sábado, 23 de mayo de 2009

25 DE MAYO: LA ALTERNATIVA DE LA HORA, EL PROYECTO NACIONAL Y POPULAR


Desde la historia es importante establecer conexiones entre el ayer y el hoy, fundamentalmente para entender el presente. Por eso en esta es una fecha tan especial, porque fue el 22 de mayo de 1810 cuando se reunió un Cabildo abierto para analizar qué destino se daría a la Patria. Y, justamente hoy quiero invitarlos a analizar brevemente cómo pensaban la patria los diferentes sectores sociales en la sociedad colonial, cada uno de acuerdo a sus intereses, y a qué se referían cuando hablaban de Patria.
Recurriré a palabras del teólogo y filósofo brasileño Leonardo Boff quien dice que cada punto de vista es la vista desde un punto, es decir que cada uno interpreta la realidad desde el lugar en que uno habla, desde donde los pies pisan. Es que las palabras se refieren a situaciones, a inquietudes, objetivos, cambios que se anuncian y que adquieren un significado en la realidad, pueden ser un problema a resolver, una idea o un objetivo imaginado a alcanzar. Entre la palabra y su contexto se establece una relación y una dirección hacia la que se pretende ir.
En la Buenos Aires colonial, la sociedad se encontraba dividida, a grandes rasgos, de la siguiente manera: españoles y criollos.
- Los españoles se dedicaban a actividades comerciales o eran funcionarios del gobierno español en América.
- Los criollos también denominados españoles americanos, eran hijos de españoles nacidos en estas tierras, podían ejercer actividades comerciales pero no tenían permitido ocupar funciones de gobierno, es decir, no decidían, no podían tomar decisiones pensadas por ellos y para ellos, sino recibir las que les imponían desde el exterior, es decir, desde España. Este sector contaba con el acompañamiento de otros sectores a los que Norberto Galasso denomina populares, que estaban constituidos por orilleros (chacras), sectores labriegos, pequeños artesanos, gauchos, aborígenes.

En tanto que los españoles se habían enriquecido mediante la práctica del comercio, y eran “la parte sana y principal” de la sociedad, algunos de sus apellidos se perpetuaron a través de la oligarquía argentina. Recordemos: los Martínez de Hoz, Pinedo, Álzaga, Santa Coloma, Sáenz Valiente… que fueron dueños de esclavos y estuvieron vinculados a los privilegios del poder. Este sector pensaba una Patria cuya capital estaba en el exterior, y pensaban en construir un país pensado mas para los intereses de sectores externos que para los de estas tierras.
Del otro lado, estaban los criollos, divididos entre los que se dedican al comercio, eran nativos de esta tierra pero vinculados al contrabando y al capital inglés y querían la revolución que les permitiera el libre comercio con los ingleses, y los que deseaban concluir con el gobierno español pero tenían un proyecto que era lograr un gobierno representado por los mismos criollos. Entre estos últimos destacaron Mariano Moreno, Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Juan José Paso, quienes contaban con el apoyo de sectores de menores ingresos conocidos como “Los Chisperos”, “La Legión Infernal”, o “los manolos”, alguna fuerza popular, de base, y de profundos militantes como French, que era el cartero de la ciudad, y Berutti, que era empleado de la Tesorería del Gobierno. Se destacaban también: Agustín Donado, de profesión gráfico, que se desempeñaba en la imprenta oficial; Buenaventura de Arzac que para los registros oficiales “no es nada”, Francisco “Pancho” Planes, abogado revolucionario, Felipe Cardoso, Vicente Dupuy, Francisco Mariano de Orma y otros, todos ignorados por la Historia Oficial y por los informes oficiales -del virrey y de la Audiencia-. A todos estos sector populares se los consideraba como “la chusma”, eran lo opuesto a la parte “sana y principal”, la del poder.
También es necesario recordar que algunos sacerdotes como Alberti, Grela y Aparicio apoyaban a este grupo. Pero la máxima movilización y profunda tarea revolucionaria quedó en manos de la militancia, fundamental en los sucesos que desembocaron en el Cabildo Abierto del 22 de mayo.
Ese día destacaron las figuras de French y Berutti, quienes
incluso participaron en la reunión del Cabildo Abierto utilizando invitaciones falsas que les “fabricó” Donado en la imprenta de Expósitos. Pero también fueron ellos quienes formaron piquetes (populares) en las esquinas del Cabildo impidiendo el ingreso de algunos que se sabía contrarios a la revolución nacional y popular.
También fue esa militancia la que se movilizó contra la Junta que el día 24 desoyó la voluntad general, expresada el 22 de mayo de 1810 en el Cabildo Abierto y por la cual debía cesar la autoridad del Virrey y se formaría un gobierno propio. Cuando la reacción contrarrevolucionaria volvió a colocar al Virrey Cisneros al frente de la Junta, utilizando hasta la represión para conseguirlo, fueron French, Berutti, Planes y otros quienes ingresaron a la planta alta del Cabildo y exigieron por la fuerza –cuchillos y trabucos en mano- que la designación de la Primera Junta se hiciera de acuerdo a lo votado. Son nombres para recordar: Antonio Luis Berutti, Domingo French, Manuel Alberti, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Tomás Guido.
Fue este grupo que llevó adelante la Revolución. Sabían de antemano las intenciones de los ingleses por lo que el acercamiento hacia ellos tuvo en carácter comercial y hasta tanto se consolidaran otros aspectos, porque había que resolver la Nación.
Fue este sector el que dio los primeros pasos para pensar la Patria con los pies puestos en esta tierra, tratando de darle una forma que conciliara los diferentes intereses y que se encaminara, seis años después, hacia la independencia.
El próximo año se cumplirá el doscientos aniversario de este movimiento que marcó la diferencia de sectores. Los que vivían a costa de las riquezas de la tierra y no les importaba seguir ganando, no les importaban los costos económicos, sociales y políticos sino cuando afectaron sus intereses establecidos. Esos sectores panzistas, los que piensan corporativamente con su bolsillo, los que dejaron las crías que siguieron acumulando riquezas pensando el país desde el exterior. Y los otros, los que pensaron el país desde donde pisaban sus pies, pensando la posibilidad de un modelo de gobierno propio, que chocaba con los sectores de grandes privilegios. Un proyecto que planteó una sociedad y un país pensado en argentino, y una vez moldeado, avanzar hacia una mas justa distribución de esa riqueza de la que se habían venido enriqueciendo los sectores privilegiados.
Las dos líneas se internan en nuestra historia llegando hasta hoy. Están los herederos y defensores de intereses y privilegio, cuya única preocupación es volver a ser "la joya mas preciada de la corona" (como durante la década infame), y otros, buscando profundizar la potencialidad del parís, redistribuir el ingreso, incluir a los argentinos en un proyecto nacional y popular.
Y ESTA ES LA ALTERNATIVA DE LA HORA.