento del stock ganadero, y hoy, en cualquier carnicería del
interior del país, los precios son comparables a los de Europa.
Finalmente, si es que esto llegara a
oídos de la presidenta, quisiera decirle: podrá usted tener...
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias, señor diputado.
Sr. Benedetti.- ...el
respaldo reciente de las urnas... (Aplausos.)
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Misiones.
Sra. Perié.- Señora
presidenta: quiero permitirme rendir un pequeño homenaje a alguien que podría
haber estado acá; una persona con quien compartí largas charlas sobre la
política nacional, la historia, la soberanía, que me decía: cuándo será el día
que volvamos a tener esta empresa nuevamente en manos del Estado. Señora
presidenta: mi querido hermano Turi está presente aquí. (Aplausos.)
No voy a cansarme de manifestar algo
que muchos han dicho en este día histórico que estamos viviendo. Nos sentimos
emocionados, y al decir del señor diputado Recalde, acongojados. Cómo no
sentirnos así en este histórico día en que los argentinos empezamos a recuperar
esto que ha sido y volverá a ser patrimonio de los argentinos. YPF volverá a manos del Estado.
Este es un día en el que comenzamos a
recuperar nuestros recursos, así como también esta parte de la historia; una
historia de grandeza, de logros, de audacia y desarrollo económico soberano.
Por eso, no nos cansamos de decir que hoy es un día histórico.
La decisión de la presidenta de
expropiar las
acciones de
esta multinacional Repsol para recuperar el control de YPF ha suscitado
innumerables críticas y réplicas de un sector en algunos casos importante de un
periodismo opositor, que increíblemente ha llevado la virulencia, el
resentimiento y la intransigencia opositora hacia este gobierno a tal punto de
colocarse en defensa de intereses ajenos al país. Y replicaban hasta el
cansancio esos editoriales de los medios españoles, de lobbistas del establishment, profetizando catástrofes
de toda índole para nuestra Nación por el hecho de haber tomado esta decisión
soberana.
Esta decisión la adoptamos dentro de
los márgenes de las leyes argentinas e internacionales. Quiero leer la
resolución 1803 de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Soberanía
permanente sobre los recursos naturales” que dice: “La nacionalización, la
expropiación y la requisación de empresas deberá fundarse en razones o motivos
de utilidad pública, de seguridad o de interés nacional, los cuales reconocen
como superiores al interés particular o privado, tanto nacional como
extranjero.”
Este argumento fue utilizado cuando en
1977 Kuwait expropió la
American Oil Company y el Tribunal de ese país reconoció la
legitimidad de esa medida y otorgó al inversor estadounidense una compensación
menor a la reclamada. En eso estamos; también este es nuestro reclamo.
Un dato no menor que ya hemos señalado
pero no nos cansaremos de repetir, aunque algunos lo quieran subestimar, es el
altísimo apoyo popular a esta decisión.
Quiero invitarlos a reflexionar acerca
de la naturaleza de las acciones políticas y sus beneficiarios. Mientras
quienes ya mencioné, los lobbistas del establishment,
periodistas altamente opositores, empleados de los multimedios, critican a
rabiar la medida, los sectores populares y el pueblo en general la apoyan de
manera abrumadora. Se podría decir que se trata de toda una caracterización
política.
Pido permiso para insertar en el
Diario de Sesiones el resto de mi discurso. Y termino señalando que provengo de
una provincia que no tiene este recurso. Por eso tengo este sueño y el anhelo
de recuperar YPF y que los dividendos sean repartidos entre todas las
provincias. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
Sr. Carmona.- Señora
presidenta: pido autorización para insertar mi discurso en el Diario de
Sesiones, y antes de avanzar en mi exposición quiero hacer referencia a una
situación que se dio ayer.
El diputado de mi provincia, Omar De
Marchi, tuvo conceptos despectivos e irrespetuosos hacia la investidura
presidencial, que además menoscaban la condición de mujer.
Como mendocino quiero compartir con
ustedes el espíritu de respeto con que intentamos dirigirnos en este Congreso y
quiero decirle a la señora presidenta de la Nación que no se deben confundir las expresiones
personales de un diputado –que lamento que no esté aquí para decírselo en la
cara, pero espero que el diputado Pradines se lo transmita‑ que omitió decir
que su estudio jurídico es apoderado de las empresas petroleras Argenta y
Apache. (Aplausos.) Además su familia
política tiene una de las principales distribuidoras de Repsol YPF en la
provincia de Mendoza.
Me parece un gesto de honestidad decir
desde dónde se habla, sobre todo cuando se está dispuesto a menoscabar la
figura de la presidenta de la
Nación. Con la presidenta no, diputado De Marchi.
En segundo lugar, quiero hacer
referencia a las críticas que han sido vertidas a nuestro bloque desde
distintos sectores de la oposición, que asumimos porque no tenemos problemas en
ser autocríticos, pero creemos que
sufren de
algún tipo de amnesia parcial. Digo esto porque hasta el momento aquí no se ha
mencionado a la dictadura militar –que se inició en 1976 poniendo en marcha un
proyecto desindustrializador‑, que generó endeudamiento y corrupción en una YPF
que terminó siendo una de las principales receptoras del endeudamiento externo.
También debo decir que la Unión Cívica Radical
–a la que le reconocemos el gesto de acompañar este proyecto y el carácter de
partido político que cobijó al general Mosconi‑ en su momento no pudo, no supo
o no quiso reencauzar a esa YPF que venía desarrollándose en un marco de
extrema corrupción y en un proceso de vaciamiento desde la dictadura militar.
De esa gestión radical debemos
recordar también el Plan Houston, que hasta ahora nadie mencionó en esta
sesión. Ese plan fue un intento de incorporación de capitales privados en las
tareas de exploración, pero no tuvo mayor impacto. Se efectuaron cinco rondas
de licitaciones entre 1985 y 1990, se concursaron 175 áreas, se adjudicaron 67
y se firmaron 61 contratos con inversores privados por 951 millones de dólares.
Ese fracaso fue enorme y no fue protagonizado por el peronismo y, mucho menos,
por el kirchnerismo.
Somos autocríticos cuando nos plantean
la situación de nuestra gestión, pero no debemos olvidar que Néstor Kirchner y
Cristina Fernández de Kirchner vinieron a dar por terminado el proceso
menemista de los noventa. Me refiero al menemismo que tomó la decisión
aberrante, vergonzosa y destructiva sobre YPF; al menemismo que en la década
del noventa combatimos la mayoría de los diputados del Frente para la Victoria que hoy estamos
aquí sentados…
-
Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia solicita a
los señores legisladores que guarden silencio.
Además,
informo al señor diputado que le resta un minuto para hacer uso de la palabra.
Sr. Carmona.- Como decía, señora presidenta, el menemismo fue el que generó
el proceso vergonzoso de transmisión de esta empresa a capitales
transnacionales. Pero quienes formamos parte del Frente para la Victoria tenemos
capacidad de autocrítica y cobijamos a quienes también la tienen.
Por otro lado, quiero alertar sobre el
juego perverso de los lobistas que ayer eran agentes de Repsol y hoy son
fervientes defensores de esta nacionalización, seguramente interesados en
seguir con su juego. Por ello, hago un llamado de atención sobre las empresas
vinculadas con Repsol que son contratistas o subcontratistas…
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Ha
finalizado su tiempo, señor diputado.
Tiene
la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Asseff.- Señora presidenta: en primer
término, solicito autorización para hacer una inserción en el Diario de
Sesiones.
En
segundo lugar, y a efectos de aprovechar el tiempo del que dispongo y poder
hacer algunas consideraciones, adhiero a las exposiciones de los señores
diputados Germano, Fadul y Pérez, porque ellas interpretan claramente la
posición que yo también defiendo.
Creo
que mi postura ha sido clara a lo largo de toda mi trayectoria política.
Siempre defendí lo nuestro y los intereses de nuestra Nación; siempre me
mantuve en la misma línea. El dolor que me causó la privatización de YPF en
1992 y la posterior enajenación de la acción de oro es inenarrable. Pero no voy
a hacer referencia a esto más allá de lo que acabo de señalar.
Me
preocupan varias cosas, que intentaré resumir en un supremo esfuerzo de
síntesis. Me preocupa que estemos volviendo hacia atrás sobre una cuestión que
se resolvió en 1994: el dominio de las provincias argentinas sobre sus recursos,
porque la sumatoria de ellas representa el dominio de la Nación Argentina
sobre recursos que son estratégicos.
Por
lo tanto, me parece una falacia a lo mejor
bien
intencionada, pero falacia al fin‑ hablar de la recuperación de una soberanía
que ya tenemos en virtud de lo establecido en la Constitución Nacional.
En cambio, este paso atrás significa
que una vez más las provincias delegarán en la Nación la administración de
ese recurso que posee. Eso es lo que en definitiva va a suceder. Esta es una solución
unitaria en contraposición a otra de carácter federal que simplemente hubiera
consistido en ir quitando a Repsol y a todas las compañías concesionarias
incumplidoras cada una de las concesiones, recuperando de esa manera la
posesión de ellas y adjudicarlas, según corresponda, a los intereses de la Nación.
También quiero señalar, quizás en
contraposición con muchos señores diputados, que yo no creo que aquí haya
patriotas y antipatriotas, salvo aquellos casos que siempre constituyen la
excepción a la regla. Aquí todos somos patriotas y queremos defender los
intereses de la Nación. Lo
que pasa es que muchas veces nos confundimos y creemos que esos intereses
únicamente pueden ser defendidos por una empresa estatal. Esta última ya la
tenemos con ENARSA. ¿Por qué ENARSA no salió a ocupar el Mar Argentino que se
le concedió y asignó cuando fue creada? ¿Qué estamos esperando para hacerlo?
¿Acaso necesitábamos este proceso de estatización del 51 por ciento de las
acciones para acceder al mar? Así como podríamos acceder o volver a las áreas
concedidas a partir de la quita por incumplimientos, también podíamos, desde
hace mucho tiempo, ocupar nuestro mar para desarrollar tareas de exploración y
explotación.
Por lo tanto, quiero llamar la
atención señalando que las cosas no están bien encaminadas.
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Le resta un minuto para finalizar su exposición, señor
diputado.
Sr. Asseff.- Los
dogmatismos son malos. Así como es perverso el dogmatismo neoliberal o como se
lo quiera llamar, también es absolutamente inconveniente para los intereses
nacionales ‑90 años después y luego de haber pasado tanta agua por debajo del
puente‑ volver al dogmatismo estatista.
Sí se debe volver a un estado que
controle, a un estado funcional, pero no a un país estatizado.
Esta es mi posición. Por eso comparto
la disidencia de mi bloque y lamentablemente me veo obligado a no acompañar
este proyecto de ley que no me convence para nada. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.
Sr. Forte.- Señora
presidenta: quiero pedir autorización para apartarme del tema en tratamiento
pues tengo la difícil y triste misión de comunicar a esta Honorable Cámara que
en horas de la noche del día de ayer ha fallecido quien durante 25 años se
desempeñara como presidente de la Federación Agraria Argentina y fuera también
diputado nacional. Me estoy refiriendo al compañero –así lo llamábamos nosotros‑
don Gerardo Humberto Volando.
Por lo tanto, solicito a la presidencia
que esta Honorable Cámara rinda guarde un minuto de silencio en su memoria y
que en el momento oportuno se le rinda el homenaje que corresponde.
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Invito a los señores diputados y al público asistente a ponerse
de pie a los efectos de guardar un minuto de silencio en memoria del ex
diputado nacional don Gerardo Humberto Volando.
-Puestos de pie los señores diputados y el público asistente,
guardan un minuto de silencio en homenaje a la memoria del ex diputado nacional,
don Gerardo Humberto Volando. (Aplausos
prolongados)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Muchas gracias.
Continúa en el uso de la palabra el
señor diputado por La Pampa.
Sr. Forte.- Señora
presidenta: quiero expresar mi agradecimiento a todos los señores diputados
porque don Humberto también fue un luchador para que YPF no se privatizara.
Sin duda estamos apoyando este
proyecto porque
fue un debate
muy profundo de nuestra partido, fue una decisión orgánica de nuestro bloque; y
estamos dando el apoyo desde lo orgánico, en realidad desde la convicción mucho
más que desde lo orgánico, porque indudablemente pertenecemos a esa histórica
Unión Cívica Radical, que desde que fue reconocida –no hace falta ampliarlo y
dar más vueltas al respecto‑, desde Yrigoyen hasta Alfonsín, siempre ha tenido
una conducta homogénea, una total claridad, una coincidencia ideológica y
ninguna contradicción.
Por ahí se escuchó recientemente –pido
permiso para insertar el discurso que pensaba pronunciar, porque no me va a alcanzar
el tiempo- decir que el gobierno de Alfonsín no fue capaz de terminar con la
corrupción de YPF. Ese fue el discurso de la corrupción para terminar con YPF,
para terminar con los ferrocarriles y, en fin, para terminar con todo.
El que se tiene que hacer cargo es el
justicialismo de la época, y si realmente están hablando de que el gobierno de
Alfonsín fue corrupto, vayan a la
Justicia.
Tengo el orgullo de pertenecer al
partido del gobierno más honesto de la historia de la democracia argentina. (Aplausos.)
Ustedes no pueden decir lo mismo con
las valijas de Antonini Wilson o con la bolsa de Miceli. Así que por favor
antes de acusar pido que se fijen muy bien cuando se trata del honor de las
personas.
Estamos apoyando este proyecto porque
sin duda somos un poco nostálgicos de YPF. Parece que lo que vamos a decir hace
acordar a ese viejo abuelito que le hablaba a sus nietos. Pero eso pasó hace
veinte años, cuando éramos militantes de la juventud radical, una juventud que
perseguía principios y no contratos.
Íbamos hasta el pueblo más chiquito,
hasta el pueblo más desaparecido del mapa, como decimos en el campo, y había un
surtidor de YPF. En cada pueblito había gasoil, nafta y queroseno, más allá de
si era negocio tenerlo o no tenerlo.
Puedo nombrar por ejemplo un pequeño
pueblo al que me unen muchos sentimientos, como es Agustoni, en el norte de La Pampa, al este de General
Pico, en el límite con la provincia de Buenos Aires, en el que existían como
figura emblemática el surtidor de YPF, la estación del ferrocarril, la posta
del correo y la cabina telefónica de ENTEL.
Resulta que hace veinte años
convirtieron en taperas las cabinas telefónicas, al ferrocarril lo convirtieron
en recuerdos y casi de museo resultan esos surtidores. Ahora la gente de ese
pueblo para comunicarse por teléfono tiene que subirse a la torre del molino
porque no tiene señal, teniendo en cuenta que los privatizados no proporcionan
señal. De eso tiene que hacerse cargo el Partido Justicialista.
Y hablando de esos pueblos recuerdo que cuando
llegábamos encontrábamos dos chacareros discutiendo si era conveniente o no
sembrar trigo porque la
Junta Nacional de Granos había fijado el precio mínimo
sostén, que no a todos conformaba. Ahora se discute si se siembra o no el trigo
porque hay dos cosechas guardadas, ya que Moreno no permite la venta. Observen
la diferencia.
También se discutía si sembrábamos
trigo o alfalfa; ahora se discute si lo siembran ellos o si se lo dan a los
pooles de siembra que se quedan con los campos, a partir de la plata de la ANSES. Esta es la gran
diferencia.
Habría mucho más para decir, mucho más
para insertar, pero el minuto que me queda lo quiero usar para decir que por
supuesto votaremos en general favorablemente, aunque no en particular, porque
tenemos disidencias.
A los amigos justicialistas, a la
señora presidenta, les digo que tienen una oportunidad histórica, cuentan con
la comodidad en el Congreso de una mayoría automática, que legítimamente
consiguieron con los votos.
Además, tienen una oposición
suficientemente responsable a la que no le tiembla el pulso para acompañar las
políticas de Estado.
Entonces, acepten el desafío.
Encaremos realmente una política de hidrocarburos mucho más avanzada de la que
se está ejecutando ahora. Discutamos el comercio de granos, el uso y la
tenencia de la tierra, discutamos la recuperación del teléfono, de las rutas,
de los ferrocarriles.
Si realmente pertenecemos al campo
nacional y popular concretemos políticas... (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Muchas gracias, señor diputado.
Tiene la palabra el señor diputado por
Mendoza.
Sr. Félix.- Señora
presidenta: celebro que hoy podamos dar este debate trascendental e histórico
para nuestro país; en lo personal siento un profundo orgullo.
Estamos claramente ante un acto
soberano del Estado argentino, tomado con mucho coraje por nuestra presidenta.
Pero no se trata de un acto aislado, sino parte de una secuencia de actos que
comenzaron en 2003, con el ex presidente Néstor Kirchner. Hablo de una secuencia
inspirada en una misma filosofía, en un modo de pensar y entender a nuestro
país desde una concepción nacional y popular. Es la misma que inició el proceso
de desendeudamiento de nuestro país; es la que no acepta recetas de ajuste de
los organismos multilaterales de crédito y la que permitió que comenzara la
recuperación del aparato productivo argentino. También es la misma que inspiró
la inversión en obras públicas de carácter social, como es la vivienda y
aquella obra pública de carácter estratégico como son las de generación y
transporte eléctrico, que gracias a Dios han impedido que, a pesar de los
augurios de algunos, no caigamos en una crisis energética, enfrentando
situaciones como las que se vivieron en alguna época en nuestro país, cuando al
transitar por las calles de esta ciudad había que esquivar grupos electrógenos.
En síntesis, es la filosofía que
recupera la dignidad nacional, y justamente YPF es parte de ella.
De esta manera se entiende que tras
esta decisión del gobierno nacional se exprese también un amplio consenso, por
lo menos en el aspecto general, aunque existan algunas diferencias de
instrumentación, como por ejemplo respecto del porcentaje accionario a
expropiar.
En este consenso se expresa la unidad
de todos los argentinos. Es el consenso que construye, no el que destruye, como
fue el de Washington.
Provengo de una provincia petrolera,
la cuarta en producción de este caro recurso para los argentinos, pero también
tercera en reservas comprobadas. Allí se encuentra parte de esta reserva que
hoy se menciona, como es Vaca Muerta, de la cual muchos argentinos no habían
escuchado hablar, y que compartimos con otra provincia.
La mía es una provincia donde el
recurso petrolero aporta a la mayor parte de las arcas provinciales, y estamos
hablando de un recurso no renovable.
¿Cómo no estar contentos con esta
decisión? Si se trata de un recurso no renovable, justamente tenemos que pensar
cómo se aplicará para que el día que no lo tengamos podamos sustituirlo.
¿Íbamos a hacer eso con Repsol? Impensable. ¿Por qué podemos afirmarlo? La
respuesta es simple. En la provincia de Mendoza YPF posee una de sus
destilerías más importantes, y a pesar de ello mientras estuvo Repsol fue muy
grande el desabastecimiento de la provincia.
A quienes necesitan de este vital
elemento en volumen, como las empresas de producción, y también el Estado, a
través de los municipios y de los organismos de Vialidad, el litro de gasoil
les llegó a costar un peso más mientras Repsol condujo la empresa. Y esto lo pagan
los vecinos, lo paga el ciudadano y cada uno de quienes lo consumen.
Cuando se trata de empresas privadas,
el costo se traslada a los precios, lo que genera una situación que realmente
perjudica a todos. ¿Por qué iba a cambiar esto con Repsol?
He escuchado decir que no se trata de
soberanía porque es un recurso de las provincias. Sí, las provincias tienen la
potestad, pero es necesario el control del instrumento, la herramienta, y que
ésta se utilice en consonancia con el modelo económico y los intereses de la
provincia.
Claramente no es Repsol quien operando
la
herramienta
puede estar en sintonía ni con el modelo ni con las provincias productoras. Ni
siquiera lo está con su país de origen. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sra. Schmidt Liermann.-
Señora presidenta: antes que nada quisiera recordar que hoy, 3 de mayo, se
cumple un nuevo aniversario de la libertad internacional de prensa, y quisiera
honrar al periodista Guillermo Cano, un periodista colombiano que falleció al
ser asesinado por tratar de averiguar e investigar el tráfico de drogas, el
narcotráfico.
También quiero manifestar el
compromiso de nuestro bloque con los periodistas para que puedan trabajar
en libertad, en un clima de tolerancia, sin que pierdan canales de trabajo. En
especial queremos que puedan seguir difundiendo información diversa, porque la
necesitamos para cumplir con nuestra función democrática.
Ayer y hoy escuchamos en diferentes
discursos que estamos pasando por un momento histórico. He escuchado decir que
la patria es libre cuando no depende del extranjero. Estas son palabras de
nuestro fundador de la patria y de la Constitución, el señor Juan Bautista
Alberdi, pero atención, porque el ciudadano no es libre cuando depende de un
Estado omnipotente e intervencionista, que decide regular cualquier ámbito en
el que se mueve. Con esta forma no se está respetando la división de poderes.
El punto que hoy estamos discutiendo
es cómo se van a administrar los recursos no renovables, y dentro de la misma
oposición hemos visto que hay grandes dudas, que no se le quiere dar un cheque
en blanco al Estado. Por eso venimos a reforzar la intención de que haya un
control de la Auditoría
o de la SIGEN
en esta nueva YPF que se quiere construir.
Acá también es necesario hablar de los
derechos del consumidor, del usuario, que por la nueva Constitución de 1994
tiene una representación constitucional, que en esta nueva YPF no se le está
dando.
Me alegro mucho de que la señora
diputada Gallardo haya hecho referencia con más detalle a las energías
alternativas. También el diputado Ollarade lo ha hecho ayer, pero no entiendo
por qué en este proyecto que se nos está presentando no hay un capítulo especial
mostrando la importancia de las energías limpias y renovables para nuestro
país.
Hay países en los cuales las energías
limpias son las que brindan todo el suministro energético. Por ejemplo, en
Noruega, que tanto se toma como ejemplo, hace cuarenta años se descubrió
petróleo, y a partir de allí ese país ha implementado una política en pos de
las generaciones futuras. Noruega hoy en día suministra a sus propios
ciudadanos casi el ciento por ciento de la energía mediante la producción
hidroeléctrica, y los recursos que obtiene del petróleo van a un fondo de
reserva para pensiones de generaciones futuras. El gobierno sólo puede usar
alrededor de un 4 por ciento de esas utilidades.
Me encantaría que pudiéramos tomar el
compromiso del gobierno de utilizar los ingresos del petróleo para nuestras
generaciones futuras y de buscar alternativas que propician una solución
energética.
Para finalizar, porque quiero ser
breve, considero que hoy es un acto patriótico votar en contra del proyecto del
Ejecutivo, justamente porque lo que estamos temiendo son consecuencias
nefastas, que tan bien han explicado mis colaboradores de bloque.
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.
Sr. Aspiazu.- Señora
presidenta: el primer concepto que quiero transmitir es que parece que acá
estamos discutiendo si el petróleo y el gas son argentinos, cuando lo que
estamos discutiendo es la explotación, la industrialización, el transporte y la
comercialización de hidrocarburos.
Lamentablemente, aplicando el sentido
común, hemos perdido una oportunidad histórica, porque si decimos que los
hidrocarburos son del Estado nacional -y el Estado nacional somos los 48
millones de argentinos que componemos esta bendita República-, no habremos
tenido una actitud de grandeza y humildad todos los diputados. Si esta fuera una política de Estado
tendríamos que haber emitido un dictamen estructural, y si aquí está
representado el pueblo le habríamos dado la oportunidad a cada fuerza política
para que pusiera a disposición sus mejores hombres a fin de
de obtener el
mejor dictamen y por unanimidad. Lamentablemente, desde mi óptica creo que nos
equivocamos. De la otra manera le hubiésemos dado mayor sustento legal,
constitucional, técnico, social, productivo y económico.
Le voy a dar crédito a la presidenta
de la Nación
porque no puede saber de todo, pero hace nueve años que está este gobierno y
tendremos el mismo zorro cuidando el gallinero. Creo que con lo que pasó en el
2011 se prendió una luz roja, y en 2012 tenemos que importar por casi 20 mil
millones de dólares. En estos nueve años muy comprometidos hemos perdido el
autoabastecimiento.
La Argentina tiene cinco
cuencas y hay pozos que tienen entre setenta y cien años. Necesitamos
inversiones por 4 o 5 mil millones de dólares al año para hacer exploraciones y
transformar en reservas esos recursos naturales.
Tampoco podemos desconocer que el
gobierno aprobó los balances de Repsol, de la empresa del señor Eskenazi y de
todos los que conforman YPF S.A. Asimismo, permitió el retiro del 90 por ciento
de las utilidades. Por lo tanto, creo que tiene que haber responsables en este
sentido.
Supuestamente, si pagamos lo que dice
Repsol, me pregunto de dónde va a salir el dinero para la inversión que
necesitamos para lograr nuevamente el autoabastecimiento. No nos dimos el
tiempo suficiente para hacer lo que realmente necesitábamos. Se mató la
confianza, y cuando se mata la confianza empieza a temblar el crédito.
Yo pregunto: ¿quién vendrá a invertir?
Y si suponemos que vienen a invertir, ¿cuánto más nos va a costar?
Estoy de acuerdo con que el Estado
tiene que involucrarse más de lo que lo hizo con Repsol, pero tenemos que
cuidar las formas. Debemos respetar la legalidad que nos brinda la ley para
poder sostener la soberanía que tanto queremos.
Quiero tener la conciencia tranquila y
no hipotecar el futuro de nuestros hijos. Por eso, mi voto será negativo. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Mattarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.
Sr. Aspiazu.- Señora
presidenta: deseo reiterar una expresión que han emitido muchos compañeros y
colegas legisladores en este recinto, pero es bueno trasmitírselo al resto de
los argentinos. Estamos viviendo un momento histórico. Estamos tomando una
decisión soberana, legislando para preservar el futuro de nuestros hijos y de
nuestros nietos.
Preservar nuestros bienes naturales se
convierte en una garantía para que los hombres y mujeres que habitan este suelo
puedan desarrollar sus sueños, generar fuentes genuinas de trabajo, conformar
sus familias y mejorar su calidad de vida.
YPF fue, es y será argentina. Ninguna
Nación del mundo podrá cambiar este hecho por más poder económico que ostente,
por más complicidad que logre y por más falacias que manifieste.
Esta empresa fue creada por argentinos
para el bienestar de los argentinos, y durante muchos años de nuestra historia
reciente generó trabajo, desarrollo e integración regional.
Traigo a la reflexión de todos
nosotros el pensamiento del general Perón, quien en 1972 ya se anticipaba a los
acontecimientos en su mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo.
Decía: “Cada Nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales,
pero al mismo tiempo cada gobierno tiene
la obligación
de exigir a
sus ciudadanos el cuidado y la utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual
impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudades o
pueblos.”
Estas palabras siguen teniendo
vigencia y son necesarias para resaltar la responsabilidad que tienen las
naciones frente a fenómenos como los cambios globales y climáticos, la
producción sustentable y el consumo energético.
También quiero hacer referencia a la
última frase del primer párrafo del artículo 41 de la Constitución Nacional,
que dice: “El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de
recomponer, según lo establezca la ley.”
En el marco de este artículo, el
Congreso sancionó la ley 25.675, que es la ley general del ambiente, y que en
uno de sus capítulos dice: “…los hechos o actos jurídicos, lícitos o ilícitos
que, por acción u omisión, causen daño ambiental de incidencia colectiva.”
El pasado debe ser minuciosamente
revisado y determinado los pasivos ambientales que la empresa administrada por
su accionista mayoritario, Repsol, ha provocado sobre el territorio que utilizó
para el desarrollo de las actividades, tanto extractivas como productivas.
La responsabilidad es clara y precisa
por los efectos ambientales negativos que se han generado, se debe recomponer
el ambiente o, en caso de que no sea posible, la Justicia establecerá una
indemnización sustitutiva.
Son numerosas las demandas judiciales
iniciadas contra Repsol por daños al ambiente.
Estos deben ser ponderados y los costos deben ser integrados a la
ecuación económica que determine el valor de las acciones expropiadas.
Precisamente el artículo 10 de la ley
21.499 dice: “La indemnización sólo comprenderá el valor objetivo del bien…”, y
en el valor que determine el Tribunal de Tasaciones de la Nación se deben contemplar
los daños y efectos negativos provocados.
La política energética es un elemento
fundamental de la política ambiental. No
hay desarrollo sin energía. Tampoco hay
soberanía política ni independencia económica ni justicia social si no
procuramos el autoabastecimiento energético.
Estamos dando un paso fundamental con la sanción de esta ley.
En este sentido, seguimos consolidando
un modelo de trasformación… (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Gracias, señora diputada.
Tiene la palabra el señor diputado por
Entre Ríos.
Sr. Chemes.- Señora
presidenta: hasta hace pocos años la República Argentina
exportaba petróleo y también era el granero del mundo. Lamentablemente, el modelo desanda sus propios
pasos.
La falacia de este debate es que no
apunta a generar políticas perdurables, sino a tapar la ineficiencia. Sumamos al empobrecimiento de nuestros
recursos la incompetencia de los funcionarios, amparada por la complicidad del
gobierno. Por eso debatimos hoy qué
hacer con YPF, el petróleo y la energía.
El problema del gobierno es que piensa
para la tribuna y en lugar de debatir, dispone.
Por supuesto que estamos a favor de que el Estado intervenga en el
sector energético. Coincidimos con Rajoy
en que no podemos ser un país de quinta categoría y en que nuestro petróleo
debe estar en manos del Estado, pero para eso necesitamos algo más que un
proyecto serio y bien pensado.
Se requiere una política que sea
seria, que proteja los recursos naturales y la inversión, y que no se olvide de
la soberanía sobre los recursos que son de los argentinos. Digo esto porque el
proyecto que hoy vamos a aprobar no alcanza para asegurar alguna política
energética seria y responsable. Es más, esta iniciativa cierra las puertas a
una auditoría, después de que el viceministro de Economía dijo que se había
vaciado a YPF. Este es un mal signo.
El presupuesto para este año, que tan
rápidamente aprobó el oficialismo sin aceptar cambiar una sola coma, no incluyó
ni un solo peso para la promoción de energías alternativas, a pesar de que una
ley del año 2006 –la 26.190- brinda pautas para alcanzar el 8 por ciento de la
generación de energía eléctrica de fuentes renovables. Este año el Estado no
pone un peso para incentivar a los privados a hacerlo. Eso implica tener un
doble discurso.
En el día de ayer presenté un proyecto
para cambiar esta situación por el que solicito 300 millones de pesos para un
cupo fiscal con destino a las leyes que el Congreso aprobó en los últimos años.
Queremos ser independientes en serio,
no quedarnos solamente en los discursos. Por eso, deseamos que el petróleo sea
nuestro así como también la tecnología limpia, con investigadores y fondos
argentinos. No queremos palabras sino hechos. Como dijo el general Mosconi, la
historia es el resultado de los hechos de los hombres y no el de sus
intenciones.
Quiero aclarar que voy a acompañar el
dictamen de mi partido y también las disidencias. Solicito a mis pares que
apoyen la generación de energía limpia con acciones concretas, sólo así
estableceremos reales políticas de Estado. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala
de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Cigogna.- Señora
presidenta: venimos con humildad, pero con firme convicción, a defender este
proyecto de ley. Lo hacemos –como decía Néstor Kirchner- con nuestras verdades
relativas. No pretendemos ser los dueños de la verdad.
Somos respetuosos de la opinión
discrepante, aun de aquella que está en las antípodas de nuestro pensamiento.
Esto es una cosa, y otra, la conducta de algunos plumíferos que han ensuciado
páginas en los diarios con tinta envenenada, falseando la verdad, mintiendo y
diciendo que aquí hay una confiscación, cuando en realidad se trata de un
proyecto de ley de expropiación.
- Ocupa la
Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara,
don Julián Andrés Domínguez.
Sr. Cigogna.- Algunos
de estos sujetos –repito- son “tinterillos” y otros han vertido el veneno por
su boca dentro y fuera del recinto. Tendrán que responder ante sus hijos y la
historia, y sobre ellos pesará el estigma de los que traicionan a la Nación.
Mis compañeros han explicado
claramente las razones de orden económico, social y político que justifican el
proyecto de ley que estamos considerando.
En la conducta de quienes han hablado
de confiscación existe la clara intención de preconstituir prueba en contra del
interés de la Nación
ante eventuales juicios que pudieran desarrollarse el día de mañana.
Aclaremos las cosas: este proyecto es
absolutamente conforme a la Constitución Nacional, que prevé la expropiación
por causas de utilidad pública. También es absolutamente conforme a la ley de
expropiaciones vigente.
La oposición ha objetado el mecanismo
del decreto de necesidad y urgencia para intervenir la sociedad. La ley de
expropiaciones contempla en su título IX, llamado “De la ocupación temporaria”,
lo siguiente: “Cuando por razones de utilidad pública fuese necesario el uso
transitorio de un bien o cosa determinados, mueble o inmueble, o de una
universalidad determinada de ellos, podrá recurrirse a la ocupación
temporánea”.
El artículo 59, dice: “La ocupación
temporánea anormal puede ser dispuesta directamente por la autoridad
administrativa y no dará lugar a indemnización alguna…”. Esto lo dice la ley de
expropiaciones vigente, pero ningún integrante de la oposición había reparado
en ello salvo el señor diputado Ferrari, quien la malinterpretó.
¿Cómo hago yo para ocupar una empresa?
¿Toco el timbre, entro, digo “buenas tardes”? ¿Esa es una ocupación? La letra
de la ley está pensada en términos de bienes materiales, particularmente
inmuebles, pero debe ser interpretada con inteligencia. El único modo de ocupar
temporalmente una empresa que debe seguir funcionando ‑hay que defender sus
propios intereses, y además, los de los usuarios‑ es a través de la
intervención. Para ello, se ha utilizado el mecanismo del decreto de necesidad
y urgencia.
Algunos que hacen gala de su
coherencia en la historia olvidan, por ejemplo, lo que hizo el ex presidente
Illia cuando quiso anular los contratos petroleros en 1963. Muchachos
radicales, dictó tres decretos. Escuchen lo que dice el texto de uno de ellos,
el decreto 744 del 15 de noviembre de ese año: “Declárase nulo de nulidad
absoluta por vicios de legitimidad y ser
dañosos a los intereses de la
Nación, los contratos relativos a la explotación y
exploración de petróleo suscriptos por YPF entre el 1° de mayo de 1958 y el 12
de octubre de 1963, con las siguientes compañías...” Luego, las enumera.
A continuación –prestemos atención al
tema de la legalidad‑, señala: “Facúltase a YPF a adoptar las medidas que
estime pertinentes a los efectos del normal abastecimiento de combustibles,
conforme con las consideraciones de este decreto, y en caso de ser necesario, a
la toma de posesión de las áreas, con facultad de requerir en forma directa el
auxilio de la fuerza pública o cualquier otra medida que asegure el
cumplimiento del presente decreto. En el acto de toma de posesión, en su caso
YPF, se hará cargo de todos los bienes afectados a los trabajos mencionados.”
Coherencia, absoluta constitucionalidad y legalidad del decreto y de la
normativa que dispuso la intervención. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Aguad.- Señor
presidente: así como no me es ajeno lo que suscita YPF entre los argentinos, sostengo que el
verdadero debate debe realizarse sobre el autoabastecimiento energético, que
esta ley no soluciona, y además, puede agravar.
Con el mismo énfasis no me rindo ante
este reiterado chantaje emocional montado sobre el significado de esta sigla
emblemática, con el que se intenta ocultar el fracaso de la política energética
del gobierno.
Durante seis años he planteado en este
recinto la caída sistemática de la producción de gas y de petróleo, y la
pérdida de reservas. Tal declaración siempre fue negada por quienes de pronto
la descubrieron. Lo hacen ahora porque la importación de petróleo por 12.000
millones de dólares resulta lesiva para el modelo y no cuentan con divisas
suficientes. Se quedaron sin caja. La fuga de 64.000 millones de dólares y el
déficit de la cuenta corriente, de la balanza de pagos, constituyen datos de la
realidad visibles desde hace mucho tiempo. Sin embargo, se descalificaban
nuestras advertencias.
Si les interesara la exploración y la
explotación de hidrocarburos no habrían fomentado el vaciamiento de YPF con la
pérdida de 200.000 millones de dólares de reserva ni la inacción de ENARSA en
la búsqueda de petróleo en la plataforma marítima no concesionada. De otra
manera, no se explica la razón por la que se paga al importador seis veces más
de lo que se abona a los operadores locales.
Durante las tres gestiones
kirchneristas la importación de gas y de petróleo creció en un 2.000 por ciento
y no se amplió la capacidad de refinado. La mayoría de las empresas operadoras,
no sólo Repsol, ha disminuido su producción. El fracaso de la política oficial
es contundente.
Presten atención: aumentaban las
reservas y producíamos más petróleo y gas cuando el barril estaba a 18 dólares,
que hoy que cotiza a 102 dólares.
Por
ello creo que el debate necesario es sobre una política energética que resulta
ser la causante del grave cuadro que afecta al desarrollo del país. Sin energía
abundante no hay industrias, ni agregado de valor, ni creación de empleo
genuino, ni combustible en los surtidores, ni gasoil para la cosecha, ni
electricidad en verano, ni gas en invierno, y las garrafas serán más caras para
los que menos tienen.
Para quienes consideran que no creo en
el Estado, yo creo en un Estado eficiente que impulse un programa con
prioridades, que estimule la iniciativa innovadora para asumir riesgos y ganar
competitividad.
En este sentido, creo necesario contar
con una empresa testigo que opere en el mercado y que pague a los contratistas
por el fruto del crudo que producen.
Este es el modelo que defendieron
Yrigoyen, Alvear, Mosconi, Juan Perón, Frondizi, Illia y Alfonsín. A toda
empresa concesionaria que incumpla su contrato y planes de negocios se les
deben revocar sus áreas.
Sepa el país que aquí no estamos
tratando la necesaria ley de hidrocarburos. Se trata de la expropiación de una
empresa que produce sólo el 30 por ciento de los hidrocarburos que hay en el
país, a la que se le atribuyen todos los males que fueron consentidos por
quienes ahora los objetan exculpándose.
La auditoría sobre la empresa es tan
necesaria como la investigación sobre los funcionarios que no controlaron.
Para mí la seguridad jurídica no es
horrible sino una pauta de convivencia civilizada. Las formas informan a
propios y extraños sobre el funcionamiento del estado de derecho en el país.
Sr. Presidente (Domínguez).-
Diputado Aguad: vaya cerrando su discurso.
Sr. Aguad.- Se llega a
poner en el mismo lugar que se llegó con el neoliberalismo aperturista. Menen
lo hizo aumentando el endeudamiento externo y entregando irresponsablemente
YPF. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.
Sr. Oliva.- Señor
presidente: en primer lugar, quiero solicitar autorización para insertar en el
Diario de Sesiones algunos conceptos que seguramente no podré exponer en el
recinto dada la limitación del tiempo.
Quiero adelantar que el voto del
Frente Cívico por Santiago del Estero será afirmativo para este proyecto de ley
de expropiación, por una serie de razones.
En primer lugar, se trata de una
medida política absolutamente constitucional. Sobre esta cuestión ya se refirió
la miembro informante, diputada Bertone, y lo acaba de hacer el diputado
Cigogna con absoluta claridad conceptual, por lo cual me voy a abstener de
volver a considerarlo.
En segundo lugar, esta decisión se
enmarca en el pleno ejercicio de la soberanía nacional. Entendemos que los
recursos estratégicos como el petróleo ‑componente necesario para la generación
de energía‑ y como el gas, deben estar en manos del Estado para asegurar y
garantizar de esta forma que estén al servicio del progreso del país.
Por eso nos llaman la atención algunas
expresiones del gobierno español, que tiene posiciones diametralmente opuestas.
Por un lado es estatista cuando se consideran sus propios recursos energéticos,
pero tiene una posición opuesta cuando hay que merituar los recursos de otros
países.
Por eso, no hay que detenerse en estas
cuestiones que hasta me parecen lógicas, incluso en lo que respecta a la
reacción de la propia empresa.
Por otro lado, acompañamos esta
iniciativa porque es absolutamente necesaria ya que nuestro país se encuentra
inmerso en una crisis profunda de desabastecimiento interno como consecuencia
de los graves incumplimientos de la empresa Repsol, por falta de inversiones,
por falta de exploraciones, por el vaciamiento que se ha concretado en esa
empresa hasta llegar a producir casi exclusivamente aquellos combustibles
refinados que son los que más rentabilidad
generan a la empresa, es decir, pensando solamente en la utilidad
interna en desmedro de los reales intereses del Estado nacional.
A esta altura del debate es difícil
efectuar aportes que no se hayan ya realizado, pero por ahí se dijo que desde
el gobierno nacional no ha habido una consideración especial respecto a la
cuestión energética.
Vengo de una provincia del Norte del
país, Santiago del Estero, y tenemos algunos ejemplos para citar que no son
abstractos; son datos de la realidad que ocurrieron hace pocos años.
En la década del noventa hubo un
funcionario llamado Domingo Felipe Cavallo que pensaba que había provincias que
eran pobres y, por lo tanto, absolutamente inviables; hasta se pensaba en
fusionarlas o ver cómo se iba a trabajar en el futuro. Ni siquiera se pensaba
en inversiones porque representaban una carga para el país. Ese era el
diagnóstico apocalíptico al que quienes proveníamos
de las provincias del Norte y Noreste del país
asistíamos con dolor.
Sin embargo, a partir de 2003 desde el
gobierno se empezó a realizar con esas provincias un trabajo institucional
articulado, pensando y realizando obras de infraestructura básicas que
permitieron desarrollar el máximo de sus potencialidades.
Pero en la década del noventa era
impensable que se pudiera inaugurar, tal como ocurrió el año pasado –y usted,
señor presidente, cuando era ministro de la Producción visitó
muchas veces nuestra provincia-, una obra como la línea de alta tensión NOA-NEA
en la provincia del Chaco -acto al cual tuve oportunidad de concurrir
acompañando al gobernador de mi provincia-, con una capacidad de 500 kilovatios
de transporte de energía y un recorrido de 1.200 kilómetros.
En esa década era impensable que en mi
provincia se pudiera radicar industria ‑como ocurre en la ciudad de Frías‑ para
la producción de bioetanol, que produce
más energía que la que consume la propia ciudad de Frías, que cuenta con
veinticinco mil habitantes.
También era impensable que pudiéramos
estar trabajando en un parque eólico, El Jume, localizado en el departamento de
Ojo de Agua, en Santiago del Estero, que va a generar energía por 34 mil
megavatios y que va a abastecer a todo el sector Sur de la provincia. Podría
seguir citando ejemplos de otros emprendimientos que hasta hace pocos años eran
impensables.
Por eso quienes provenimos de las
provincias norteñas tenemos una consideración especial y un agradecimiento
hacia la mirada que en materia energética se ha puesto desde el gobierno
central.
Quiero decir muchas cosas, pero para
finalizar...
Sr. Presidente
(Domínguez).- Se ha terminado su tiempo, señor diputado.
Tiene la palabra el señor diputado por
Misiones.
Sr. Puerta.- Señor
presidente: es difícil agregar algo a lo ya expresado entre ayer y hoy, pero
para hacer honor a un pueblo que, por la mala práctica de sus dirigentes,
confunde posiciones, empiezo por decir que voy a votar en contra. Los
argumentos son los que hizo conocer mi bloque y los que voy a agregar en estos
minutos.
Aclarando el sentido de mi voto desde
el comienzo pretendo no caer en una práctica que se ha hecho extensiva:
argumentar en contra y luego votar por la afirmativa. Esto lleva a mucha
confusión. Es conocido por todos que quienes estamos en lo más difícil y más
importante de la vida organizada de una comunidad ‑la política‑, sufrimos un
gran desgaste, y actitudes de este tipo no ayudan a corregirlo.
Creo
que esta es una ley absolutamente innecesaria. Nueve años de gestión kirchnerista
en consonancia con Repsol en el manejo de la empresa que todos queremos –el que
tenemos por YPF es un sentimiento muy fuerte‑ fueron nueve años de fracasos.
Fueron más de cien meses y no hubo uno solo en la que la producción superara al
del mes anterior, es decir que todos los meses fue cayendo la producción de
petróleo y de gas. Hubo tiempo más que
suficiente para rescindir el contrato. Claro, no se hizo porque debemos
recordar que durante un quinquenio se vendieron nafta y gasoil baratos. Era
habitual ver colas integradas por autos y camiones de países vecinos. Yo vivo a
20 kilómetros de la frontera con Brasil y a 80 del límite con Paraguay. Las
estaciones de servicio llegaron a tener dos sectores diferenciados: uno para
los argentinos y otro para los extranjeros.
Hoy eso ya no ocurre. Esa nafta y ese
gasoil baratos que se vendieron son los que no tenemos y escasean. Ese fracaso
no se enmienda mediante un proyecto de ley de expropiación que va a dejar a la
empresa y a los funcionarios responsables de lo que hoy sucede en una posición
ventajosa, porque el incumplimiento de los contratos hubiera significado la
posibilidad de reclamar fondos a Repsol.
Por el contrario, hoy, con este
proyecto de ley que está siendo tratado de apuro y que es cuestionado por
importantes juristas, estamos dejando una puerta abierta para la formulación de
reclamos futuros que se agregarán a los fondos que tendremos que poner los
argentinos de todo el país. Yo, como misionero, hago mi aporte pero no voy a
recibir ninguna ventaja. Esta última sólo la percibirán 10 provincias, que son
las que producen petróleo. Me alegro por ellas, pero el modelo que se lleva
adelante no es federal.
También quiero destacar que el
gobierno puede salir de este brete gestionando desde el esquema de Estado
“bolichero”. Ya vimos los resultados en ese sentido: las gestiones del Estado
administrando empresas no han sido exitosas.
En cambio, el Estado puede ser muy
exitoso regulando. Ese es el poder más fuerte que podemos acordar entre todos.
Seguramente, todos –peronistas, radicales y representantes de otros sectores
políticos‑ vamos a ponernos de acuerdo en que queremos sacar provecho del
petróleo. Hoy no lo estamos haciendo. Ese es el principal hueco que registra la
fuga de divisas en este momento: la obtención de energía. Hoy importamos en una
proporción 10 veces superior a lo que exportábamos hace nueve años.
Por lo tanto, como diputado de la
oposición solicito que en el futuro podamos tener el tiempo necesario y
suficiente para acordar políticas regulatorias. Si van a gestionar desde el
Estado es posible que ocurra lo mismo que está sucediendo con la política
aérea: primero se venden los pasajes de LAN y luego los de Aerolíneas
Argentinas; la primera cumple con los horarios, sus aviones salen y al
contribuyente no le cuesta nada; la segunda cuesta mucho, los aviones no salen
y su deuda aumenta.
Hay mucho para hablar en el futuro. Si
estas acciones se vuelven a vender, veremos quién las compra. En ese caso
nuevamente el poder regulatorio del Estado va a ser muy necesario. Para eso
cuenten conmigo y también con un peronismo que mira hacia adelante sin olvidar
la historia de una Argentina que primero tuvo superproducción energética, luego
escasez, después volvió a tener superproducción y ahora se encuentra nuevamente
en una situación de escasez. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Atento el compromiso asumido en la reunión de la Comisión de Labor
Parlamentaria y la extensa lista de señores legisladores anotados para hacer
uso de la palabra, la Presidencia
solicita a los señores diputados que acoten sus exposiciones a un término de
cuatro minutos, de acuerdo con las consultas que acabamos de realizar con los
referentes parlamentarios de los distintos bloques.
Asimismo la Presidencia recuerda a
los señores diputados que deseen insertar sus discursos en el Diario de
Sesiones el compromiso del cuerpo en el sentido de efectuar una publicación que
contenga la totalidad de las intervenciones y de las inserciones oportunamente
solicitadas por los señores legisladores.
Tiene la palabra la señora diputada
por Santa Fe.
Sra. Arena.- Señor
presidente: solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de
Sesiones en virtud de que los fundamentos que a mi juicio otorgan absoluta
legitimidad al proyecto de ley que estamos considerando han sido ya muy bien
expresados por la señora miembro informante, por el señor diputado Cigogna y
por el resto de mis compañeros de bloque que han hecho uso de la palabra.
No obstante, deseo utilizar algunos
minutos para hacer hincapié en el hecho de que como militante política tengo un
sentimiento encontrado, de emoción y de orgullo por tener la oportunidad de
estar hoy aquí considerando un proyecto tan trascendente como es el que
establece la recuperación del control de YPF para todos los argentinos. Y la
verdad es que quiero humildemente hacer una reivindicación de la correctísima
lectura que hizo el gobierno del marco interno y externo y del rol que debe
tener el Estado en este contexto.
La decisión política tomada por la
señora presidenta coloca al Estado en el lugar que debe tener, es decir un rol
central en la implementación de políticas activas en beneficio de todos los
argentinos.
Ver a un gobierno que frente a un
marco de crisis internacional se para ante la realidad e interpela sus propias
acciones para, con responsabilidad, modificarlas y producir los cambios
necesarios, es decir los que son absolutamente necesarios para poder mantener y
garantizar el rumbo de crecimiento con equidad social, me parece que constituyen
el eje central de lo que hoy estamos votando.
Rescatando la cuestión que manifestaba
recién de la centralidad de la política y de la decisión política en esta ley,
quiero hacer referencia al debate que se dio, donde hubo argumentos a favor y
otros en contra, argumentos muy sólidos en los dos sentidos, aunque en mi caso
coincido con los que están a favor.
Me preocuparon algunas cuestiones que
tienen que ver con lo que entiendo que es la degradación de la política. Por un
lado escuchaba con un tono casi irónico o que pretendía serlo a alguien que se
refirió al vicepresidente diciendo que no podía diferenciar una mancha de
petróleo de La Mancha
de Rolando. Aclaro que no estoy defendiendo a una persona sino a la política
–eso debe quedar claro‑ y en realidad ese dirigente político fue por
ejemplo un actor central en la recuperación de los fondos de la seguridad
social, que recuperó no los ahorros, porque eso significan cuentas
individuales, sino los aportes de todos los trabajadores para hacer un sistema
de seguridad social solidario, que permitió la asignación universal por hijo y
otras políticas de inclusión por todos conocidas.
También tomó la decisión, compartida
por algunos y por otros no, de dar la pelea por la utilización de las reservas
de libre disponibilidad del Banco Central para el desendeudamiento argentino.
Asimismo fue ministro de Economía en
un momento en el que el PBI tuvo su mayor índice de crecimiento, que se plasmó
y se plasma en esto que decía de la distribución equitativa de la riqueza.
Otro tema que me resulta preocupante
es la estigmatización que veo en el discurso de muchos diputados y de muchos
dirigentes políticos respecto de la juventud. Como militante política, que
reconoce sus orígenes en la militancia juvenil en la Universidad,
humildemente quiero felicitar a la señora presidenta porque se trata del primer
gobierno que no le dice a los jóvenes: ustedes son el futuro, el futuro es de
ustedes, sino que les dice que son parte del presente, que tienen
responsabilidad y que tienen que hacerse cargo y gestionar.
Para mí, desde la política, se trata
de una cuestión muy importante y me parece peligroso denigrarlo. Asimismo
escuché a una señora diputada decir que había que meter presa a la política...
Sr. Presidente
(Domínguez).- Gracias, señora diputada.
Tiene la palabra el señor diputado por
Chaco.
Sr. Orsolini.- Señor
presidente: la verdad es que hoy es un día importante y lo es por el tema que
estamos debatiendo. También es muy importante porque yo fui parte de la resistencia
de los 90, desde las organizaciones sociales en las que milité y sigo
militando, incluso por las que llegué a la política.
Frente a aquella ola de
privatizaciones, muchos de los diputados que están aquí sentados –reconozco que
incluso del oficialismo‑ han resistido, pero muchos también se
enrojecieron las manos aplaudiendo a Carlos Menem cuando privatizaba. Eso no lo
tenemos que olvidar.
Vengo del sector agropecuario, todos
saben de dónde vengo y vale recordar que el endeudamiento agrario sacó a
más de cien mil productores de la cancha en la década de los 90, con el
descomunal comienzo de la concentración en todo sentido, de la economía, de la
tierra, de la riqueza, que no sólo ha marginado a productores agropecuarios
sino que dejó afuera a miles y miles de empleados, como se dijo acá, de las
distintas empresas públicas.
Yo vengo de una provincia que quizá
sea hoy una de las más pobres de la Argentina, una provincia que apenas tiene
ferrocarriles, que cuenta con uno solo que está transportando cargas y todavía
no lo maneja el Estado sino empresas independientes.
Hoy es muy importante que a partir de
la nacionalización de YPF, de recuperar parte de esta empresa, que nunca debió
ser privatizada, el gobierno cumpla con lo que corresponde: no defraudar a los
ciudadanos argentinos que tienen confianza en que esta empresa se maneje como
se debe y acepte que se le hagan todos los controles. Porque como decía el
general, todos somos buenos, pero si nos controlan, mejor. Si se instrumentan
todos los controles y funcionan como corresponde, creo que estaremos en el buen
camino.
En el breve tiempo que me resta
repetiré algo que expresó mi compañero de militancia gremial y ahora de la
política, Ulises Forte. Ya que estamos, vayamos por más; si bien no me gustó el
proyecto, aprobamos la ley contra la extranjerización de las tierras; vayamos
por el uso y la tenencia de la tierra; paremos a quienes hoy están desalojando
a los campesinos en distintas provincias; vayamos por la comercialización.
Porque el señor que dijo que iba a llover gasoil, hoy está manejando la
comercialización en el país, y en ese sitial que usted está ocupando en este
momento, señor presidente, el 1º de marzo pasado la presidenta habló de las
siete u ocho multinacionales que manejan la comercialización. Vayamos por todo
eso, pero con un control social, no dejándolo en manos de dos o tres
funcionarios.
Para finalizar -aunque tengo mucho por
decir, pero se acaba mi término-, en los últimos días hubo versiones
periodísticas que indicaban que yo me retiraría del recinto a la hora de votar.
Quiero ser claro: soy orgánico, voté, voto y votaré siempre lo que defina la
mayoría del bloque al que pertenezco, pero además, votaré en general por la
afirmativa porque tengo convicciones políticas e ideológicas muy fuertes. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Calcagno y Maillmann.- Señor presidente: como en materia de archivos se ha hablado
mucho de un lado y de otro, y nadie está mejor servido que por sí mismo, me
permitiré sacar a relucir un añejo y ajado ejemplar del diario Le Monde diplomatique, de julio de 2001,
donde aparece publicado un artículo de mi autoría, y también de mi padre –somos
como los Lennon y Mac Cartney del movimiento nacional-, en el que precisamente
hablamos de la privatización de YPF.
En estos escasos minutos me permitiré
leer algunas reflexiones que tuvimos por julio de 2001, cuando por cierto no
gobernaba el justicialismo: “La pérdida de YPF tiene un claro significado
económico. Desde que ocurrió, Argentina carece de un instrumento fundamental
para administrar un recurso natural no renovable y pierde los importantes
ingresos derivados de su explotación. Pero también son graves las consecuencias
políticas.” Es decir que hay un hecho económico y una consecuencia política.
Y sigue: “Debe recordarse que la
fundación de YPF, influida por la negativa de una empresa petrolera
trasnacional a vender combustible a aviones militares nacionales, fue un signo
de soberanía”. Eso recuerda a Mosconi.
El artículo continúa: “Un recurso
fundamental para el funcionamiento del país en todos sus órdenes, no podía ni
puede quedar librado al afán de lucro de una empresa ni a las restricciones que
imponga. Tanto es así que es probable que Argentina se quede sin petróleo en
pocos años, no solo como consecuencia de una política absurda del gobierno,
sino peor aún, para que Repsol tenga más ganancias. Después de agotar las
reservas de menores costos de extracción, se irán. Hoy aumentan la extracción,
pero no exploran.”
¿Cuál era la tesis en julio de 2001?
Extraían mucho, exploraban poco y exportaban todo lo posible. De esas causas
también vienen estas consecuencias; de allí que las consecuencias hayan sido
muy dolorosas: desocupación masiva, surgimiento de pueblos fantasmas, protestas
generalizadas. Era la época en que se producían hechos luctuosos en Mosconi,
Plaza Huincul, etcétera.
El artículo concluía pensando
hipotéticamente, porque en julio de 2001 –si me puedo permitir usar la frase de
Keynes- me iba mejor en la adivinación que en la persuasión: “Cuando en la Argentina exista un
gobierno que defienda el interés nacional, encontrará estos fundamentos para
nacionalizar la explotación del petróleo.” De julio de 2001 a este mayo de 2012 no
estuve tan mal.
A pesar de todo lo realizado, la
construcción de la democracia industrial, las razones económicas y políticas,
la recuperación de la soberanía nacional y opular, de la monetaria y ahora de
la hidrocarburífera -considerando que esta ley es más que nada un punto de
partida, no de llegada-, queda un montón de cosas por hacer y muchas
generaciones de militantes de diferentes partidos que quizás podrán seguir una
frase de Balbín que decía “no importa quien lleve el asta, lo importante es la
bandera, amigos radicales”. Quizás nosotros nos podamos pasar ganando
elecciones, perdiéndolas y volviéndolas a ganar, pero lo importante es que a
uno le toquen vivir tiempos interesantes, como decían los chinos para desear
buena suerte, según se sostenía. No son tiempos interesantes los que se viven
cuando no se da combustible a la democracia industrial. (Aplausos.)
Voy a insertar el resto de mi
discurso.
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Raimundi.- Señor
presidente: solicito permiso para insertar parte de mi discurso.
Quiero referirme a la recuperación de
YPF a partir de la recuperación del Estado y de la política, porque esto es lo
que va a marcar el camino frente a las dudas que puedan existir, el camino que
va a seguir este acto reparador.
No quiero referirme desde la
perspectiva de un sello partidario, porque en ese plano hablamos de medidas de
otro gobierno. Quiero referirme al tema en el plano de la etapa histórica que
está viviendo el movimiento nacional y popular. Porque desde esa perspectiva ya
no estamos hablando de una medida de gobierno, sino que estamos hablando del
derecho, de la conciencia de un pueblo, de la necesidad del derecho al
crecimiento, del derecho al trabajo, y por lo tanto del derecho a tener
soberanía energética para no perder esos derechos nunca más, gobierne quien
gobierne.
Yo era diputado nacional en 1992,
cuando se sancionó la privatización. Se esperó a que se reuniera el quórum y en
el acto se levantó la mano por temor a que algún avergonzado se arrepintiera de
lo que estaba haciendo en ese momento, se levantara y se fuera. Quórum
vergonzante y estricto.
¿Pero qué era lo que pasaba? Que nos
estaban ganando la batalla cultural, que detrás de eso había un periodista que
cuando empezaba el programa tenía un relojito de taxi con un número y cuando
terminaba el programa decía: “Esto es lo que perdió YPF en el transcurso del
programa periodístico”.
Otros y yo estábamos, entre comillas,
escondidos detrás de las cortinas, pero no porque no queríamos trabajar sino
porque lo que no queríamos, y estábamos orgullosos, era dar quórum en esa
sesión ominosa, es decir, demonizar al Estado y desacreditar a la política. En
ese marco se hizo esa privatización. Antes de eso, para poder hacerlo, había que
derribar los símbolos de la memoria histórica del movimiento nacional.
En el plano de esa batalla cultural no
es comparable esta etapa con aquella. Porque no puede ser jamás comparable una
etapa que se dedicó a privatizar los recursos previsionales con una que los
recupera para el Estado y para la sociedad. No se puede comparar una etapa
donde el universo simbólico eran las relaciones carnales con los Estados Unidos
a una que funda el Unasur y dice que no al ALCA.
No se puede comparar una etapa en la
que se indultaban a los genocidas con una etapa donde la conducción política
indica que hay que juzgar y condenar a los genocidas; o una etapa que destruyó
la escuela pública con otra que la está reconstruyendo.
Es por esa batalla cultural que
apoyamos y defendemos este proyecto, porque en la mesa de poder hay una silla
para cada uno de los factores de poder y la política tiene una sola silla.
Tiene una opción, si ese asiento lo ocupa el partido del orden, le pregunta al
poder dónde tiene que firmar; si lo ocupa el movimiento nacional, le dice al
poder “a mí, en nombre de este pueblo que tengo detrás y que me da legitimidad,
no me van a llevar por delante”.
Entonces, en lugar de ver qué hacía
cada uno, porque todos nos podemos endilgar mutuamente eso, a las 10 de la
noche del 24 de septiembre del año 92, veamos dónde nos ponemos hoy, a futuro,
para que el movimiento nacional y la política puedan retomar las riendas de la
economía y disciplinar los mercados. No nos han vencido, y no solo que no nos
han vencido sino que estamos recuperando, nos estamos levantando y les vamos a
ganar en nombre del movimiento nacional y popular y no de un sello partidario. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Segarra.- Señor
presidente: voy a insertar mi discurso, pero brevemente quiero decir que desde
mi punto de vista la política siempre fue la posibilidad de transformar la
realidad, y a partir de 2003 recuperamos la política para transformar nuestra
realidad.
Recuperar también es transformar y a
lo largo de estos años fuimos recuperando la soberanía, y hoy estamos
recuperando YPF. Esto nos llena de orgullo porque hoy está dada la posibilidad
histórica. No se puede decidir caprichosamente cuándo uno quiere hacer las cosas
porque se hacen cuando se puede.
La recuperación de YPF se puede hacer
porque hay un pueblo que resistió y luchó, y hoy tenemos una presidenta como
Cristina Fernández de Kirchner que tomó la decisión de recuperarla. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Chubut.
Sr. Currilen.- Señor
presidente: provengo de una provincia petrolera, Chubut, y quiero acompañar con
el voto este proyecto de ley.
El gobernador Martín Buzzi fue uno de
los hombres que encabezó fuertemente este reclamo, que contó con el
acompañamiento unánime de los habitantes de la provincia del Chubut.
Los legisladores de mi provincia ya
anunciaron el voto afirmativo porque trabajamos desde la Patagonia hacia el resto
del país. Para mí es un orgullo estar aquí expresando estas pocas palabras,
pero quiero señalar que en 1990 familiares muy directos y amigos sufrieron
enormemente porque se quedaron sin trabajo. Algunos de ellos recibieron una
indemnización con la que se suponía que tenían que vivir el resto de sus días.
Hoy en día se sienten muy orgullosos de que el país pueda recuperar YPF y están
mirando este debate a través de la televisión.
Por lo tanto, aporto mi granito de
arena acompañando firmemente este proyecto. Dejo constancia de que voy a
insertar el resto de mi discurso.
Sr. Presidente (Domínguez).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Recalde.- Señor
presidente: adhiero a muchos de los discursos de los diputados y diputadas
preopinantes, pero quiero hacer algunas menciones, más allá de que voy a
insertar el resto de mi discurso.
El primer vaciamiento que ocurrió fue
el humano. El proceso de privatizaciones que comenzó a principios de los
noventa dejó a miles de trabajadores sin empleo, suspendió derechos, forjó convicciones
falsas y se propuso cooptar a los trabajadores con lo que se llamó el Programa
de Propiedad Participada, que era un incentivo para que no hubiera resistencia
a las privatizaciones, pero esa resistencia igual ocurrió.
Además, suspendieron los convenios
colectivos de trabajo. A mí me tocó defender a algunos de ellos en la Justicia pero, por
supuesto, teníamos una Corte que no se caracterizaba por la independencia del
Poder Ejecutivo nacional.
Hoy es un día de gloria. Aquí se ha
dicho que hoy es un día histórico, pero para mí es un día de gloria y de
privilegio porque después de tantos años de pelear contra las privatizaciones
el hecho de que hoy estemos sentados aquí y planteemos esto como una cuestión
de Estado, con una mayoría que va a ser verdaderamente abrumadora, realmente
nos congratula con la historia que viene; no con la que pasó.
Fíjense la ingenuidad con la que venía
peleando: después de las privatizaciones yo seguía cargando nafta en YPF y
volando por Aerolíneas Argentinas. Eso tuvo sus frutos ahora. Aerolíneas
Argentinas es nuestra e YPF será nuestra mayoritariamente.
Tengo mucha confianza en el futuro
pero, al mismo tiempo, quiero reflejar la militancia del pasado. Así, recordaba
a José Ingenieros, quien decía: “Jóvenes son los que no tienen complicidad con
el pasado”, y esto me parecía grandilocuente. Por eso, quiero recordar a la
juventud de todos los partidos. Ojalá todos los jóvenes militen con el fervor
con que lo están haciendo ahora. En la Cámara tenemos algunos
ejemplos: “Wado” de Pedro, el “Cuervo” Larroque, Facundo Moyano y –no lo puedo
dejar de mencionar, aunque está afuera‑ a Mariano Recalde, quien está en una
empresa que está siendo recuperada, más allá de las diferencias que se puedan
haber planteado.
Cuando defendemos este proyecto que
envió Cristina Fernández de Kirchner, nuestra presidenta, podría parafrasear a
nuestros contracorreligionarios, representados por Juan Carlos Pugliese, cuando dijo: “Les hablé
con el corazón y me contestaron con el bolsillo.” Nosotros podemos hablar sobre el proyecto de
ley con el corazón y con el bolsillo, porque estamos defendiendo la plata de
los argentinos.
Yo me equivoqué cuando se discutió el
precio y dije que había que pagar un peso.
Paguemos un peso, pero con reserva de derechos, ya que los daños que
deberemos deducir del precio que se asigne son muchísimos. No se trata sólo de los pasivos financieros,
de los ambientales y de los daños y perjuicios generados por el incumplimiento
de los contratos de concesión rescindidos con los gobiernos provinciales, sino
también de las defraudaciones de Repsol a los ex trabajadores de YPF.
Yo, que me había negado a estudiar el
programa de propiedad participada, lo tuve que hacer para defenderlos. No hice juicios y perdí los honorarios, por
convicción, pero tuve que estudiarlo para poder defender a los extrabajadores
de YPF.
Se podría sostener jurídicamente que
habría que tener cuidado con aquellos que se conviertan en abogados
patrocinadores del Reino de España.
También hay que tener cuidado con las amenazas, que pueden ser coacción
agravada y delito penal, y con la aplicación del artículo 29 de la Constitución Nacional.
Con esta ley no vamos a tener
propiedad participada, sino un director obrero, que significa cumplir con el
artículo 14 bis de la
Constitución Nacional.
A fin de que no me corten el uso de la
palabra, termino diciendo, en términos peronistas –permítanme la parcialidad‑,
que esto significa enarbolar las tres banderas: soberanía política,
independencia económica y justicia social.
(Aplausos.)
Sr. Presidente (Dominguez).-
Tiene la palabra la señora diputada por San Juan.
Sra. Caselles.- Señor
presidente: se han dicho tantas cosas que me resulta muy difícil expresar lo
que siento. Estoy emocionada y
orgullosa.
Esta iniciativa es el producto de
todos y habla de nuestra soberanía, de nuestra identidad, del crecimiento, de
poner en valor nuestros recursos y de optimizar todos aquellos bienes que desde
nuestra sagrada tierra Dios nos ofrece.
Creo que este es el proyecto del
coraje, de la valentía y de nuestra soberanía.
Este es un día patriótico y yo lo siento así. Esto forma parte de la gran historia
argentina.
Siento un agradecimiento enorme al
Congreso y al pueblo que me dio la posibilidad de representarlo. Me siento orgullosa de ser sanjuanina, de
mirar para atrás y de sentirme tan emocionada.
Al mirar hacia atrás me doy cuenta de
que gracias a este crecimiento que vive la Argentina hay millones de abuelos que hoy tienen
una jubilación digna y hay millones de niños que gozan de una asignación
universal.
Hoy es tanta la protección de la mujer
embarazada que quizás algunos de nuestros chicos, que estaban condenados a no
nacer, hoy pueden hacerlo. Son muchos
los derechos que día a día uno ve que se van concretando en esta querida
Argentina. Se observa una mirada
especial sobre nuestros chicos y las personas especiales, que son tenidos en
cuenta de otra manera.
Yo observo un país y una provincia que
día a día luchan por hacer realidad los derechos de la gente y, sobretodo, los
más desprotegidos. Presido un partido
provincial, el Bloquista de San Juan, que justamente nació para luchar por la
reivindicación de los derechos sociales de la gente. Es un partido que viene acompañando con mucho
orgullo al Frente para la
Victoria, que le hace bien a todos ¿Sabe qué siento, señor
presidente? Esta es la medida quizás más importante que asegura de aquí para
adelante –soy de aquellas que piensa que hay que mirar hacia adelante y hablar
a favor- el fortalecimiento de todas las acciones y estrategias referidas a la
integración y la justicia para todos.
En nombre de San Juan, del partido que
hoy represento, vengo a decir “sí” a este proyecto de ley que solamente busca,
desde mi humilde opinión, hacer realidad la felicidad de nuestra gente. Por
Argentina, por nuestros jóvenes, por nuestros mayores y por la familia toda,
gracias por permitirme estar en este momento tan importante y trascendente para
el bienestar de la Nación.
(Aplausos.)
Sr. Presidente
(Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
Sr. Casañas.- Señor
presidente: solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de
Sesiones.
Brevemente fundamentaré mi voto.
Quiero señalar que acompañaré a mi bloque en la votación; lo haré por mandato partidario
y también por sentido de pertenencia. Acepto la decisión de mi partido, pero no
la comparto. No es que esté en contra de la estatización sino de la
“cristinización”.
En el día de ayer un señor diputado de
la oposición hablaba de las políticas de Estado. Creo que las políticas de
Estado deben respetar la Constitución y planificarse entre todos los bloques,
con debate, participación e injerencia. Ese legislador que hablaba loas de las
políticas de Estado no pudo cambiar ni
una coma. Este es un dictamen a libro cerrado.
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2/5/2012 - EXPROPIACIÒN
DE LA TENENCIA ACCIONARIA
DE REPSOL YPF S.A. SOCIEDAD ANÓNIMA
aquí orden del dia nº 288
Sr. Presidente
(Domínguez).- En consideración en general.
Tiene la palabra la señora diputada
por Tierra del Fuego.
Sra. Bertone.- Señor
presidente: hoy consideramos el proyecto de ley contenido en el Orden del Día
Nº 288 (expediente 29-S.-2012) que fuera sancionado por el Honorable Senado de la Nación. En este cuerpo el
dictamen se suscribió en la reunión conjunta de comisiones de Energía y
Combustibles, de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda.
El Título I, Capítulo Único, trata de
la soberanía hidrocarburífera de