"En los últimos dos siglos han sido decapitadas cuatrocientas setenta montañas de la cordillera norteamericana de los Apalaches, así llamada en memoria de los nativos de la región.
Los indígenas fueron despojados porque habitaban tierras fértiles.
Las montañas fueron vaciadas porque contenían carbón"
de Eduardo Galeano
LA YAPA
la realidad de tantos países que poseen en su subsuelo riquezas ambicionadas por las grandes corporaciones...
ver blog http://geohistoricos.blogspot.com.ar/2010/05/apalaches-la-riqueza-y-pobreza-del.html
Los Apalaches, una de las cadenas montañosas más antiguas del Mundo, escenario de la expansión colonizadora de Estados Unidos; posee enormes riquezas mineras. Sin embargo, sus habitantes deben enfrentar difíciles retos ambientales en una región que mantiene todavía elevados índices de pobreza y un considerable atraso respecto del resto del pais.
Geologicamente, los Apalaches se originaron en la era paleozoica. La extensa cadena montañosa, alguna vez con la altura del Himalaya, ha sido desgastada a través de sus millones de años de historia geológica. El río Hudson los divide en dos: los Apalaches Septentrionales, originados en la orogenia caledónica intensamente afectados por la erosión glaciar; y los Apalaches Meridionales, de origen hercínico, afectados por la acción del viento, las lluvias y los ríos. Juntos, se extienden a lo largo de 3.200 km, desde New Brunswick hasta Alabama.
Poblados primitivamente por agricultores iroquees en el norte y cazadores-recolectores creek, seminolas, apalaches, alabamas en el sur; con la llegada de los europeos comenzó la masacre y desplazamiento de los pueblos: Españoles desde el sur, franceses e ingleses en el norte. Posteriormente llegarian los colonos, que se establecerían en las laderas desiertas. La constante ocupación del espacio ha dejado una intensa modificación del mismo, especialmente en los últimos 200 años.
El carbón mineral es la riqueza más importante de los Apalaches, que producen un tercio del total del país. La producción se destina principalmente a la generación de energía eléctrica, la industria siderúrgica y a la exportación. Estados Unidos posee las reservas más importantes del mundo, suficientes para 225 años al ritmo actual de producción.
Además de ser un recurso agotable, el carbón es también altamente contaminante. Las plantas depuradoras y las centrales eléctricas generan importantes cantidades de dióxido de carbono, sulfuros, óxido nitroso y mercurio. El Co2 es el principal de los gases de invernadero, el azúfre se mezcla con el O2 del aire para formar dióxido de azufre que en contacto con el agua produce lluvia ácida. El mercurio, por su parte, arrojado a los cursos de agua, se incorpora a la cadena alimentaria y se acumula en peces y puede eventualmente llegar al hombre y producir graves enfermedades.
En los últimos años, la industria del carbón ha incrementado notablemente su producción mediante el empleo explosivos y maquinaria pesada para la explotación mediante el “mountaintop removal minning”, método que consiste en demoler montañas enteras para extraer el mineral y luego “tapar” los inmesos hoyos para permitir la reforestación. Sin embargo, no siempre se respetan las normas ambientales y el resultado del “descabezamiento” de las montañas es la destrucción del bosque nativo, la contaminación de cientos de cursos de agua y la destrucción de las comunidades de Appalachia.
La calidad de vida ha mejorado en las últimas cuatro décadas gracias a la ayuda por parte del gobierno federal que aportó carreteras, agua potable, servicios educativos y capacitación laboral. Sin embargo, la pobreza continua siendo alta en el centro de la región: Kentucky, Tennessee, Virginia y West Virginia sufren problemas de empleo, falta de agua corriente o cañerias adecuadas, casas precarias, techos caídos, instalaciones eléctricas deficientes, calles de tierra, etc. El índice de pobreza en los 90' era del 27 por ciento, frente al 13,1 de la media nacional.
Los condados cuyas economías tienen una fuente dependencia del carbón son los que registran más altos índices de pobreza, problemas de empleo, exceso en el consumo de drogas y menores índices educativos. La riqueza del carbón no se refleja en el desarrollo ni en la calidad de vida de los habitantes de la región.
Hasta la década de 1950 la explotación minera se organizaba a partir de los campos de carbón “coal camps”. Allí la compañía controlaba todos los aspectos de la vida de sus trabajadores. Eran duenas de sus viviendas, de las escuelas, hospitales y hasta de los almacenes en que compraban sus alimentos. Los sueldos eran pagados en bonos que solo podían ambiarse en los negocios de la compañía. A partir de entonces, los gremios permitieron la incorporación masiva de maquinarias a la producción y las compañias cambiaron sus métodos de producción, paando de la explotación en túneles a la de cielo abierto. Para las compañías el preceso determinó un aumento enorme de la producción y una fuerte concentración, ya que las más pequeñas fueron incapaces de adquirir la tecnología y competir. Para la gente, significó desempleo, emigración y pobreza. Cerca del 70 por ciento de los mineros subterráneos perdió su empleo y un 32 % de la población dejó su lugar de residencia en el centro de Appalachia a partir de los años 60'.