lunes, 27 de febrero de 2012

La creación de la bandera, una desobediencia genial de Manuel Belgrano


27 de febrero de 1812 bicentenario de la creación de la bandera nacional, por Mónica Oporto

La voluntad de las Provincias Unidas del Río de la Plata de darse una organización política, se vio obstaculizada en diversas oportunidades por propios y por ajenos. Ambos grupos, por distintos motivos, frenaban la declaración de la independencia, paso previo para que las Provincias Unidas plantearan la organización de un Estado.
En 1811 se había establecido el Primer Triunvirato. Los triunviros que fueron elegidos –maniobra de los intereses porteños mediante-  fueron en su mayoría… porteños, y entre ellos se hallaba Bernardino Rivadavia, que ocupó el cargo de secretario. Desde ese sitio, Rivadavia operó para disolver la Junta Grande. Logró que los representantes provinciales fueran expulsados y regresaran a sus respectivas provincias después de la sublevación del Regimiento de Patricios (hechos que la historiografía liberal denomina “rebelión de las trenzas”, banalizando la trascendencia de aquel levantamiento que reclamaba el regreso de Saavedra).  El centralismo porteño se acomodaba en el poder y hacía notar que iría por más.
Mientras, los españoles, perjudicados por las experiencias de gobierno criollo que favorecía al comercio inglés, con su flota asolaban las costas de nuestro litoral. Fue entonces que el Triunvirato encargó al Gral. Manuel Belgrano que organizara la defensa de las costas del Paraná.
Belgrano sugirió, para diferenciar a los soldados patriotas de los enemigos, la adopción de un elemento de identificación positiva, un símbolo detrás del cual se encolumnaran voluntades, valores, principios. Un símbolo que permitiera organizar y unificar, que operara significativamente sobre el imaginario y diera sentido de pertenencia.
La idea de Belgrano se encaminaba hacia la organización de un marco de referencia estable que suministrara un sentido para la vida y para la muerte e impulsara la cohesión y el sentimiento de comunidad, haciendo que todos los que luchaban por la causa patriota se identificaran en un sentimiento de comunidad,
El Triunvirato aceptó una escarapela y por decreto del 18 de febrero de 1812 estableció: “El gobierno, en acuerdo de hoy, ha resuelto se haya, reconozca y use por las tropas la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que deberá componerse de los dos colores, blanco y azul celeste, quedando abolida desde esta fecha, la roja que antiguamente se distinguían…” 
Pero Belgrano avanzó un poco más en la idea de independencia y creó una bandera… que el Triunvirato juzgó como una medida apresurada y como tal la rechazó.
La desobediencia de Belgrano (podría decirse que la primera) nacía de su adhesión Logista-liberal. La Logia Lautaro sustentaba como objetivo la independencia, y en ese sentido se vio enfrentada a la línea más conservadora  de quienes sostenían continuar con la “máscara” de Fernando VII hasta que la situación permitiera la audacia independentista. El Triunvirato no estaba dispuesto a dar el paso de declarar la independencia.
Por su parte Belgrano no estaba dispuesto a retroceder en sus convicciones. Por eso, el 27 de febrero de 1812, cuando se inauguró la segunda batería con que se haría frente a las incursiones realistas en el Río Paraná, la hizo bautizar con el nombre de “Independencia” –la primera fue llamada “Libertad”- . En dicha oportunidad mandó enarbolar la bandera y la hizo jurar a la tropa.
Por toda respuesta recibió del Triunvirato un “ha dispuesto este gobierno, que sujetando Vuestra Señoría sus conceptos a las miras que reglan las determinaciones con que él se conduce, haga pasar como un rasgo de entusiasmo el enarbolamiento de la bandera blanca y celeste, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza y que hace el centro del Estado…”.
Pero la desobediencia de Belgrano ya había dado sus frutos y la enseña lograría reconocimiento como símbolo nacional pocos meses más tarde por parte de la Asamblea de 1813.
Hoy dos monumentos homenajean aquella desobediencia genial: cronológicamente el primero y más antiguo del país: el monumento a la bandera nacido del impulso de un grupo de vecinos de Burzaco y San Vicente, ubicado en la Plaza Belgrano de la localidad de Burzaco, provincia de Buenos Aires, inaugurado en agosto de 1943, y el segundo, inaugurado en 1957, ubicado en Rosario, provincia de Santa Fe.