lunes, 8 de diciembre de 2008

BOTELLA AL MAR Nº 30 AGUSTÍN TOSCO

" Yo no me planteo cómo tendré que morir, creo que mi fin será consecuente con mi lucha, no sé en qué circunstancia. Lo importante es morir con los ideales de uno. Ahora, no me gustaría morir habiendo traicionado a mi clase".



Agustín Tosco nació en Coronel Moldes, Córdoba en mayo de 1930. Contaba 18 años cuando empieza a trabajar en Luz y Fuerza, en el taller electromecánico.
A lo largo de su vida demostró una profunda identificación con los conflictos sociales y dedicó mucho tiempo a lecturas que le permitieron construir sus conocimientos gremiales. En la escuela aprendió conceptos, de la vida nació su vocación por los otros, por la defensa de los derechos de los trabajadores y su ética. Su convicción militante retratada por Vicente Zito Lema cuando anota que: “Símbolo del Cordobazo ¬ una de las mayores gestas populares del siglo¬, prisionero de las dictaduras, ejemplo aun en el cansancio, en la desorientación o en la peor desventura, colocando al servicio de los demás un enorme coraje personal y esa férrea voluntad con que se transforma la realidad. Veía el socialismo como un camino para la construcción del hombre nuevo y la nueva sociedad. Como pocos luchó para que así fuera. Tuvo la pasión de los convencidos, la fraternidad de los justos y alcanzó, sin dejar de ser nunca un trabajador, el más alto grado de conciencia crítica que en su tiempo se pudo lograr. Mirándonos en él, nadie se animará a pensar que la clase obrera argentina come vidrio. La conversación había entrado en lo personal y dio pie a la última pregunta, pertinente para aquellos tiempos donde los destinos trágicos se habían convertido en una cotidianeidad: ¿cómo quisiera morir y cómo no quisiera?. Contestó casi sin respirar, pareció que las palabras las tenía siempre en la punta de la lengua: "El marxismo dice que la muerte es necesaria. Yo no me planteo cómo tendré que morir, creo que mi fin será consecuente con mi lucha, no sé en qué circunstancia. Lo importante es morir con los ideales de uno. Ahora, no me gustaría morir habiendo traicionado a mi clase".
Sus condiciones personales lo hacen sobresalir como conductor, ya como presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela Presidente Roca en la ciudad de Córdoba, mas adelante subdelegado en Luz y Fuerza, luego delegado, Secretario del cuerpo de delegados, llega a la conducción y mas tarde Secretario gremial de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLYF).
La “revolución libertadora” que se ocupó de “disciplinar” toda disidencia gremial particularmente las provenientes del peronismo pero también de todo sector combativo, lo inhabilitó hasta 1957. En este último año participó de la huelga que paralizó Luz y Fuerza y terminó en la cárcel.
El plan económico de Adalbert Krieger Vasena precipitó al movimiento obrero a la calle en lo que constituyó una muestra de fuerza impresionante por las calles de Córdoba. El “Cordobazo” fue una severa demostración de un movimiento obrero cohesionado por encima de las diferencias ideológicas, pero unitario en cuanto al objetivo claro de decirle NO al funesto régimen de facto. Las medidas de Krieger Vasena atendían a la destrucción de la industria nacional.


Desde la cárcel denunció claramente desde prisión: “Somos prisioneros del sistema que aún impera en nuestro país y rehenes de la dictadura que lo agobia […] Los prisioneros de Luz y Fuerza, como los demás detenidos, hemos mantenido y mantendremos permanentemente en alto la dignidad personal que se liga indisolublemente con la dignidad del gremio y del Movimiento Obrero.
No hemos claudicado nunca en la constante lucha contra la dictadura ni claudicaremos jamás aún cuando las puertas de la cárcel no se abran para nosotros. Las grandes consignas de la Justicia Social y de la Liberación Nacional han adquirido mayor valor para nosotros. Si antes las sentíamos y comprendíamos, hoy son parte indisoluble de nuestra conciencia y de nuestra doctrina sindical.
2) Rendimos una vez más un profundo homenaje a nuestros mártires, Santiago Pampillón, Hilda Guerrero de Molina, Cabral, Bello, Blanco, Mena y a aquellos que por nuestra situación no conocemos sus nombres. A los que cayeron bajo la represión brutal de la dictadura, un recuerdo sagrado y la seguridad histórica, de que los sectores del privilegio y de la reacción no podrán detener jamás el avance de los pueblos por más crímenes que cometan, por más ciudadanos que encarcelen, por más persecuciones y atropellos que consuman.
3) Ratificamos nuestro repudio a todos los elementos participacionistas que en esta oportunidad también habrán “participado” de la represión dictatorial; a los simuladores, a los oportunistas, a los débiles de espíritu a los que se niegan así mismos, a los que se salvan pasándose en complicidad o por omisión a la vereda de enfrente. A nosotros nos condena la injusticia y la arbitrariedad. A ellos los condena la verdad del Pueblo. Preferimos toda la vida la prisión con el respeto de nuestros compañeros, que la libertad con su repudio, como les sucede a los partipacionistas.
4) Tenemos una inmensa fe en que el Pueblo triunfará. Que deberá normalizarse institucionalmente el país. Que la voluntad soberana del Pueblo determine quién y cómo gobernar. Para ello la unidad combativa del Movimiento Obrero, del estudiantado, de los sacerdotes progresistas, de las fuerzas civiles y militares patrióticas, de todos los hombres y mujeres argentinos, es un factor de fundamental importancia. El neofascismo comunitarista, caerá inexorablemente aplastado por la conjunción de los esfuerzos inspirados en los sentimientos y pensamientos nacionales, populares y progresistas. La misión de cada uno es construir ese destino, al que la absoluta mayoría del Pueblo aspira.
5) La férrea Unidad del Gremio debe continuar como hasta ahora y si es posible fortalecerla aún más. Ésta que padecemos, es una sanción más de las tantas que nos aplicaron a Luz y Fuerza y que caen simultáneamente sobre tantos hombres e instituciones que luchan por el reconocimiento de sus derechos.
Nos han dicho invocando a la Patria, que somos todos argentinos. Sabemos que es así formalmente, pero que hay una realidad más esencial; la mayoría de los argentinos quieren y defienden su Patria; una minoría privilegiada y reaccionaria, reniega de la misma, la vende o la entrega.
6) Todo lo que de constructivo pueden aportar para consolidar la dirección del Gremio, deben darlo nuestros compañeros. Sabemos que así será porque estamos convencidos de lo permanente de esa frase que es patrimonio de la CGT de los Argentinos. “Es preferible honra sin Sindicatos, que Sindicatos sin honra”. Los Sindicatos no son uno o cien edificios, los verdaderos Sindicatos son un conjunto de Compañeros unidos por el gran ideal de Justicia y de redención humana. Lo demás viene por añadidura.
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10) Nuestra libertad tiene relativa importancia. Todas las preocupaciones y esfuerzos deben dirigirse fundamentalmente a erradicar el régimen que oprime al país. A reconquistar los derechos sindicales conculcados. A lograr un reconocimiento integral de los derechos humanos. En eso estuvimos todos y en eso debemos proseguir.
En la acción por concretar esos ideales nos mantenemos. La cárcel aprisiona nuestros cuerpos, pero el espíritu es libre y con su solidez se derrota a los tiranos….
Un afectuoso saludo y un gran abrazo para todos los compañeros de Luz y Fuerza de Córdoba AGUSTIN J. TOSCO.” .
Tosco sufrió encarcelamientos en diversas oportunidades, siempre vinculados con su actividad en defensa de los trabajadores. Fue así que lo encarcelaron en Rawson, en Devoto. En la década de 1970 fue llevado a prisión a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
Osvaldo Bayer aporta que perseguido y amenazado durante el gobierno de “Isabel”. En octubre de 1974 se intervino el sindicato de Luz y Fuerza y Tosco pasó a la clandestinidad, amenazado y perseguido, pero además enfermó sin que pudiera acceder a un hospital debido a que si lo encontraban lo iban a matar. Algunos amigos médicos arriesgaron su vida para atenderlo. Así, en la clandestinidad, murió el 5 de noviembre de 1975.
La coherencia de su pensamiento y sus acciones queda plasmada en estas palabras: -¿Qué objetivos persigue como dirigente y como hombre?
"-Hago lo que hago porque quiero a la justicia. Si bien yo nací en una familia de pequeños propietarios y no he experimentado la injusticia que sufre tanta gente, tantos trabajadores, sé que no sólo lucha contra ella quien la padece, sino también quien la comprende. Claro que la represión la hemos sufrido nosotros también. Pero lo fundamental es que todos los que tenemos un concepto de justicia y equidad, debemos luchar para construir una nueva sociedad que permita al hombre salir de la enajenación a que lo conduce este sistema que afecta hasta el derecho de vivir. La mortalidad infantil, el analfabetismo, la deficiencia sanitaria, la falta de vivienda son parte de este sistema injusto.
-¿Cómo llegó a estas convicciones? ¿Estudiando?
-Sí, a través de la lectura. Yo estudié en la escuela primaria y luego hice un curso de cuatro años en una escuela técnica. Más tarde, tres años en la Universidad Tecnológica, donde me recibí de electrotécnico. Por lo demás, leí lo que cayó en mis manos: José Ingenieros, fundamentalmente, y también novelas y ensayos sobre los problemas del movimiento obrero.
-¿Es difícil lograr coherencia entre lo que uno piensa y lo que uno hace?
-Es difícil, si más aún en este tipo de sociedad cuando nosotros pretendemos tener una moral que no sea la típica de esta sociedad, nos encontramos permanentemente con esta tabla de valores, que pretende colocar a toda la población bajo su imperativo. Ahora es difícil, pero no imposible. Llevar a la práctica las ideas de uno requiere un esfuerzo, pero mucha gente lo hace."
SOBRE EL CORDOBAZO. SU TESTIMONIO
La instauración del Estado de Sitio; la intervención a sindicatos; la prisión a disposición del Poder Ejecutivo de cientos y cientos de personas; el injusto castigo de ira disciplinaria, disponiendo la cesantía de numerosos trabajadores, constituyeron una realidad insospechada para nosotros y para el pueblo.
Sin embargo el régimen que se arrogó, sin ningún tipo de mandato, la representación popular; el régimen que usurpó el poder, en lugar de resolver siquiera, los más mínimos problemas del país, instrumentó una política reaccionaria al servicio de los intereses oligárquicos y antinacionales y en contra de todo lo que los argentinos quieren.
Nosotros hemos visto y vivido lo que sucedió en Córdoba. Hemos visto a miles y miles de hombres, mujeres y jóvenes que, sin temer salieron a la calle a gritar su vibrante protesta. Hemos visto verdaderas mareas humanas que reclamaban justicia, libertad y democracia, los hemos visto actuar con valor, decisión y firmeza incomparables... ¿Qué exigía ese Pueblo en lucha?. Exigía respeto a su soberana voluntad; exigía la normalización institucional, para que el Gobierno fuera elegido por decisión de la mayoría de la población, sin persecuciones para con las ideas y doctrinas de ningún argentino. Exigía que se aumentaran los salarios en un 40 %, que era lo que había crecido el costo de la vida. Exigía el respeto al derecho de asociación, reunión y libre expresión. Exigía la defensa del patrimonio nacional, absorbido, cada vez más, por los monopolios extranjeros. Exigía la creación de nuevas fuentes de trabajo, para eliminar la desocupación que trae miseria y desesperación a los hogares. Exigía la reincorporación de los cesantes y el levantamiento de las sanciones por haber hecho uso del derecho constitucional de huelga. Exigía la anulación de la política de racionalización en las empresas del Estado y del desconocimiento de derechos contractuales de las empresas privadas. Exigía una Universidad abierta a las posibilidades de los hijos de los trabajadores y consustanciada con los intereses del país. Exigía la eliminación de las quitas zonales, que reducen las remuneraciones de los obreros por el sólo hecho de vivir en el interior del país. Exigía la restitución del sábado inglés, que disminuyó los salarios en más del 9 % y aumentó la jornada laboral.. Todas estas cosas y muchas más, exigía el pueblo, cansado de peticionar ante los sordos oídos del Gobierno. Cansado de que se prohibieran y disolvieran violentamente sus actos y manifestaciones. Cansado de ser atropellado y escarnecido. Ya el 16 de mayo en Córdoba se cumplió un extraordinario paro general de 24 horas. El 29 y 30 de Mayo se cumplirían otro paro general de 37 horas, con actos públicos, en demanda de soluciones.
Antes de la media hora de marcha, desde las fábricas a la ciudad, las fuerzas represivas ya habían asesinado a un compañero de Mecánicos, y comenzaron a atacar a los trabajadores y estudiantes con saña digna de invasores bárbaros.
Toda la responsabilidad de lo ocurrido cae, inexorablemente, sobre las fuerzas de represión y los Gobiernos Provincial y Nacional, que lo ordenaron. De nada puede culparse al pueblo que salió a defender sus derechos y los defendió con sus tres armas fundamentales: la razón, la verdad y la justicia.
Una de las consecuencias de la represión de la Dictadura, son los trece prisioneros de Rawson; los 11 de Neuquén y los 7 de Córdoba. Todos juzgados y condenados por Consejos de Guerra, en forma injusta y arbitraria, sin una posibilidad adecuada de defensa.
Si bien estamos muy lejos de Córdoba, no podemos sentirnos menos que orgullosos de todos los compañeros de Trelew y Rawson. La inmediata constitución de una Comisión de Solidaridad que visitó la cárcel, en misión fraternal, e hizo llegar importantes provisiones a nuestros presos y que trabaja infatigablemente para solucionar todos los problemas que padecen y que los visita todos los días Domingos, ha demostrado que la unidad, el compañerismo y la solidaridad son virtudes imprescindibles de la clase trabajadora. Por más que existan dirigentes claudicantes, conciliadores y participacionistas.
Cárcel de Rawson, 13/julio/1969