sábado, 5 de mayo de 2012

Sesiones de mayo 2012: EXPROPIACIÒN DE LA TENENCIA ACCIONARIA DE REPSOL YPF S.A. SOCIEDAD ANÓNIMA



3/5/2012 -

-       la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los tres días del mes de mayo de 2012, a la hora 10 y 10:
 

expropación de la tenencia accionaria de repsol ypf s.a.

Sr. Presidente (Domínguez).- Continúa la sesión.
          Prosigue la consideración en general del dictamen de mayoría recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado, por el que se declara de interés público nacional y objetivo prioritario de la República Argentina el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la exploración, explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos. (Orden del Día Nº 288, expediente 29-S.-2012)

Aquí ORDEN DEL DÍA Nº 288

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Jujuy.

Sra. Bernal.- Señor presidente: el presente proyecto de ley instala dos cuestiones de relevancia geopolítica: el concepto de soberanía hidrocarburífera y el interés nacional sobre el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, su explotación, industrialización, transporte y comercialización. Esta decisión, además de ser acertada en términos económicos, financieros, técnicos y de soberanía, promueve en clave política la protección en todos los frentes de nuestro destino nacional, y particularmente en el de la explotación hidrocarburífera, para evitar que se lleven todo aquello que genuinamente nos pertenece, porque se llevaron, y mucho.
          Es bueno construir ciudadanía, y además tenemos la obligación de entender parte de nuestra historia, que no sólo la produce Repsol sino la cadena de decisiones que se adoptaron en distintos tiempos y gobiernos y que impactaron directamente sobre el tema.
          Por eso, es bueno recordar los primeros gobiernos de facto que iniciaron la política de adicionar compañías contratistas y cambiaron la esencia de la YPF original, y la teoría del autoabastecimiento de petróleo que tiraron.
          Estos gobiernos no estuvieron a la altura de la historia ni del entendimiento del concepto de Perón sobre la patria industrial, ni de Yrigoyen ni mucho menos de Mosconi. Recordemos la batalla de Frondizi y los decretos derogados por Illia.
          No sólo Repsol fue sinónimo de vaciamiento, sino también las dictaduras, particularmente la de Onganía, con la entrega de cuatro áreas petroleras.
          Recordemos la crisis energética de 1989, y –por qué no citar lo que ya se expresó todo el día de ayer- las auditorías fraudulentas de los 90 y la venta.
          Pero quiero responder a quienes denostaron al compañero Néstor Carlos Kirchner. Desde 2003, Kirchner vio el horizonte de recuperación de políticas energéticas, que fue parte del fenómeno de expansión de la industria automotriz y creador del modelo de reparto industrial en la región, acordado con otros países, entre ellos Brasil.
          Hay que entender lo que pasó Néstor Carlos Kirchner. Seguramente fue tremendo y difícil revertir las conductas empresariales acostumbradas a sacar petróleo a precio vil y provocar vaciamientos.
          En este nuevo escenario, con nuestra presidenta y

nuevos socios regionales ante el intento de dar contragolpes a la política energética del país Cristina dijo “basta” a los nuevos precios internacionales, a la desinversión probada, y salió a defender nuestros recursos con un concepto actual, con una forma acorde a los tiempos que corren, lo que implica el 51 por ciento del control empresarial, actuando en asociación con el capital privado y con la mirada puesta en darle valor agregado, que es investigar, profesionalizar, en suma, dar calidad institucional y tecnología apropiada para expandir la producción.
          Tranquilos  todos aquellos que temen a Cristina, nuestra presidenta; le toca trabajar sobre nuevas políticas exploratorias sobre el llamado Shale oil o Shale gas. Por lo tanto, Formosa, Jujuy, Salta, Mendoza, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego formarán parte de este nuevo Estado productor y de un nuevo modelo de desarrollo energético basado en la cooperación pública y privada.  
          Jujuy tiene petróleo, por eso está en estas provincias. Jujuy tiene petróleo, quiere esta ley, necesita esta ley, apoya esta ley, tenemos áreas petroleras y cuencas todavía por explotar.
          Por eso cuando en España se habla, yo pregunto qué le debemos a España, si nos pegaron por izquierda y por derecha. En respuesta a esto tenemos esta ley que como ninguna otra marca el cambio de tiempos. Esta ley asesta al modelo neoliberal el golpe de gracia, y nos dice que se impone definitivamente el modelo iniciado por el compañero Néstor Carlos Kirchner, continuado y liderado por Cristina Fernández de Kirchner, que es el modelo de proyecto nacional, de reconocimiento de derechos y, en suma, de crecimiento con inclusión social.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.

Sr. Avoscan.- Señor presidente: el proyecto de expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF tiene un alto valor simbólico para todos los argentinos, similar a cuando se privatizó y se desnacionalizó. Incluso un periodista llegó a titular una nota de la transferencia de las acciones a Repsol como la segunda colonización española.
          Tiene mucho sentido hablar de colonización cuando los números nos demuestran que la lógica de Repsol para gerenciar YPF fue la de una empresa colonial, o si se prefiere, la de una economía de enclave, concentración de una única actividad económica sin transferencia de recursos ni tecnologías mientras duren las condiciones de privilegio, con escasa inversión y giro de ganancias extraordinarias a las casas matrices.
          Ayer se citó un caso puntual, el caso de La Forestal, un ejemplo de lo que ocurre cuando se maneja una empresa con el concepto de economía de enclave.
          Y así como fue alto el valor simbólico de esa privatización también es alto el valor de esta recuperación. Estamos dando un paso enorme en el proceso

anunciado por nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 1º de marzo de este año cuando en esta Cámara destacó la necesidad de desmontar los mecanismos que venían de la Argentina de la convertibilidad.
          La recuperación del control de YPF para el Estado nacional tiene quizás el mismo peso que la transformación del Banco Central que hemos aprobado en este período, pero su valor simbólico para el pueblo argentino es mucho mayor.
          Por la historia, por el significado y por las expectativas que despierta esta nueva YPF, esta situación se visualiza como el paso más firme en la definitiva consolidación de una nueva independencia económica con soberanía política y justicia social.
          La nueva YPF que estamos gestando a partir de esta discusión tiene algunas características diferenciadoras de experiencias pasadas que nos permitirán salvar algunas polémicas que terminaron paralizando el accionar concreto.
          En primer lugar, debo destacar la posibilidad de la participación del capital privado en la actividad petrolera. La nueva YPF contará en su composición accionaria con capital privado, que va a permanecer si se sienten en condiciones de realizar las inversiones necesarias para desarrollar la actividad petrolera.
          Esta es una actividad de largo plazo, y no de rentabilidad inmediata, pero hay que tener en cuenta fundamentalmente que la conducción estratégica, el establecimiento de los objetivos y el funcionamiento de la empresa estarán a cargo del sector estatal.
          Existe otro paradigma inherente a esta nueva formulación de YPF que debemos resaltar: la inclusión del federalismo dentro de la definición de la política petrolera mediante dos vías. Por un lado, la creación del Consejo Federal de Hidrocarburos, donde estarán representadas todas las provincias del Estado nacional y, por otro, la participación del 25 por ciento del total de las acciones de YPF para las provincias productoras.
          Quiero resaltar dos aspectos de este principio federal. En primer lugar, el reconocimiento a los Estados provinciales como protagonistas de la explotación de un recurso no renovable. En segundo término, la búsqueda del equilibrio entre el interés de la Nación como totalidad y el de las provincias productoras.
          Hay quienes insisten con que el Estado nacional debe volver a la propiedad absoluta de los recursos del subsuelo, y en este sentido defienden lo preceptuado en la Constitución de 1949. Otros van más allá y dicen que las provincias productoras con apenas el 15 por ciento de la población deben controlar la política petrolera de este país.
          En este sentido, deberíamos ser más precisos en los términos al reconocer que existen diferentes modelos de federalismo. Tenemos un nacionalismo popular y un nacionalismo autoritario. Esta es una verdad,  pero son antitéticos. Tenemos un federalismo popular y un federalismo de las élites, y también un federalismo vivo que nace y se desarrolla en las prácticas políticas del pueblo.
          Asimismo, existe el federalismo de cartón de algunas dirigencias conservadoras, que lo toman como excusa para aferrarse al poder.
          Buen ejemplo de ese federalismo popular es el de Facundo Quiroga, quien en 1826 se levantó contra el atropello del gobierno central de Bernardino Rivadavia defendiendo la propiedad provincial de la mina de plata del cerro Famatina.
          Digno ejemplo del federalismo de cartón es la posición que adoptó el gobierno conservador de la provincia de Salta en 1920 cuando, para no sumarse a YPF, hicieron pactos con Standard Oil, y ellos mismos fueron los que impulsaron el golpe contra Yrigoyen en 1930, golpe con olor a petróleo.
          Finalmente, para no excederme, solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).-  Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Biella Calvet.- Señor presidente: estamos hablando de un tema trascendente para el futuro energético de la República Argentina. En ese sentido, debemos tener en cuenta que contamos con una herramienta importante que puede ayudarnos: YPF.
          Distintos ministros y legisladores nacionales han manifestado que hay que tratar de no mirar tanto al pasado y sí apostar al crecimiento en el futuro, pero no mirar el

pasado no significa olvidar la historia.  Por eso vamos a hablar un poco de historia y del Quijote del petróleo, que fue don Francisco Tobar, quien en Salta   –un año antes que en Comodoro Rivadavia‑ exploró, encontró y explotó petróleo en la Quebrada de Galarza, en un pozo que llamó República Argentina,  con la anuencia del gobierno de la provincia de Salta. 
          Cuando hablamos de la historia del petróleo no sólo nos referimos a hombres, sino también a mujeres, ya que Lola Mora, la eximia artista, también incursionó en esta área, encontrando gas y petróleo en el Departamento de San Martín.  Por eso, los salteños estamos emparentados con la historia misma del petróleo. 
          Asimismo, si hablamos de historia, debemos recordar que el próximo 19 de octubre se cumplen 90 años de la designación, por el anterior presidente Hipólito Yrigoyen, de Enrique Mosconi como director de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. 
          La fiebre por el petróleo o el oro negro, que llevaba en su corazón, se expandió por todo el territorio de la República Argentina, trascendiendo las fronteras y llegando a México, Uruguay, Bolivia y Colombia.
          Recién en 1938 Brasil comienza a desarrollar una política energética seria mediante su Consejo Nacional de Petróleo.  Digo esto porque en la década de 1990, cuando YPF fue tasada junto con Petrobras, ambas empresas costaban 19 mil millones de dólares, aproximadamente. 
          Luego Petrobras, con cerebros argentinos que se fueron en la década de 1990 y con una política de Estado seria en energía, no sólo consiguió el autoabastecimiento, sino que ahora está tasada en más de 200 mil millones de dólares, mientras que la empresa nuestra no alcanza ni a la vigésima parte.
          Esta improvisación en materia de desarrollo energético, junto con el crecimiento demográfico, industrial y del parque automotor, han llevado a que nuestros poliductos, mediante los cuales exportábamos hidrocarburos a nuestros países vecinos, los utilicemos para importar.
          Además, no tenemos que olvidarnos de lo más importante, que son las familias del Norte salteño, de Aguará, de Mosconi, de Tartagal y de Campo Durán, que vivían del petróleo y eran ciudades florecientes.  Después de la década de 1990, algunas de ellas pasaron a ser casi pueblos fantasmas, donde abundan los planes sociales y el trabajo digno es una utopía.           
          Allí, en Mosconi, junto con Cutral‑Có, nacieron los piquetes, como una forma de reclamo digno de búsqueda del trabajo genuino.  Lamentablemente, este espíritu se fue desvirtuando con el correr del tiempo.
          Recordando que estamos aquí para dar soluciones, proponemos exigir a la empresa YPF que invierta recursos a mediano y largo plazo para explorar y desarrollar programas de recursos alternativos.

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita silencio a los señores diputados a fin de poder escuchar al orador.

Sr. Biella Calvet.- Muchas gracias, señor presidente. 
          Estos recursos alternativos deberían desarrollarse en los lugares donde hoy se exploran y explotan hidrocarburos.  Así, dentro de medio siglo, cuando se acaben los recursos energéticos de Salta y del mundo, tendremos la posibilidad paradigmática de generar nuevas fuentes de empleo y evitar nuevos pueblos fantasma.
          Habiendo escuchado ayer la alocución del señor diputado “ypefiano”, recuerdo el artículo 31 de la disidencia parcial, que habla de una participación del 10 por ciento de los empleados de YPF.  Esto puede servir como la llave marco para la tan ansiada propiedad participada de las más de 3.500 familias del Norte argentino y otras tantas de la República Argentina. 
          Para terminar, estamos absolutamente de acuerdo con que hablar de la argentinización de YPF es hablar del pasado, presente y futuro en materia energética.  Sin energía, no hay crecimiento ni desarrollo.  Por eso, anticipo mi voto por la afirmativa para la estatización de YPF, que no sólo servirá para tener nuevos puestos de trabajo, sino para conseguir…

Sr. Presidente (Domínguez).- Gracias, señor diputado.
          Tiene la palabra la señora diputada por Corrientes.
          No encontrándose en el recinto la señora diputada Ferreyra, tiene la palabra la señora diputada por Santiago del Estero.


Sra. Pastoriza.-  Señor presidente: quiero referirme a la importancia estratégica de YPF, la empresa energética insignia de nuestro país, y reflexionar acerca de su recuperación en el marco de un cambio de paradigma que ya se extiende por toda América Latina; cambio en el que participa activamente el Frente Cívico por Santiago conducido por nuestro gobernador el doctor Gerardo Zamora.
          Hoy nos proponemos recuperar YPF reiniciando el camino hacia la soberanía energética. En los últimos años, la contracción de la producción de gas y petróleo ha implicado la reversión del superávit energético, y esto ha comprometido la soberanía de nuestro país, obligándonos a importar, cuestión inadmisible en un país que cuenta con recursos naturales para garantizar el autoabastecimiento.
          En el marco de una economía en crecimiento es necesario asegurar la disponibilidad de aquellos recursos que resultan estratégicos para sostener la expansión de la producción en condiciones de sustentabilidad y previsibilidad.
          La explotación de hidrocarburos debe contemplar el respeto del medioambiente. Por ello, estoy convencida de que la participación de la administración pública en la empresa líder del sector procurará la inversión en el desarrollo de tecnologías que faciliten la extracción en las  mejores condiciones posibles.
          Este proyecto que hoy acompañamos no se trata de un regreso al viejo modelo de YPF sino que apunta a construir una sociedad en la que los argentinos, a través del Estado, seamos dueños de nuestra política energética. Así podremos complementar e integrar una red de producción, exploración y explotación de hidrocarburos con los países que integran la UNASUR.
          Se inaugura una nueva etapa, se habilitan nuevas posibilidades para la exploración de hidrocarburos en territorios vírgenes. Tener el control de YPF permitirá a las provincias no petroleras contar con aspiraciones para la exploración. Nuestro gobernador, el doctor Gerardo Zamora, advirtió la intención de que se exploren yacimientos en mi querida provincia de Santiago del Estero.
          YPF es de todos, cualquiera sea su pertenencia política. Es de los radicales, que bajo la gestión de Hipólito Yrigoyen la crearon; es de los peronistas, que en la Constitución de Sampay declararon el carácter inalienable de los derechos soberanos de la Nación sobre sus recursos naturales; también es de los socialistas, que la han defendido y trabajado para su engrandecimiento, desde el propio Alfredo Palacios.
          Con estas palabras también deseo homenajear a miles de militantes políticos de todos los partidos que han luchado en distintos ámbitos por la recuperación de un Estado que defienda solidariamente sus recursos estratégicos.
          Finalmente, termino con las palabras que pronunciara don Arturo Illia, en 1964, cuando su gobierno anulaba los contratos petroleros. Decía: “No hay país soberano que resigne el control de sus recursos energéticos a manos de las leyes del mercado, a sabiendas de que ello significa hipotecar su crecimiento y desproteger a sus futuras generaciones”. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

Sr. Faustinelli.- Señor presidente: somos muchos quienes desde la Unión Cívica Radical no queremos ser prisioneros del pensamiento oficial. El oficialismo no asume la responsabilidad de que fracasó en la política energética en la Argentina, y se trata de los mismos actores y del mismo partido político que hace veinte años privatizó YPF. Ellos son los cómplices del vaciamiento de Repsol; los inventores de los nuevos petroleros del país, como el caso de Eskenazi; los responsables del manejo de la empresa estatal Aerolíneas Argentinas, una de las más deficitarias del mundo; los que trajeron a la vida pública a los hermanos Schoklender dándoles el manejo indirecto de fondos.
          Algunos aluden a que se trata de la defensa de una política de Estado, pero esta política no es de Estado; estamos frente a un proyecto de la mayoría que será aprobado a libro cerrado. Está bien, lo imponen porque tienen mayoría legislativa.
          Sin embargo, una verdadera política de Estado es aquella en la que participan todas las fuerzas políticas opinando todos y cada uno de los partidos representados en el Congreso; pero aquí no fueron capaces de modificar ni una sola coma de la iniciativa oficial. La oposición no tiene garantías de que exista transparencia en el proyecto.
          Sin perjuicio de ello, estoy convencido de que YPF debe ser nacional, y pregunto: ¿por qué no fueron por las acciones de Eskenazi? Señor presidente: para defender la soberanía hay que explorar, explotar y dejar de importar combustibles pagando sobreprecios.
          Ojalá que la Argentina, gracias a una verdadera política de Estado en el tema energético, pueda hacer cierto lo que no hace mucho tiempo predijo Moreno en el sentido de que en el país iba a llover gasoil. Y también esperamos que los valores del INDEC sean ciertos alguna vez, para poder significar que realmente no hay pobres en la Argentina.
          La realidad nos dice que el gobierno necesita una nueva caja, y van por la de YPF para manejarla discrecionalmente. Yo juré respetar la Constitución Nacional, pero este proyecto es inconstitucional, de acuerdo con lo que claramente estipula el artículo 17 de la Carta Magna.
          Quiero honrar a Hipólito Yrigoyen porque estoy convencido de que aquella YPF que se creó en los años 20, conjuntamente con la administración de Mosconi, nada tiene que ver con la YPF de De Vido.
          Tampoco renunciaré a mi responsabilidad social a futuro. No creo en esto; se trata de los mismos actores que manejan las políticas públicas hoy en la Argentina.
          Señor presidente: adelanto que en el momento de la votación voy a levantarme, por conducta partidaria, porque absolutamente nada comparto de la metodología llevada a cabo por el gobierno nacional para reestatizar la YPF de De Vido. Considero que todo país serio debe tener una empresa nacional para poder trabajar responsablemente en un proyecto energético que tenga bandera argentina, pero entiendo que no es ésta la forma de hacerlo. Por eso, reitero, me retiraré del recinto en el momento de la votación. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Bedano.- Señor presidente: en primer lugar, solicito autorización para insertar en el Diario de Sesiones la mayor parte de la exposición que pensaba realizar.
          Quiero dejar asentado aquí lo más sencillo de mi experiencia como diputada nacional en relación con mi trabajo junto a las pequeñas estaciones de servicio de la provincia de Córdoba, que desesperadamente desde hace unos

años, no podían conseguir que Repsol les renovara los contratos anualmente para poder surtirlos de combustible, que no sólo cumple la función de hacer marchar un vehículo -como comúnmente se cree- sino que además cumple una función social. En pequeñas localidades de no más de 3 o 4 mil habitantes, con una sola estación de servicio, cada vez que llegaba noviembre o diciembre sus propietarios ‑pequeños y humildes comerciantes, pequeñísimas pymes familiares de esas localidades‑ debían recurrir al despacho de una diputada o de funcionarios rogando y pidiendo por favor la gestión ante Repsol para que les renovara los contratos.
          Creo que estamos en un momento histórico, no sólo por lo que significa recuperar YPF y que quienes la administren sean argentinos, sino también porque como peronista siento un profundo orgullo que sea un gobierno de este partido el que vuelva a traer YPF a manos del Estado nacional, y es una manera soberana de reafirmar el federalismo.
          No quiero tener que volver a comunicarme con los funcionarios de Repsol, que tardaban meses en atender un indigno teléfono, para rogarles por una estación de servicio de una localidad, que era la única que proveía de combustible a la autobomba de los bomberos o a la ambulancia del hospital.
          Por eso, no sólo estoy sumamente orgullosa de poder formar parte de este momento sino que creo que con mi sencillísimo voto voy a aportar un granito de arena para que el federalismo en la Argentina, de la mano de nuestra presidenta, pueda ser ratificado una vez más. Lo hago en nombre de todas las pequeñas estaciones de servicio, de todos esos pobladores de los pequeñísimos pueblos que cada vez que tenían que cargar combustible para la ambulancia tenían que mandarla a 70 kilómetros de distancia a los centros de abastecimiento para tener el suministro necesario.
          Muchísimas gracias por permitirme hacer uso de la palabra y dejo sentado mi voto afirmativo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Entre Ríos.

Sra. Cremer de Busti.- Señor presidente: voy a pedir permiso para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
          Anticipo mi voto afirmativo en general a este proyecto de ley sobre el petróleo y la estatización de YPF.
          Como peronista de toda la vida no puedo hacer otra cosa que decidirme de esta manera, ya que desde el peronismo y a pesar de todas las dudas que rondan en mi cabeza, distingo lo principal de lo secundario. Ante estas dudas sobre el proyecto a las que hago referencia, quiero una mejor solución y la mejor propuesta para mi país. Más allá de las diferencias políticas entre quienes cohabitamos en este recinto, veo la necesidad de un mayor federalismo, un mayor diálogo y una mayor tolerancia. Ya no podemos quedarnos en el recuerdo de la privatización de 1992 ni tampoco ofendernos con la llamada argentinización cuando fue incorporado el grupo Eskenazi a YPF en 2007 y 2008, terminando el proceso en 2009.
          Como muchos diputados, tengo dudas sobre cómo se va a instrumentar la ley, si no cambiaremos a los empresarios españoles incumplidores –que tampoco fueron demasiado controlados en sus inversiones‑ por otros inversores también incumplidores, o si van a ser buenas empresas que van a realizar las inversiones necesarias para el autoabastecimiento de la Argentina.
          Otra duda es si realmente YPF será una verdadera empresa del Estado nacional, con una conducción profesionalizada y responsable, que lleve a un desarrollo pleno a nuestra Argentina en lo que respecta…


Sr. Presidente (Domínguez).- Disculpe que la interrumpa, señora diputada, pero debo pedir a los señores legisladores que guarden silencio a fin de poder escuchar a los distintos oradores.
          Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por Entre Ríos.

Sra. Cremer de Busti.- Señor presidente: como decía, todas esas dudas llenan mi cabeza de preguntas, pero llega el momento en el que debemos decidir. Aclaro que voy a tomar mi decisión en nombre de la representación que ejerzo por el partido peronista, en el que he militado desde muy joven, desde los dieciocho años.
          En ese sentido, adelanto que mi voto será por la afirmativa en general al proyecto en consideración, porque yo también quiero una Argentina plena y desarrollada, que logre el salto de equidad que necesitamos para que todos tengamos una mejor calidad de vida.
          No puedo dejar de señalar que todas esas dudas que tenía se fueron dilucidando poco a poco al leer al general Perón, quien nos decía que todos los recursos naturales de la Argentina corresponden a los argentinos.
          Además, en la Constitución de 1949 los constitucionalistas, como Arturo Enrique Sampay, buscaron en todo momento mayor justicia y mejores derechos para los trabajadores. Recordemos que esa Constitución fue derogada por el gobierno que asumió con el golpe de 1955.
          Todas esas son ideas y mensajes que nos dejó el general Perón, a través de los cuales intentó advertirnos sobre los tiempos que nos tocarían vivir.
          Por ello, reitero mi apoyo en general al proyecto de ley en consideración. Creo que a pesar de las diferencias, con que tengamos sólo algunos puntos de coincidencia, podemos lograr una norma que nos contenga a todos e impulse el desarrollo energético de la República Argentina.
          Para finalizar, quiero citar el artículo 40 de la Constitución de 1949 –a la que me he referido permanentemente en mi discurso‑, que señala que todos los minerales…

Sr. Presidente (Domínguez).- Señora diputada: ha finalizado el tiempo del que disponía para hacer uso de la palabra. El resto de su exposición se insertará luego en el Diario de Sesiones.
          Tiene la palabra la señora diputada por Corrientes.

Sra. Ferreyra.- Señor presidente: en primer lugar, debo pedir disculpas por la demora, pero estaba fuera de este recinto con los ex trabajadores de YPF, que han venido para acompañarnos en esta sesión. La verdad es que pude compartir con ellos la emoción y alegría por la recuperación de esta empresa.
          En segundo término, pido autorización para insertar en el Diario de Sesiones las resoluciones sancionadas por los concejos deliberantes de Goya y Corrientes Capital, como así también la de la Legislatura provincial, que de manera unánime apoya la aprobación de la iniciativa en consideración.
          Quiero iniciar mi exposición rindiendo homenaje a todos aquellos luchadores que se rebelaron contra el neoliberalismo de los años noventa y sus secuelas de exclusión. Por lo tanto, vaya mi reconocimiento a todos aquellos que empezaron sus movilizaciones que luego se convirtieron en protestas a través de piquetes y puebladas, dejando en claro que no aceptaban la entrega del patrimonio nacional.
          Es mentira que la privatización de YPF contó con consenso social. Aquí hubo centenares de miles de argentinos que nos opusimos a esa medida con todas nuestras fuerzas, porque no aceptábamos como destino el fin de la historia.
          Como bien dijo el señor diputado Pino Solanas, protestar en los noventa era muy difícil, porque muchos tuvieron que pagar con sus propias vidas. Recuerdo aquellas marchas federales, que al llegar a la Capital se encontraban con que estaba sitiada y ocupada por las fuerzas policiales y de seguridad, a pesar de que veníamos del interior a traer nuestro reclamo por el dolor enorme que nos provocaban las políticas neoliberales, que se sentían con más intensidad en las provincias más pobres y desprotegidas. Por lo tanto, vaya nuestro homenaje y reconocimiento a todos y cada uno de los que resistieron en aquella época, porque a partir de ese momento se empezó a gestar este protagonismo y este nivel de participación popular que hoy celebra la decisión que vamos a tomar en este Congreso de la Nación para la recuperación de YPF.

          También vaya mi apoyo, mi reconocimiento y mi solidaridad al hermano pueblo español, que del mismo modo que nosotros en los años 90 hoy está protestando por las mismas políticas neoliberales que también a ellos les ha dejado un universo de desesperanza y desocupación.
          Repsol no es España, sino los indignados, los jóvenes, los que se levantan contra las políticas de la derecha franquista, que tienen en Rajoy no un gobernante para resolver sus problemas, sino a un gerente de esta empresa multinacional, depredadora de nuestros recursos naturales. Por eso nuestro reconocimiento y un abrazo solidario a todo el pueblo español.
          Esa derecha franquista tiene voces cipayas como las del PRO, porque el franquismo de Macri no proviene sólo de tomarse francos y vacaciones VIP en lugar de gobernar. (Aplausos.)
          El franquismo de Macri deviene de compartir un proyecto neoliberal, donde a la Argentina le toca ser reservorio de los recursos naturales mientras se llevan nuestra plata a raudales para atesorar riquezas para esos grupos poderosos. A dichos grupos venimos a enfrentar y tenemos la valentía de transformar en ley un proyecto que tiene una demanda de veinte años en el seno de la sociedad argentina.
          Voy a votar con la evocación de tres personas. Una de ellas es mi abuelo Ismael Ferreyra, un hombre justo, íntegro, digno y, por sobre todas las cosas, radical hasta el tuétano. Me alegra poder compartir con el partido de sus amores este voto conjunto de todas las fuerzas democráticas.
          Digo que va a ser un voto unánime de todas las fuerzas democráticas que apoyamos a los proyectos nacionales y populares, a diferencia de los cipayos que vienen a hablar acá como si fueran gerentes de Repsol. Hablan de confiscación y de seguridades jurídicas, pero se olvidan cuando a nosotros nos esquilmaban y nos rompían el principal contrato, que es el trabajo como ordenador de la sociedad. Esos cipayos no levantaban su voz cuando Repsol echaba a decenas de argentinos a la calle. (Aplausos.)
          Abuelo Ismael: estamos todos acá votando juntos.
          También votaré en memoria del general Artigas, porque el acto de soberanía que hoy vamos a realizar se puede producir porque existe una América Latina unida y solidaria. Todos estamos reclamando. Incluso el propio Evo ha propiciado otra nacionalización en materia energética. Por eso hoy podemos tomar medidas importantes como esta.
          Finalmente, la evocación a Néstor Kirchner, el que permitió que se puedan llevar adelante políticas como esta, porque cuando asumió en 2003 y nos prometió pasar del infierno al purgatorio...

Sr. Presidente (Domínguez).- Gracias, señora diputada. (Aplausos.)
          Se insertará el resto de su exposición en el Diario de Sesiones.
          Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Peralta.- Señor presidente: la posición del Frente Amplio Progresista quedó sustentada y fundada por lo que ha dicho el señor diputado Lozano.
          Solamente quiero decir que no vamos a ser hipócritas: hace veinte años por las calles de Rosario juntábamos firmas para impedir que se privatizara la empresa. El día que YPF dejó de ser estatal lo sentimos como una derrota del campo popular.

- Ocupa la Presidencia la señora Vicepresidenta 1ª de la                                                       Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.              

Sr. Peralta.- Se decía en ese momento que ni siquiera la dictadura había privatizado YPF, pero lo hacía el gobierno justicialista de Carlos Menem.
          Sosteníamos que solamente se explicaba esa privatización dictadura mediante. Hicieron falta 30 mil desaparecidos, exiliados, perseguidos y la destrucción de organizaciones políticas, sindicales y gremiales para poder privatizar YPF.
          Por eso vamos a acompañar en general la recuperación de esta empresa para el Estado nacional, siempre con la filosofía de tener un Estado nacional partícipe y activo que discipline los intereses de las corporaciones.
          En estos días se han mostrado muchas encuestas. Nosotros tenemos un relevamiento de la ciudad de Rosario. Efectivamente, el 70,3 por ciento de los rosarinos y las rosarinas están a favor de la expropiación de las acciones de YPF, pero también es cierto que el 78,7 por ciento 
-ocho de cada diez-  cree que la política energética de estos últimos nueve años fue regular o mala. Por eso me parece que algún apunte habrá que tomar de parte del gobierno nacional.

          El gobierno tiene una extraña virtud: todos los días son el primer día de gobierno. Lo hicieron cuando se dieron cuenta de que estaban dando subsidios a grupos concentrados y a sectores acomodados. Lo hicieron cuando fue la tragedia de Once y se dieron cuenta de que la empresa no invertía, que no tenía los niveles de seguridad sobre los que tantos legisladores en esta misma Cámara y los organismos de control habían alertado. Y lo hacen ahora con YPF.
          Teniendo en cuenta la escasez de tiempo del que dispongo quiero retomar muy brevemente un punto que estuvo rondando en estos dos días de debate. Se trata de la coherencia ideológica.
          Algún señor diputado dijo ayer que el mismo había cambiado y por eso había cambiado la forma de votar. Cuando discutimos la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central otro señor diputado dijo que las circunstancias del país cambiaron.
          El ministro de Planificación, De Vido, sostuvo en el Senado que el gobierno de Santa Cruz hizo lo que hizo por una situación de caja, por una situación fiscal. Nosotros creemos que la coherencia es un valor fundamental, que los resortes estratégicos para el desarrollo de una República eran los mismos hace veinte años que ahora, es decir la energía, el petróleo, la comunicación, la banca pública, los ferrocarriles. Reitero: eran los mismos hace veinte años que ahora.
          Muchas veces mi comprovinciano, el diputado Rossi, hace una defensa de la actividad política, de la militancia política, y la hace desde el lugar de que la política debe ser la que disciplina las desigualdades sociales, las concentraciones económicas.
          Comparto esa visión. Es más, creo que la actividad política es la única herramienta que tienen los que nada tienen. Los grandes grupos mediáticos, concentrados, económicos, las multinacionales, los banqueros tienen muchas formas de defenderse.
          El pueblo en su conjunto es el que necesita el poder democrático para defender sus intereses y la coherencia a través de los años en un proyecto político, en una visión filosófica e ideológica, que es fundamental para nutrir ese poder democrático.
          Nosotros, siempre desde el Frente Amplio Progresista vamos a acompañar las iniciativas que tengan que ver con una mejor presencia del Estado, con un Estado más fuerte, dinámico, disciplinador y planificador, pero con esa misma convicción y con esa misma vehemencia vamos a pedir que el gobierno se haga cargo de sus errores y de sus contradicciones, que se haga cargo de los nueve años de gobierno y que por favor dejen de presentar todos los días como el primer día de gobierno. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.

Sr. Fernández.- Señora presidenta: la República Argentina ha experimentado cambios sustantivos en el terreno político, económico, social e institucional a partir de la crisis del 2001, dejando atrás el sobreendeudamiento con exclusión social y ausencia del Estado.
          Las malas ventas o concesiones de empresas del Estado –hoy algunas todavía son deficientes- es una cuestión que ocurrió con la principal empresa de los argentinos: YPF. Volvimos a retroceder en este caso, con el tema hidrocarburos.
          Voy a dar lectura a un artículo periodístico que dice: “El país debe batallar para suministrar electricidad suficiente, para iluminar sus casas y alimentar su industria. En años presentes el gobierno y el sector privado buscaron atenuar esta situación, construyendo plantas eléctricas. Sin embargo esa campaña se ve dificultada por el hecho de que el país no consigue suficiente combustible para alimentar las plantas.
          “Políticas torpes, manejos deficientes y preocupaciones ecológicas han frenado los esfuerzos del país para extraer el combustible con la velocidad suficiente como para dar abasto a su creciente necesidad energética”.
          No estoy hablando de nuestro país. Es un artículo del New York Times sobre la India. Lo menciono porque es hora de que los argentinos dejemos de alabar a los de afuera y nos juntemos para solucionar nuestros problemas aquí en nuestro país. Es que el hito del descubrimiento

oficial de petróleo en la localidad de Comodoro Rivadavia, ocurrido en 1907, y que condujo a la creación de la empresa estatal YPF por parte del presidente Hipólito Yrigoyen, buscando el autoabastecimiento en combustibles fósiles, sin dudas se convirtió en un factor clave para el desarrollo económico. Esto es lo que hoy volvemos a necesitar los argentinos, porque el desarrollo económico trae además el desarrollo humano y la calidad de vida.
          El general Mosconi lo reconocía como un insumo estratégico al señalar que “con la experiencia de lo ocurrido en nuestros países debemos, desde ya, prevenirnos para evitar futuras perturbaciones en nuestro porvenir económico y hasta en nuestra política internacional. La importancia para la industria y las ventajas que implica su posesión dan un claro motivo a las luchas establecidas en los últimos tiempos entre las más poderosas naciones por la propiedad de los yacimientos petrolíferos del mundo.” ¡Qué razón tenía!
          Ejemplos de esto es lo que hoy vemos en Irak, Irán y Libia. Ojalá logremos las exploraciones y las explotaciones, no solo en nuestro continente sino también en nuestro Mar Argentino –Malvinas mediante-, y podamos defender nuestros recursos naturales. Por eso también alguna vez deberemos discutir en esta Cámara si nuestras fuerzas armadas están en condiciones de defender nuestros recursos naturales y al pueblo argentino.
          Lamentablemente los argentinos no cumplimos con el legado del general Mosconi. En 1992 YPF fue convertida en sociedad anónima y en 1997 se desnacionalizó. En 1999 casi la totalidad del paquete accionario fue adquirido por Repsol, con compromisos de explotación, exploración, producción, autoabastecimiento.
          Hoy sabemos que YPF fue desmantelada y vaciada como en su momento sucedió con Aerolíneas Argentinas. No corresponde ahora preguntar qué pasó o si fallaron los controles; tenemos que mirar para adelante porque en todo caso, si algún funcionario incumplió con su deber, la Justicia es la única que lo debe juzgar.
          Sabemos que cayeron la producción y las reservas y que la empresa perdió supremacía en el mercado interno, pero lo importante es que la situación se está revirtiendo. Por eso, por convicción, votaremos en general por la afirmativa, y está bien que coincidamos con el gobierno nacional.
          Repsol dice que es una confiscación: no es cierto. Pagaron 13 mil millones de dólares y se llevaron 21 mil millones. Por eso es necesario hacer una auditoría de los bienes de YPF y sus cuentas...
           
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Ha concluido su término, señor diputado; puede insertar en el Diario de Sesiones el resto de su discurso.
          Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Nebreda.- Señora presidenta: no hablaré  en términos técnicos de lo que significa este proyecto, sino primero en nombre de la CGT Regional Córdoba, que me encomendó hacerlo, y de cuyo secretariado formo parte, y segundo, para dar lugar a los borbollones de emociones y sentimientos que me embargan por estar hoy en este recinto.
          Deseo expresar mi orgullo por ser una de las protagonistas de esta sesión en la que se sancionará el proyecto de ley por el que se expropia el 51 por ciento de las acciones de Repsol, y sobre todo, se declara de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina el autoabastecimiento de hidrocarburos, su exploración, explotación, comercialización e industrialización.
          Por nuestra lucha permanente contra la venta y la entrega de nuestro patrimonio nacional, del cual YPF fue un símbolo y un emblema, quiero reconocer públicamente a los miembros de los bloques opositores que distinguiendo con claridad la importancia del tema, nos acompañan con su voto y no se valen de argumentos coyunturales para esconder sus verdaderos intereses, que los llevan siempre a apoyar lo que va en contra de las mayorías y de la Nación.
          La decisión política de nuestra presidenta

Cristina Fernández de Kirchner es la de un gobierno que asume su responsabilidad histórica y da continuidad a un proceso que se inició con nuestro compañero Néstor Kirchner, con el desendeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, la recuperación de las AFJP y la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, entre otras cosas. Marca un camino de cambio de paradigma que se va consolidando día a día, que se caracteriza por más trabajo, más industrialización, más consumo, más igualdad.
          Es por eso que hoy se necesita más energía. ¿Para qué se iba a necesitar energía si se cerraban las fábricas, si todo era desempleo y marginalidad?
          Este pararse en el mundo con independencia, lejos de aislar a la Argentina la pone hoy en la Unasur, en el Mercosur, en el Grupo de los 20, en el BRIC y en el Consejo de Seguridad de la ONU.
          Contra la opinión de los monopolios interesados, emitida por los consultores internacionales, nuestro pueblo entendió inmediatamente y apoyó cada paso de este proceso.
          YPF no es solo una herramienta para la consolidación de un modelo, sino que es un modo de reafirmar la identidad de un Estado independiente y soberano, cumpliendo el pensamiento del general San Martín: “El enemigo es mucho más grande y temido si se lo mira de rodillas”.
          Con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner Argentina se puso de pie. Y vamos por más: más soberanía, más libertad, más independencia, más industria y más igualdad. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. Pradines.- Señora presidenta: nuevamente hoy este Congreso de la Nación debate leyes importantes para la República Argentina. Hace apenas un mes estaba debatiendo sin modificaciones, como ahora, el proyecto de reforma a la Carta Orgánica al Banco Central, y hoy está en la misma sintonía.
          Sobre todo los legisladores que provenimos de provincias petroleras quisiéramos poder hacer incorporaciones a este proyecto de ley, y acá no estamos discutiendo si la empresa es pública, privada o mixta. En todo el mundo hay empresas de una u otra entidad que son deficitarias o eficientes.
          Nuestro país no es una nación petrolera; tiene petróleo, y por lo tanto es importantísimo la forma en que se lo va a explotar, explorar, vender, comercializar, industrializar y sobre todo controlar.
          Me preocupa muchísimo como argentino y sobre todo como mendocino que nada menos que el control de este recurso estratégico vaya a estar en manos de los mismos que provocaron el mayor desastre energético en la República Argentina.
          Solamente me voy a referir a dos o tres aspectos que considero que faltan en este proyecto de ley. Si la decisión política ha sido avanzar con respecto a la expropiación, la pregunta que surge naturalmente es por qué no avanzamos sobre el ciento por ciento de las acciones, o al menos sobre el 25 por ciento de esta empresa disfrazada, australiana, que tiene una familia argentina y seguramente debe de haber algunos otros accionistas escondidos.
          La compra de esas acciones se permitió por la autorización otorgada por este gobierno para que estas

mismas empresas a través de sus propias utilidades compraran esas acciones.
          Nada dice la ley acerca de que ningún directivo de la empresa puede ser a su vez funcionario público. Esto es realmente una barbaridad. Sin embargo, nada dice la ley en ese sentido.
          Tampoco se dice nada con respecto a qué va a pasar con los trabajadores de la empresa, y ni siquiera se ha levantado una sola voz al respecto.
          Quiero destacar algo importante: no se ha  determinado puntualmente algún elemento que realice un control específico por parte del Estado. Entonces, la pregunta surge claramente: si durante estos últimos ocho o nueve años el Estado no supo controlar a la empresa, y además se dio autorización para firmar los balances, ¿ustedes creen que el Estado se va a autocontrolar a sí mismo? Esto es una barbaridad.
          Lo que más me preocupa es el precio al que van a liquidar las regalías. Sabemos que las provincias son las dueñas de los hidrocarburos, tal cual lo establece la Constitución Nacional en su artículo 124, pero el artículo 9º de esta ley señala que solamente vamos a tener una participación de alrededor del 25 por ciento del 51 por ciento.
          ¿Saben qué está pasando? Estamos entregando la potestad que tienen las provincias productoras de hidrocarburos. Esto es una traición a nuestras provincias. 
          Por lo tanto, invito al menos a los legisladores de las provincias hidrocarburíferas a votar en contra de esta iniciativa porque se están entregando lisa y llanamente todos aquellos recursos que precisamente interesan a las provincias productoras de petróleo.
          En el caso de Mendoza, una de las provincias que más crudo aporta, tenemos una destilería que proporciona aproximadamente el 18 por ciento de todo lo que se destina...

Sra. Presidenta (Abdala de Mattarazzo).- Gracias, señor diputado. Se terminó su tiempo.
          Tiene la palabra la señora diputada por Tucumán.

Sra. Gallardo.- Señora presidenta: voy a tratar de ser lo más breve posible, por lo que solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
          Pero no quiero dejar de destacar, adentrándome un poco en la historia de nuestro país, la lucha que inició el general Mosconi entre 1922 y 1930 y la política petrolera implementada por el general Juan Domingo Perón durante sus primeras dos presidencias.
          Estos acontecimientos constituyeron un temprano ejemplo de nacionalismo y también confirman el componente pragmático y firme que orientaron las políticas de aquella época.
          Ya el 21 de octubre de 1946, cuando el general Perón expuso ante el Congreso el plan quinquenal, se hablaba de tareas que abarcaban construcciones y proyectos sobre petróleo, minería, gas, energía eléctrica, obras sanitarias, navegación y puertos. En otras palabras, Perón ya manifestaba su interés por la explotación del recurso estratégico que estaba potencialmente disponible en nuestro territorio argentino tanto en el suelo como en el mar.
          En aquella época también se preguntaba si el Estado realmente sería capaz de administrar eficientemente la exploración y explotación de ese recurso.
          A lo largo de toda la jornada de ayer hemos escuchado muchísimas opiniones acerca del tema YPF. Simplemente quisiera resumir todo lo que se ha dicho en cuanto a Repsol ya que es el principal responsable del desastre que hoy estamos viviendo.
          Repsol vació los pozos que ya estaban descubiertos, giró utilidades al exterior y utilizó la renta del subsuelo nacional para invertir en otras regiones mientras se endeudaba por más de 9 mil millones de dólares, efectivizándose con esa política una verdadera apropiación de nuestro patrimonio petrolero y gasífero.
          Justamente ayer también he escuchado muchos discursos relativos a la eficacia del Estado a la hora de hacerse cargo de la administración de empresas de gran envergadura. Inevitablemente es necesario destacar la

experiencias que tuvimos con la recuperación de las AFJP y de la aerolínea de bandera, representada por Aerolíneas Argentinas y Austral, que ha modernizado su flota de aviones, incorporándolos a la red aerocomercial internacional y cubriendo destinos en el país que otros privados no quieren explotar.  Otro ejemplo para destacar es el de Aysa, Agua y Saneamientos Argentinos, que desde su creación ha incorporado a más de 1.800.000 habitantes a la red de agua potable y a más de un millón de habitantes a la red de cloacas. Creo que huelgan los ejemplos. 
          También he escuchado mucho y quiero hacer hincapié en lo mencionado sobre la falta de políticas en inversiones en otras energías, las llamadas limpias o alternativas.  El desarrollo de las energías renovables y limpias en la Argentina se sustenta, no sólo en la extraordinaria dotación de recursos naturales y en la importante tradición industrial que tiene la Argentina, sino también en la disponibilidad de recursos humanos altamente capacitados en ingeniería y biotecnología, fortaleza que el gobierno kirchnerista ha sabido valorar y aprovechar. 
          Finalmente, me podría explayar sobre las políticas que han posicionado a la Argentina como primer exportador mundial de biodiesel, sobre la producción de bioetanol, que se desarrolla en los ingenios del NOA y sobre la energía eólica, donde la Argentina es pionera en América latina, ya que cuenta con 15 parques eólicos.
           Para dar otro ejemplo, la Argentina también está trabajando en el potencial de la energía geotérmica.  Así ocurre en distintas provincias de nuestro país, habiendo once de ellas que tiene un alto potencial para   la instalación de paneles… (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Gracias, señora diputada.
          Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.

Sr. Portela.-  Señora presidenta: se dice mucho que esta es una sesión histórica.  En verdad, esta sesión nunca se debería haber celebrado, porque nunca se tendría que haber privatizado YPF.
          Entonces, automáticamente hay que hacer un racconto de por qué estamos acá.  Nos trajo a esta problemática un pensamiento o teoría política del gobierno peronista en su versión menemista, pero lo historia no termina ahí, sino que comienza y se profundiza. 
          Los distintos gobiernos peronistas, en sus versiones kirchneristas, tuvieron las herramientas suficientes como para corregir estos defectos que hoy estamos sufriendo.  Contaron con todo el apoyo necesario para evitar esta circunstancia.
          Nosotros lo hemos advertido hace más de dos años en el recinto, cuando hablábamos de la falta de política energética.  Se siguió avanzando, y el gobierno peronista, en su versión cristinista, tampoco hizo nada, con el agravante de que la situación estalló y hoy tenemos que salir a apagar el incendio. 
          Esto no es producto de una política de Estado con respecto a la energía hidrocarburífera.  Hoy estamos remendando o emparchando un error político gravísimo, que se cometió en el anterior gobierno justicialista.  Así observamos a la empresa Repsol, que parece ser el diablo, y lo es, pero este diablo tiene cómplices, que le permitieron vaciar la empresa.  Hay responsabilidades políticas y administrativas.  Entonces, quiero ver a mi presidenta denunciando al co-responsable, a  De Vido, y

apartándolo de la función, que sería lo correcto en un Estado de derecho. El problema es que este Estado de derecho también tiene falencias gravísimas, porque en nuestro país, lamentablemente, la vigencia plena de la Constitución no se da, y la vigencia de la ley, tampoco. Los jueces están preocupados por garantizar impunidades en lugar de corregir los errores o defender los derechos.
          Nos encontramos con un federalismo a la carta; un federalismo que de acuerdo al beneficiario, da o quita. En el caso de la provincia de Corrientes, no nos dan los 700 millones de regalías de Yacyretá y Salto Grande. Otro federalismo que también padecemos los correntinos es que si bien la Constitución dice que Yacyretá es nuestra, el delegado que tiene que defender la voz de la provincia en ese emprendimiento lo designa De Vido.
          La distorsión de este federalismo a la carta se basa fundamentalmente en los hechos y en las circunstancias. Menem dijo que las circunstancias son distintas. Pareciera que las políticas de Estado deben ser manejadas por las circunstancias. Por esta razón, nosotros padecemos los errores que cometieron estos gobiernos.
          En términos generales, vamos a acompañar la iniciativa en consideración, pero advierto que no somos idiotas útiles; somos coherentes y creemos –la historia lo demuestra- que todos los países deben hacerse cargo de sus políticas energéticas. No pido que se hagan cargo, porque no lo harán; pero voy a hablar al pueblo argentino. Es necesario que entre todos, de una vez por todas, garanticemos la vigencia plena de la Constitución y de las leyes. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. Albarracín.- Señora presidenta: en primer término quiero aclarar que voy a votar junto con mi bloque, aunque no comparto que este proyecto de ley signifique un cambio de paradigma y de política petrolera. Al contrario, creo que va a significar una profundización de los males e inconvenientes que tenemos hasta el momento.
           En segundo término, al analizar la situación hay un punto que es favorable: el gobierno, mal, tarde y sin ganas ha reconocido que hay graves inconvenientes en la política petrolera y debe revertirse esa realidad. Lo que hay que considerar es si el instrumento que elige para ello es el apropiado.
          Al observar brevemente la ley, advertimos que  el Estado  nacional se queda con el 51 por ciento de las acciones y el 49 por ciento restante se las da a las provincias participantes del OFEPHI. Estas acciones se van a sindicar por cincuenta años. ¿Qué significa esto? Más centralismo; es una utopía que las provincias dispondremos de los recursos hidrocarburíferos. Lo que haremos es aportar al capital que habrá que pagar por YPF y eventualmente por la explotación. Repito: es una utopía que vayamos a manejar, aunque sea en parte, esta empresa. En virtud de este artículo, el gobierno nacional será el que maneje este tema, por eso implica más centralismo.
          Por otro lado, también representa menor control, porque aunque expresamente no hacía falta, se establece que no será aplicable ninguna legislación o norma que reglamente la administración, gestión, etcétera. En consecuencia, es menos control. Tenemos más centralismo y menos control. 

          Por otra parte, se expande casi al infinito la posibilidad de financiarse y asociarse con empresas nacionales o extranjeras, es decir que no hay límite. Esto, de acuerdo con el artículo 17.      En consecuencia, estamos frente a centralismo, falta de control y discrecionalidad.
          Por si hiciera falta decir algo más en el sentido de que la decisión que va a adoptarse no significa un cambio de política, vemos que el interventor de la empresa es quien ha llevado adelante la política energética del país durante los últimos ocho años. Entonces, este combo ya tiende a cerrarse, por lo que no estamos en presencia de un cambio sino de una continuidad. Por eso, tampoco está claro ni se explicita el plan de inversión.
          Antes de concluir con mi exposición, quisiera dedicar un párrafo a mi provincia, Mendoza. Muchos están contentos porque ella tendrá participación en esta empresa; sin embargo, no se trata de esta cuestión –que en sí es positiva‑ sino de cuánto costará a la provincia tal participación.
          Sé que no se pagará ahora sino más adelante. Si esta expropiación se hubiera hecho siguiendo el criterio de la Constitución Nacional, al menos podríamos saber cuánto y cómo vamos a poder pagar, pero ni de eso tendremos conocimiento.
          Sin perjuicio de las consideraciones expuestas, señora presidenta, votaré a favor junto con mi bloque. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por La Pampa.

Sra. Regazzoli.- Señora presidenta: hoy, estamos dando vuelta otra página de la historia argentina en una decisión fundamental para consolidar la independencia económica y el fortalecimiento de la soberanía nacional.
          Hoy, podemos decir con orgullo de país que estamos recuperando las decisiones estratégicas de YPF, que volverá a manos de los argentinos.
          No se trata, entonces, de un simple cambio de manos respecto de las acciones, sino de recuperar una herramienta en la regulación y la gestión de la riqueza generada por los hidrocarburos, para direccionar los grandes lineamientos al servicio de un proyecto económico con inclusión social, con autoabastecimiento –que requiere cada vez mayor energía para alimentar el crecimiento récord logrado‑, destinando tales recursos a políticas sociales, generación de nuevas tecnologías, investigación, educación, salud, así como también al agregado de valor, a las riquezas nacionales y a la promoción de políticas de pleno empleo.
          Reitero: se trata no sólo de un cambio de manos respecto de las acciones, sino de modificar el presente para mejorar el futuro, seguramente, con nuevas obligaciones, responsabilidades y urgencias.
          Algunos sectores sostienen la idea de que nuestro país se vincule con el mercado mundial en forma subordinada. Señora presidenta: el proceso de transformación se inició en 2003 con el presidente Kirchner y lo continúa y profundiza Cristina, poniendo la economía bajo la conducción política, y al hombre, como centro del proyecto nacional.
          Como dijera el general Perón, la independencia económica debe estar sustentada sobre los valores de la producción, y es el Estado quien debe organizar las riquezas de la Nación porque si él no lo hace, lo harán los consorcios capitalistas. La única diferencia reside en que el Estado actúa en beneficio de todos los argentinos, y el consorcio, a favor de extranjeros que están a 8.000  kilómetros de nuestra patria.
          Por lo expuesto, adelanto mi voto afirmativo y mi pleno acompañamiento a esta iniciativa que reivindica las banderas históricas de la nacionalidad argentina. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Chaco.

Sra. Terada.- Señora presidenta: en primer lugar, voy a manifestar mi adhesión al dictamen de la diputada Elisa Carrió por coincidir en su contenido y por la denuncia que desde el año 2006 viene haciendo este partido de la Coalición Cívica ARI y el bloque en relación al vaciamiento de la empresa YPF.  
          Cuando miramos el emblema de YPF nos surgen los mejores sentimientos, las añoranzas y los recuerdos, pero esa YPF, la de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, no es la que estamos por expropiar ahora.
          La de hoy es una empresa vaciada, sobreexplotada, una empresa de la que existe un reconocimiento expreso por parte de la señora presidenta de la Nación en su discurso de presentación del proyecto y en la exposición de motivos de éste, como así también del ministro De Vido y del viceministro de Economía Alex Kicillof, de que se trata de una empresa vaciada.
          Entonces, lo que estamos viendo en la realidad es que en definitiva nadie se hace cargo de este proceso de vaciamiento que lleva más de diez años.
          ¿En qué estamos entonces? Estamos en un juego perverso entre la nacionalización populista y demagógica y la realidad de que los recursos naturales y estratégicos siempre deben estar en manos del Estado. Esto lo venimos ratificando nosotros desde el año 2001.
          Sin embargo, cuando hablamos de Estado, ¿a qué nos referimos? ¿A este gobierno? ¿Este gobierno que a sabiendas del vaciamiento de Repsol YPF permitió que se fueran del país entre el 90 y el 130 por ciento de las utilidades? Recordemos que en el período 2008-2011 se llevaron del país alrededor del 130 por ciento de las ganancias. ¿Qué implica eso? El incumplimiento de las obligaciones del contrato de concesión y una sobreextracción de pozos que en su momento YPF había descubierto.
          Por eso, cuando hablamos de que YPF pasa a manos del Estado, nos preguntamos de qué Estado. ¿De este gobierno que en 2004 creó ENARSA, una empresa de la que solamente conocemos el nombre pero que no solucionó para nada todos los problemas que decía que iba a resolver? ¿De este gobierno que no utilizó la denominada acción de oro para impedir el vaciamiento de YPF?
          Mi provincia del Chaco sufre las consecuencias porque pagamos el gas mucho más caro y tenemos que hacer grandes colas para acceder al combustible.
          Lo que más nos preocupa en el análisis de esta ley es con qué dinero se va a pagar el precio. ¿Nuevamente con el dinero de los jubilados? Traigo a colación cuando en los 90 se decía que con YPF se iba a pagar el 82 por ciento móvil a los jubilados. Nada de esto es una realidad.
          Me preocupa que en el artículo 17 del proyecto que seguramente hoy va a ser ley, se habla de acudir a las fuentes de financiamiento internas y externas, a la concertación de asociaciones estratégicas, joint ventures, uniones transitorias de empresas y todo tipo de acuerdo de asociación y colaboración empresaria con otras empresas públicas, privadas, mixtas, nacionales o extranjeras. Quiero saber cómo se va a hacer todo esto. 
          Por todos estos fundamentos es que nosotros no podemos votar ni a favor ni en contra y por ello pedimos autorización para abstenernos porque no queremos ser cómplices de ilícitos que se vienen produciendo desde hace más de diez años. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santiago de Estero.

Sra. Ruiz.- Señora presidenta: la decisión de la presidenta de la Nación de devolver al pueblo argentino Yacimientos Petrolíferos Fiscales es una de las políticas más trascendentes de los últimos tiempos. De allí el reconocimiento de gran parte de la sociedad –que en este recinto se ha destacado- y de las distintas fuerzas

políticas que la componen. Sin duda, hemos entendido que estamos ante una verdadera política de Estado.
          A lo largo de la historia las guerras desatadas en el mundo por el control del gas y del petróleo dan cuenta de lo estratégico que es para el desarrollo de un país el manejo de estos recursos, pero también dan cuenta de la importancia que tiene para un país la decisión que ha tomado la señora presidenta. Hoy la Argentina le está diciendo al mundo que cada día es más soberana.
          Por mi trayectoria gremial no puedo soslayar los efectos nocivos y catastróficos que tuvo en los noventa la privatización de YPF. Recordemos que esta empresa era el cuarto mayor empleador del país, y que más de cuarenta mil trabajadores quedaron sin su fuente de trabajo. Pueblos enteros perdieron su perfil y sufrieron la desarticulación social, económica y política.
          Entonces, ¿cómo no voy a estar de acuerdo con esta decisión trascendental? ¿Cómo no voy a estar de acuerdo con declarar de interés público nacional el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos si el año pasado, como consecuencia de las maniobras especulativas de estos grupos económicos, la actividad agraria de mi provincia se vio prácticamente paralizada por la falta de combustible? Como todos saben, las maquinarias que se utilizan en el campo no se pueden poner en funcionamiento si no cuentan con un vital elemento, como lo es el gasoil.
          Lo mismo ocurrió con la actividad turística. En ningún momento tuvieron en cuenta los esfuerzos que realizó mi provincia para fomentar la zona de Termas de Río Hondo y darle mayor protagonismo dentro de la actividad turística. Podíamos ver como postales a los micros con los contingentes turísticos parados en las estaciones de servicio a la espera del combustible. Como se caían las reservas en los hoteles los trabajadores que durante todo el año esperan la llegada de esos tres o cuatro meses de mayor actividad fueron los mayores perjudicados.
          ¿Cómo no voy a estar de acuerdo con que nuestro país, haciendo uso de sus facultades soberanas, recupere esta empresa petrolera de bandera? Seguramente esto nos permitirá inaugurar una etapa plena de desarrollo.
          Sinceramente me siento orgullosa de ser protagonista de esta parte de la historia. Por ello, adelanto mi voto afirmativo al proyecto en consideración. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Cruz.

Sra. Álvarez.- Señora presidenta: en primer término, solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones, porque es muy extenso todo lo que tenía para exponer.
          Para no ahondar en referencias históricas que ya han sido mencionadas en este recinto en reiteradas oportunidades, sólo me permitiré hacer alusión a la histórica posición del radicalismo, cuando en 1922 el presidente Hipólito Yrigoyen creó la Dirección Nacional de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Lo hizo con la absoluta convicción de que las riquezas del subsuelo eran bienes para el enriquecimiento nacional y el beneficio del pueblo.
          Posteriormente, durante la Presidencia de Marcelo T. de Alvear, se designó como director de la empresa al ingeniero Enrique Mosconi, quien supo traducir la idea de Yrigoyen en acciones concretas, que convirtieron a la empresa en un ejemplo de la acción petrolera nacional.
          Con el permiso de la Presidencia y de los colegas legisladores, intentaré refrescar la memoria de quienes fueron protagonistas, partícipes directos y/o meros espectadores de una sesión histórica de la Honorable Cámara de Diputados de la provincia de Santa Cruz, mi provincia.
          El hecho es que el 17 de septiembre de 1992 se presentó un proyecto de declaración de autoría de la entonces diputada provincial y actual presidenta de todos los argentinos, doctora Cristina Fernández de Kirchner, quien a través de ese texto exigía a los entonces legisladores nacionales por el distrito de Santa Cruz que con su presencia en el recinto y su voto afirmativo

posibilitaran el tratamiento del proyecto de ley de Federalización de Hidrocarburos y Privatización de YPF, ya que con ello se jugaba la perspectiva del futuro de Santa Cruz.
          Los diputados nacionales que estuvieron en la sesión de privatización de YPF fueron los radicales Héctor Horacio Di Tulio -presente en este recinto-, Ángela Jerónima Sureda y los justicialistas Rafael Flores, Arturo Antonio Puricelli y Rita Drisaldi. El actual ministro de Defensa, doctor Arturo Puricelli, fue el único que aun sin estar enrolado en las filas kirchneristas votó afirmativamente el proyecto de privatización.
          Como legisladora nacional electa por ese distrito me pregunto si la perspectiva de futuro a la que la presidenta hacía mención en su proyecto es la que hoy 
-veinte años después- vive mi provincia de Santa Cruz, gobernada ininterrumpidamente por el kirchnerismo desde 1991 a la fecha. La realidad es la de una provincia quebrada, que no puede afrontar en tiempo y forma el pago de los salarios de los activos y pasivos desde el mes de diciembre de 2011. Además, tiene suspendido el pago de las obligaciones contraídas con los proveedores, presentando serias dificultades en materia de salud y seguridad.
          La presidenta fundaba su pedido en que muchos legisladores de la Honorable Cámara venían obstruyendo la posibilidad de la ley de Federalización de Hidrocarburos y de privatización de YPF. Planteaba que “ninguna argucia reglamentaria debía ser puesta al servicio de retrasar las soluciones que nuestra provincia necesitaba.”
          ¿Es la misma persona a la que hoy le toca dirigir los destinos de nuestra Nación? ¿Será la misma que ordenó al hoy bloque oficialista no permitir la aprobación del proyecto del 82 por ciento móvil para nuestros jubilados, o la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias para todos los empleados?
          Nosotros, como radicalismo, siempre tuvimos una posición coherente al respecto, ya que aquí mismo y en reiteradas ocasiones tuvimos que escuchar a legisladores oficialistas recordando los desaciertos cometidos por el gobierno de Alfonsín o de la Alianza.
          ¿Por qué no hacen un mea culpa y le dicen la verdad a la sociedad argentina? Díganle que fueron las políticas neoliberales de los 90, impulsadas por el menemismo y apoyadas por el actual oficialismo -que hoy parece olvidarlo-, las que sumieron a nuestro país en una profunda crisis, como la que desencadenó en 2001. En muchos casos no nos son ajenas, pero en su mayoría se debieron a las irresponsabilidades de políticas impulsadas por los que hoy dicen ser defensores del Estado.
          Preocupan las declaraciones del embajador de la Unión Europea...
         
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Gracias, señora diputada. (Aplausos.)
          Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.

Sr. Elorriaga.- Señora presidenta: para mí es un honor participar de esta sesión memorable, ya que vamos a recuperar parte de nuestra soberanía que habíamos entregado.
          He seguido con atención todo lo actuado en el

plenario de las comisiones de Energía y Combustibles, de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda y todo lo que los compañeros y colegas diputados han hablado hasta el momento.
          En verdad, han surgido algunos conceptos interesantes y sobre algunos de ellos me voy a referir ahora. Pero quiero anticipar desde ya el total apoyo al proyecto en consideración.
          En primer lugar, quiero destacar que el presente proyecto es en buena parte un reconocimiento a aquellos empleados de YPF que bajo distintos ardides o estratagemas, o como quieran llamarlos, han quedado afuera en aquellos años de los 90.
          Basta recordar los retiros voluntarios con los que les decían que iban a poder vivir el resto de sus vidas y sus descendientes, el programa PPP, Programa de Propiedad Participada, que nunca se terminó de cumplir y la conformación de pequeñas empresas a las que teóricamente la nueva empresa les daría trabajo y no fue así, o en buena parte no fue así, ya que sólo tuvieron trabajo los amigos de la nueva YPF.
          No vamos a hablar de todos aquellos que fueron directamente despedidos porque no tenían lugar en el nuevo orden que estaban implementando. Fueron prácticamente desechados.
          Una compañera me contaba al ingresar al Congreso que se había demorado en la calle porque ex empleados de YPF la paraban para felicitarla. Eso mismo nos sucedió y la verdad es que estamos con ellos.
          Creemos que este proyecto de ley es una luz de esperanza para todos ellos, ya que ven con una nueva perspectiva lo que va a pasar con su querida YPF y con la nuestra que nunca debimos haber abandonado.
          He oído con agrado a distintos diputados decir que les gustaría ir por más en este proyecto de ley. Hubo otros que dijeron que esta YPF sobre la que estamos trabajando sólo representa nada más que un tercio de la producción o de las reservas y que les gustaría que este proyecto fuera más amplio y más profundo.  Todo eso me parece bien pero creo que estamos ante una inmensa oportunidad de incrementar nuestra participación, incluso la participación de todos los argentinos, lo que se dará a partir de esta tarde cuando votemos esta ley y podamos trabajar sobre el 49 por ciento de las acciones que quedan en poder de otras manos. En síntesis, es una buena oportunidad y un buen punto de partida para poder trabajar de ahora en más.
          En cuanto a los que criticaron duramente las políticas energéticas de los últimos años, sólo les escuché hablar del petróleo y del gas, con argumentos por lo menos dudosos, pero nada dijeron de todo lo que se trabajó en estos nueve años sobre las distintas energías, cómo se transportan y cómo se produce todo lo que se ha incrementado en los últimos tiempos.
          También escuché a algunos que ayer y hoy, a treinta años de que una Nación colonialista dejara en el Atlántico a 323 argentinos, que se mostraron preocupados por lo que otra Nación colonialista opina de nosotros. Les pido que no nos preocupemos por lo que opinan los españoles y sintámonos orgullosos por lo que hacemos nosotros hoy. (Aplausos.)
          Seguramente me va a faltar tiempo, por lo que quisiera insertar el resto del discurso que pensaba pronunciar, pero no quiero perder esta oportunidad para destacar que una de las actividades que en estos nueve años se ha desarrollado tremendamente ha sido el turismo, al que lo ha acompañado la actividad que yo desarrollo, que es la construcción de caminos.
          Uno ve con inmensa alegría que este fin de semana no faltó nafta en los surtidores de YPF, y también...
(Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Gracias, señor diputado. Su tiempo ha concluido.
          La Presidencia va a pedir a todos los señores diputados que por favor respeten los cinco minutos, como se ha convenido en la reunión de Labor Parlamentaria.
          Si los señores diputados están de acuerdo, cuando les falte un minuto para concluir el término, la Presidencia les puede decir que vayan cerrando su discurso como para que no sientan que el corte se produce de repente.
          Si existe asentimiento, así se procederá.
-       Asentimiento.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias, señores diputados.
          Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Bertol.- Señora presidenta: solicito autorización para insertar el discurso que pensaba pronunciar y también para insertar la denuncia por incompatibilidad de funciones que hicimos ayer ante el fiscal del control administrativo de la Oficina Anticorrupción para expresar puntualmente lo que el señor miembro informante de nuestro bloque, Pablo Tonelli, refirió con respecto a la violación de la ley 25.188, de ética pública.
          Además, estoy convencida de que hoy deberíamos estar debatiendo aquí una política pública. Deberíamos tener en cuenta que construir una política de Estado no es votar en forma unánime y mayoritaria una ley, sino que como

dijo la senadora Morandini, una política de Estado es construir la política con los otros.
          También me preguntaba sobre las paradojas de la vida. Ayer algunos decían: “No privatizamos, no vaciamos”, y yo recordaba cuando en 1992, sentada en una de las bandejas de este recinto, escuchaba a mi referente político Andrés Fescina –a quien quiero rendir homenaje, pues falleció el año pasado-, que con muchísimo dolor pronunció un discurso contrario a la privatización de YPF, sosteniendo que no hay federalismo sin sustento económico y no hay armonía entre las regiones si no se les reconoce lo que les pertenece.
          Nuestro proyecto alternativo reconoce el federalismo, pero además, pretende dar un verdadero marco jurídico a las inversiones en nuestro país. Cuando el gobierno ha sido socio y parte de la caída de YPF, resulta difícil escuchar a sus representantes reivindicar esos derechos con tanta emoción y verdad.
          Sin embargo, también me pregunto si no estaremos frente al fenómeno que describe Irving Janis, un psicólogo que desarrolla la teoría del pensamiento colectivo con respecto a Bahía de los Cochinos, a la que por lo menos yo adhiero. Él habla de que cuando en el grupo hay una ilusión de unanimidad, una noción de invulnerabilidad, se cree que todos tenemos que pensar de la misma manera.
          También entiendo que se está haciendo uso y abuso de las emociones. La emoción es un impulso para actuar y es muy importante en nuestra vida. Pascal decía que a veces el corazón tiene razones que la razón desconoce. Sin embargo, considero que en el recinto de la Cámara de Diputados deberíamos hacer primar la razón por sobre la emoción. Me parece que deberíamos tener muchísimo cuidado, porque muchas veces esa dicotomía entre la emoción y la razón nos lleva a creer que lo que hacemos por emoción es correcto, y detrás de Yacimientos Petrolíferos Fiscales hay muchísimo más que una sigla.
          Quiero decir que, si se trata de emoción, siento que la poseo casi toda y voy a explicar por qué. Mi padre trabajó 39 años como inspector de YPF, y este es el diploma que le entregaron, que dice: “A Waldemar Alejo Bertol, el inspector, cariñosamente, con motivo de su retiro de la familia YPF, sus hermanitos comodorenses del 40.”
          De manera que en mi familia se mamó, se vivió y se sintió YPF. Tres mujeres crecimos y pudimos estudiar en la escuela pública y luego en la universidad pública.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia hace saber a la señora diputada que le resta un minuto para concluir con su tiempo.

Sra. Bertol.- Por eso digo que a veces hay que tener cuidado y la emoción no debe nublar la razón.
          En la universidad pública, en la Facultad de Derecho, me enseñaron a respetar la Constitución y que hay que trabajar dentro de la ley y no fuera de ella. Allí también me enseñaron qué era una expropiación y qué era una confiscación.
          Más allá de la emoción profunda que significa para mí, en lo personal, y para muchos de mis compañeros, que no son neoliberales, cipayos ni formaron parte de los que votaron la privatización de YPF, hoy decimos que no porque, en rigor, decimos que sí al estado de derecho, a la seguridad jurídica en nuestro país y a que se respeten las leyes por sobre las emociones. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por La Rioja.

Sra. Herrera.- Señora presidenta: en primer lugar, pido autorización para insertar el texto de mi discurso en el Diario de Sesiones, porque es mucho lo que podemos decir y lo que tengo para decir sobre este tema.
          Iba a comenzar mi discurso desde otra visión, desde la visión histórica, desde la visión de una decisión política tomada por una mujer que conduce los destinos del país.
          Ayer y hoy escuché los discursos de aquellos que sentados en una banca toman posiciones como Poncio Pilatos, lavándose las manos, como diciendo: “Háganse cargo”. Para

ellos es una frase, tal vez conocida por pocos pero no desconocida para el peronismo. Porque hay que decir al resto de las bancadas que toda la vida el peronismo se hizo cargo de los aciertos y de los errores. Y por eso estamos acá, ante este hecho histórico, ante esta decisión política de recuperar no tan solo la base petrolífera, de hidrocarburos para la Argentina, sino la base fundamental, que es la fuente laboral para el pueblo argentino. Lo hizo una peronista y lo hacemos todos aquellos que estamos acompañando desde el convencimiento esta decisión.
          Por eso no es bueno ver que en esta Cámara de Diputados quienes tienen la obligación, por supuesto,  de disentir, de discrepar, etcétera, se escuden diciendo “no privatizamos, no entregamos”. El pueblo argentino nos elige para tomar las decisiones correctas. Esta debería ser una sesión en la que aquellos que dicen que no están convencidos sientan orgullo por la decisión que tomó la presidenta de la Nación.
          Aquellos que tal vez desde la bisagra política parecerían cipayos en el accionar o en sus palabras, no deberían criticar estas acciones. Como mujer, como riojana, como argentina me siento orgullosa de formar parte de esta política de Estado, porque es una política de Estado la que hoy estamos llevando a cabo. Gracias a esta política –y muchos dicen que no la tenemos en el ámbito energético‑ en cada pueblo de mi Rioja ha llegado la electricidad, está llegando el gas, sobre la base de esas decisiones que desde 2003 se vienen adoptando en cada una de las provincias argentinas.
          También confío en que cada uno de los que estamos compartiendo este proyecto instemos a que en la reglamentación de la ley –más allá de las provincias petrolíferas‑ se tenga la visión de abrir el juego para todas las provincias de la República Argentina.
          Las palabras de la presidenta quedan grabadas en la memoria de la historia argentina: “Queremos una empresa nacional y profundamente federal; recuperamos la soberanía y tendremos una política de Estado en la que YPF forme parte de todas las provincias argentinas y del pueblo argentino. (Aplausos.)
         
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

Sr. Sacca.- Señora presidenta: solicito permiso para insertar parte de mi discurso y voy a hacer algunas reflexiones. En la inserción seguramente habrá datos estadísticos y números, con precios, costos, etcétera.
          Voy a citar a Aristóteles, que decía que la realidad es la única verdad. Y cuando hablamos de realidad nos referimos a que en la historia del radicalismo no hubo dudas, no hubo fisuras ideológicas, reivindicando a Don Hipólito Yrigoyen y a Mosconi, desde la creación de YPF hasta la fecha, en todas las instancias. En todos los momentos históricos el radicalismo defendió la estatización.                       
          Por otro lado, después de que se privatizó, tanto diputados como senadores radicales estuvieron presentando pedidos de informes y cuestionamientos que nunca fueron oídos por el gobierno.
          La realidad es que el peronismo entregó YPF, no

hay dudas. La realidad es que el peronismo entregó YPF y en estos últimos diez años fracasó la política energética. No hay dudas en este sentido.
          La realidad es que los responsables de la política energética en los últimos diez años son los mismos que el gobierno pretende designar para controlar esta estatización. Esta es la pura realidad; no estoy inventando nada.
          La realidad es que al oficialismo no le interesan las voces que puedan superar los proyectos presentados por la mayoría. Creo que uno viene a parlamentar a un Parlamento, y no a condicionar los tiempos.
          Lamento que no se tomen las instancias totalmente superadoras propuestas por el radicalismo en este caso para exacerbar controles y obtener una mayor presencia de la Auditoría General de la Nación.
          Inclusive, en lo personal he planteado la creación de una comisión bicameral para el seguimiento de esta estatización porque si el Congreso es el que estatiza debería ser él mismo quien la controle. Creo que los controles se deben profundizar. Ningún bien nacido puede estar en contra del control.
          Cuando se habla de autoabastecimiento, y sigo hablando de la realidad –soy un atrevido al citar a Aristóteles‑, hablamos de petróleo. Todos sabemos que nadie ha presentado ni comentado un plan estratégico claro en el corto, mediano y largo plazo relativo a los recursos energéticos, donde el petróleo es nada más que una pata. Las otras son las energías alternativas.
          En el Congreso de la Nación hoy existe un proyecto presentado por el bloque de diputados radicales por el que se propicia la creación de una Instituto Nacional de Energía Renovable que tiende a sintetizar todos los esfuerzos aislados de algunas oficinas públicas, como así también de investigadores de universidades públicas y privadas y de diferentes ONGs. La idea es poner esta herramienta a disposición del gobierno actual. Quizás este sea el momento de que comiencen las investigaciones, y tal vez sea otro gobierno el que las finalice. No se trata de estar pensando solamente en el ahora, en el mañana o en la próxima elección; se trata de legislar para nuestro futuro.
          Los aviones seguramente seguirán volando gracias a combustibles derivados del petróleo, pero tenemos que ver cómo contemplamos la posibilidad de forjar energías alternativas para el parque automotor. En este sentido, no existe un plan estratégico claro.
          Para terminar, voy a hacer una reflexión final con respecto al ser radical. Yo soy radical: desde que pude afiliarme, a los dieciocho años, siempre lo fui. No tengo dudas de que las empresas del Estado deberían haber sido, deben ser y deberán ser argentinas.
          Lo que hoy estamos haciendo es tomar un control mayoritario de algunas acciones; no estamos tomando el control total de YPF. Cuando entregamos la empresa cedimos el ciento por ciento de las acciones, y hoy nos vanagloriamos de una segunda oportunidad histórica por la que vamos a recuperar el 51 por ciento. Es decir que estamos 49 por ciento para atrás y tenemos veinte años de atraso.
          Como radical, estoy muy contento de que el oficialismo por fin nos haya hecho caso al tomar una bandera radical para reivindicar y reconocer sus propios errores...

Sra. Presidenta (Abdala de Mattarazzo).- Gracias, señor diputado. Se terminó su tiempo.
          Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Bidegain.- Señora presidenta: el proyecto de soberanía hidrocarburíferas que estamos debatiendo es de indudable trascendencia. Seguramente el final de la sesión nos encontrará con un importante grado de consenso, fundamental y necesario para la implantación y puesta en marcha de una política de Estado que represente de la mejor manera posible y en el contexto en que nos desenvolvemos el interés superior del pueblo y la Nación argentina.
          Estoy convencida de que con la aprobación del proyecto remitido por el Poder Ejecutivo, que ya cuenta con la sanción del Senado, estaremos poniendo no sólo una bisagra más en la historia argentina sino que además estaremos enviando una fuerte señal a la comunidad internacional de que nuestro país, por voluntad soberana de las provincias que lo componen y del pueblo soberano que representamos, está decidido a abandonar definitivamente el camino del neoliberalismo responsable de la crisis económica, social y política más importante de nuestra

historia. La intervención estatal en un área estratégica como la abordada por este proyecto, ha tenido a lo largo de nuestra historia la consideración favorable de todos los signos políticos que han llegado al gobierno de nuestro país.  El descubrimiento estatal de yacimientos petrolíferos tuvo lugar el 13 de diciembre de 1907, bajo la presidencia de Figueroa Alcorta, y sólo un día después, el 14 de diciembre del mismo año, se decretó la reserva de las 200 mil hectáreas circundantes para la explotación estatal.  En 1910, bajo la presidencia de Roque Sáenz Peña, se creó la primera protoorganización al mando del ingeniero Huergo, que concluyó por primera vez con un proceso de explotación, transporte y comercialización eficiente.
          Hipólito Yrigoyen creó YPF, pero fue su sucesor, Marcelo Torcuato de Alvear, quien puso al frente de esa dirección al general Enrique Mosconi, quien la convirtió en una empresa moderna y pujante.
          Como militar con fuerte orientación nacionalista, seguramente inspirado en Enrique Mosconi y Manuel Savio, el general Perón asignó una importancia trascendental no sólo a  YPF, sino también a Gas del Estado; no obstante,  es justo reconocerlo, siempre pensó en la necesaria complementariedad con las empresas portadoras de mayor desarrollo tecnológico, como lo demuestra la firma para la explotación conjunta de 40 pozos con la petrolera Drilexo el 11 de diciembre de 1947.
          Este fue el pensamiento y acción de gobierno que, contrariando sus promesas de campaña, finalmente terminó implementando Arturo Frondizi, y así podríamos seguir analizando uno a uno, a excepción, claro está, del gobierno que la privatizó en la década de 1990.
            De manera tal que el amplio consenso social y político alcanzado por la iniciativa gubernamental también se sustenta en el sólido consenso de la historia.
          Señora presidenta: creo que es una buena oportunidad para que los argentinos en general, y esta Cámara en particular, comencemos a discutir más sobre hechos concretos que sobre intenciones poco o nada verificables.
          Vivimos un momento singular de nuestra historia.  Contemplamos la incipiente reconciliación de la política con el pueblo y de los jóvenes con la cosa pública.  Esas reconciliaciones se fundan en que a lo largo de estos nueve años, la política, aun con sus limitaciones, pudo estar al servicio de un país más justo. 
          Primero, Néstor Kirchner, y ahora nuestra presidenta han demostrado que la política no sólo debe, sino puede, regir los destinos de la Nación, sin someterse a los designios de las corporaciones que impusieron por décadas sus condiciones y privilegios.
          Lo hemos conseguido con decisión, vocación y convicción política, fortaleciendo el rol del Estado, reubicándolo al servicio de la sociedad y no del mercado, priorizando un modelo productivo de industrialización a la especulación financiera.
          Tenemos la oportunidad única de reescribir las páginas de la historia en tiempo presente, como lo hacen los pueblos cuando se deciden a avanzar.  Nunca lo hacen apoyados en la nostalgia de los tiempos idos, pues lo que los movilizan son sus esperanzas, sus utopías y la maravillosa sensación de percibir que el futuro está en sus manos.
          Por eso, porque YPF siempre anidó en el corazón de los argentinos y vivió en nuestro imaginario colectivo, y porque como dijo Raúl Scalabrini Ortiz: “…hay un país que nos está esperando.  Hay una esperanza que está requiriendo una acción.  Hay una acción que está vacante y desde la que se hace historia.”, nuestro voto va a ser afirmativo.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Junio.- Señora presidenta: quiero comenzar planteando un concepto que se vincula con el día de hoy y con los próximos debates en nuestro país y en esta Cámara. 
          La vida y la historia reciente demuestran que en la gestión de servicios públicos estratégicos y la explotación de recursos naturales, el sector privado tiene una contradicción insalvable entre su propio interés y el interés público.  Sus planes de negocio son absolutamente contradictorios con los objetivos sociales y políticos de un servicio para la comunidad y los intereses de la Nación.
          Tanto las empresas multinacionales como las de origen local persiguen la maximización de sus ganancias, subestimando el interés público.  Consecuentemente, con este rasgo inevitable, la corporación multinacional Repsol desplegó una estrategia de reducción de la producción y las reservas.
          Entonces, resulta clarísimo que la producción se realizó a costa de las reservas descubiertas antes de que Repsol comprara la mayoría.  O sea que la explotación se realizó con las reservas descubiertas por el Estado

argentino. Si se pierden las reservas, la empresa se descapitaliza. En consecuencia, cabe preguntarse: ¿Repsol iba hacia el abismo, estaba errando el rumbo, se equivocaba? Ciertamente no había error; era un plan deliberado, estratégico, de extracción de las reservas existentes, aprovechando el gran precio internacional para llevarse más utilidades a su matriz ultramarina; utilidades que representan la riqueza de nuestro suelo y los esfuerzos de los trabajadores argentinos.
          De modo que practicaron el más clásico saqueo colonial; aplicaron una línea muy parecida a la del imperio durante el virreinato en relación con los  minerales: extractivismo colonial y remisión a las metrópolis, muy parecido a lo que hicieron en el cerro Potosí y en Zacatecas durante el imperio. Por entonces, era el oro amarillo; ahora es el oro negro.
          Con esta gran decisión política estamos generando un trascendente acto de reparación que rompe definitivamente con los nudos gordianos del dogma y del poder neoliberales. Entonces, se comprende por qué los neoliberales, conservadores de derecha, se oponen frontalmente a esta decisión.
          Es justo agregar que no es éste un afán exclusivo de los españoles y sus actuales socios. También es el afán de otros grupos oligopólicos de los agronegocios, de la minería, de los grandes exportadores de nuestros granos, de las grandes corporaciones que controlan la producción de alimentos y de los monopolios comerciales que controlan gran parte del abastecimiento para el consumo de nuestro pueblo.
          Es imposible no asociar a este planteo que involucra a los oligopolios el hecho de que esos mismos grupos concentrados sean los formadores de precio, que confiscan a nuestros trabajadores los ingresos que logran en paritarias o mediante los planes sociales que aporta el Estado. Son esos mismos grupos los verdaderos fabricantes de la inflación. Por eso, esta decisión nos fortalece para ir por más transformaciones.
- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.

Sr. Junio.- Quiero recordar un hecho que me parece tanto interesante como simbólico, y que data de cien años. Cuando se descubrió el petróleo se hicieron dos análisis, uno en Campana. En esa oportunidad la Standard Oil decía: “Se trata de un asfalto de calidad inferior, no sirviendo de combustible” y que “La explotación de esa materia prima por medio de la destilación y comercialización no será provechosa”. En cambio, el laboratorio del Estado señalaba: “Se trata de un excelente combustible mineral, tanto por su valor calórico como por la ausencia de sustancias nocivas”.
          Como vemos, los oligopolios siempre mienten. No se trata de un problema moral sino que está en la naturaleza de su objeto lucrar y lucrar. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Iturraspe.- Señor presidente: Nosotros que formamos parte de un amplio sector de este pueblo que resistió la privatización en todos los ámbitos posibles, desde los debates, las denuncias, las bancas, las movilizaciones, los cortes, nos sentimos legítimamente parte de esta recuperación de la mayoría del paquete accionario de YPF.
          Creemos que es un primer paso para recuperar la dirección correcta. Sin embargo, hay temas que nos preocupan. No somos ingenuos, pero sí coherentes en intentar expresar las voces de los que nos trajeron hasta aquí.
          La descripción que hace el Ejecutivo sobre los incumplimientos de Repsol, el vaciamiento de nuestros pozos, el abandono de nuevas exploraciones, la falta absoluta de inversión en nuevas tecnologías, podríamos haberla hecho nosotros. Sin embargo, el partido que hace nueve años que gobierna la Argentina es el que tiene la responsabilidad de controlar, exigir y dar cuenta, no de transformarse hoy en denunciante.

          El mismo proyecto aclara que no estamos frente a una estatización, pero nosotros quisiéramos que fuera así. Queremos una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria, no una simple sociedad anónima abierta a capitales de amigos o de multinacionales; y vamos por más. Pretendemos socializar la conducción de esta empresa abriéndola a la participación, a la presencia de trabajadores, a las organizaciones de usuarios, de consumidores y ambientales.
          Nuestro balance sobre lo que ha sido la política energética hasta ahora es negativo, no sólo por la negligencia de la iniciativa privada sino también por la falta de control y cuidado del patrimonio de todos los argentinos por parte de los ámbitos de contralor.
          Teníamos treinta y cuatro años de reservas de gas y ahora menos de ocho; dieciocho años de reservas de petróleo y ahora menos de siete; ello con el agravante de que el 40 por ciento de nuestro pueblo sigue teniendo que consumir garrafas de gas licuado, pagando así cinco veces más el metro cúbico respecto del gas natural.
          Tampoco nos hemos hecho cargo como país del daño ambiental. Tenemos más de ciento cincuenta generadores de 1, 2 o 5 megavatios diseminados en todo el país. Esto significa despilfarro, contaminación, ruido. Ello también implica consumir 500 litros de diesel por hora por cada equipo, así como también no cuidar nuestro ambiente y favorecer el negocio de algunos.
          Este modelo, que ha llevado a la crisis energética de la Argentina, ha sido exitoso para los grupos multinacionales que extrajeron las riquezas de nuestro suelo obteniendo ganancias espectaculares.
          También debemos aludir a Menem, quien privatizó y extranjerizó nuestros recursos, pasando por de la Rúa, que prorrogó la concesión de Loma de la Lata, y por el ex presidente Kirchner, que extendió el contrato a Yacimiento  Cerro Dragón, con lo que el 23 por ciento de las reservas totales del país están en manos de la Panamerican Energy, cuya mayoría accionaria pertenece a la British Petroleum.
          Se trata, entonces, de terminar un ciclo histórico de bastardeo, de considerar a nuestros recursos mercancía o moneda de cambio o negocio de algunos vivos.
          Estamos frente a una oportunidad. Por eso decimos que queremos una empresa pública nacional, federal y socializada en su conducción. Decimos “federal” porque reconocemos la reforma del 94. Nuestra concepción de una Nación grande y solidaria nos hace poseedores de todas las riquezas de nuestra patria; si no, volveríamos a la tesis de las provincias inviables agitada durante la última dictadura militar, aquellas más desposeídas que no contaban con la cordillera para apropiarse de sus recursos mineros, ni las costas, para disponer de su riqueza ictícola, ni el petróleo, para percibir regalías. ¿Qué hacemos con ellas? ¿Las disolvemos, desconocemos su historia, sus características culturales por región? ¿Acaso las anexamos a las que gozan del privilegio de poseer alguna renta provincial?
          Como decía el señor diputado Solanas, es hora de volver a las fuentes, al artículo 40 de la Constitución del 49. Entonces, la energía debe ser considerada como valor estratégico, tratada como bien social, y un derecho humano al que todos deben tener acceso.
          Quiero terminar mi exposición rindiendo homenaje a todos los ex trabajadores “ypefianos”, con quienes esta Cámara todavía tiene una deuda, ya que nunca han cobrado su indemnización ni su cuota de las acciones de propiedad participada…

Sr. Presidente (Domínguez).- Gracias, señora diputada.

Sra. Iturraspe.- Un momento, señor presidente.
          Como decía, ellos han peleado… (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Díaz Roig.- Señor presidente: en los mensajes del 4 y del 26 de junio, y un par de meses después, en ocasión del Primer Plan Quinquenal, Juan Domingo Perón señaló los dos ejes centrales de lo que, a su criterio, debía ser la política energética. Con su licencia, pasaré a dar lectura de las palabras del general.
          Dice así: “En materia de energía se asignan dos objetivos fundamentales: acrecentar la disponibilidad nacional de energía…” –es decir, las reservas‑ “…y disminuir nuestra dependencia del exterior en orden a la importación de combustibles industriales.” Estos dos ejes están vigentes.
          En razón de que se leyeron disposiciones de la Constitución de 1949, me permitiré leer el artículo 55 de la Constitución de la provincia de Formosa de 1991, que

establece lo siguiente: “La provincia ejercerá la plenitud del dominio exclusivo, imprescriptible e inalienable sobre los recursos minerales, incluyendo los hidrocarburíferos, las fuentes de energía hidráulica, solar, eólica, geotérmica, nuclear y toda otra que exista en su territorio, con excepción de la vegetal. El aprovechamiento podrá realizarlo por sí o por convenio con la Nación, con otros países, con empresas...”
          Más adelante señala: “El Estado propiciará la industrialización y aprovechamiento más conveniente en territorio provincial...”
          Y termina diciendo: “La política provincial de aprovechamiento de hidrocarburos y demás recursos naturales será coordinada con la de la Nación...”
          Digo esto porque uno de los aspectos más interesantes del debate de ayer, y una de las pocas cosas que no comparto con algunos oradores, es una concepción que nos costó mucho en la Convención Constituyente de 1994, y cuando se discutió la ley corta y la ley larga en este mismo recinto: ¿los recursos naturales deben ser de la Nación o de de las provincias?
          Si bien la cuestión está zanjada, no es menos importante –quiero llamar la atención a aquellos que insisten en este razonamiento‑ que algunos piensen que los Estados federales argentinos no tenemos la capacidad de enfrentar a las multinacionales. Toda la vida hemos tenido la capacidad de enfrentar las adversidades en nuestra marginación o las que nos ha impuesto la naturaleza en nuestros territorios y pueblos, y lo hemos hecho con un alto sentido de Nación, porque en un buen federalismo no puede haber contradicción entre la Nación y los Estados federales. Esta es la realidad, señor presidente.
          Otro aspecto que ayer no se abordó en profundidad es la importancia internacional de esta cuestión. En la evolución a partir de la recuperación de sus recursos energéticos, la Argentina se podrá sentar en los ámbitos internacionales a discutir las políticas energéticas. No nos preocupemos tanto por lo que piense Europa. Sepamos que ya no hay desarrollo de la Argentina sola sino en el marco de América Latina. Preocupémonos porque nuestra política energética esté de acuerdo con la de Brasil, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y todos los países de Latinoamérica. Este es el camino, y de esto poco se habló en el recinto.
          Para finalizar, estoy absolutamente seguro de que en este voto positivo por este proyecto está el voto de Mosconi, el voto de Yrigoyen, el voto de Estévez Boero, el voto de Palacios, el de caudillos como Sapag y otros de los partidos provinciales. Estoy absolutamente seguro de que está el voto de Perón, de Evita, de los treinta mil compañeros muertos o desaparecidos, el voto de los piqueteros de Cutral-Có, de Néstor y su memoria, el voto de Cristina. Pero sobre todo está el voto de todos los compañeros, de todas las ideas, que han sabido afrontar la lucha por la liberación nacional. Y agradezco el ejemplo que hoy da la oposición...

Sr. Presidente (Domínguez).- Su tiempo ha terminado, gracias, señor diputado. (Aplausos.)
          Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

Sr. Catalán Magni.- Señor presidente: pido permiso para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones y solamente haré dos breves comentarios.
          Como fueguino y argentino, en estos pocos meses en que tengo la suerte de ocupar esta banca y vivir varios hechos históricos muy fuertes para mi vida personal y de mi provincia, como ha sido el tema Malvinas y el de YPF, siento un tremendo orgullo y un gran privilegio por formar parte de este momento histórico de mi país, de mi provincia y de este modelo nacional que hoy lidera Cristina Fernández.

          Creo que en este bloque hemos alcanzado un alto grado de consenso para que ella tenga las manos libres en la tarea que tiene de orientar al país en el rumbo que en su momento delineó Néstor, que hoy es continuado por Cristina. De este modo vamos a avanzar en la profunda transformación de la Argentina.
          Antes de finalizar, quisiera hacer un comentario más. Como ustedes saben, provengo del ámbito del deporte. Por esa razón, me costó mucho tomar la decisión de insertarme en la política, por todo lo que ella representa. Pero en estos meses, gracias a que los fueguinos me otorgaron el privilegio de ocupar esta banca, me doy cuenta de que la decisión que tomé fue la más acertada y que el camino que seguí, acompañando a la compañera Cristina Fernández de Kirchner, es el correcto. Estoy convencido de que es necesario seguir acompañando este modelo, porque eso es lo que requiere nuestro país. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Ocaña.-  Señor presidente: antes que nada solicito autorización a la Honorable Cámara para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
          Tras diez horas de debate creo que ha quedado en claro que el déficit de hidrocarburos que afecta a la Argentina es consecuencia de un colapso generalizado, producto de la política energética que se implementó durante el proceso de desregulación y desnacionalización que se llevó adelante en la década del noventa, luego continuado e impulsado por muchos de los que hoy nos plantean esas políticas como un grave error.
          Creo que todos podemos equivocarnos y rectificar los errores, pero con honestidad intelectual se debe reconocer lo que se hizo y cuáles fueron las equivocaciones. No vale justificar que en esa época no se podían resistir aquellas políticas. Muchos lo hicimos y peleamos para que no se produjera la entrega de los recursos argentinos; basta leer los periódicos de esos años o el propio Diario de Sesiones para comprobarlo.
          También podemos recordar aquellos intentos de sesiones con las que nos querían llevar por delante. Había bloques ‑como el radical, el socialista y el del grupo de los ocho, entre otros‑, que eran acusados de esconderse detrás de las cortinas, cuando en realidad lo que estaban haciendo era defender el interés nacional.
          La verdad es que ninguna de las buenas intenciones que en aquella sesión de 1992 se expusieron como necesarias ‑como el autoabastecimiento, el impulso de las exportaciones, la necesidad de destinar divisas al pago de la deuda externa‑ justificaron la privatización de YPF.
          Hoy hablamos de la importación de energía y de ampliar el horizonte de reservas a través de las tareas de exploración. En definitiva, estamos hablando de garantizar una riqueza –como la energía‑ que es central para el crecimiento del país.
          Lo cierto es que a pesar de aquellas buenas intenciones se perdieron 50 mil puestos de trabajo en YPF, desaparecieron pueblos enteros y hoy nos encontramos ante esta crisis en las reservas.
          Creo que este proyecto hay que analizarlo desde dos perspectivas: una de forma y otra de fondo. Personalmente no estoy de acuerdo con la forma en que se ha llevado adelante, principalmente por los procedimientos, las deficiencias en el tratamiento del proyecto y algunos antecedentes cuestionables, sobre todo de quienes en su momento fueron designados para llevar adelante estos cambios. Muchas de las personas que figuran en este nuevo proceso son las mismas que consintieron los hechos que llevaron al vaciamiento de la empresa.
          El gobierno nos propone una discusión binaria, en la que uno debe estar de un lado o del otro. Lo cierto es que es el propio gobierno quien ha estado de ambos lados y el que debe explicar a la sociedad por qué se produjo este vaciamiento.
          Por otra parte, está la cuestión personal, es decir, qué piensa cada uno de nosotros frente al dilema de nacionalizar o privatizar. Siempre me opuse a la privatización de YPF, porque estoy convencida de que los hidrocarburos son bienes nacionales. Además, como país debemos pensar en desarrollar estrategias de largo plazo en materia de exploración, explotación y producción, porque es imprescindible contar con una verdadera política de Estado en esta materia.

          Seamos claros: el gobierno no promueve este proyecto de ley impulsado por la necesidad de proyectar una estrategia productiva para el país. Avanza sobre YPF por la crisis energética y los problemas fiscales que lo aquejan.
          Siento que sería contradictorio que hoy me opusiera a que YPF volviera a ser parte del Estado, pero también estoy convencida de que la forma como se está llevando adelante este proceso -garantizando impunidad y corrupción para aquellos que no han controlado y han consentido la depredación de la riqueza nacional y el vaciamiento empresario-  me impiden dar mi voto favorable.
          La verdad es que la política es una ética de la convicción y una ética de la responsabilidad. Sigo con la convicción de que YPF debe ser estatal, pero mi responsabilidad como diputada y como representante de aquellos que luchan por construir una sociedad mejor, más justa y menos corrupta, no me permite apoyar esta iniciativa.
          Tal vez, como algunos dicen, la corrupción sea algo estructural al Estado. El problema es que en la Argentina a la corrupción se le suma la impunidad, cosa que se garantiza desde el poder, como acontece con este proyecto. No me resigno a vivir con la impunidad y la corrupción.
          Por lo tanto, solicito autorización a la Honorable Cámara para abstenerme en la votación. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.

Sr. Herrera.- Señor presidente: voy a solicitar autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
          También quiero recordar que durante 2001, cuando el país vivía otra situación y quien les habla era intendente de su pueblo, teníamos que ser la primera contención social. Eso ocurría con los intendentes.
          Pasó el tiempo y llegamos a 2003, donde un hombre como Néstor Carlos Kirchner vino a decirnos a todos los santiagueños que él iba a producir un cambio en la República Argentina; un cambio como el viento del sur fresco, que va para el norte. En aquella oportunidad los argentinos nos dimos cuenta de que con el correr del tiempo el proyecto político de Néstor Carlos Kirchner era el camino.
          Luego vino la profundización de este modelo con la actual presidenta -Cristina Fernández de Kirchner-, que trajo como consecuencia la aprobación de innumerable cantidad de leyes que favorecieron a todos los argentinos en todos los estamentos.
          Quiero decirles que no es casualidad que esta jornada histórica la estemos viviendo en el mes de mayo, tan caro a los sentimientos patrióticos. Como decimos en la jerga peronista, para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. También me cabe decir que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Así es como vamos a aprobar este proyecto de estatización de YPF.
          Vamos a festejar el 25 de Mayo, por los nueve años de este proyecto nacional y popular. También festejaremos por la recuperación de YPF. (Aplausos.) 

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia recuerda a los señores presidentes de bloque y a los demás señores diputados que hemos asumido el compromiso de efectuar una publicación con todas las inserciones de los señores diputados que hagan uso de la palabra y de quienes no lo hagan. De esta forma se garantizará la publicación de la totalidad de la sesión. Lo digo para recordarlo, para que los legisladores nos acerquen todas las inserciones a la Secretaría Legislativa. 
          Tiene la palabra la señora diputada por Neuquén.

Sra. Comelli.- Señor presidente: voy a coincidir con varios señores diputados en el sentido de que hoy es un día histórico.
          Le agradezco al pueblo de mi provincia y a mi partido por la posibilidad que me han dado de representarlos en este debate, a diferencia de lo que ocurrió hace veinte años.

          La actividad hidrocarburífera en mi provincia tiene un rol preponderante y determinó la conformación económica, social y cultural de nuestros pueblos. Me viene a la memoria lo ocurrido en Cutral-Có y Plaza Huincul, pueblos que fueron testigos de la privatización de YPF. Frente a esa crisis social, miró para otro lado el gobierno nacional en los años 90. Muy pocos se apersonaron a las rutas cuando estaba todo el pueblo en cierta forma desahuciado porque no conocía otra forma de vida que no fuera alrededor de la actividad hidrocarburífera, y todavía tenemos una gran deuda.
          Pero en estos pocos minutos y continuando con la exposición que hiciera mi compañero Grillo no quiero detenerme en el pasado, pero sí con memoria agregar para la reflexión y para el futuro cuatro puntos importantes en materia de política energética. Primero: la mayor cantidad de energía a la que aspiramos no se soluciona ni con esta ley ni con una mayor exploración o explotación de los yacimientos ya maduros.
          Nosotros necesitamos incrementar las reservas y para eso necesitamos inversiones; también un sendero de precios y compenetrarnos de lo que significan los yacimientos no convencionales.
          Resulta una bendición la formación geológica de nuestra Patagonia, y particularmente de Neuquén, que en un noventa por ciento es desierto, y tal vez ahí entendamos la diferencia entre las provincias productoras de petróleo y la Pampa Húmeda. Se trata de un punto de inflexión en la recuperación de esas reservas, pero se necesitan fuertes inyecciones de inversión para revertir esta tendencia a la baja. Se necesita también una política de precios en boca de pozo que incentive estas fuertes inversiones.
          En segundo lugar está el tema de los recursos no renovables. Hemos avanzado, pero las metas que nos impusimos como Nación a través de diversas leyes que sancionamos aquí  no las hemos cumplido o los resultados fueron escasos. En materia de precios, las energías renovables están muy lejos de poder competir con las centrales térmicas.
          Nos debemos todos un debate y un acompañamiento desde este Congreso en políticas que hagan al fortalecimiento del desarrollo de las energías renovables.
          En tercer término, debemos mencionar el desarrollo sustentable, aunque hoy en el marco de lo que estamos discutiendo y del retorno al control del Estado nacional de YPF tenemos un gran desafío por delante que pasa por el supuesto de un desarrollo que tiene que ser sustentable, sostenible y con respeto al medio ambiente. Tiene que ser con respeto a nuestros acuíferos.
          Hay leyes nacionales y provinciales que son celosos custodios de nuestros recursos naturales. Una política ambiental responsable en materia de explotación de estos recursos necesita tecnologías, regulación y transparencia. Y en eso el Congreso tiene mucho que aportar, remozando viejas leyes que nos pueden dar estas herramientas.
          Por último, un tema no menos importante es el objetivo de equidad social y creación de empleo. Sin duda es trascendente y mucho más para estos pueblos como los de la Patagonia que han vivido y han desarrollado las cigüeñas.
          Tenemos una gran deuda con los ex trabajadores de YPF, y cuando decimos que esa deuda nos pertenece a todos, debo señalar que en este recinto y en esta Cámara hay muchos proyectos desde hace años por los que venimos bregando, y no sólo el Programa de Propiedad Participada que se les debe sino también un régimen de retiro compensatorio solidario, porque hay quienes hicieron un gran aporte -a través de sus contribuciones previsionales-, y no pudieron jubilarse porque no les daba la edad cuando se produjo la privatización. Lo hicimos con SOMISA y también con HIPASAM. Me pregunto por qué dejamos a YPF y a Gas del Estado de lado.
          Quiero reconocer a dirigentes sindicales como el de mi provincia, Guillermo Pereyra, quien recogió a tantos y tantos trabajadores del petróleo que se encontraron desocupados de la noche a la mañana. También hacer un reconocimiento al gobernador de mi provincia, que siempre estuvo al lado de los trabajadores, y nosotros a su lado. Mi provincia huele a petróleo, porque es con la riqueza del subsuelo como se paga la seguridad, la salud... (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Ha vencido su término, señora diputada.
          Tiene la palabra el señor diputado por Chaco.


Sr. Maldonado.- Señor presidente: solicito la inserción en el Diario de Sesiones del texto de mi discurso y asimismo de la resolución que anoche aprobó por unanimidad la Legislatura de la provincia del Chaco.
          En una breve síntesis intentaré dar mérito a quienes nos permiten participar de esta sesión, que muchos han definido como histórica: los convencidos, los pacientes y los que sufrieron el dolor haciendo resistencia.
          Además, quiero expresar algo que en mi opinión debe quedar claro entre todos nosotros. La decisión que vamos a tomar no tiene que ver con un sector, un partido político ni mucho menos con alguna persona individual.
          Bien se ha dicho aquí que se reunirá el número necesario para sancionar el proyecto de ley y que esta es una cuestión transversal, pero nos hubiese gustado poder incorporar algunas cuestiones al debate y al texto enviado por el Poder Ejecutivo.
          Existe una lógica que no comprendemos: la de felicitar el acompañamiento a modo de seguimiento de pelotón sin habilitar la discusión de un tema tan trascendente a las visiones y posiciones que tenemos algunos que con autoridad decimos que pertenecemos al campo popular y nacional.
          A lo largo de esta sesión, en las que algunas cuestiones se tocaron tangencialmente, se mencionaron muchos números. Yo quiero referirme a los 50 mil despedidos de YPF, que definí como los resistentes, atribuyendo la responsabilidad a Carlos Saúl Menem, a Estenssoro y al bloque Justicialista.
          También quiero hablar de los 5 mil despedidos de Gas del Estado y de los 50 mil despedidos como consecuencia de las leyes de desregulación que provocaron el cierre de estaciones de servicio en toda la República Argentina. Son más de 100 mil personas, 100 mil familias; el peronismo tiene que reconocer su responsabilidad.
          YPF fue grande cuando teníamos un Estado al servicio del bien común. Ese era un paradigma, y otro paradigma que tiene como responsable al peronismo es el de haber hecho de YPF una empresa de negocios particulares que dejó de lado el objetivo de construir la gran Nación.
          En el breve tiempo que me resta quiero aprovechar para referirme a las provincias que en todos los procesos históricos de este país miramos desde afuera. Somos las provincias que en el caso que hoy nos ocupa quedamos de nuevo fuera de la posibilidad de discutir con seriedad la inclusión en un país, y quedamos fuera…

Sr. Presidente (Domínguez).- Ha vencido su término, señor diputado.
          Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.


Sr. Solanas (J.R.).- Señora presidenta: en primer término deseo expresar mi agradecimiento al pueblo de la provincia de Entre Ríos porque con su voto me confirió el honor de poder hoy estar presente en esta jornada histórica para la Nación Argentina.
          La emoción me embarga y comparo este hecho con lo que sucedió el 2 de septiembre de 2003, cuando en este Congreso anulábamos las leyes de obediencia debida y de punto final. Esta emoción tiene que ver con contribuir a hilvanar el cambio estructural que significa la recuperación de la matriz energética nacional, que tiene inicio en el proyecto del Poder Ejecutivo –con sanción de la Cámara de Senadores‑, mediante el cual el Estado argentino vuelve a tener la conducción estratégica de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, sin dudas uno de los componentes más importantes de aquella matriz.
          Siempre he compartido la idea de que los recursos naturales estratégicos deben ser patrimonio inalienable de la Nación, pues de su manejo depende su soberanía. Recuerdo aquella máxima del general Mosconi que expresaba: “Entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”.
          En similar sentido, pero en términos de la política petrolera, el general Perón expresaba: “La política petrolera argentina ha de basarse en los mismos principios que descansa toda la política económica, conservación absoluta de la soberanía sobre la riqueza de nuestro subsuelo y explotación racional y científica por parte del Estado, advirtiendo que cuando el Estado rescata la visión inmediata y directa de los bienes que la Nación posee, no debe despojarse del privilegio de seguir administrándolos sin competir con otros intereses que no sean los que corresponden a los argentinos”.
          Como una reafirmación de tales principios, y vinculado a los recursos estratégicos, permítanme narrar una anécdota. Durante 1992, cuando fue privatizada YPF, quien habla era presidente municipal de la Ciudad de Paraná. En esa época había una fuerte presión para adueñarse de otro recurso estratégico, que era el agua. Por supuesto que nosotros no fuimos la excepción y también debimos soportar seductoras presiones que llegaban por todos lados. Sin embargo, no pudieron con nuestras convicciones. En virtud de ello, hoy el agua no solo sigue siendo administrada por el municipio sino que ‑respondiendo a una solicitud que le habíamos realizado aún antes de que fuera presidente‑ por decisión de Néstor Carlos Kirchner ‑en el segundo mandato en el que yo fuera presidente municipal, 2003/2007‑, se construyó en la ciudad de Paraná una nueva planta potabilizadora de agua, que era la primera que se realizaba en nuestro país después de sesenta años, y cuyo proyecto ha servido como modelo para replicarse en otros lugares de la Argentina.
          Por eso, el proyecto en debate resulta, en mi concepto, ser el hilo conductor de una nueva matriz energética. No solo significa la subordinación de un plan estratégico de explotación a los objetivos de una política nacional, sino la ampliación de las disponibilidades de los recursos en general, puesto que a tales disponibilidades se encuentra subordinada la posibilidad de crecimiento de la industria nacional.
          La compañía minera y petrolera Repsol ha gozado de privilegios especiales, dado que el marco regulatorio ha sido permisivo, ya que aun en casos comprobados de daño al medioambiente, las concesiones no han tenido siquiera que pagar el valor de la reparación del daño ocasionado.
          Sabemos que nuestro gobierno realizará las auditorías sobre las reservas comprobadas tanto en el campo del petróleo como en el del gas, y establecerá también restricciones en relación con las exportaciones y reservas, teniendo como prioridad el normal abastecimiento del mercado interno, cuestión ésta que nuestro gobierno ha venido manifestando reiteradamente, toda vez que apunta permanentemente al crecimiento de nuestra economía, siendo además necesario indicar que ello no sería posible si no tuviéramos disposición de los recursos energéticos.
          Párrafo aparte merece el coraje de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que a sabiendas de las presiones de corporaciones internacionales y de opositores que lamentablemente hoy defendieron intereses privados y no de nuestro Estado nacional, no le tembló el pulso para mandar este proyecto al Congreso de la Nación.
          Hago expreso mi voto afirmativo a favor de este proyecto de ley de recuperación de nuestra querida YPF, permitiéndome además expresar desde esta banca a nuestra excelentísima señora presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, que siga adelante, que está en el camino correcto y que como siempre cuente con el apoyo que necesite. Estuvimos, estamos y estaremos firmes en la defensa de los intereses del pueblo de nuestra Nación. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.


 Sra. Ciciliani.- Señor presidente: quiero aprovechar estos minutos para hacer algunas reflexiones políticas ya que voy a insertar mi discurso, que contiene las consideraciones técnicas del caso.
          La reflexión que quiero hacer apunta a las personas que votaron por el Frente Amplio Progresista en las elecciones nacionales celebradas el año pasado. Algunos tenían dudas en cuanto a qué estábamos apoyando con nuestro voto afirmativo en general. En este sentido, quiero decir que estamos apoyando el rol trascendental del Estado en cuanto a los recursos estratégicos como el petróleo.
          No estamos apoyando a un gobierno sino que actuamos con la coherencia de siempre. Nunca intercambiamos favores por el apoyo a algún proyecto que consideramos trascendente, y a través del tiempo la historia ha demostrado la coherencia del socialismo en este Congreso.
          Pero queremos alertar que no alcanza con una ley  por la que se reestatiza el 51 por ciento en manos del Estado. Tenemos que discutir cuál es el Estado, porque debemos recordar que esa ola privatizadora de los noventa no fue producto solamente de un grupo de personas que creía que, sacando al Estado, mágicamente la inversión privada derramaría beneficios para toda la sociedad.
          Nosotros ya alertábamos que esto no iba a ser así, pero además tenemos que recordar que existía toda una sociedad que cuestionaba el rol del Estado, que era ineficiente y corrupto, y donde los beneficios de las empresas que manejaba no llegaban a todos los ciudadanos.
          Nosotros no queremos volver a ese viejo Estado; queremos discutir uno nuevo que necesariamente sea transparente, participativo y eficiente. Este nuevo Estado estará manejado por los hombres y mujeres mejor preparados y serán controlados por los organismos respectivos.
          Por eso, en cada una de las alocuciones del Frente Amplio Progresista hoy enfatizamos el tema de los controles administrativos que debe tener esta empresa reestatizada. No es menor el control de la Auditoría General de la Nación; esto está referido a ese nuevo Estado que propone el Frente Amplio Progresista para no repetir los errores del pasado.
          No nos equivoquemos: esta venta le ha costado millones de pesos al Estado. Lo sabemos los santafesinos porque vivimos la venta del Banco de Santa Fe y de la empresa de aguas. De nuevo estamos poniendo recursos del Estado para reestatizar una empresa.
          No tengamos dudas de que esos recursos los ponen los sectores de menores ingresos porque tenemos un sistema impositivo basado en ingresos públicos donde pagan más los que menos tienen. Además, cuando usamos estos recursos para comprar o vender estamos sacando fondos de partidas destinadas a la salud, la educación y el trabajo.           
          Este es el profundo debate político que quiere dar el FAP.
          Anoche el taxista que me llevó de regreso a mi casa me dijo: “Señora: ¿por qué pierden tiempo hablando en el Congreso cuando ya todo está resuelto con los votos de la mayoría?” Tenemos que decir a la gente que hoy perdemos una nueva oportunidad histórica de implementar la política de concertación en políticas de Estado, donde cada uno de los diputados que estamos aquí sentados seguramente tenemos mucho para aportar y para mejorar los proyectos y políticas públicas, independientemente del partido que representen.
          Estoy segura que los 140 legisladores del Frente para la Victoria también tienen muchas cosas nuevas para aportar y para mejorar el proyecto. Nosotros también

queremos otro Congreso, donde cada uno de los legisladores que representamos a nuestros ciudadanos...  (Aplausos.)

Sr. Presidente (Dominguez).- Gracias, señora diputada.
          Dispondrán de diez minutos los señores diputados María Luz Alonso, Anabel Fernández Sagasti y Walter Marcelo Santillán, en ese orden. 
          Tiene la palabra la señora diputada por La Pampa.

Sra. Alonso (M.L.).- Señor presidente: hoy me permitiré hablar como diputada de una provincia con producción hidrocarburífera e integrante de la OFEPHI, como es La Pampa, y como una orgullosa diputada de la Nación Argentina que tiene absoluta convicción de que este proyecto de ley representa una política de Estado fundamental para profundizar la reconstrucción del Estado nacional y el crecimiento económico y social que empezó en el año 2003.
          Mis compañeros ya han enumerado de forma muy correcta todos los logros económicos, culturales y sociales que hemos alcanzado desde 2003 a la fecha, pero permítanme mencionar dos cuestiones.
          Allá, por 2006, Néstor Kirchner redactó el decreto 303, el que rescindía el contrato de concesión de Aguas Argentinas Sociedad Anónima, dejando bien en claro la matriz del problema: la concesionaria había priorizado su interés económico, proveyendo servicios en áreas rentables de la concesión y dejando a los sectores de la población más humildes desprovistos de agua potable, desconociendo el carácter de servicio público que posee el servicio que prestaba.
          Esta misma situación se ponía de manifiesto en Aerolíneas Argentinas.  Cuando la actual gestión de Aerolíneas asumió debió, así como Néstor allá por el año 2003, hacerse cargo de una pesada herencia y dedicarse a reconstruir una empresa estratégica que se encontraba absolutamente vaciada, con sus activos sobrevaluados y sus pasivos subvaluados.
          Nuestra aerolínea de bandera, ícono nacional, había no sólo resignado su posición internacional, sino que también había limitado sus trayectos internos a los de mayor demanda, dejando sin servicio a muchos ciudadanos.  Hoy Aerolíneas en muy poco tiempo ha trasformado su imagen con una gestión eficiente, renegociando todas las deudas heredadas, siendo ejemplo en el servicio, incorporando aviones nuevos a su flota y aumentando los destinos a los que conecta.
          Tuvimos que llegar a la intervención estatal porque los intereses económicos de las empresas privadas fueron, tanto en Aguas Argentinas como en Aerolíneas Argentinas y Repsol‑YPF, en contra del interés nacional y atacaron pilares fundamentales del crecimiento argentino con inclusión social, en sectores estratégicos de nuestra economía.
          Yo he escuchado acá que dicen que falta mucho por hacer, y coinciden con la presidenta de la Nación, quien también señaló  que faltan cosas por hacer, y una de ellas puede ser posible gracias a este proyecto que estamos por convertir en ley.
          Es importante, entonces, entender la importancia de este proyecto para el crecimiento nacional.  Mi provincia forma parte de la OFEPHI y es una de las pocas provincias en la que se pudo ver en los últimos años un aumento, tanto en la producción como en las reservas de petróleo y gas.  Pero en la participación de la producción nacional de petróleo nuestra provincia representa alrededor del 4 por ciento y, casualmente, Repsol no tiene prácticamente participación.
          La declaración de interés público nacional de toda la cadena de producción y distribución de hidrocarburos y la recuperación del control estratégico de YPF es fundamental para sostener el sector energético de la Argentina y ponerlo en sintonía con el modelo de crecimiento acelerado que tenemos desde hace nueve años.  Porque a los hidrocarburos podríamos tomarlos como una commodity de exportación y hacer alarde de autoabastecimiento y de superávit comercial en el sector, pero sería bajo un modelo de país sin consumo, sin producción, sin crecimiento y sin inclusión, al que nosotros no queremos volver; no sé si todos piensan igual, pero nosotros no queremos volver.
          Es por todo esto que acompañaré con absoluta convicción y con muchísima fe este proyecto de ley.  Porque estoy orgullosa de la presidenta que tenemos, a la que no le tiembla el pulso al momento de tomar decisiones que son trascendentales para nuestro país, que no se arrodilla ante las presiones de las corporaciones y, muy por el contrario, lucha contra ellas. 
          Es una presidenta que tiene su propia agenda, formada de acuerdo a las necesidades del pueblo argentino y no una agenda armada por los medios concentrados de comunicación.  Por ello voy a acompañar el proyecto, porque soy coherente con mis convicciones y mis ideales, pero por

sobre todas las cosas voy a acompañar el proyecto, porque no tengo dudas de que de la mano de Cristina nos espera un destino mejor. Debemos estar más unidos y organizados que nunca para alcanzarlo. Así habremos cumplido con Perón, Evita, Néstor y, por encima de todo, con nuestro pueblo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza. Le aclaro que comparte su tiempo con el señor diputado Santillán, y que le restan cinco minutos.

Sra. Fernández Sagasti.- Señor presidente: solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones, porque me temo que no podré finalizarlo.
          Hay decisiones que toman nuestros gobernantes y representan un hito en la historia de un país; un antes y un después, y un punto de partida. El 16 de abril de 2012 va a quedar registrado como un día histórico en la recuperación de la Patria.
          La recuperación de YPF es, ni más ni menos, la profundización de un modelo de país que comenzó el 25 de mayo de 2003, que viene a echar por tierra aquel modelo neoliberal que hoy está resquebrajado con esta medida histórica. Hace nueve años, este gobierno viene tomando decisiones para cambiar el país.
          Como mendocina sé de la importancia de controlar los recursos estratégicos de la naturaleza. En mi provincia, el 20 por ciento del producto bruto geográfico es por los recursos hidrocarburíferos. Debido a la merma de la producción de YPF, nuestras finanzas se vieron muy afectadas.
          Ésta no es una empresa más en la Argentina; está en el inconsciente colectivo de nuestro pueblo y a aquellos que quieren teñir esta medida con la macabra frase de que pretendemos manejar las emociones de los argentinos, les decimos que YPF emociona porque es parte de la historia argentina, significa la presencia del Estado en los más remotos rincones de nuestra patria, nos dio sentido de pertenencia, es sinónimo de progreso, nos da esperanza por un Estado grande, que incluye cada día más.

Sr. Presidente (Domínguez).- Se agotó su tiempo, señora diputada.

Sra. Fernández Sagasti.- Ya termino, señor presidente.
          Sólo me resta agradecer a Néstor Kirchner que permitió a la generación del bicentenario, a la que pertenezco, volver a la política y creer en ella. También agradezco a la señora presidenta de la Nación...

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán. La Presidencia recuerda que le restan tres minutos del tiempo del que disponían.

Sr. Santillán.- Señor presidente: quiero comenzar diciendo que estamos ante una decisión histórica que nos permitirá seguir trabajando en pos de una Argentina justa, libre y soberana. Una decisión que posibilitará contar con una herramienta estratégica muy importante para sostener el gran crecimiento que, año tras año, experimenta el país.
          Nuestra presidenta, con su claridad ideológica y visión estratégica, adopta las medidas necesarias para construir una Argentina con inclusión social, trabajo, recuperación de nuestras industrias y creación de nuevas. Es decir, todo lo que incumbe a un país serio que pretende el bienestar general.
          Esto es fundamental para nosotros, como jóvenes, porque no se trata de medidas coyunturales sino beneficiosas para el presente y el futuro de las generaciones de nuestros hijos, y de los que vienen atrás. A lo largo de la historia del descubrimiento de América,

este continente sufrió el vaciamiento de sus recursos naturales en beneficio de las potencias invasoras, provocando el genocidio de los pueblos originarios y el hambre de sus descendientes, pero siempre hubo resistencia. En honor a estos mártires anónimos estamos luchando por una Latinoamérica libre.
          Señor presidente: con una decisión como ésta fortalecemos el proyecto de nuevo país que comenzó a forjarse con la presidencia de Néstor Kirchner desde el plano no solo  económico sino también político, productivo, social, cultural y educativo, que hoy –luego de nueve años de gestión‑ está más fuerte que nunca y es avalado por el 55 por ciento de los votos de nuestros compatriotas. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia advierte que será inflexible respecto del término del que disponen los señores diputados para hacer uso de la palabra.
          Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Ferrari Rueda.- Señor presidente: sin perjuicio de que solicito la inserción de mi discurso en el Diario de Sesiones, deseo señalar algunos conceptos.
          Vivimos tiempos complejos; época de verdades oficialistas, verdades parciales, verdades corporativas o  verdades mediáticas. Una verdad a medias siempre es una forma de disfrazar la mentira. El debate no es racional, porque en realidad se monologa sobre el discurso del otro sordamente; no nos escuchamos.
          En esta época de verdades a medias, los ciudadanos han sido forzados a vivir en un estado de alerta permanente tratando de desentrañar no sólo la verdad dentro de lo que los medios de comunicación dicen, sino también en relación con los discursos del Poder Ejecutivo, de la TV pública, de los ministerios del Estado, de la Justicia y del INDEC. Todos vivimos en estado de alerta permanente; estado de emergencia y de pérdida absoluta de la confianza interpersonal.
          Antes que una cuestión epistemológica para sostener un debate racional, estamos ante un problema ontológico del ser argentino. YPF toca la médula del ser nacional, y la discusión por delante se inscribe en ese marco de pérdida de la palabra, de ausencia de parámetros para medir, pesar, comparar.
          La discusión por YPF se da, entonces, en un marco signado por la mentira, la pérdida de la confianza y los parámetros necesarios para establecer criterios comunes a partir de los cuales medir la realidad; ello, en un estado de crisis y de alerta permanente que convierte a los ciudadanos en cínicos sociales. Hemos transformado a los componentes de la sociedad en tránsfugas, en acomodaticios ideológicos que bailan al ritmo del poder de turno. Y qué difícil es discutir sobre YPF en este marco. Nuevamente todos terminamos en el lodazal del nacionalismo oportunista manchando las nobles banderas de la soberanía energética.
          ¿Cómo analizar racionalmente, entonces, la oportunidad y la forma de recuperar para el Estado el manejo de la empresa de energía más importante del país? Empecemos por despejar mentiras. Así, es mentira que vamos a recuperar la capacidad de contar con una política energética, porque esto nunca dejó de ser una atribución del Estado. Éste, y el actual gobierno en particular, son los responsables primarios de la situación de déficit energético que vivimos.
          Conozco las rutas del país y el faltante de gas y gasoil, que es una constante en todas las provincias argentinas. Estamos acostumbrados a un Estado de emergencia y crisis; no se trata de que ahora se dieron cuenta de que los españoles estaban haciendo mal las cosas. El gobierno peronista es responsable directo de esta política de vaciamiento y defraudación. La política energética es responsabilidad del Estado nacional y no de una empresa en particular.
          Tampoco es necesario que YPF sea pública o tenga participación estatal para que el país cuente con una política energética. No nos dejemos engañar. Asimismo, es mentira que Repsol haya venido para saquear el país. Han sido cómplices locales quienes oportunamente se preocuparon de vender YPF y participar en todas las ganancias que generaron los españoles. No somos una Nación ultrajada por el neocolonialismo. El peronismo ha sido parte de ese saqueo: lo propició, lo ejecutó, lo avaló, lo aceptó y participó del ultraje. Sin embargo, hoy se embanderan de nacionalismo bobo cuando hasta hace un año mutuamente se prodigaban elogios.
          Es mentira que a partir del año próximo tendremos resuelto el problema energético. Nos embarcamos en un proyecto sin garantías de control y conociendo de antemano la ética de los actores intervinientes. El ministro de Planificación Federal e Inversión Pública, Julio De Vido, responsable de la situación de crisis en que nos encontramos, fue nombrado director de YPF. Es decir que estamos poniendo a solucionar un problema al mismo que destruyó una política de décadas de inversiones.
          Por más que a uno le toque votar junto a los mismos que levantaron la mano para vender YPF, son ellos quienes han cambiado, y no nosotros; los auténticos radicales siempre hemos defendido el principio de que solamente el Estado debía ser responsable de la mayor empresa petrolera del país. Es una herramienta básica para el desarrollo.

          YPF como empresa del Estado es una bandera histórica del radicalismo. Decirle que no en general a la propuesta sería formar parte de lo mismo que hoy venimos a denunciar. Sería formar parte de la pérdida de la palabra, del oportunismo vacío y del travestismo ideológico. Estos son los verdaderos males de la República Argentina.
          Voy a votar con el radicalismo esperando no contribuir en nada al nacionalismo fácil, al oportunismo estatista, a la pérdida de la palabra, al estado de crisis y de emergencia permanente. Voy a votar con el radicalismo para recuperar YPF en manos del Estado porque creo que es una herramienta básica para el desarrollo.
          Voy a votar con el radicalismo en general para que YPF vuelva a ser de todos los argentinos, poniendo absolutamente todos los reparos para que no sea nuevamente un botín del partido gobernante.
          Haciendo honor a la historia de la UCR, voto para que YPF nos vuelva a pertenecer. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.

Sr. Cejas.- Señor presidente, señores legisladores: en un nuevo acto institucional en la República Argentina, el Poder Ejecutivo ha enviado el proyecto que involucra en sus objetivos la recuperación de los hidrocarburos para el país.
          La sanción del Senado nos exime de mayores comentarios respecto de la voluntad popular. Sin duda el análisis histórico hecho por muchos legisladores del oficialismo y la oposición marca claramente el compromiso de cada uno de nosotros con este tema, el reconocimiento a quienes fueron creadores de esta gran empresa nacional, a don Hipólito Yrigoyen, la consecuencia desde el peronismo en el trabajo permanente desde 1946 a 1955 en lo que significaban las políticas energéticas para el desarrollo de la incipiente y creciente industria nacional, y la creación de la burguesía nacional.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª                                                     de la Honorable Cámara, doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sr. Cejas.- En este reconocimiento no puedo dejar de hablar de mi querido pueblo de Catriel, en la provincia de Río Negro, y del recuerdo permanente a quienes crecieron siendo sinónimo de YPF: los trabajadores que fueron a la boca de pozo y con su trabajo fecundo posibilitaron el crecimiento de esa comarca.
          Creo necesario hacer un paneo y análisis de todos los discursos escuchados en la tarde de ayer y el día de hoy. Cada uno de nosotros sabe dónde se paró y dónde se para en la historia argentina, y puntualmente en el tema de YPF.
          Nunca me gustó ponerme en fiscal de nadie. Permanentemente he sido coherente con mi partido y con la estrategia marcada por el compañero Kirchner y la compañera presidenta de la Nación.
          Me parece que desde el oficialismo, con el compromiso que tenemos desde la posición mayoritaria y la historia que tenemos por delante, no tenemos por qué explicarle a la corporación mediática cuáles han sido nuestras actitudes, pero sí tenemos el compromiso de explicarle a nuestro pueblo y a las parcialidades políticas lo que hemos hecho en nuestra vida histórica política.
          Lo que no podemos hacer –y esto nos iguala a todos‑ es rendirnos o claudicar ante las corporaciones mediáticas que están intentando medrar con las diferencias que podamos tener circunstancialmente en un tema esencial para la Nación.
          Por supuesto, hay muchos desafíos por delante: los controles, las fiscalizaciones, la capacitación del personal, el abastecimiento, el precio de los combustibles. Pero yo quiero sintetizarlo con dos frases del Martín Fierro: “Cada lechón en su teta es el modo de mamar” y “Si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera.” Este es el concepto de la unidad nacional.
          Este Congreso de la Nación va a votar esta tarde con una mayoría excepcional, en representación del pueblo de la Nación Argentina, que esta empresa vuelva a ser de nosotros, los argentinos.
          En homenaje a quienes crearon la empresa y como ramo de olivos para aquellos que aun teniendo reticencias van a votar junto con nosotros, quiero terminar mi discurso con las palabras de aquel hombre hacedor de YPF, el ingeniero general Enrique Mosconi. Lo hago por dos razones: por la visión que tenía de la Argentina, y porque involucra a los jóvenes actuales y a los de las futuras generaciones.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Le recuerdo, señor diputado, que le resta un minuto del tiempo del que dispone para hacer uso de la palabra.

Sr. Cejas.- Decía Enrique Mosconi: “Inspírame el deseo de que cada argentino haga lo que deba y pueda para lograr nuestra independencia integral, y muéveme también el anhelo de que nuestra juventud se lance a la acción con todo el empuje de su voluntad tenaz con el propósito firme e imperturbable de no cejar ante cualquier obstáculo o momento de adversidad.
          “Sí, no cejéis, jóvenes argentinos. Y si llegáis a encontrar vallas aparentemente insalvables...”.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señor diputado: se ha agotado su tiempo.
          Tiene la palabra la señora diputada por Entre Ríos.

Sra. Re.- Señora presidenta: escuchando a los diputados que han hablado en este recinto sobre la rica historia de YPF, pero sobre todo de su historia reciente, vienen recurrentemente a mi mente dos palabras: saqueo y corrupción.
          Ese fue el modelo de los noventa. Su continuidad consiste en tomar como botín cosas que nos pertenecen a todos.
          “El Estado soy yo”, parece decir este gobierno, confundiendo “Estado” con “gobierno”. En los noventa tenía una pátina neoliberal; en nuestros días, la pátina es nacionalista y estatista. ¿Todavía queda alguien que crea que Menem era neoliberal o que los Kirchner son estatistas? Fueron socios ayer y hoy están nuevamente juntos. Repitiendo la frase de Bill Clinton, podríamos decir “Es el negocio, estúpido”.
          ¿Expropiamos? No; confiscamos, si estamos por arriba de la Constitución y de las leyes.
          ¿Nacionalizamos? No. Si YPF representa el 30 por ciento del mercado de los hidrocarburos, nos apropiamos del 15 por ciento.
          Entonces, ¿estatizamos? Tampoco. YPF es y sigue siendo una sociedad anónima privada, sin control del Estado ni de este Congreso Nacional.
          Ayer se privatizó para hacer un negociado con los amigos. Hoy estatizamos para que el negociado sea con la familia y con los amigos.
          ¿Van a controlar quienes ayer la vaciaron? ¿Van a administrar los que antes no administraron nada, ni siquiera los trenes? Esta es una nueva mentira, porque el globo de Malvinas ya se desinfló, las encuestas preocupan y la caja ya está exhausta.
          Mientras entretenemos a la gente con Malvinas y el petróleo, vamos por las tierras de los campesinos argentinos, cuyos títulos de propiedad son la mejor y última garantía de soberanía que nos queda; es la última barrera para la codicia de los de adentro y de los de afuera. Por eso, los perseguimos con trabas burocráticas, los empobrecemos con impuestos escandalosos e impagables, nos apoderamos de sus ingresos brutos –no de su renta‑ y los denostamos, discriminando e insultando, cuando con la soja –el famoso yuyito‑ son los grandes sostenedores del modelo.
          La tierra está en manos de miles de campesinos argentinos, pero este gobierno quiere que esté en pocas manos: las suyas. Ese es el modelo Calafate.
          Si esa concentración es exitosa, nos preguntamos quiénes serán los nuevos dueños de la tierra, del agua y de los minerales. Quizás sean unos pocos y nuevos oligarcas.
          En un mundo que requiere cada vez más recursos naturales, cómo resistiremos la presión de los poderosos concentrando todo en pocas manos. La tierra y el agua, que es lo que quedó sin privatizar en los noventa, es lo que queda por vaciar y entregar.
          No podemos ser parte de esta nueva farsa ni acompañar aplaudiendo un nuevo negociado con falsas banderas. No lo hicimos en los noventa, cuando como ciudadanos resistimos el discurso único privatizador, porque como país nos parecía suicida entregar nuestra energía y regalar nuestro petróleo, que es un recurso natural no renovable. Ningún país lo hizo, salvo el nuestro.
          Durante la crisis del tequila los mexicanos resistieron y conservaron la mayoría estatal en su empresa petrolera. Los brasileños también lo hicieron. Cabe señalar –como lo hizo en el Senado nuestra compañera María Eugenia Estenssoro‑, que en el momento de su venta por parte del menemismo YPF valía 18 mil millones de dólares; lo mismo que valía Petrobras. Hoy Petrobras, copiando el modelo impuesto por José Estenssoro, está valuada en 280 mil

millones de dólares. ¡Qué diferencia, no! Hoy estamos repitiendo el discurso único. Como en los 90 dicen que la mayoría acompaña. En los 90 la mayoría aplaudía a Menem y su entrega. Hoy, los que ayer la privatizaron, dicen que la estatizan. ¿Qué estatizan? Parece…

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Le resta un minuto, señora diputada.

Sra. Re.- Señora presidenta: solicito autorización para insertar el resto de mi exposición en el Diario de Sesiones.
          No podemos ser cómplices, como no lo fuimos ayer, con una nueva mentira o un nuevo negociado de esta nueva oligarquía y de los nuevos señores feudales que se adueñaron del patrimonio de todos sin respetar la Constitución y las leyes.
          Por eso suscribo el dictamen de la señora diputada Carrió. Además, solicito autorización para abstenerme en la votación en general y en particular. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

Sr. Dato.- Señora presidenta: he visto tratado en forma larvada, y solamente por los señores diputados Tunessi y Solanas, el tema de la jurisdicción y el dominio que a mi modo de ver es central en los términos que luego lo resuelve la ley.
          Marienhoff dice que es muy difícil que la jurisdicción esté dividida en dominio, dando un ejemplo claro en los ríos navegables -o flotables, como lo decía el mismo código-, desde que la jurisdicción es nacional y el dominio provincial.
          Existe un buen ejemplo en la historia argentina en cuanto al aislamiento de la Patagonia abonado por la posible hipótesis de conflicto con Brasil. Esa situación necesitó de dos ingeniosos gobernadores -Uranga y Sylvestre Begnis-, además de hacer un túnel subfluvial para evitar la interdicción nacional a dicha obra.
          Dichas esas cosas, me parece que en los últimos sesenta años se ha producido un conjunto de situaciones que introducen un fuerte elemento de confusión acerca de quién es el que tiene el dominio y quién la jurisdicción.
          El ejemplo más claro fue el artículo 40 de la Constitución de 1949, que al ser derogado por un bando de la revolución libertadora dejaba al garete el tema de los recursos naturales en general e hidrocarburiferos en particular.
          Es así que a fines de 1958 la gestión del presidente Frondizi nacionaliza los recursos petroleros como una cuestión inalienable e imprescriptible de la Nación, compartiendo su producido con las provincias. Esta situación se produce en la ley 17.319, de hidrocarburos, cuyo artículo 1°, a la postre y luego de la Constitución de 1994, es reformado por la llamada ley corta, la 26.197.
          ¿Qué pasaba con esa cuestión del dominio y la jurisdicción, cuando el artículo 124 es expreso al  hablar del dominio originario de los recursos naturales de las provincias? Que la misma comisión redactora de la Constitución no quiso agregar la jurisdicción. Por eso avizorábamos un conflicto frente a la constitucionalidad de la que había hablado la Corte de las viejas leyes 14.178 y 17.319. Además, esta disposición constitucional no daba la jurisdicción a los titulares del dominio de esos recursos.
          Evidentemente, el Estado nacional tenía algunos ingredientes para poder manejar la política. Existe la ley de presupuestos ambientales mínimos y la cláusula del progreso. Sin embargo, queda latente el debate de quién puede manejar la política petrolera.
          En ese sentido, me parece que la ley es sabia porque sale del conflicto por arriba, con tres disposiciones nítidas que hacen compartir la política petrolera entre la jurisdicción nacional y la provincial.
          Lo primero tiene que ver con la declaración de interés público de la producción hidrocarburífera en la Argentina; el segundo, que el Poder Ejecutivo nacional fija esas políticas en consonancia con las provincias; y el tercero, tiene que ver con la creación de un Consejo Nacional de Hidrocarburos, con intervención de todas las provincias, que será el que fije la política energética, conforme a las consultas que efectúe el Poder Ejecutivo.

          De manera que frente a este conflicto histórico, constitucional y legal, el proyecto de ley que estamos considerando determina la jurisdicción en manos de la Nación con la fuerte participación provincial acompañada por la sindicación de acciones por cincuenta años, con la petrolera con mayor despliegue territorial, es decir, que tengamos una extraordinaria solución nacional, con los mejores términos, con la posibilidad de afrontar las dificultades que tiene la producción hidrocarburífera no sólo en la Argentina sino en el mundo frente a las grandes empresas que la manejan. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Kosiner.- Señora presidenta: quiero plantear el debate que quedó un poco pendiente en el trabajo en comisión. Allí recuerdo que algunos señores diputados plantearon que el petróleo no tiene ideología y que no le hacía falta al gobierno debatir la cuestión de la soberanía en materia de hidrocarburos porque eso estaba planteado claramente en la soberanía en materia de hidrocarburos y en la Constitución Nacional.
          Quiero señalar el sentido de mi voto, que pasa por la definición ideológica y soberana que hace el gobierno nacional, de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en este proyecto. Es una cuestión de ideología reconocer a este país como un país y un mundo distintos del de la década del 90.
          Más allá de la cuestión de la adjudicación de responsabilidades es necio negar que no es lo mismo vivir en un país industrializado que en uno desindustrializado. No es lo mismo vivir en un país donde el salario era tomado como un costo que vivir como ahora en un país que ha potenciado el mercado interno y que ha potenciado las exportaciones, que ha buscado una mejora en la calidad de vida, que ha tomado el salario como parte de una demanda y donde la reactivación del salario nos ha permitido mayor inclusión social.
          Sería necio agregar también por una cuestión ideológica y de visión de nuestro país y de la integración latinoamericana que vivimos en un país que pasó de una inversión del 11,9 del PBI a un 24,4. Aquél era un país en el que el desarrollo de la industria nacional era casi nulo, durante la década del 90, y hoy pasó al 9,5 del PBI. Nuestras reservas cercanas a los 50.000 millones de dólares eran cuatro veces menos en aquella década.
          La YPF del modelo de los 90 representaba la síntesis del Consenso de Washington y en ese momento los hidrocarburos eran considerados como commodities. Hoy los hidrocarburos pretenden ser base nuevamente del desarrollo nacional. También hoy son un recurso estratégico y la declaración de utilidad pública no es nada más ni nada menos que algo que se utiliza en otros lugares del mundo, como los Estados Unidos, para los que les gusta mirar mucho al norte, la Unión Europea, a pesar de lo que diga hoy España, y asimismo, México, Bolivia y Venezuela.
          La búsqueda del autoabastecimiento no es una frase menor sino el ejercicio mismo de la soberanía. Vengo de una provincia donde no es suficiente que la Constitución Nacional en su artículo 124 diga que los hidrocarburos son dominio originario de las provincias o que lo diga la misma Constitución provincial.
          Esta visión rentística de YPF a provincias como la nuestra por los costos de la profundidad donde se encuentran los hidrocarburos ha impedido las inversiones porque éstas fueron a los lugares con menores costos. Esa era la visión rentística, es decir, obtener mejor precio internacional al menor costo.
          Por eso vamos a votar esta visión soberana, ya que soberanía es poder disponer de los hidrocarburos. No se trata sólo de una visión declamativa que pueda estar establecida en algún texto. Ese vaciamiento de YPF nos ha impedido ejercer ese derecho soberano.
          “¿Por qué ahora y no antes?” se han preguntado varios señores diputados. Se da nada más ni nada menos que ahora porque es el mandato del pueblo. Muchos dijeron que el peronismo tiene un discurso sin autoridad moral, hipócrita, sin convicciones, y que nos debemos hacer cargo de ello. Claro que nos hacemos cargo.

El peronismo se ha hecho cargo de toda su historia, de sus aciertos y sus errores. Por eso nos ha votado el 54 por ciento de la gente. ¿O acaso creen que ese 54 por ciento viene por arte de magia?
          Así como nos hacemos cargo, también decimos que cuando no fuimos gobierno fue por el voto de la gente o porque nos sacó la dictadura; nunca abandonamos un gobierno a mitad de camino. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Barbieri.- Señora presidenta: lo primero que quiero decir es que creo profundamente en el ejercicio democrático, en el fortalecimiento institucional a través de los partidos políticos y en el rol de los dirigentes políticos. Por eso, a pesar de tener algunas dudas y de estar en contra de este proyecto, voy a acompañar la postura de mi partido y la decisión mayoritaria de mi bloque.
          Tengo dudas y estoy en contra porque no es riguroso denominar “estatización” o “nacionalización” a la expropiación del 51 por ciento que manejaba Antonio, como lo llamaba el gobierno hasta hace algunos meses.
          Estoy en duda y tengo contradicciones porque el archivo no perdona: en 1992 privatizaron, Parrilli fue el miembro informante, para la liberación nacional los asesora Dromi y hasta hace un año y medio De Vido sostenía que teníamos combustible para noventa años.
          Tengo dudas también porque el autoabastecimiento, utilizado como un dogma, sirvió para justificar conductas, para privatizar y para estatizar.
          Desde Yrigoyen hasta la actualidad hemos tenido conductas pendulares, permanentes cambios en lo que debería ser una política de Estado, pero lo que votamos hoy no es una política de Estado, tal como lo evidencia el hecho de que el oficialismo no permitió modificar siquiera una coma del texto.
          También tengo dudas porque el país vive hoy encandilado por un mar de ilusiones, embelezado por la seducción de epopéyicas mentiras. Hoy el verbo clave es recuperar lo que entregamos. Ciertamente esto es propio de una conducta esquizoide.
          Vivimos en un estado de contradicción y confusión que no nos permite recordar que ya existe una empresa estatal llamada ENARSA que nada resolvió de la política energética en la Argentina. Esa confusión nos impide ver que el intento de nacionalización con la entrada de una farsa de compra por el Grupo Petersen exhibió al mundo a las claras el capitalismo de amigos.
          También tengo dudas porque aquí y en cualquier país del mundo distribuir riquezas subsidiadas pagando sumas siderales por energía es un fracaso del diseño de una política energética, y asimismo, una irresponsabilidad e improvisación.
          Tengo dudas porque las contradicciones flagrantes y el pésimo manejo de la política energética no exculpa a los actores centrales en la toma de decisiones de su responsabilidad en la política energética de la Argentina.
          Para finalizar, como argentino bien nacido, como seguramente somos todos los que estamos en este recinto, fervientemente, con el corazón, deseo que se me demuestre que este es un nuevo comienzo y por fin YPF puede ser lo que alguna vez fue: un orgullo para todos los argentinos. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.

Sr. Donkin.- Señora presidenta: con alegría, y orgulloso de pertenecer al Frente para la Victoria, vengo a decir presente y a elevar mi voto por la recuperación y la nacionalización del 51 por ciento de las acciones de YPF.

Han pasado veinte años y nuevamente se anuncia el retorno de YPF a manos nacionales.
          Como si fuera un símbolo, la compañera presidenta levantó un tubo para hacer alusión al petróleo de la Patagonia. Nos quería hacer entender que eso era parte de nuestra soberanía; ahí aplaudimos y nos sentimos orgullosos.
          No quiero olvidarme de que en el año 90 un señor de apellido Neustadt participaba en esta fiesta y blandía delante de la cámara de televisión un aparato telefónico preguntando en qué parte de ese aparato estaba la soberanía. Muchos sonreían, muchos fueron cómplices, y era el camino al precipicio.
          El mandato de la compañera Cristina tiene una impronta que no la puede negar nadie; se trata de recuperar la soberanía. Sí no, que me digan qué es la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central para ponerlo al servicio del trabajo. Si no, que me digan qué es hablar de la soberanía de las Islas Malvinas, como lo estamos haciendo en paz y en democracia.
          Este modelo lleva muchos años tratando de romper esta madeja tenebrosa que nos dejó el neoliberalismo y ató a todos los gobiernos para seguir cumpliendo los intereses de los monopolios. Yo sé que falta mucho y todos lo sabemos, pero con este paso falta menos.
          Este es un modelo nacional y se refugia en la historia, pero se hace presente en los hechos. Cuando la presidenta anunciaba la nacionalización de YPF muchos recordaban las etapas por las que pasó, relacionando el presente y el pasado como si fueran uno solo, sin hacer un inventario de los hechos que han acaecido.
          En este caso, uno se tiene que preguntar si San Martín, que fue un combatiente realista y luego se convirtió en un general de los hombres libres, por haber participado en España es menos héroe de la Patria. Yo sé que crecer es duro como también lo es ser libres, pero recordar que somos un país soberano, libre e independiente cuesta mucho más. Parece que hay algunos que no se enteraron de que no pertenecemos más al Virreinato del Río de La Plata.
          Provengo de una de las provincias más olvidadas de la historia, de Formosa; tenemos limitaciones y necesidades, por supuesto, pero a partir del compañero Néstor Kirchner empezamos a tener participación en la historia argentina. Ya dejamos solamente de aplaudir, y hoy podemos decir que tenemos conexiones energéticas como nunca las tuvimos, pero para esto tuvimos que tener energía. Por eso el crecimiento del 8 por ciento que tuvo este país durante todos estos años.
          A nosotros nos enorgullece sobre todo la nacionalización del gas porque somos una de las provincias que no tiene gas natural. En diciembre de 2011 Repsol se negó a seguir con la política de la garrafa social, que es usada por nuestro pueblo para los quehaceres diarios. Como un guiño de la historia hoy volvemos a recuperar YPF, poniendo nuevamente la celeste y blanca. Este guiño de la historia nos dice que Yrigoyen, Perón y Fernández pertenecieron a un pueblo ya que YPF es nuevamente del pueblo. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

Sr. Pérez.- Señora presidenta: según la versión oficial este proyecto de ley tiene como principal objetivo recuperar el autoabastecimiento energético. Su logro es imprescindible para dejar de importar combustible debido a que cada vez es mayor el déficit energético nacional.
          El año pasado este déficit fue de 3 mil millones de dólares y este año se estima en 7 mil. Para el año 2013 se estima en 11 mil millones de dólares. El año pasado

se importaron 10 mil millones de dólares. Este año se estiman 13 mil millones y el año que viene, 17 mil millones de dólares.
          Con este proyecto la composición accionaria de YPF pasará a ser la siguiente: Estado, 51,2 por ciento. Este índice se divide en: Nación, 26,03 por ciento; provincias, 24,99 por ciento; el mercado 17,09 por ciento; Grupo Petersen, 25,46 por ciento, y Repsol el 6,43 por ciento.
          A mi entender uno de los mayores problemas que enfrenta el gobierno es la actual matriz energética argentina que depende en forma creciente de los hidrocarburos. Actualmente, en la provisión de energía del país el petróleo representa el 37 por ciento y el gas el 52 por ciento, lo que arroja un total del 89 por ciento. Los bajos niveles de inversión son la principal causa del desabastecimiento.
          La inversión necesita un marco macroeconómico normativo y regulatorio estable que brinde previsibilidad al sector, con un sistema de precios transparente que conduzca a una asignación eficiente de recursos.
          A partir de 2003 hubo una fuerte regulación de precios y una mayor carga impositiva que desalentaron la inversión y es lo que el Estado –ahora como empresario‑ deberá rever para poder atraer inversiones nuevamente.
          De acuerdo con todo lo expresado por mis compañeros de bloque, y para no ser reiterativo, debo decir que el gobierno es actor responsable y partícipe de los bajos niveles de inversión que tuvieron YPF y el sector de hidrocarburos durante los últimos años, lo cual nos llevó a la desaparición del autoabastecimiento energético.
          Su último fracaso fue la creación de ENARSA, hoy convertida en una oficina de importación y considerada como un nicho de corrupción importante.
          Entonces, la falta de inversión y la pérdida de autoabastecimiento es una situación que excede a YPF, que sólo tiene el 30 por ciento de la producción de hidrocarburos y abarca todo el sector hidrocarburífero.
          Vale decir que no solucionamos el problema cambiando la composición del paquete accionario de YPF. A los inversores no los vamos a atraer de esa forma y menos actuando como lo hemos hecho en este caso.
          La soberanía energética no está en peligro; está en poder de los estados provinciales. Entonces, estamos de acuerdo con la idea pero no con el procedimiento ni con el proyecto.
          Esta iniciativa no resuelve el problema del autoabastecimiento de combustibles. Es inconstitucional porque no cumple con los procedimientos fijados para la expropiación de bienes por la Constitución Nacional y la ley 21.499. Es ilegal porque no cumple con los procedimientos para la intervención fijados por la Ley de Sociedades 19.550. No establece controles suficientes por parte de los organismos de control del Estado creados por la ley 24.156. Margina de la participación del capital de YPF discriminando a 14 provincias que antes aportaron para su funcionamiento, exploración y explotación, y ahora aportarán fondos para pagar su expropiación. Viola convenios internacionales con consecuencias negativas para el país.
          San Luis, la provincia que represento, exporta carnes y alimentos a la Unión Europea, y se va a ver perjudicada.
          Estas son las razones por las cuales no voy a apoyar el dictamen de mayoría pero sí el de minoría suscripto por diputados del Frente Peronista. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Mattarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Mouillerón.- Señora presidenta: en esta maratón parlamentaria es muy difícil agregar algo nuevo u original. Tampoco pretendo ser original, pero voy a usar el tiempo para hablar de algo que subyace en este recinto, y que fue mencionado por algunos diputados, pero no ha sido profundizado.
          Me parece que esta es una excelente oportunidad para tener en cuenta el espíritu ypefiano que está en cada una de las bancas, en algunos casos para sostener el proyecto que elevara el Poder Ejecutivo y en otros para sostener que están de acuerdo con el proyecto de ley pero,

como lo acaba de decir el diputado Pérez, no coinciden con las formas ni con la circunstancias.  Otros también dicen que ellos no entregaron a YPF y que por eso van a trabajar para que YPF sea una realidad.  En todos subyace un espíritu ypefiano, que es bueno aprovechar para reivindicar –pero no como se lo ha hecho hasta ahora‑ a los ex trabajadores de YPF.
          Desde hace muchos años en esta Cámara hay proyectos reivindicatorios.  Incluso, se pronunciaron palabras elogiosas y ayer hubo una orquesta formada por hijos y familiares de ex trabajadores ypefianos.  Felicito al presidente por esa iniciativa, que me pareció no sólo simpática, sino una manera de reconocer el esfuerzo de los trabajadores que hicieron grande a la YPF que todos conocimos. 
          Lamentablemente, en esta Cámara hubo muchos proyectos y nosotros hemos intentado hace ya más de un año sancionar un proyecto que involucrara a todos. Logró la firma de representantes de casi todos los bloques, incluidos aquellos que no estaban totalmente de acuerdo con la iniciativa, pero coincidían con el reconocimiento que el Estado nacional le debía a esos trabajadores.
          Si vamos a recuperar a YPF y si es cierto que los peronistas ponemos al hombre como el centro de las cosas, no lo podemos dejar pasar.  Inmediatamente después de votar esta iniciativa, debemos ponernos a considerar el proyecto que no sólo reivindique desde las palabras, sino también desde el bolsillo, a los ex ypefianos, haciendo que las acciones que se les entregaron por el programa de propiedad participada de la privatización de YPF hoy se hagan realidad.
          Hubo acciones, que podían llegar hasta el 10 por ciento de la totalidad de la empresa, en manos de los trabajadores, pero ese programa de propiedad participada encerraba algo que no favorecía a los trabajadores.  Finalmente, las acciones fueron confiscadas y sólo les quedaron a quienes seguían trabajando en YPF.  El resto de los 30 mil trabajadores quedaron afuera.  Hubo reclamos y  una disposición judicial que reconoció la participación a esos trabajadores.
          Así se sancionó en el Congreso la llamada ley Fayad de 2002, donde se reconocía el pago de esas acciones.  Luego esas acciones no se abonaron y no llegaron al bolsillo de los trabajadores.  Algunos lograron cobrar mediante una acción judicial.  Otros transaron los montos que fijaba la ley y cobraron una parte, pero la gran mayoría no terminó de cobrar o no cobró nada. 
          El proyecto de ley al que me refiero pretende reivindicar esa situación. Por eso solicito que el Congreso lo trate rápidamente.
          Dicho esto, sobre la iniciativa en consideración poco tengo que agregar a lo ya mencionado por el señor diputado Solá.  Lo que hoy votemos seguramente será motivo de discusión en la Cámara…

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Gracias, señor diputado.
          Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Puiggrós.- Señora presidenta: voy a solicitar la inserción completa de mi intervención, donde fundamento en el carácter soberano y estratégico de los hidrocarburos la necesidad de la renacionalización del autoabastecimiento, explotación, industrialización, transporte y comercialización del petróleo.
          Hay que cuidar nuestras reservas, volcarlas al desarrollo nacional y al bienestar del pueblo y explotar intensamente energías alternativas para garantizar que la tierra sea habitable. 

          Hipólito Yrigoyen fundó YPF y se enfrentó a la Standard Oil. Todos los partidos existentes deberían reflexionar sobre su postura favorable al golpe de Uriburu. Luego por suerte vinieron Mosconi; Perón, con el artículo 40 de la nueva Constitución, y Getulio Vargas, creando Petrobras.
          No puedo dejar de recordar –porque el archivo de la memoria no se pierde- una escena que presencié en mi casa siendo adolescente, en la que se reunieron el entonces militante en campaña de la Unión Cívica Radical, Arturo Frondizi, con el confesor de Eva Perón, padre Benítez, por encargo de Perón, para programar la primera reunión a fin de hacer un pacto que tenía como uno de los temas centrales la defensa del petróleo, que era de la Nación. Frondizi, como sabemos, lo entregó. Luego vino Illia, quien nacionalizó el petróleo, pero justamente lo derrocaron por eso.
          Después siguieron la dictadura cívico militar, el plan de convertibilidad, Menem, el FMI y finalmente Repsol. Así, la Argentina perdió aceleradamente sus reservas disponibles, sus saberes acumulados por técnicos y trabajadores, y no desarrolló fuentes de energía alternativas.
          Recordemos también los genocidios y las usurpaciones por parte de los países agrupados en la OTAN, la intervención de Estados Unidos en Medio Oriente y Libia, la usurpación y la explotación petrolera por parte de Inglaterra en las Islas Malvinas, el colonialismo. Vámonos al BRIC, apoyemos la UNASUR y el Mercosur; luchemos por las fuentes energéticas de América Latina.
          Qué hubiera sido de América Latina si Cárdenas no nacionalizaba el petróleo, trazando el límite con el imperio que hoy tanto cuesta sostener a México.
          Podemos decir con orgullo que la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y seguramente dentro de pocas horas este Congreso, han tomado esa bandera y trazado el límite de la usurpación de las riquezas latinoamericanas, desde la Argentina, aquí, en el Sur.
          Señora presidenta: diga a los compañeros de la oposición que no acompañen este proyecto de manera sacrificada; que lo hagan con alegría, porque estamos coincidiendo en la defensa de lo nuestro. Mejor. Mejor para la Nación, el pueblo y América Latina. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.

Sr. Benedetti.- Señora presidenta: como integrante del bloque de la Unión Cívica Radical adelanto mi voto afirmativo en general al proyecto en consideración, acompañando las disidencias planteadas por los miembros informantes de nuestro bloque.
          También anticipo, como diputado representante de Entre Ríos, una provincia que no forma parte de la OFEPHI, la intención de proponer la participación de todas las provincias argentinas en el paquete accionario.
          No es justo que con el esfuerzo de todos los argentinos se capitalicen sólo algunas provincias. Para que quede claro, advierto que ni siquiera estamos discutiendo el tema de las regalías; si siguieran el mismo criterio que el Fondo  Solidario de la Soja, deberían distribuirse entre todas las jurisdicciones.
          Como integrante de la conducción nacional del radicalismo deseo hacer unas breves consideraciones sobre el intenso debate para unificar nuestro voto. No hubo dudas –digo esto porque es un tema que ha tomado estado público- de cuál es nuestra posición histórica. No existen dudas respecto de reivindicar todas las acciones de gobierno que llevaron a cabo Yrigoyen, Alvear, Illia y Alfonsín. No hay

dudas de que la Unión Cívica Radical, a lo largo de su historia, ha considerado la soberanía hidrocarburífera como estratégica para el desarrollo nacional. Sí existían dudas acerca de cómo expresar nuestros principios, nuestra historia y nuestras convicciones sin avalar las políticas llevadas a cabo, hasta el presente en temas productivos centrales para el país, por el Frente para la Victoria.
          Orgánicamente, hemos decidido hacer lo que debíamos, con coherencia, como siempre procedimos. Por ello, votaremos en general a favor de la nacionalización de YPF. Sin embargo, queremos decir con claridad que este voto no significa aval ni aceptación de las acciones llevadas adelante por este gobierno. No resulta razonable aceptar que necesitaron casi nueve años para darse cuenta de que estaban en un camino totalmente equivocado.
          Tampoco avalamos las acciones llevadas adelante bajo títulos grandilocuentes. Nos preocupa todo aquello que se instrumente bajo el eslogan “soberanía popular y nacional para los hidrocarburos”, pues al respecto ya conocemos los resultados de las acciones realizadas bajo otro slogan: “la mesa de los argentinos”.
          No parece serio que a fines de 2010 la presidenta haya calificado de “empresarios patriotas” a Brufau y Eskenazi, habiéndose registrado –a solo dos meses de comenzar el ejercicio económico‑ el mayor déficit de hidrocarburos en la historia argentina, que alcanzó los 9.300 millones de dólares. Raya en el agravio del sentido común el hecho de acusar de “vaciadores” sólo al grupo Repsol. Debe quedar en claro que ello no importa defensa alguna de la empresa, pues en realidad este vaciamiento de dividendos fue condición necesaria para que el grupo Petersen, prohijado por el entonces presidente Kirchner, pudiera hacerse cargo del 25 por ciento de la empresa, sin plata.
          Permítaseme volver sobre dos producciones distintivas de la Argentina, que por acción de este gobierno se han puesto en crisis. Con las políticas activas del secretario de Comercio Interior perdimos más del 15 por ciento del stock ganadero, y hoy, en cualquier carnicería del interior del país, los precios son comparables a los de Europa.
          Finalmente, si es que esto llegara a oídos de la presidenta, quisiera decirle: podrá usted tener...

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias, señor diputado.

Sr. Benedetti.- ...el respaldo reciente de las urnas... (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Misiones.

Sra. Perié.- Señora presidenta: quiero permitirme rendir un pequeño homenaje a alguien que podría haber estado acá; una persona con quien compartí largas charlas sobre la política nacional, la historia, la soberanía, que me decía: cuándo será el día que volvamos a tener esta empresa nuevamente en manos del Estado. Señora presidenta: mi querido hermano Turi está presente aquí. (Aplausos.)
          No voy a cansarme de manifestar algo que muchos han dicho en este día histórico que estamos viviendo. Nos sentimos emocionados, y al decir del señor diputado Recalde, acongojados. Cómo no sentirnos así en este histórico día en que los argentinos empezamos a recuperar esto que ha sido y volverá a ser patrimonio de los argentinos. YPF  volverá a manos del Estado.
          Este es un día en el que comenzamos a recuperar nuestros recursos, así como también esta parte de la historia; una historia de grandeza, de logros, de audacia y desarrollo económico soberano. Por eso, no nos cansamos de decir que hoy es un día histórico.
          La decisión de la presidenta de expropiar las

acciones de esta multinacional Repsol para recuperar el control de YPF ha suscitado innumerables críticas y réplicas de un sector en algunos casos importante de un periodismo opositor, que increíblemente ha llevado la virulencia, el resentimiento y la intransigencia opositora hacia este gobierno a tal punto de colocarse en defensa de intereses ajenos al país. Y replicaban hasta el cansancio esos editoriales de los medios españoles, de lobbistas del establishment, profetizando catástrofes de toda índole para nuestra Nación por el hecho de haber tomado esta decisión soberana.
          Esta decisión la adoptamos dentro de los márgenes de las leyes argentinas e internacionales. Quiero leer la resolución 1803 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Soberanía permanente sobre los recursos naturales” que dice: “La nacionalización, la expropiación y la requisación de empresas deberá fundarse en razones o motivos de utilidad pública, de seguridad o de interés nacional, los cuales reconocen como superiores al interés particular o privado, tanto nacional como extranjero.”
          Este argumento fue utilizado cuando en 1977 Kuwait expropió la American Oil Company y el Tribunal de ese país reconoció la legitimidad de esa medida y otorgó al inversor estadounidense una compensación menor a la reclamada. En eso estamos; también este es nuestro reclamo.
          Un dato no menor que ya hemos señalado pero no nos cansaremos de repetir, aunque algunos lo quieran subestimar, es el altísimo apoyo popular a esta decisión.
          Quiero invitarlos a reflexionar acerca de la naturaleza de las acciones políticas y sus beneficiarios. Mientras quienes ya mencioné, los lobbistas del establishment, periodistas altamente opositores, empleados de los multimedios, critican a rabiar la medida, los sectores populares y el pueblo en general la apoyan de manera abrumadora. Se podría decir que se trata de toda una caracterización política.
          Pido permiso para insertar en el Diario de Sesiones el resto de mi discurso. Y termino señalando que provengo de una provincia que no tiene este recurso. Por eso tengo este sueño y el anhelo de recuperar YPF y que los dividendos sean repartidos entre todas las provincias. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. Carmona.- Señora presidenta: pido autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones, y antes de avanzar en mi exposición quiero hacer referencia a una situación que se dio ayer.
          El diputado de mi provincia, Omar De Marchi, tuvo conceptos despectivos e irrespetuosos hacia la investidura presidencial, que además menoscaban la condición de mujer.
          Como mendocino quiero compartir con ustedes el espíritu de respeto con que intentamos dirigirnos en este Congreso y quiero decirle a la señora presidenta de la Nación que no se deben confundir las expresiones personales de un diputado –que lamento que no esté aquí para decírselo en la cara, pero espero que el diputado Pradines se lo transmita‑ que omitió decir que su estudio jurídico es apoderado de las empresas petroleras Argenta y Apache. (Aplausos.) Además su familia política tiene una de las principales distribuidoras de Repsol YPF en la provincia de Mendoza.
          Me parece un gesto de honestidad decir desde dónde se habla, sobre todo cuando se está dispuesto a menoscabar la figura de la presidenta de la Nación. Con la presidenta no, diputado De Marchi.
          En segundo lugar, quiero hacer referencia a las críticas que han sido vertidas a nuestro bloque desde distintos sectores de la oposición, que asumimos porque no tenemos problemas en ser autocríticos, pero creemos que

sufren de algún tipo de amnesia parcial. Digo esto porque hasta el momento aquí no se ha mencionado a la dictadura militar –que se inició en 1976 poniendo en marcha un proyecto desindustrializador‑, que generó endeudamiento y corrupción en una YPF que terminó siendo una de las principales receptoras del endeudamiento externo.
          También debo decir que la Unión Cívica Radical –a la que le reconocemos el gesto de acompañar este proyecto y el carácter de partido político que cobijó al general Mosconi‑ en su momento no pudo, no supo o no quiso reencauzar a esa YPF que venía desarrollándose en un marco de extrema corrupción y en un proceso de vaciamiento desde la dictadura militar.
          De esa gestión radical debemos recordar también el Plan Houston, que hasta ahora nadie mencionó en esta sesión. Ese plan fue un intento de incorporación de capitales privados en las tareas de exploración, pero no tuvo mayor impacto. Se efectuaron cinco rondas de licitaciones entre 1985 y 1990, se concursaron 175 áreas, se adjudicaron 67 y se firmaron 61 contratos con inversores privados por 951 millones de dólares. Ese fracaso fue enorme y no fue protagonizado por el peronismo y, mucho menos, por el kirchnerismo.
          Somos autocríticos cuando nos plantean la situación de nuestra gestión, pero no debemos olvidar que Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner vinieron a dar por terminado el proceso menemista de los noventa. Me refiero al menemismo que tomó la decisión aberrante, vergonzosa y destructiva sobre YPF; al menemismo que en la década del noventa combatimos la mayoría de los diputados del Frente para la Victoria que hoy estamos aquí sentados…

-                                 Varios señores diputados hablan a la vez.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia solicita a los señores legisladores que guarden silencio.
          Además, informo al señor diputado que le resta un minuto para hacer uso de la palabra.

Sr. Carmona.- Como decía, señora presidenta, el menemismo fue el que generó el proceso vergonzoso de transmisión de esta empresa a capitales transnacionales. Pero quienes formamos parte del Frente para la Victoria tenemos capacidad de autocrítica y cobijamos a quienes también la tienen.
          Por otro lado, quiero alertar sobre el juego perverso de los lobistas que ayer eran agentes de Repsol y hoy son fervientes defensores de esta nacionalización, seguramente interesados en seguir con su juego. Por ello, hago un llamado de atención sobre las empresas vinculadas con Repsol que son contratistas o subcontratistas…

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Ha finalizado su tiempo, señor diputado.
          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Asseff.- Señora presidenta: en primer término, solicito autorización para hacer una inserción en el Diario de Sesiones.
          En segundo lugar, y a efectos de aprovechar el tiempo del que dispongo y poder hacer algunas consideraciones, adhiero a las exposiciones de los señores diputados Germano, Fadul y Pérez, porque ellas interpretan claramente la posición que yo también defiendo.
          Creo que mi postura ha sido clara a lo largo de toda mi trayectoria política. Siempre defendí lo nuestro y los intereses de nuestra Nación; siempre me mantuve en la misma línea. El dolor que me causó la privatización de YPF en 1992 y la posterior enajenación de la acción de oro es inenarrable. Pero no voy a hacer referencia a esto más allá de lo que acabo de señalar.
          Me preocupan varias cosas, que intentaré resumir en un supremo esfuerzo de síntesis. Me preocupa que estemos volviendo hacia atrás sobre una cuestión que se resolvió en 1994: el dominio de las provincias argentinas sobre sus recursos, porque la sumatoria de ellas representa el dominio de la Nación Argentina sobre recursos que son estratégicos.
          Por lo tanto, me parece una falacia a lo mejor

bien intencionada, pero falacia al fin‑ hablar de la recuperación de una soberanía que ya tenemos en virtud de lo establecido en la Constitución Nacional.
          En cambio, este paso atrás significa que una vez más las provincias delegarán en la Nación la administración de ese recurso que posee. Eso es lo que en definitiva va a suceder. Esta es una solución unitaria en contraposición a otra de carácter federal que simplemente hubiera consistido en ir quitando a Repsol y a todas las compañías concesionarias incumplidoras cada una de las concesiones, recuperando de esa manera la posesión de ellas y adjudicarlas, según corresponda, a los intereses de la Nación.
          También quiero señalar, quizás en contraposición con muchos señores diputados, que yo no creo que aquí haya patriotas y antipatriotas, salvo aquellos casos que siempre constituyen la excepción a la regla. Aquí todos somos patriotas y queremos defender los intereses de la Nación. Lo que pasa es que muchas veces nos confundimos y creemos que esos intereses únicamente pueden ser defendidos por una empresa estatal. Esta última ya la tenemos con ENARSA. ¿Por qué ENARSA no salió a ocupar el Mar Argentino que se le concedió y asignó cuando fue creada? ¿Qué estamos esperando para hacerlo? ¿Acaso necesitábamos este proceso de estatización del 51 por ciento de las acciones para acceder al mar? Así como podríamos acceder o volver a las áreas concedidas a partir de la quita por incumplimientos, también podíamos, desde hace mucho tiempo, ocupar nuestro mar para desarrollar tareas de exploración y explotación.
          Por lo tanto, quiero llamar la atención señalando que las cosas no están bien encaminadas.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Le resta un minuto para finalizar su exposición, señor diputado.

Sr. Asseff.- Los dogmatismos son malos. Así como es perverso el dogmatismo neoliberal o como se lo quiera llamar, también es absolutamente inconveniente para los intereses nacionales ‑90 años después y luego de haber pasado tanta agua por debajo del puente‑ volver al dogmatismo estatista.
          Sí se debe volver a un estado que controle, a un estado funcional, pero no a un país estatizado.
          Esta es mi posición. Por eso comparto la disidencia de mi bloque y lamentablemente me veo obligado a no acompañar este proyecto de ley que no me convence para nada. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.

Sr. Forte.- Señora presidenta: quiero pedir autorización para apartarme del tema en tratamiento pues tengo la difícil y triste misión de comunicar a esta Honorable Cámara que en horas de la noche del día de ayer ha fallecido quien durante 25 años se desempeñara como presidente de la Federación Agraria Argentina y fuera también diputado nacional. Me estoy refiriendo al compañero –así lo llamábamos nosotros‑ don Gerardo Humberto Volando.
          Por lo tanto, solicito a la presidencia que esta Honorable Cámara rinda guarde un minuto de silencio en su memoria y que en el momento oportuno se le rinda el homenaje que corresponde.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Invito a los señores diputados y al público asistente a ponerse de pie a los efectos de guardar un minuto de silencio en memoria del ex diputado nacional don Gerardo Humberto Volando.
-Puestos de pie los señores diputados y el público asistente, guardan un minuto de silencio en homenaje a la memoria del ex diputado nacional, don Gerardo Humberto Volando. (Aplausos prolongados)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias.
          Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por La Pampa.

Sr. Forte.- Señora presidenta: quiero expresar mi agradecimiento a todos los señores diputados porque don Humberto también fue un luchador para que YPF no se privatizara.
          Sin duda estamos apoyando este proyecto porque

fue un debate muy profundo de nuestra partido, fue una decisión orgánica de nuestro bloque; y estamos dando el apoyo desde lo orgánico, en realidad desde la convicción mucho más que desde lo orgánico, porque indudablemente pertenecemos a esa histórica Unión Cívica Radical, que desde que fue reconocida –no hace falta ampliarlo y dar más vueltas al respecto‑, desde Yrigoyen hasta Alfonsín, siempre ha tenido una conducta homogénea, una total claridad, una coincidencia ideológica y ninguna contradicción.
          Por ahí se escuchó recientemente –pido permiso para insertar el discurso que pensaba pronunciar, porque no me va a alcanzar el tiempo- decir que el gobierno de Alfonsín no fue capaz de terminar con la corrupción de YPF. Ese fue el discurso de la corrupción para terminar con YPF, para terminar con los ferrocarriles y, en fin, para terminar con todo.
          El que se tiene que hacer cargo es el justicialismo de la época, y si realmente están hablando de que el gobierno de Alfonsín fue corrupto, vayan a la Justicia.
          Tengo el orgullo de pertenecer al partido del gobierno más honesto de la historia de la democracia argentina. (Aplausos.)
          Ustedes no pueden decir lo mismo con las valijas de Antonini Wilson o con la bolsa de Miceli. Así que por favor antes de acusar pido que se fijen muy bien cuando se trata del honor de las personas.
          Estamos apoyando este proyecto porque sin duda somos un poco nostálgicos de YPF. Parece que lo que vamos a decir hace acordar a ese viejo abuelito que le hablaba a sus nietos. Pero eso pasó hace veinte años, cuando éramos militantes de la juventud radical, una juventud que perseguía principios y no contratos.
          Íbamos hasta el pueblo más chiquito, hasta el pueblo más desaparecido del mapa, como decimos en el campo, y había un surtidor de YPF. En cada pueblito había gasoil, nafta y queroseno, más allá de si era negocio tenerlo o no tenerlo.
          Puedo nombrar por ejemplo un pequeño pueblo al que me unen muchos sentimientos, como es Agustoni, en el norte de La Pampa, al este de General Pico, en el límite con la provincia de Buenos Aires, en el que existían como figura emblemática el surtidor de YPF, la estación del ferrocarril, la posta del correo y la cabina telefónica de ENTEL.
          Resulta que hace veinte años convirtieron en taperas las cabinas telefónicas, al ferrocarril lo convirtieron en recuerdos y casi de museo resultan esos surtidores. Ahora la gente de ese pueblo para comunicarse por teléfono tiene que subirse a la torre del molino porque no tiene señal, teniendo en cuenta que los privatizados no proporcionan señal. De eso tiene que hacerse cargo el Partido Justicialista.
           Y hablando de esos pueblos recuerdo que cuando llegábamos encontrábamos dos chacareros discutiendo si era conveniente o no sembrar trigo porque la Junta Nacional de Granos había fijado el precio mínimo sostén, que no a todos conformaba. Ahora se discute si se siembra o no el trigo porque hay dos cosechas guardadas, ya que Moreno no permite la venta. Observen la diferencia.
          También se discutía si sembrábamos trigo o alfalfa; ahora se discute si lo siembran ellos o si se lo dan a los pooles de siembra que se quedan con los campos, a partir de la plata de la ANSES. Esta es la gran diferencia.
          Habría mucho más para decir, mucho más para insertar, pero el minuto que me queda lo quiero usar para decir que por supuesto votaremos en general favorablemente, aunque no en particular, porque tenemos disidencias.
          A los amigos justicialistas, a la señora presidenta, les digo que tienen una oportunidad histórica, cuentan con la comodidad en el Congreso de una mayoría automática, que legítimamente consiguieron con los votos.
          Además, tienen una oposición suficientemente responsable a la que no le tiembla el pulso para acompañar las políticas de Estado.
          Entonces, acepten el desafío. Encaremos realmente una política de hidrocarburos mucho más avanzada de la que se está ejecutando ahora. Discutamos el comercio de granos, el uso y la tenencia de la tierra, discutamos la recuperación del teléfono, de las rutas, de los ferrocarriles.
          Si realmente pertenecemos al campo nacional y popular concretemos políticas... (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias, señor diputado.
           Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. Félix.- Señora presidenta: celebro que hoy podamos dar este debate trascendental e histórico para nuestro país; en lo personal siento un profundo orgullo.
          Estamos claramente ante un acto soberano del Estado argentino, tomado con mucho coraje por nuestra presidenta. Pero no se trata de un acto aislado, sino parte de una secuencia de actos que comenzaron en 2003, con el ex presidente Néstor Kirchner. Hablo de una secuencia inspirada en una misma filosofía, en un modo de pensar y entender a nuestro país desde una concepción nacional y popular. Es la misma que inició el proceso de desendeudamiento de nuestro país; es la que no acepta recetas de ajuste de los organismos multilaterales de crédito y la que permitió que comenzara la recuperación del aparato productivo argentino. También es la misma que inspiró la inversión en obras públicas de carácter social, como es la vivienda y aquella obra pública de carácter estratégico como son las de generación y transporte eléctrico, que gracias a Dios han impedido que, a pesar de los augurios de algunos, no caigamos en una crisis energética, enfrentando situaciones como las que se vivieron en alguna época en nuestro país, cuando al transitar por las calles de esta ciudad había que esquivar grupos electrógenos.
          En síntesis, es la filosofía que recupera la dignidad nacional, y justamente YPF es parte de ella.
          De esta manera se entiende que tras esta decisión del gobierno nacional se exprese también un amplio consenso, por lo menos en el aspecto general, aunque existan algunas diferencias de instrumentación, como por ejemplo respecto del porcentaje accionario a expropiar.
          En este consenso se expresa la unidad de todos los argentinos. Es el consenso que construye, no el que destruye, como fue el de Washington.
          Provengo de una provincia petrolera, la cuarta en producción de este caro recurso para los argentinos, pero también tercera en reservas comprobadas. Allí se encuentra parte de esta reserva que hoy se menciona, como es Vaca Muerta, de la cual muchos argentinos no habían escuchado hablar, y que compartimos con otra provincia.
          La mía es una provincia donde el recurso petrolero aporta a la mayor parte de las arcas provinciales, y estamos hablando de un recurso no renovable.
          ¿Cómo no estar contentos con esta decisión? Si se trata de un recurso no renovable, justamente tenemos que pensar cómo se aplicará para que el día que no lo tengamos podamos sustituirlo. ¿Íbamos a hacer eso con Repsol? Impensable. ¿Por qué podemos afirmarlo? La respuesta es simple. En la provincia de Mendoza YPF posee una de sus destilerías más importantes, y a pesar de ello mientras estuvo Repsol fue muy grande el desabastecimiento de la provincia.
          A quienes necesitan de este vital elemento en volumen, como las empresas de producción, y también el Estado, a través de los municipios y de los organismos de Vialidad, el litro de gasoil les llegó a costar un peso más mientras Repsol condujo la empresa. Y esto lo pagan los vecinos, lo paga el ciudadano y cada uno de quienes lo consumen.
          Cuando se trata de empresas privadas, el costo se traslada a los precios, lo que genera una situación que realmente perjudica a todos. ¿Por qué iba a cambiar esto con Repsol?
          He escuchado decir que no se trata de soberanía porque es un recurso de las provincias. Sí, las provincias tienen la potestad, pero es necesario el control del instrumento, la herramienta, y que ésta se utilice en consonancia con el modelo económico y los intereses de la provincia.
          Claramente no es Repsol quien operando la

herramienta puede estar en sintonía ni con el modelo ni con las provincias productoras. Ni siquiera lo está con su país de origen. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Schmidt Liermann.- Señora presidenta: antes que nada quisiera recordar que hoy, 3 de mayo, se cumple un nuevo aniversario de la libertad internacional de prensa, y quisiera honrar al periodista Guillermo Cano, un periodista colombiano que falleció al ser asesinado por tratar de averiguar e investigar el tráfico de drogas, el narcotráfico.
          También quiero manifestar el compromiso de nuestro bloque con los periodistas para que puedan trabajar en libertad, en un clima de tolerancia, sin que pierdan canales de trabajo. En especial queremos que puedan seguir difundiendo información diversa, porque la necesitamos para cumplir con nuestra función democrática.
          Ayer y hoy escuchamos en diferentes discursos que estamos pasando por un momento histórico. He escuchado decir que la patria es libre cuando no depende del extranjero. Estas son palabras de nuestro fundador de la patria y de la Constitución, el señor Juan Bautista Alberdi, pero atención, porque el ciudadano no es libre cuando depende de un Estado omnipotente e intervencionista, que decide regular cualquier ámbito en el que se mueve. Con esta forma no se está respetando la división de poderes.
          El punto que hoy estamos discutiendo es cómo se van a administrar los recursos no renovables, y dentro de la misma oposición hemos visto que hay grandes dudas, que no se le quiere dar un cheque en blanco al Estado. Por eso venimos a reforzar la intención de que haya un control de la Auditoría o de la SIGEN en esta nueva YPF que se quiere construir.
          Acá también es necesario hablar de los derechos del consumidor, del usuario, que por la nueva Constitución de 1994 tiene una representación constitucional, que en esta nueva YPF no se le está dando.
          Me alegro mucho de que la señora diputada Gallardo haya hecho referencia con más detalle a las energías alternativas. También el diputado Ollarade lo ha hecho ayer, pero no entiendo por qué en este proyecto que se nos está presentando no hay un capítulo especial mostrando la importancia de las energías limpias y renovables para nuestro país.
          Hay países en los cuales las energías limpias son las que brindan todo el suministro energético. Por ejemplo, en Noruega, que tanto se toma como ejemplo, hace cuarenta años se descubrió petróleo, y a partir de allí ese país ha implementado una política en pos de las generaciones futuras. Noruega hoy en día suministra a sus propios ciudadanos casi el ciento por ciento de la energía mediante la producción hidroeléctrica, y los recursos que obtiene del petróleo van a un fondo de reserva para pensiones de generaciones futuras. El gobierno sólo puede usar alrededor de un 4 por ciento de esas utilidades.
          Me encantaría que pudiéramos tomar el compromiso del gobierno de utilizar los ingresos del petróleo para nuestras generaciones futuras y de buscar alternativas que propician una solución energética.
          Para finalizar, porque quiero ser breve, considero que hoy es un acto patriótico votar en contra del proyecto del Ejecutivo, justamente porque lo que estamos temiendo son consecuencias nefastas, que tan bien han explicado mis colaboradores de bloque.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.

Sr. Aspiazu.- Señora presidenta: el primer concepto que quiero transmitir es que parece que acá estamos discutiendo si el petróleo y el gas son argentinos, cuando lo que estamos discutiendo es la explotación, la industrialización, el transporte y la comercialización de hidrocarburos.
          Lamentablemente, aplicando el sentido común, hemos perdido una oportunidad histórica, porque si decimos que los hidrocarburos son del Estado nacional -y el Estado nacional somos los 48 millones de argentinos que componemos esta bendita República-, no habremos tenido una actitud de grandeza y humildad todos los diputados.  Si esta fuera una política de Estado tendríamos que haber emitido un dictamen estructural, y si aquí está representado el pueblo le habríamos dado la oportunidad a cada fuerza política para que pusiera a disposición sus mejores hombres a fin de

de obtener el mejor dictamen y por unanimidad. Lamentablemente, desde mi óptica creo que nos equivocamos. De la otra manera le hubiésemos dado mayor sustento legal, constitucional, técnico, social, productivo y económico.
          Le voy a dar crédito a la presidenta de la Nación porque no puede saber de todo, pero hace nueve años que está este gobierno y tendremos el mismo zorro cuidando el gallinero. Creo que con lo que pasó en el 2011 se prendió una luz roja, y en 2012 tenemos que importar por casi 20 mil millones de dólares. En estos nueve años muy comprometidos hemos perdido el autoabastecimiento.
          La Argentina tiene cinco cuencas y hay pozos que tienen entre setenta y cien años. Necesitamos inversiones por 4 o 5 mil millones de dólares al año para hacer exploraciones y transformar en reservas esos recursos naturales.
          Tampoco podemos desconocer que el gobierno aprobó los balances de Repsol, de la empresa del señor Eskenazi y de todos los que conforman YPF S.A. Asimismo, permitió el retiro del 90 por ciento de las utilidades. Por lo tanto, creo que tiene que haber responsables en este sentido.
          Supuestamente, si pagamos lo que dice Repsol, me pregunto de dónde va a salir el dinero para la inversión que necesitamos para lograr nuevamente el autoabastecimiento. No nos dimos el tiempo suficiente para hacer lo que realmente necesitábamos. Se mató la confianza, y cuando se mata la confianza empieza a temblar el crédito.
          Yo pregunto: ¿quién vendrá a invertir? Y si suponemos que vienen a invertir, ¿cuánto más nos va a costar?
          Estoy de acuerdo con que el Estado tiene que involucrarse más de lo que lo hizo con Repsol, pero tenemos que cuidar las formas. Debemos respetar la legalidad que nos brinda la ley para poder sostener la soberanía que tanto queremos.
          Quiero tener la conciencia tranquila y no hipotecar el futuro de nuestros hijos. Por eso, mi voto será negativo. (Aplausos.) 
 
Sra. Presidenta (Abdala de Mattarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.

Sr. Aspiazu.- Señora presidenta: deseo reiterar una expresión que han emitido muchos compañeros y colegas legisladores en este recinto, pero es bueno trasmitírselo al resto de los argentinos. Estamos viviendo un momento histórico. Estamos tomando una decisión soberana, legislando para preservar el futuro de nuestros hijos y de nuestros nietos.
          Preservar nuestros bienes naturales se convierte en una garantía para que los hombres y mujeres que habitan este suelo puedan desarrollar sus sueños, generar fuentes genuinas de trabajo, conformar sus familias y mejorar su calidad de vida.
          YPF fue, es y será argentina. Ninguna Nación del mundo podrá cambiar este hecho por más poder económico que ostente, por más complicidad que logre y por más falacias que manifieste.
          Esta empresa fue creada por argentinos para el bienestar de los argentinos, y durante muchos años de nuestra historia reciente generó trabajo, desarrollo e integración regional.
          Traigo a la reflexión de todos nosotros el pensamiento del general Perón, quien en 1972 ya se anticipaba a los acontecimientos en su mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo. Decía: “Cada Nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales, pero al mismo tiempo  cada gobierno tiene la obligación

de exigir a sus ciudadanos el cuidado y la utilización racional de los mismos.  El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudades o pueblos.” 
          Estas palabras siguen teniendo vigencia y son necesarias para resaltar la responsabilidad que tienen las naciones frente a fenómenos como los cambios globales y climáticos, la producción sustentable y el consumo energético.
          También quiero hacer referencia a la última frase del primer párrafo del artículo 41 de la Constitución Nacional, que dice: “El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.”
          En el marco de este artículo, el Congreso sancionó la ley 25.675, que es la ley general del ambiente, y que en uno de sus capítulos dice: “…los hechos o actos jurídicos, lícitos o ilícitos que, por acción u omisión, causen daño ambiental de incidencia colectiva.”   
          El pasado debe ser minuciosamente revisado y determinado los pasivos ambientales que la empresa administrada por su accionista mayoritario, Repsol, ha provocado sobre el territorio que utilizó para el desarrollo de las actividades, tanto extractivas como productivas.
          La responsabilidad es clara y precisa por los efectos ambientales negativos que se han generado, se debe recomponer el ambiente o, en caso de que no sea posible, la Justicia establecerá una indemnización sustitutiva.
          Son numerosas las demandas judiciales iniciadas contra Repsol por daños al ambiente.  Estos deben ser ponderados y los costos deben ser integrados a la ecuación económica que determine el valor de las acciones expropiadas. 
          Precisamente el artículo 10 de la ley 21.499 dice: “La indemnización sólo comprenderá el valor objetivo del bien…”, y en el valor que determine el Tribunal de Tasaciones de la Nación se deben contemplar los daños y efectos negativos provocados.
          La política energética es un elemento fundamental de la política ambiental.  No hay desarrollo sin energía.  Tampoco hay soberanía política ni independencia económica ni justicia social si no procuramos el autoabastecimiento energético.  Estamos dando un paso fundamental con la sanción de esta ley. 
          En este sentido, seguimos consolidando un modelo de trasformación… (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Gracias, señora diputada.
          Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.

Sr. Chemes.- Señora presidenta: hasta hace pocos años la República Argentina exportaba petróleo y también era el granero del mundo.  Lamentablemente, el modelo desanda sus propios pasos. 
          La falacia de este debate es que no apunta a generar políticas perdurables, sino a tapar la ineficiencia.  Sumamos al empobrecimiento de nuestros recursos la incompetencia de los funcionarios, amparada por la complicidad del gobierno.  Por eso debatimos hoy qué hacer con YPF, el petróleo y la energía. 
          El problema del gobierno es que piensa para la tribuna y en lugar de debatir, dispone.  Por supuesto que estamos a favor de que el Estado intervenga en el sector energético.  Coincidimos con Rajoy en que no podemos ser un país de quinta categoría y en que nuestro petróleo debe estar en manos del Estado, pero para eso necesitamos algo más que un proyecto serio y bien pensado.
          Se requiere una política que sea seria, que proteja los recursos naturales y la inversión, y que no se olvide de la soberanía sobre los recursos que son de los argentinos. Digo esto porque el proyecto que hoy vamos a aprobar no alcanza para asegurar alguna política energética seria y responsable. Es más, esta iniciativa cierra las puertas a una auditoría, después de que el viceministro de Economía dijo que se había vaciado a YPF. Este es un mal signo.
          El presupuesto para este año, que tan rápidamente aprobó el oficialismo sin aceptar cambiar una sola coma, no incluyó ni un solo peso para la promoción de energías alternativas, a pesar de que una ley del año 2006 –la 26.190- brinda pautas para alcanzar el 8 por ciento de la generación de energía eléctrica de fuentes renovables. Este año el Estado no pone un peso para incentivar a los privados a hacerlo. Eso implica tener un doble discurso.
          En el día de ayer presenté un proyecto para cambiar esta situación por el que solicito 300 millones de pesos para un cupo fiscal con destino a las leyes que el Congreso aprobó en los últimos años.
          Queremos ser independientes en serio, no quedarnos solamente en los discursos. Por eso, deseamos que el petróleo sea nuestro así como también la tecnología limpia, con investigadores y fondos argentinos. No queremos palabras sino hechos. Como dijo el general Mosconi, la historia es el resultado de los hechos de los hombres y no el de sus intenciones.
          Quiero aclarar que voy a acompañar el dictamen de mi partido y también las disidencias. Solicito a mis pares que apoyen la generación de energía limpia con acciones concretas, sólo así estableceremos reales políticas de Estado. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Cigogna.- Señora presidenta: venimos con humildad, pero con firme convicción, a defender este proyecto de ley. Lo hacemos –como decía Néstor Kirchner- con nuestras verdades relativas. No pretendemos ser los dueños de la verdad.
          Somos respetuosos de la opinión discrepante, aun de aquella que está en las antípodas de nuestro pensamiento. Esto es una cosa, y otra, la conducta de algunos plumíferos que han ensuciado páginas en los diarios con tinta envenenada, falseando la verdad, mintiendo y diciendo que aquí hay una confiscación, cuando en realidad se trata de un proyecto de ley de expropiación.

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Julián Andrés Domínguez.

Sr. Cigogna.- Algunos de estos sujetos –repito- son “tinterillos” y otros han vertido el veneno por su boca dentro y fuera del recinto. Tendrán que responder ante sus hijos y la historia, y sobre ellos pesará el estigma de los que traicionan a la Nación.
          Mis compañeros han explicado claramente las razones de orden económico, social y político que justifican el proyecto de ley que estamos considerando.
          En la conducta de quienes han hablado de confiscación existe la clara intención de preconstituir prueba en contra del interés de la Nación ante eventuales juicios que pudieran desarrollarse el día de mañana.
          Aclaremos las cosas: este proyecto es absolutamente conforme a la Constitución Nacional, que prevé la expropiación por causas de utilidad pública. También es absolutamente conforme a la ley de expropiaciones vigente.
          La oposición ha objetado el mecanismo del decreto de necesidad y urgencia para intervenir la sociedad. La ley de expropiaciones contempla en su título IX, llamado “De la ocupación temporaria”, lo siguiente: “Cuando por razones de utilidad pública fuese necesario el uso transitorio de un bien o cosa determinados, mueble o inmueble, o de una universalidad determinada de ellos, podrá recurrirse a la ocupación temporánea”.
          El artículo 59, dice: “La ocupación temporánea anormal puede ser dispuesta directamente por la autoridad administrativa y no dará lugar a indemnización alguna…”. Esto lo dice la ley de expropiaciones vigente, pero ningún integrante de la oposición había reparado en ello salvo el señor diputado Ferrari, quien la malinterpretó.
          ¿Cómo hago yo para ocupar una empresa? ¿Toco el timbre, entro, digo “buenas tardes”? ¿Esa es una ocupación? La letra de la ley está pensada en términos de bienes materiales, particularmente inmuebles, pero debe ser interpretada con inteligencia. El único modo de ocupar temporalmente una empresa que debe seguir funcionando ‑hay que defender sus propios intereses, y además, los de los usuarios‑ es a través de la intervención. Para ello, se ha utilizado el mecanismo del decreto de necesidad y urgencia.
          Algunos que hacen gala de su coherencia en la historia olvidan, por ejemplo, lo que hizo el ex presidente Illia cuando quiso anular los contratos petroleros en 1963. Muchachos radicales, dictó tres decretos. Escuchen lo que dice el texto de uno de ellos, el decreto 744 del 15 de noviembre de ese año: “Declárase nulo de nulidad absoluta  por vicios de legitimidad y ser dañosos a los intereses de la Nación, los contratos relativos a la explotación y exploración de petróleo suscriptos por YPF entre el 1° de mayo de 1958 y el 12 de octubre de 1963, con las siguientes compañías...” Luego, las enumera.
          A continuación –prestemos atención al tema de la legalidad‑, señala: “Facúltase a YPF a adoptar las medidas que estime pertinentes a los efectos del normal abastecimiento de combustibles, conforme con las consideraciones de este decreto, y en caso de ser necesario, a la toma de posesión de las áreas, con facultad de requerir en forma directa el auxilio de la fuerza pública o cualquier otra medida que asegure el cumplimiento del presente decreto. En el acto de toma de posesión, en su caso YPF, se hará cargo de todos los bienes afectados a los trabajos mencionados.” Coherencia, absoluta constitucionalidad y legalidad del decreto y de la normativa que dispuso la intervención. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

Sr. Aguad.- Señor presidente: así como no me es ajeno lo que suscita YPF  entre los argentinos, sostengo que el verdadero debate debe realizarse sobre el autoabastecimiento energético, que esta ley no soluciona, y además, puede agravar.
          Con el mismo énfasis no me rindo ante este reiterado chantaje emocional montado sobre el significado de esta sigla emblemática, con el que se intenta ocultar el fracaso de la política energética del gobierno.
          Durante seis años he planteado en este recinto la caída sistemática de la producción de gas y de petróleo, y la pérdida de reservas. Tal declaración siempre fue negada por quienes de pronto la descubrieron. Lo hacen ahora porque la importación de petróleo por 12.000 millones de dólares resulta lesiva para el modelo y no cuentan con divisas suficientes. Se quedaron sin caja. La fuga de 64.000 millones de dólares y el déficit de la cuenta corriente, de la balanza de pagos, constituyen datos de la realidad visibles desde hace mucho tiempo. Sin embargo, se descalificaban nuestras advertencias.
          Si les interesara la exploración y la explotación de hidrocarburos no habrían fomentado el vaciamiento de YPF con la pérdida de 200.000 millones de dólares de reserva ni la inacción de ENARSA en la búsqueda de petróleo en la plataforma marítima no concesionada. De otra manera, no se explica la razón por la que se paga al importador seis veces más de lo que se abona a los operadores locales.
          Durante las tres gestiones kirchneristas la importación de gas y de petróleo creció en un 2.000 por ciento y no se amplió la capacidad de refinado. La mayoría de las empresas operadoras, no sólo Repsol, ha disminuido su producción. El fracaso de la política oficial es contundente.
          Presten atención: aumentaban las reservas y producíamos más petróleo y gas cuando el barril estaba a 18 dólares, que hoy que cotiza a 102 dólares.
          Por ello creo que el debate necesario es sobre una política energética que resulta ser la causante del grave cuadro que afecta al desarrollo del país. Sin energía abundante no hay industrias, ni agregado de valor, ni creación de empleo genuino, ni combustible en los surtidores, ni gasoil para la cosecha, ni electricidad en verano, ni gas en invierno, y las garrafas serán más caras para los que menos tienen.
          Para quienes consideran que no creo en el Estado, yo creo en un Estado eficiente que impulse un programa con prioridades, que estimule la iniciativa innovadora para asumir riesgos y ganar competitividad.
          En este sentido, creo necesario contar con una empresa testigo que opere en el mercado y que pague a los contratistas por el fruto del crudo que producen.
          Este es el modelo que defendieron Yrigoyen, Alvear, Mosconi, Juan Perón, Frondizi, Illia y Alfonsín. A toda empresa concesionaria que incumpla su contrato y planes de negocios se les deben revocar sus áreas.
          Sepa el país que aquí no estamos tratando la necesaria ley de hidrocarburos. Se trata de la expropiación de una empresa que produce sólo el 30 por ciento de los hidrocarburos que hay en el país, a la que se le atribuyen todos los males que fueron consentidos por quienes ahora los objetan exculpándose.
          La auditoría sobre la empresa es tan necesaria como la investigación sobre los funcionarios que no controlaron.
          Para mí la seguridad jurídica no es horrible sino una pauta de convivencia civilizada. Las formas informan a propios y extraños sobre el funcionamiento del estado de derecho en el país.

Sr. Presidente (Domínguez).- Diputado Aguad: vaya cerrando su discurso.

Sr. Aguad.- Se llega a poner en el mismo lugar que se llegó con el neoliberalismo aperturista. Menen lo hizo aumentando el endeudamiento externo y entregando irresponsablemente YPF. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.

Sr. Oliva.- Señor presidente: en primer lugar, quiero solicitar autorización para insertar en el Diario de Sesiones algunos conceptos que seguramente no podré exponer en el recinto dada la limitación del tiempo.
          Quiero adelantar que el voto del Frente Cívico por Santiago del Estero será afirmativo para este proyecto de ley de expropiación, por una serie de razones.
          En primer lugar, se trata de una medida política absolutamente constitucional. Sobre esta cuestión ya se refirió la miembro informante, diputada Bertone, y lo acaba de hacer el diputado Cigogna con absoluta claridad conceptual, por lo cual me voy a abstener de volver a considerarlo.
          En segundo lugar, esta decisión se enmarca en el pleno ejercicio de la soberanía nacional. Entendemos que los recursos estratégicos como el petróleo ‑componente necesario para la generación de energía‑ y como el gas, deben estar en manos del Estado para asegurar y garantizar de esta forma que estén al servicio del progreso del país.
          Por eso nos llaman la atención algunas expresiones del gobierno español, que tiene posiciones diametralmente opuestas. Por un lado es estatista cuando se consideran sus propios recursos energéticos, pero tiene una posición opuesta cuando hay que merituar los recursos de otros países.
          Por eso, no hay que detenerse en estas cuestiones que hasta me parecen lógicas, incluso en lo que respecta a la reacción de la propia empresa.
          Por otro lado, acompañamos esta iniciativa porque es absolutamente necesaria ya que nuestro país se encuentra inmerso en una crisis profunda de desabastecimiento interno como consecuencia de los graves incumplimientos de la empresa Repsol, por falta de inversiones, por falta de exploraciones, por el vaciamiento que se ha concretado en esa empresa hasta llegar a producir casi exclusivamente aquellos combustibles refinados que son los que más rentabilidad  generan a la empresa, es decir, pensando solamente en la utilidad interna en desmedro de los reales intereses del Estado nacional.
          A esta altura del debate es difícil efectuar aportes que no se hayan ya realizado, pero por ahí se dijo que desde el gobierno nacional no ha habido una consideración especial respecto a la cuestión energética.
          Vengo de una provincia del Norte del país, Santiago del Estero, y tenemos algunos ejemplos para citar que no son abstractos; son datos de la realidad que ocurrieron hace pocos años.
          En la década del noventa hubo un funcionario llamado Domingo Felipe Cavallo que pensaba que había provincias que eran pobres y, por lo tanto, absolutamente inviables; hasta se pensaba en fusionarlas o ver cómo se iba a trabajar en el futuro. Ni siquiera se pensaba en inversiones porque representaban una carga para el país. Ese era el diagnóstico apocalíptico al que quienes  proveníamos de las provincias del Norte y Noreste del país  asistíamos con dolor.
          Sin embargo, a partir de 2003 desde el gobierno se empezó a realizar con esas provincias un trabajo institucional articulado, pensando y realizando obras de infraestructura básicas que permitieron desarrollar el máximo de sus potencialidades.
          Pero en la década del noventa era impensable que se pudiera inaugurar, tal como ocurrió el año pasado –y usted, señor presidente, cuando era ministro de la Producción visitó muchas veces nuestra provincia-, una obra como la línea de alta tensión NOA-NEA en la provincia del Chaco -acto al cual tuve oportunidad de concurrir acompañando al gobernador de mi provincia-, con una capacidad de 500 kilovatios de transporte de energía y un recorrido de 1.200 kilómetros.
          En esa década era impensable que en mi provincia se pudiera radicar industria ‑como ocurre en la ciudad de Frías‑ para la producción de bioetanol, que  produce más energía que la que consume la propia ciudad de Frías, que cuenta con veinticinco mil habitantes.
          También era impensable que pudiéramos estar trabajando en un parque eólico, El Jume, localizado en el departamento de Ojo de Agua, en Santiago del Estero, que va a generar energía por 34 mil megavatios y que va a abastecer a todo el sector Sur de la provincia. Podría seguir citando ejemplos de otros emprendimientos que hasta hace pocos años eran impensables.
          Por eso quienes provenimos de las provincias norteñas tenemos una consideración especial y un agradecimiento hacia la mirada que en materia energética se ha puesto desde el gobierno central.
          Quiero decir muchas cosas, pero para finalizar...

Sr. Presidente (Domínguez).- Se ha terminado su tiempo, señor diputado.
          Tiene la palabra el señor diputado por Misiones.

Sr. Puerta.- Señor presidente: es difícil agregar algo a lo ya expresado entre ayer y hoy, pero para hacer honor a un pueblo que, por la mala práctica de sus dirigentes, confunde posiciones, empiezo por decir que voy a votar en contra. Los argumentos son los que hizo conocer mi bloque y los que voy a agregar en estos minutos.
          Aclarando el sentido de mi voto desde el comienzo pretendo no caer en una práctica que se ha hecho extensiva: argumentar en contra y luego votar por la afirmativa. Esto lleva a mucha confusión. Es conocido por todos que quienes estamos en lo más difícil y más importante de la vida organizada de una comunidad ‑la política‑, sufrimos un gran desgaste, y actitudes de este tipo no ayudan a corregirlo.
          Creo que esta es una ley absolutamente innecesaria. Nueve años de gestión kirchnerista en consonancia con Repsol en el manejo de la empresa que todos queremos –el que tenemos por YPF es un sentimiento muy fuerte‑ fueron nueve años de fracasos. Fueron más de cien meses y no hubo uno solo en la que la producción superara al del mes anterior, es decir que todos los meses fue cayendo la producción de petróleo y de gas.  Hubo tiempo más que suficiente para rescindir el contrato. Claro, no se hizo porque debemos recordar que durante un quinquenio se vendieron nafta y gasoil baratos. Era habitual ver colas integradas por autos y camiones de países vecinos. Yo vivo a 20 kilómetros de la frontera con Brasil y a 80 del límite con Paraguay. Las estaciones de servicio llegaron a tener dos sectores diferenciados: uno para los argentinos y otro para los extranjeros.
          Hoy eso ya no ocurre. Esa nafta y ese gasoil baratos que se vendieron son los que no tenemos y escasean. Ese fracaso no se enmienda mediante un proyecto de ley de expropiación que va a dejar a la empresa y a los funcionarios responsables de lo que hoy sucede en una posición ventajosa, porque el incumplimiento de los contratos hubiera significado la posibilidad de reclamar fondos a Repsol.
          Por el contrario, hoy, con este proyecto de ley que está siendo tratado de apuro y que es cuestionado por importantes juristas, estamos dejando una puerta abierta para la formulación de reclamos futuros que se agregarán a los fondos que tendremos que poner los argentinos de todo el país. Yo, como misionero, hago mi aporte pero no voy a recibir ninguna ventaja. Esta última sólo la percibirán 10 provincias, que son las que producen petróleo. Me alegro por ellas, pero el modelo que se lleva adelante no es federal.
          También quiero destacar que el gobierno puede salir de este brete gestionando desde el esquema de Estado “bolichero”. Ya vimos los resultados en ese sentido: las gestiones del Estado administrando empresas no han sido exitosas.
          En cambio, el Estado puede ser muy exitoso regulando. Ese es el poder más fuerte que podemos acordar entre todos. Seguramente, todos –peronistas, radicales y representantes de otros sectores políticos‑ vamos a ponernos de acuerdo en que queremos sacar provecho del petróleo. Hoy no lo estamos haciendo. Ese es el principal hueco que registra la fuga de divisas en este momento: la obtención de energía. Hoy importamos en una proporción 10 veces superior a lo que exportábamos hace nueve años.
          Por lo tanto, como diputado de la oposición solicito que en el futuro podamos tener el tiempo necesario y suficiente para acordar políticas regulatorias. Si van a gestionar desde el Estado es posible que ocurra lo mismo que está sucediendo con la política aérea: primero se venden los pasajes de LAN y luego los de Aerolíneas Argentinas; la primera cumple con los horarios, sus aviones salen y al contribuyente no le cuesta nada; la segunda cuesta mucho, los aviones no salen y su deuda aumenta.
          Hay mucho para hablar en el futuro. Si estas acciones se vuelven a vender, veremos quién las compra. En ese caso nuevamente el poder regulatorio del Estado va a ser muy necesario. Para eso cuenten conmigo y también con un peronismo que mira hacia adelante sin olvidar la historia de una Argentina que primero tuvo superproducción energética, luego escasez, después volvió a tener superproducción y ahora se encuentra nuevamente en una situación de escasez. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Atento el compromiso asumido en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria y la extensa lista de señores legisladores anotados para hacer uso de la palabra, la Presidencia solicita a los señores diputados que acoten sus exposiciones a un término de cuatro minutos, de acuerdo con las consultas que acabamos de realizar con los referentes parlamentarios de los distintos bloques.
          Asimismo la Presidencia recuerda a los señores diputados que deseen insertar sus discursos en el Diario de Sesiones el compromiso del cuerpo en el sentido de efectuar una publicación que contenga la totalidad de las intervenciones y de las inserciones oportunamente solicitadas por los señores legisladores.
          Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.

Sra. Arena.- Señor presidente: solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones en virtud de que los fundamentos que a mi juicio otorgan absoluta legitimidad al proyecto de ley que estamos considerando han sido ya muy bien expresados por la señora miembro informante, por el señor diputado Cigogna y por el resto de mis compañeros de bloque que han hecho uso de la palabra.
          No obstante, deseo utilizar algunos minutos para hacer hincapié en el hecho de que como militante política tengo un sentimiento encontrado, de emoción y de orgullo por tener la oportunidad de estar hoy aquí considerando un proyecto tan trascendente como es el que establece la recuperación del control de YPF para todos los argentinos. Y la verdad es que quiero humildemente hacer una reivindicación de la correctísima lectura que hizo el gobierno del marco interno y externo y del rol que debe tener el Estado en este contexto.
          La decisión política tomada por la señora presidenta coloca al Estado en el lugar que debe tener, es decir un rol central en la implementación de políticas activas en beneficio de todos los argentinos.
          Ver a un gobierno que frente a un marco de crisis internacional se para ante la realidad e interpela sus propias acciones para, con responsabilidad, modificarlas y producir los cambios necesarios, es decir los que son absolutamente necesarios para poder mantener y garantizar el rumbo de crecimiento con equidad social, me parece que constituyen el eje central de lo que hoy estamos votando.
          Rescatando la cuestión que manifestaba recién de la centralidad de la política y de la decisión política en esta ley, quiero hacer referencia al debate que se dio, donde hubo argumentos a favor y otros en contra, argumentos muy sólidos en los dos sentidos, aunque en mi caso coincido con los que están a favor.
          Me preocuparon algunas cuestiones que tienen que ver con lo que entiendo que es la degradación de la política. Por un lado escuchaba con un tono casi irónico o que pretendía serlo a alguien que se refirió al vicepresidente diciendo que no podía diferenciar una mancha de petróleo de La Mancha de Rolando. Aclaro que no estoy defendiendo a una persona sino a la política –eso debe quedar claro‑ y en realidad ese dirigente político fue por ejemplo un actor central en la recuperación de los fondos de la seguridad social, que recuperó no los ahorros, porque eso significan cuentas individuales, sino los aportes de todos los trabajadores para hacer un sistema de seguridad social solidario, que permitió la asignación universal por hijo y otras políticas de inclusión por todos conocidas.
          También tomó la decisión, compartida por algunos y por otros no, de dar la pelea por la utilización de las reservas de libre disponibilidad del Banco Central para el desendeudamiento argentino.
          Asimismo fue ministro de Economía en un momento en el que el PBI tuvo su mayor índice de crecimiento, que se plasmó y se plasma en esto que decía de la distribución equitativa de la riqueza.
          Otro tema que me resulta preocupante es la estigmatización que veo en el discurso de muchos diputados y de muchos dirigentes políticos respecto de la juventud. Como militante política, que reconoce sus orígenes en la militancia juvenil en la Universidad, humildemente quiero felicitar a la señora presidenta porque se trata del primer gobierno que no le dice a los jóvenes: ustedes son el futuro, el futuro es de ustedes, sino que les dice que son parte del presente, que tienen responsabilidad y que tienen que hacerse cargo y gestionar.
          Para mí, desde la política, se trata de una cuestión muy importante y me parece peligroso denigrarlo. Asimismo escuché a una señora diputada decir que había que meter presa a la política...

Sr. Presidente (Domínguez).- Gracias, señora diputada.
          Tiene la palabra el señor diputado por Chaco.

Sr. Orsolini.- Señor presidente: la verdad es que hoy es un día importante y lo es por el tema que estamos debatiendo. También es muy importante porque yo fui parte de la resistencia de los 90, desde las organizaciones sociales en las que milité y sigo militando, incluso por las que llegué a la política.
          Frente a aquella ola de privatizaciones, muchos de los diputados que están aquí sentados –reconozco que incluso del oficialismo‑ han resistido, pero muchos también se enrojecieron las manos aplaudiendo a Carlos Menem cuando privatizaba. Eso no lo tenemos que olvidar.
          Vengo del sector agropecuario, todos saben de dónde vengo y vale recordar que el endeudamiento agrario sacó a más de cien mil productores de la cancha en la década de los 90, con el descomunal comienzo de la concentración en todo sentido, de la economía, de la tierra, de la riqueza, que no sólo ha marginado a productores agropecuarios sino que dejó afuera a miles y miles de empleados, como se dijo acá, de las distintas empresas públicas.
          Yo vengo de una provincia que quizá sea hoy una de las más pobres de la Argentina, una provincia que apenas tiene ferrocarriles, que cuenta con uno solo que está transportando cargas y todavía no lo maneja el Estado sino empresas independientes.
          Hoy es muy importante que a partir de la nacionalización de YPF, de recuperar parte de esta empresa, que nunca debió ser privatizada, el gobierno cumpla con lo que corresponde: no defraudar a los ciudadanos argentinos que tienen confianza en que esta empresa se maneje como se debe y acepte que se le hagan todos los controles. Porque como decía el general, todos somos buenos, pero si nos controlan, mejor. Si se instrumentan todos los controles y funcionan como corresponde, creo que estaremos en el buen camino.
          En el breve tiempo que me resta repetiré algo que expresó mi compañero de militancia gremial y ahora de la política, Ulises Forte. Ya que estamos, vayamos por más; si bien no me gustó el proyecto, aprobamos la ley contra la extranjerización de las tierras; vayamos por el uso y la tenencia de la tierra; paremos a quienes hoy están desalojando a los campesinos en distintas provincias; vayamos por la comercialización. Porque el señor que dijo que iba a llover gasoil, hoy está manejando la comercialización en el país, y en ese sitial que usted está ocupando en este momento, señor presidente, el 1º de marzo pasado la presidenta habló de las siete u ocho multinacionales que manejan la comercialización. Vayamos por todo eso, pero con un control social, no dejándolo en manos de dos o tres funcionarios.
          Para finalizar -aunque tengo mucho por decir, pero se acaba mi término-, en los últimos días hubo versiones periodísticas que indicaban que yo me retiraría del recinto a la hora de votar. Quiero ser claro: soy orgánico, voté, voto y votaré siempre lo que defina la mayoría del bloque al que pertenezco, pero además, votaré en general por la afirmativa porque tengo convicciones políticas e ideológicas muy fuertes. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Calcagno y Maillmann.- Señor presidente: como en materia de archivos se ha hablado mucho de un lado y de otro, y nadie está mejor servido que por sí mismo, me permitiré sacar a relucir un añejo y ajado ejemplar del diario Le Monde diplomatique, de julio de 2001, donde aparece publicado un artículo de mi autoría, y también de mi padre –somos como los Lennon y Mac Cartney del movimiento nacional-, en el que precisamente hablamos de la privatización de YPF.
          En estos escasos minutos me permitiré leer algunas reflexiones que tuvimos por julio de 2001, cuando por cierto no gobernaba el justicialismo: “La pérdida de YPF tiene un claro significado económico. Desde que ocurrió, Argentina carece de un instrumento fundamental para administrar un recurso natural no renovable y pierde los importantes ingresos derivados de su explotación. Pero también son graves las consecuencias políticas.” Es decir que hay un hecho económico y una consecuencia política.
          Y sigue: “Debe recordarse que la fundación de YPF, influida por la negativa de una empresa petrolera trasnacional a vender combustible a aviones militares nacionales, fue un signo de soberanía”. Eso recuerda a Mosconi.
          El artículo continúa: “Un recurso fundamental para el funcionamiento del país en todos sus órdenes, no podía ni puede quedar librado al afán de lucro de una empresa ni a las restricciones que imponga. Tanto es así que es probable que Argentina se quede sin petróleo en pocos años, no solo como consecuencia de una política absurda del gobierno, sino peor aún, para que Repsol tenga más ganancias. Después de agotar las reservas de menores costos de extracción, se irán. Hoy aumentan la extracción, pero no exploran.”
          ¿Cuál era la tesis en julio de 2001? Extraían mucho, exploraban poco y exportaban todo lo posible. De esas causas también vienen estas consecuencias; de allí que las consecuencias hayan sido muy dolorosas: desocupación masiva, surgimiento de pueblos fantasmas, protestas generalizadas. Era la época en que se producían hechos luctuosos en Mosconi, Plaza Huincul, etcétera.
          El artículo concluía pensando hipotéticamente, porque en julio de 2001 –si me puedo permitir usar la frase de Keynes- me iba mejor en la adivinación que en la persuasión: “Cuando en la Argentina exista un gobierno que defienda el interés nacional, encontrará estos fundamentos para nacionalizar la explotación del petróleo.” De julio de 2001 a este mayo de 2012 no estuve tan mal.
          A pesar de todo lo realizado, la construcción de la democracia industrial, las razones económicas y políticas, la recuperación de la soberanía nacional y opular, de la monetaria y ahora de la hidrocarburífera -considerando que esta ley es más que nada un punto de partida, no de llegada-, queda un montón de cosas por hacer y muchas generaciones de militantes de diferentes partidos que quizás podrán seguir una frase de Balbín que decía “no importa quien lleve el asta, lo importante es la bandera, amigos radicales”. Quizás nosotros nos podamos pasar ganando elecciones, perdiéndolas y volviéndolas a ganar, pero lo importante es que a uno le toquen vivir tiempos interesantes, como decían los chinos para desear buena suerte, según se sostenía. No son tiempos interesantes los que se viven cuando no se da combustible a la democracia industrial. (Aplausos.)
          Voy a insertar el resto de mi discurso. 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Raimundi.- Señor presidente: solicito permiso para insertar parte de mi discurso.
          Quiero referirme a la recuperación de YPF a partir de la recuperación del Estado y de la política, porque esto es lo que va a marcar el camino frente a las dudas que puedan existir, el camino que va a seguir este acto reparador.
          No quiero referirme desde la perspectiva de un sello partidario, porque en ese plano hablamos de medidas de otro gobierno. Quiero referirme al tema en el plano de la etapa histórica que está viviendo el movimiento nacional y popular. Porque desde esa perspectiva ya no estamos hablando de una medida de gobierno, sino que estamos hablando del derecho, de la conciencia de un pueblo, de la necesidad del derecho al crecimiento, del derecho al trabajo, y por lo tanto del derecho a tener soberanía energética para no perder esos derechos nunca más, gobierne quien gobierne.
          Yo era diputado nacional en 1992, cuando se sancionó la privatización. Se esperó a que se reuniera el quórum y en el acto se levantó la mano por temor a que algún avergonzado se arrepintiera de lo que estaba haciendo en ese momento, se levantara y se fuera. Quórum vergonzante y estricto.
          ¿Pero qué era lo que pasaba? Que nos estaban ganando la batalla cultural, que detrás de eso había un periodista que cuando empezaba el programa tenía un relojito de taxi con un número y cuando terminaba el programa decía: “Esto es lo que perdió YPF en el transcurso del programa periodístico”.
          Otros y yo estábamos, entre comillas, escondidos detrás de las cortinas, pero no porque no queríamos trabajar sino porque lo que no queríamos, y estábamos orgullosos, era dar quórum en esa sesión ominosa, es decir, demonizar al Estado y desacreditar a la política. En ese marco se hizo esa privatización. Antes de eso, para poder hacerlo, había que derribar los símbolos de la memoria histórica del movimiento nacional.
          En el plano de esa batalla cultural no es comparable esta etapa con aquella. Porque no puede ser jamás comparable una etapa que se dedicó a privatizar los recursos previsionales con una que los recupera para el Estado y para la sociedad. No se puede comparar una etapa donde el universo simbólico eran las relaciones carnales con los Estados Unidos a una que funda el Unasur y dice que no al ALCA.
          No se puede comparar una etapa en la que se indultaban a los genocidas con una etapa donde la conducción política indica que hay que juzgar y condenar a los genocidas; o una etapa que destruyó la escuela pública con otra que la está reconstruyendo.
          Es por esa batalla cultural que apoyamos y defendemos este proyecto, porque en la mesa de poder hay una silla para cada uno de los factores de poder y la política tiene una sola silla. Tiene una opción, si ese asiento lo ocupa el partido del orden, le pregunta al poder dónde tiene que firmar; si lo ocupa el movimiento nacional, le dice al poder “a mí, en nombre de este pueblo que tengo detrás y que me da legitimidad, no me van a llevar por delante”.
          Entonces, en lugar de ver qué hacía cada uno, porque todos nos podemos endilgar mutuamente eso, a las 10 de la noche del 24 de septiembre del año 92, veamos dónde nos ponemos hoy, a futuro, para que el movimiento nacional y la política puedan retomar las riendas de la economía y disciplinar los mercados. No nos han vencido, y no solo que no nos han vencido sino que estamos recuperando, nos estamos levantando y les vamos a ganar en nombre del movimiento nacional y popular y no de un sello partidario. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Segarra.- Señor presidente: voy a insertar mi discurso, pero brevemente quiero decir que desde mi punto de vista la política siempre fue la posibilidad de transformar la realidad, y a partir de 2003 recuperamos la política para transformar nuestra realidad.
          Recuperar también es transformar y a lo largo de estos años fuimos recuperando la soberanía, y hoy estamos recuperando YPF. Esto nos llena de orgullo porque hoy está dada la posibilidad histórica. No se puede decidir caprichosamente cuándo uno quiere hacer las cosas porque se hacen cuando se puede.
          La recuperación de YPF se puede hacer porque hay un pueblo que resistió y luchó, y hoy tenemos una presidenta como Cristina Fernández de Kirchner que tomó la decisión de recuperarla. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Chubut.

Sr. Currilen.- Señor presidente: provengo de una provincia petrolera, Chubut, y quiero acompañar con el voto este proyecto de ley.
          El gobernador Martín Buzzi fue uno de los hombres que encabezó fuertemente este reclamo, que contó con el acompañamiento unánime de los habitantes de la provincia del Chubut.
          Los legisladores de mi provincia ya anunciaron el voto afirmativo porque trabajamos desde la Patagonia hacia el resto del país. Para mí es un orgullo estar aquí expresando estas pocas palabras, pero quiero señalar que en 1990 familiares muy directos y amigos sufrieron enormemente porque se quedaron sin trabajo. Algunos de ellos recibieron una indemnización con la que se suponía que tenían que vivir el resto de sus días. Hoy en día se sienten muy orgullosos de que el país pueda recuperar YPF y están mirando este debate a través de la televisión.
          Por lo tanto, aporto mi granito de arena acompañando firmemente este proyecto. Dejo constancia de que voy a insertar el resto de mi discurso.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Recalde.- Señor presidente: adhiero a muchos de los discursos de los diputados y diputadas preopinantes, pero quiero hacer algunas menciones, más allá de que voy a insertar el resto de mi discurso.
          El primer vaciamiento que ocurrió fue el humano. El proceso de privatizaciones que comenzó a principios de los noventa dejó a miles de trabajadores sin empleo, suspendió derechos, forjó convicciones falsas y se propuso cooptar a los trabajadores con lo que se llamó el Programa de Propiedad Participada, que era un incentivo para que no hubiera resistencia a las privatizaciones, pero esa resistencia igual ocurrió.
          Además, suspendieron los convenios colectivos de trabajo. A mí me tocó defender a algunos de ellos en la Justicia pero, por supuesto, teníamos una Corte que no se caracterizaba por la independencia del Poder Ejecutivo nacional.
          Hoy es un día de gloria. Aquí se ha dicho que hoy es un día histórico, pero para mí es un día de gloria y de privilegio porque después de tantos años de pelear contra las privatizaciones el hecho de que hoy estemos sentados aquí y planteemos esto como una cuestión de Estado, con una mayoría que va a ser verdaderamente abrumadora, realmente nos congratula con la historia que viene; no con la que pasó.
          Fíjense la ingenuidad con la que venía peleando: después de las privatizaciones yo seguía cargando nafta en YPF y volando por Aerolíneas Argentinas. Eso tuvo sus frutos ahora. Aerolíneas Argentinas es nuestra e YPF será nuestra mayoritariamente.
          Tengo mucha confianza en el futuro pero, al mismo tiempo, quiero reflejar la militancia del pasado. Así, recordaba a José Ingenieros, quien decía: “Jóvenes son los que no tienen complicidad con el pasado”, y esto me parecía grandilocuente. Por eso, quiero recordar a la juventud de todos los partidos. Ojalá todos los jóvenes militen con el fervor con que lo están haciendo ahora.  En la Cámara tenemos algunos ejemplos: “Wado” de Pedro, el “Cuervo” Larroque, Facundo Moyano y –no lo puedo dejar de mencionar, aunque está afuera‑ a Mariano Recalde, quien está en una empresa que está siendo recuperada, más allá de las diferencias que se puedan haber planteado. 
          Cuando defendemos este proyecto que envió Cristina Fernández de Kirchner, nuestra presidenta, podría parafrasear a nuestros contracorreligionarios, representados por  Juan Carlos Pugliese, cuando dijo: “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo.”  Nosotros podemos hablar sobre el proyecto de ley con el corazón y con el bolsillo, porque estamos defendiendo la plata de los argentinos. 
          Yo me equivoqué cuando se discutió el precio y dije que había que pagar un peso.  Paguemos un peso, pero con reserva de derechos, ya que los daños que deberemos deducir del precio que se asigne son muchísimos.  No se trata sólo de los pasivos financieros, de los ambientales y de los daños y perjuicios generados por el incumplimiento de los contratos de concesión rescindidos con los gobiernos provinciales, sino también de las defraudaciones de Repsol a los ex trabajadores de YPF.
          Yo, que me había negado a estudiar el programa de propiedad participada, lo tuve que hacer para defenderlos.  No hice juicios y perdí los honorarios, por convicción, pero tuve que estudiarlo para poder defender a los extrabajadores de YPF. 
          Se podría sostener jurídicamente que habría que tener cuidado con aquellos que se conviertan en abogados patrocinadores del Reino de España.  También hay que tener cuidado con las amenazas, que pueden ser coacción agravada y delito penal, y con la aplicación del artículo 29 de la Constitución Nacional. 
          Con esta ley no vamos a tener propiedad participada, sino un director obrero, que significa cumplir con el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
          A fin de que no me corten el uso de la palabra, termino diciendo, en términos peronistas –permítanme la parcialidad‑, que esto significa enarbolar las tres banderas: soberanía política, independencia económica y justicia social.  (Aplausos.)

Sr. Presidente (Dominguez).- Tiene la palabra la señora diputada por San Juan.

Sra. Caselles.- Señor presidente: se han dicho tantas cosas que me resulta muy difícil expresar lo que siento.  Estoy emocionada y orgullosa.
          Esta iniciativa es el producto de todos y habla de nuestra soberanía, de nuestra identidad, del crecimiento, de poner en valor nuestros recursos y de optimizar todos aquellos bienes que desde nuestra sagrada tierra Dios nos ofrece. 
          Creo que este es el proyecto del coraje, de la valentía y de nuestra soberanía.  Este es un día patriótico y yo lo siento así.  Esto forma parte de la gran historia argentina.
          Siento un agradecimiento enorme al Congreso y al pueblo que me dio la posibilidad de representarlo.  Me siento orgullosa de ser sanjuanina, de mirar para atrás y de sentirme tan emocionada.
          Al mirar hacia atrás me doy cuenta de que gracias a este crecimiento que vive la Argentina hay millones de abuelos que hoy tienen una jubilación digna y hay millones de niños que gozan de una asignación universal.
          Hoy es tanta la protección de la mujer embarazada que quizás algunos de nuestros chicos, que estaban condenados a no nacer, hoy pueden hacerlo.  Son muchos los derechos que día a día uno ve que se van concretando en esta querida Argentina.  Se observa una mirada especial sobre nuestros chicos y las personas especiales, que son tenidos en cuenta de otra manera. 
          Yo observo un país y una provincia que día a día luchan por hacer realidad los derechos de la gente y, sobretodo, los más desprotegidos.  Presido un partido provincial, el Bloquista de San Juan, que justamente nació para luchar por la reivindicación de los derechos sociales de la gente.  Es un partido que viene acompañando con mucho orgullo al Frente para la Victoria, que le hace bien a todos ¿Sabe qué siento, señor presidente? Esta es la medida quizás más importante que asegura de aquí para adelante –soy de aquellas que piensa que hay que mirar hacia adelante y hablar a favor- el fortalecimiento de todas las acciones y estrategias referidas a la integración y la justicia para todos.
          En nombre de San Juan, del partido que hoy represento, vengo a decir “sí” a este proyecto de ley que solamente busca, desde mi humilde opinión, hacer realidad la felicidad de nuestra gente. Por Argentina, por nuestros jóvenes, por nuestros mayores y por la familia toda, gracias por permitirme estar en este momento tan importante y trascendente para el bienestar de la Nación. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

Sr. Casañas.- Señor presidente: solicito autorización para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones.
          Brevemente fundamentaré mi voto. Quiero señalar que acompañaré a mi bloque en la votación; lo haré por mandato partidario y también por sentido de pertenencia. Acepto la decisión de mi partido, pero no la comparto. No es que esté en contra de la estatización sino de la “cristinización”.
          En el día de ayer un señor diputado de la oposición hablaba de las políticas de Estado. Creo que las políticas de Estado deben respetar la Constitución y planificarse entre todos los bloques, con debate, participación e injerencia. Ese legislador que hablaba loas de las políticas de  Estado no pudo cambiar ni una coma. Este es un dictamen a libro cerrado.
         

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2/5/2012 - EXPROPIACIÒN DE LA TENENCIA ACCIONARIA DE REPSOL YPF S.A. SOCIEDAD ANÓNIMA



 aquí orden del dia nº 288

Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración en general.
          Tiene la palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.

Sra. Bertone.- Señor presidente: hoy consideramos el proyecto de ley contenido en el Orden del Día Nº 288 (expediente 29-S.-2012) que fuera sancionado por el Honorable Senado de la Nación. En este cuerpo el dictamen se suscribió en la reunión conjunta de comisiones de Energía y Combustibles, de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda.
          El Título I, Capítulo Único, trata de la soberanía hidrocarburífera de