jueves, 25 de octubre de 2012

Hombre Porfiado

25 de octubre



"Poco valía, en Colombia, la vida de un hombre. La de un campesino, casi nada. Nada valía la vida de un indio, y la vida de un indio rebelde, menos que nada.
Sin embargo, inexplicablemente, Quintín Lame murió de viejo, en 1967.
Había nacido en este día de 1880, y había vivido sus muchos años preso o peleando.
En el Tolima, uno de los escenarios de sus malandanzas, fue encarcelado ciento ocho veces.
En las fotos policiales aparecía siempre con los ojos en compota, por los saludos de entrada, y la cabeza rapada, para quitarle fuerza.
Los dueños de la tierra temblaban al escuchar su nombre, y está visto que también la muerte le tenía terror.
Hombre de hablar suavecito y gestos delicados, Quintín caminaba Colombia alzando a los pueblos indios:
-Nosotros no hemos venido, como puercos sin horqueta, a meternos en sembado ajeno. Esta tierra es nuestra tierra- decía Quintín, y sus arengas eran clases de historia. Él contaba el pasado de aquel presente, el porqué y el cuándo de tanta desdicha: desde el antes, se podía ir inventando otro después."
de: Eduardo Galeano

LA YAPA palabras de Quintín Lame
“Pero yo debo defender a capa y espada la Conciencia Nacional que es un parque glorioso donde se ha escapado el indígena hasta hoy de nuestros enemigos perseguidores de nuestros bienes, etc; allá está la inteligencia de Don José María Mallarino y de Don José Manuel Pontón en el año de 1906 y también la inteligencia del Papa San Pioquinto a favor de los Resguardos Indígenas en el Valle de Poenza hoy Popayán en el punto denominado “Los Cerillos”, sentencia que se encuentra en el tomo VI Tierras del Cauca, historia que está guardada en el Archivo Colonial de esa ciudad; allá está la defensa de los indígenas de Fray Bartolomé de las Casas ante las Cortes de España; ahí está el pensamiento de defensa del libertador Simón Bolívar a favor de los indígenas de Pasto cuando le escribió una hermosa carta al candidato que iba a tomar el puesto de Calibío que acompañaban al Capitán Cabal en el punto de Piendamó contra el bravo Sámano; pero hoy no se encuentra en Colombia una estatua de un Atahualpa, de un Bochica como se encuentra en las demás Repúblicas hermanas; porque en Colombia ha sido y es la mansión del odio y la envidia contra el indígena, pues son enemigos algunos cleros de mis campañas, de mis actuaciones; me refiero al folleto que publicó el R.P. Gonzalo Vidal titulado con el nombre de “Camisa de once varas”, en el Departamento del Cauca distrito de Popayán; pero yo le di contestación respetando la autoridad espiritual que tiene un sacerdote; esto fue en el año de 1914; razón por la cual trató de negarse a darme una declaración en 1918 el mismo sacerdote, pero yo recurrí al Superior. Allá está la defensa del doctor Miguel Abadía Méndez a favor mío cuando pidió ante las Cámaras legislativas el doctor Guillermo Valencia me desterraran de Colombia; allá está la defensa de Colombia que le ofrecí al primer Magistrado ante el Palacio de la Carrera doctor Olaya Herrera para salir espontáneamente con cinco mil indios a castigar el invasor en las fronteras Amazónicas general Sánchez Cerro, y que yo deseaba era ir personalmente a presentar mi espada contra el invasor dirigiendo esos cinco mil muchachos, flotando con heroísmo las sienes de nuestra Patria con la bandera tricolor, en la forma que me tocó en la invasión en las fronteras del Ecuador con Colombia con el general Avelino Rosas en el año de 1903 a 1904, yo era del Batallón Calibío; después del Combate tomé la trencilla de teniente ayudante, yo iba al mando del Coronel y militar Bernal, siendo yo sargento segundo; pero la historia no dice nada y absolutamente nada motivó a la cobardía del historiador o la envidia de éste.

Los combates en donde se presentaron quisiera yo citarlos, pero me reservo para no sembrar la desconfianza en el corazón de los míos, y que mañana sin distingo de colores sean los nobles gigantes para castigar al atrevido invasor que viene a ultrajar a Nuestra Madre Patria.”

Texto tomado del libro "En defensa de mi raza" de Manuel Quintin Lame
Publicaciones de la Rosca. Bogota, 1971