TRANSCRIPCIÓN DE LA HISTÓRICA SESIÓN.
¡NÉSTOR PRESENTE!
Sr. Rossi.- Muchísimas
gracias, señor presidente. Vaya un agradecimiento especial por el aliento y por
los aplausos, que siempre son bienvenidos. No siempre fue así en esta Cámara.
Lo bueno es que con aplausos o con huevazos siempre defendimos las mismas
ideas. (Aplausos en las bancas y en las
galerías.)
Les decía a mis compañeros de bloque cuando nos reunimos antes de
comenzar esta sesión que participamos de sesiones con distinto espíritu,
sesiones más complicadas, sesiones algunas con muchísimo dolor. Siempre vamos a
recordar aquella en que nos tocó rendir justo homenaje a Néstor Kirchner. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
Les decía a mis compañeros de bloque que el sentimiento que tenía
se podía expresar con una sola palabra: gracias, una profunda gratitud por
participar de esta sesión.
En realidad tengo un profundo
agradecimiento a Néstor y a Cristina por haberme dado la posibilidad de ser
protagonista de estos ocho años de historia. Pero esta era una sesión especial
y ese sentimiento de gratitud podía tener distintos involucramientos.
Muchos compañeros le daban gracias a
la historia por estar aquí y yo quiero decir, señor presidente, a la historia
lo que es de la historia, y a la presidenta lo que es de la presidenta. (Aplausos en las bancas y en las galerías.) Hoy
estamos aquí porque la presidenta de la Nación tomó la fuerte decisión política de
nacionalizar la principal empresa petrolera que existe en la Argentina. Este es
el motivo.
Muchos preguntarán por qué ahora y no
antes, por qué en este momento. Algunos han querido buscar alguna causa
coyuntural, mezquina. Y yo quiero decir que como todos sabemos las decisiones
no se toman en un termo, las decisiones se toman con un contorno y en un
entorno. A veces ese contorno y ese entorno viabilizan las decisiones, y en
otras, ese contorno y ese retorno retardan las decisiones.
En más de una oportunidad, incluso el
otro día, en nuestro acto partidario en Vélez, delante de cien mil compañeros,
la presidenta agradeció ferviente y honestamente el apoyo político de la
oposición y de los bloques de la oposición a esta iniciativa. Pero no olvidamos
que dos años atrás este mismo bloque no pudo aprobar el proyecto de ley de
presupuesto general de la
Nación porque ningún bloque de la oposición permitió a la
presidenta gobernar durante 2011 con presupuesto. (Aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías.)
Dos años atrás podríamos haber pensado
que esto era viable, pero en verdad me parece una discusión casi sin sentido.
Lázaro Cárdenas estatizó y expropió no
una sino todas las empresas petroleras de México, que eran todas privadas, en
1938, después de haber estado cuatro años en el gobierno. ¿Alguien podría
criticar a Lázaro Cárdenas haber estatizado en 1938 y no apenas asumió el
gobierno? Primero hizo la reforma agraria e implementó una cantidad de medidas.
Yrigoyen creó YPF casi al final de su
gobierno; de hecho, a Mosconi lo nombró Alvear. ¿Alguien podría criticar a
Yrigoyen que recién creó YPF al final de su gobierno y no al inicio?
Absolutamente nadie podría decir eso. (Aplausos
y manifestaciones en las bancas y en las galerías.)
Algunos dicen que la cuestión es un
problema de balanza comercial. Siempre la cuestión de la energía fue un
problema de balanza comercial. Cuando Yrigoyen creó YPF, la Argentina importaba
energía y pagábamos con carne y trigo. ¿A quién le importábamos la energía? A
Inglaterra. ¿A quién le pagábamos con carne y trigo? A Inglaterra. ¿Qué pasó
con YPF? Se empezó a balancear ese desbalance, por lo que empezamos a tener un
diferencial a favor nuestro. Ya no necesitábamos entregar a Inglaterra tanta
carne y tanto trigo por un combustible que no importábamos.
¿Quién vuelve a poner las cosas en su
lugar para el imperio? Como todos lo deben saber, el Pacto Roca-Runciman, que
vuelve a la situación en la que nosotros importábamos energía y pagábamos con
carne y trigo, e YPF nuevamente empieza su descenso en cuanto a su producción
petrolera.
Se dicen muchas cosas intentando
descalificar una situación que fue tomada cuando correspondía y para rectificar
situaciones que claramente perjudican la posibilidad de que la Argentina siga creciendo
con el mismo ritmo de los últimos años.
Se ha dicho que en la historia
argentina hubo golpes de Estado que tuvieron olor a petróleo. En el mundo hubo
situaciones de guerra cuya causa fue el petróleo.
¿Cuál es hoy la situación
internacional? El petróleo funciona en el mundo como un commodity. El precio del petróleo no es el de la oferta y la
demanda. El 80 por ciento de las que manejan el mercado a futuro del petróleo
son empresas financieras; el otro 20 por ciento son empresas petroleras. Una de
las que maneja el mercado del petróleo a futuro es la JP Morgan y otra la Goldman Sachs. Claro, la
JP Morgan también elabora el índice de
riesgo país, y como dijo el diputado Solá, la
JP Morgan tiene acciones de Repsol. ¿Cómo
no va a aumentar el riesgo país que dictamina la JP Morgan, que tiene
acciones de Repsol, cuando la presidenta anuncia que nacionaliza Repsol? (Aplausos.)
Hay que decirlo con muchísima
claridad. Hace bastante tiempo que dejamos de comprar espejitos de colores. El
último espejito de colores que anda dando vueltas por el mundo es ese riesgo
país. ¿Cómo puede ser que España hoy tenga menos riesgo país que la Argentina? La única
explicación es que España paga y tiene un plan económico para pagar sus
compromisos financieros internacionales y poco le preocupa lo que pasa con el
pueblo español. (Aplausos.)
Esto es lo que ha pasado, pero no pasa
solamente en la Argentina,
porque la especulación financiera –lo venimos diciendo y la presidenta lo ha
dicho en cuanto foro internacional le tocó participar‑ está vinculada con la
crisis que todavía tienen la
Eurozona y los Estados Unidos. Es una crisis que empezó en el
ámbito financiero y se trasladó al ámbito económico, y hasta que el mundo y la
economía mundial no se posicionen más alrededor de la economía real y menos de
la financiera, va a ser imposible que vuelva a crecer como lo venía haciendo.
Porque la especulación financiera desbarata cualquier intento de crecimiento
económico.
Si no, pregúntenle a Obama, que
intenta recuperar a Estados Unidos de la recesión económica; pretende que
crezca económicamente pero cuando se da vuelta le aumentan el combustible, y lo
hacen por especulación financiera. Porque la verdad es que el consumo de gasolina
en Estados Unidos bajó el 10 por ciento, en la Eurozona el 20 por
ciento, y el precio del barril aumentó internacionalmente un 25 por ciento
desde diciembre del año pasado.
Hay menos demanda, hay más oferta y
hay un mayor precio. ¿Qué explicación tiene esto? La única explicación que
tiene es la especulación financiera. Nosotros teníamos una empresa que
controlaba YPF y era parte de ese juego.
Tenía puesta la mirada en el petróleo no como la tenemos que tener nosotros
los argentinos, como fuente e insumo indispensable para el crecimiento
económico, sino desde el punto de vista del mercado financiero.
Y así funcionaba. Y esa situación que
podía ser sostenible en algún momento era imposible que se siguiera sosteniendo
cuando un país crecía arriba del 7,7 por ciento anual durante los últimos años.
El mundo de los 90, independientemente de las calificaciones, es distinto al de
los 2000.
Por suerte el mundo de los 2000 es más
complicado y la Argentina
está menos complicada, pero las reglas de juego cambiaron. El diseño de los 90
no incluía una Argentina industrial; el diseño de los 90 no incluía un mercado
interno fuerte. Este diseño de los 2000 incluye una Argentina industrial y un
mercado interno fuerte. (Aplausos.)
Cuando hay mayor consumo de
combustibles en la Argentina,
cuando hay mayor cantidad de autos en la Argentina, cuando el producto bruto ha crecido
durante todo este tiempo, cuando el producto bruto industrial ha crecido por
encima de la media del producto bruto, significa que la demanda energética ha
crecido.
Hay que decir las cosas porque si no,
funcionamos con clichés. ¿Cómo se puede sostener que no hemos invertido en
energía si hemos crecido cerca del ocho por ciento promedio durante todos estos
nueve años? ¿Con qué creció el país durante estos nueve años si no fue con
energía? Invertimos en energía. Nos encontramos con una situación distinta a la
de ahora. El problema en 2003 no era la generación sino el transporte, y ahí
están los electroductos y los gasoductos, ahí está la línea Choele Choel‑Puerto
Madryn, y la línea NEA‑NOA. Pudimos cerrar el anillo de distribución de energía
en la Argentina.
Este Congreso sancionó leyes que no
eran del oficialismo sino de la oposición -como la ley de biocombustibles- para
empezar a cambiar la matriz energética de nuestro país.
Este gobierno terminó Yacyretá y la
llevó a su cota definitiva. Duplicamos la capacidad de generación de Yacyretá.
Este gobierno terminó Atucha II y
tiene centrales térmicas, y hacía años que no se hacía una central térmica en la Argentina. (Aplausos.)
Mientras esto ocurría, nuestra
principal empresa petrolera jugaba en el mercado financiero e invertía poco en la Argentina porque buscaba
otros lugares del mundo para hacerlo.
Hay que decir la verdad: YPF financió
el crecimiento de Repsol en todo el mundo. Esta es la realidad. El petróleo
argentino financió el crecimiento de Repsol en todo el mundo.
¿Por qué Repsol invertía en otros
lugares del mundo? Porque allí podía vender a precio internacional. ¿Por qué no
invertía en la Argentina?
Porque el gobierno le decía que el precio del barril no debía superar los
cincuenta o sesenta dólares. (Aplausos.)
No debía valer 105 dólares.
Entonces, ¿qué nos decía Repsol? Que
íbamos a tener desabastecimiento, y muchas veces nos desabastecía. ¿Qué más nos
decía Repsol? Que solamente debíamos refinar combustibles premium. Estas son
las cosas que nos decía Repsol. ¿Para qué? Para que llegara el momento en que,
como dijo el viceministro de Economía ante los senadores, se dejara de importar
a 105 dólares: dénnos a nosotros a 80 o 90 dólares el barril de petróleo, que
es el precio al que nosotros lo sacábamos. Esa era la ecuación y esa era la
extorsión.
Esto fue lo que nosotros vinimos a
cortar. Por eso bajaron la exploración y la explotación. Por lo tanto, el único
indicador económico que funciona en los balances de Repsol es el de utilidades.
Tiene bajo patrimonio neto porque la vaciaron y tiene baja liquidez porque la
endeudaron, pero tiene alta rentabilidad.
El plan de Repsol no era quedarse en la Argentina. Pretendían
que en algún momento YPF fuese casi una empresa residual.
Este no fue un mal negocio para Repsol
YPF. Invirtieron 13.500 millones de dólares y se llevaron más de 15 mil
millones de utilidades. Le vendieron al grupo Eskenazi 3.500 millones de
dólares y se llevaron 2.700 millones de dólares en acciones que cotizaron en
bolsa. Tuvieron casi 8 mil millones de rentabilidad. La verdad es que el
conjunto de los argentinos podría haber esperado una reacción absolutamente
distinta.
Hoy venimos a este recinto con la
convicción de que lo primero que estamos haciendo es cambiar un paradigma. A
partir de hoy en la
Argentina el petróleo deja de ser un commodity para YPF y pasa a ser el insumo básico para el
crecimiento y el desarrollo económico de nuestro país. (Aplausos.)
Entonces, este es el primer efecto que
genera este proyecto de ley: desacoplar de la timba financiera el petróleo
argentino, que se había convertido en un commodity.
Nadie va a pensar que cuando Obama critica la cartelización de las
empresas petroleras él se está “chavizando”, tal como algunos han manifestado.
Obama se defiende y ve la impotencia
que existe cuando juegan y surge la cartelización que afecta directamente al
crecimiento económico de un país. Los Estados Unidos hoy están previendo su
crecimiento económico no mediante la performance
de su sector exportador, sino fortaleciendo el mercado interno. Si aumenta la nafta, se le reduce su mercado
interno; ésta es la realidad.
Entonces, tenemos la posibilidad de volver
a andar un camino de soberanía. Lo han
dicho algunos diputados y lo quiero reafirmar.
El artículo 1° del proyecto es tan importante como el que declara de
utilidad pública a YPF y sujeto a expropiación el 51 por ciento de sus
acciones.
Declaramos de interés público la
exploración, explotación y comercialización de hidrocarburos en la Argentina. También declaramos como de
interés público el autoabastecimiento energético. Entonces, todas las empresas petroleras que
funcionan en la Argentina,
YPF y el resto, tendrán que cumplir con ese objetivo de interés público, que es
garantizar el autoabastecimiento de la energía en el país. (Aplausos.)
Algunos nos preguntan cómo fue que no
controlamos. Teníamos una empresa donde el director del Estado representaba una
acción y no había ningún mecanismo regulatorio. Lo explicó también el
viceministro de economía: para controlar una empresa de la magnitud de YPF
había que tener casi otra YPF. Nosotros
nos estamos metiendo dentro de la principal empresa petrolera argentina para
empezar a cambiar el paradigma del crecimiento.
Los desafíos que se le presentan a la Argentina son enormes,
pero maravillosos en cuanto a la posibilidad de que nuestro país siga creciendo
en el marco de un continente que también lo está haciendo. Aspiramos a poseer un lugar relativo en el
mundo más importante que el que hemos tenido en los últimos treinta o cuarenta
años.
Para eso debemos cuidar cada una de
las cosas que tiene la
Argentina. No llegamos
a esta decisión simplemente por una decisión que tomó la presidenta, sino
porque hemos construido un país en ese sentido.
En 2003 hemos tratado de que los argentinos sintieran que podían vivir
de una manera distinta, después del sueño colectivo de los años 90, que se
basaba en el individualismo. Nosotros
hemos intentado construir el sueño colectivo de los años 2000, consistente en
que todos juntos podamos organizar lo que el país necesita para seguir
creciendo.
Uno de los grandes méritos de nuestro
gobierno es haber reconstituido el Estado.
Es cierto lo que muchos compañeros dijeron sobre lo que pasaba en la
década de 1990. Hoy nadie piensa en el
Estado opresor o deficitario.
A los que se asustan por los
controles, les digo que no es la primera empresa que estatizamos. ¡Tráiganme una denuncia de corrupción en el
Correo, en Aysa o en Aerolíneas! ¡No hay
ninguna denuncia de corrupción sobre los funcionarios que estuvieron al frente
de cada una de esas empresas! (Aplausos.)
Entonces, estamos considerando un
proyecto de ley cuyo primer título habla de la declaración de interés público
de los hidrocarburos, mientras que el segundo se refiere a la participación de
las provincias en el Consejo Federal de Hidrocarburos.
No es una cuestión menor. Volvemos a hacer, con el Estado argentino y
las provincias, un organismo que planifique los objetivos de la producción
hidrocarburífera de la
Argentina en los próximos años.
El tercer título habla específicamente
sobre YPF y su nacionalización. Hemos
decidido dejar a YPF dentro de la órbita de la ley de sociedades
comerciales. No queremos una YPF pesada
e incapaz de competir en un mercado tan competitivo como el petrolero. La
queremos dejar en el lugar de sociedad anónima para que sea ágil, no dé pérdida
y siga siendo una empresa privada con participación estatal, pero
fundamentalmente para que persiga los objetivos que estaba señalando recién.
YPF es la principal empresa argentina.
El otro día escuchaba al ministro de Ciencia y Tecnología, quien fue invitado
por la señora diputada Giannettasio a exponer ante la comisión. En esa
oportunidad, decía que las dos grandes empresas multinacionales Motorola e IBM
tienen un presupuesto más elevado en ciencia y tecnología que todos los países
de América Latina en conjunto.
No podemos desperdiciar la oportunidad
de que YPF ponga su rentabilidad en dividendos no para los dueños de la
compañía sino para generar más inversión, investigación, desarrollo, ciencia,
tecnología, capacitación, exploración y explotación. Eso es lo que queremos
hacer de YPF. (Aplausos en las bancas y
en las galerías.)
Para finalizar, voy a leer una frase de Raúl Scalabrini Ortiz, que
nos identifica a todos. Decía: “Desalojemos de nuestra inteligencia la idea de
la facilidad. No es tarea fácil la que hemos acometido. Pero es tarea ingrata.
Luchar por un alto fin es el goce mayor que se ofrece a la perspectiva del
hombre. Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir. Se lucha con la gleba
para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para transportar de un
extremo a otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha con la pluma. Se
lucha con la espada. El que no lucha, se estanca, como el agua. El que se
estanca se pudre.”
El 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner
asumió la Presidencia
de todos los argentinos. (Aplausos.) En
ese sillón dijo que venía a ofrecer un sueño para construir un país distinto,
entre todos, y eso fue lo que hicimos siempre, yendo hacia adelante y superando
cada una de las dificultades.
Los primeros meses de Néstor no fueron
fáciles. Tuvo que vencer a la corporación militar que quería la consagración de
las leyes de la impunidad. (Aplausos en
las bancas y en las galerías.)
Con el 22 por ciento de los votos tuvo
que hacer uso de la cadena nacional para pedir a los jueces de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación
que formaban parte de la mayoría automática, que se fueran.
También tuvo que decir al Fondo
Monetario Internacional que no seguiríamos más sus recetas económicas ni
aumentaríamos las tarifas de las empresas privatizadas. Debimos renegociar con
dignidad la deuda que no habíamos asumido nosotros, con el apoyo de algunos y
el escepticismo de la mayoría.
Después vino Cristina. El otro día
pensaba mientras la presidenta estaba en el acto de Vélez, qué distinto es este
abril al de 2008. El 1° de abril de 2008, en la Plaza de Mayo, la presidenta
celebraba un acto con todos nosotros. Ese día, Clarín nos recibía con un dibujo de la presidenta de la Nación con una marca en la
boca para que no hablase. El dibujo era de Sabat. En ese lugar, la presidenta
dijo que ese era un mensaje mafioso; no se trataba de un reclamo de un sector
por una medida económica sino de la actitud de los generales mediáticos que se
posicionaban y pretendían condicionar al gobierno recientemente asumido. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
Siempre fuimos por más. Todos sabemos
cómo terminó esa historia; pero al poco tiempo la presidenta dijo a los
argentinos que quería que el ahorro previsional dejaran de manejarlo algunos
para empezar a ser manejado por el Estado en beneficio de todos. Y
nacionalizamos las AFJP, una de las herencias perversas que nos dejaron. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
Gracias a la nacionalización de las
AFJP pudimos generar la ley de movilidad jubilatoria que permite actualizar el ingreso
de nuestros jubilados dos veces por año. Nos decían que el índice habría de ser
de 1,5 o de 2,5 puntos, pero la verdad es que los ingresos de los jubilados han
crecido enormemente durante todos estos años a partir de la sanción de esa ley.
Y fuimos a las elecciones de 2009,
pero no nos fue como esperábamos. Ahí se encontraban los de siempre, los que
creían que estábamos terminados, aquellos que pensaban que nuevamente el poder
corporativo tenía que hacerse cargo del gobierno. Y la presidenta respondió con
la ley de medios, que el Congreso debatió y sancionó. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)
Entonces, señor presidente, en cada
una de las situaciones y circunstancias sabemos que tenemos que ir hacia
adelante. No somos como agua de estanque; no nos quedamos quietos, no queremos
pudrirnos. Nos subleva un pobre, un necesitado, un desocupado, pues están en
cada una de las decisiones que tomamos. (Aplausos
en las bancas y en las galerías.)
Estamos convencidos de que la Argentina tiene un
futuro próspero que engloba a todos. Los partidos políticos opositores no son
nuestros enemigos. En el año 2009 dije acá, en este recinto, que la
contradicción de la política argentina era “política versus corporaciones” y no
“oficialismo versus oposición”; que teníamos que construir una política capaz
de disciplinar al poder corporativo; que la política, desde cualquier lugar,
piensa por el interés general; que las corporaciones piensan en su propio
interés; que para nosotros, la
Argentina es la patria y no una factoría. (Aplausos prolongados en las bancas y en las
galerías. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador.)