viernes, 15 de marzo de 2013

Las buenas conciencias

13 de marzo
"En el día de hoy del año 2007, la empresa bananera Chiquita Brands, heredera de la United Fruit, reconoció que durante siete años había financiado a los paramilitares colombianos, y aceptó pagar una multa.
Los paramilitares brindaban protección contra las huelgas y otras malas costumbres de los sindicatos obreros.
Ciento setenta y tres sindicalistas fueron asesinados en la región bananera, en esos años.
La multa fue de veinticinco millones de dólares. Ni un solo centavo llegó a las familias de las víctimas".
De Eduardo Galeano

LA YAPA
Erija una empresa que sobrepase la autoridad de un Estado.
Con esa empresa amase una fortuna haciendo harina a los desposeídos.
Organice un grupo que lo proteja de cualquier acción subversiva de trabajadores pidiendo derechos.
Páguele con el dinero que amasó haciendo polvillo a los más pobres.
Permita que el grupo se militarice en forma paralela.
Permita que ese grupo paramilitar lo "proteja" aunque para hacerlo deba asesinar.
Total!! no hay nada que su dinero no pueda pagar. Y la vida de un trabajador se puede "compensar" con una multa...
Eso sí: asegúrese que NUNCA llegue un céntimo a los despojados.

Así lo puso en poesía Pablo Neruda
La United Fruit Co.
Cuando sonó la trompeta, estuvo
todo preparado en la tierra
y Jehová repartió el mundo
a Coca-Cola Inc., Anaconda,
Ford Motors, y otras entidades:
la Compañía Frutera Inc.
se reservó lo más jugoso,
la costa central de mi tierra,
la dulce cintura de América.
Bautizó de nuevo sus tierras
como "'Repúblicas Bananas",
y sobre los muertos dormidos,
sobre los héroes inquietos
que conquistaron la grandeza,
la libertad y las banderas,
estableció la ópera bufa:
enajenó los albedríos,
regaló coronas de César,
desenvainó la envidia, atrajo
la dictadura de las moscas,
moscas Trujillo, moscas Tachos,
moscas Carias, moscas Martínez,
moscas Ubico, moscas húmedas
de sangre humilde y mermelada,
moscas borrachas que zumban
sobre las tumbas populares,
moscas de circo, sabias moscas
entendidas en tiranía.
Entre las moscas sanguinarias
la Frutera desembarca,
arrasando el café y las frutas
en sus barcos que deslizaron
como bandejas el tesoro
de nuestras tierras sumergidas.
Mientras tanto, por los abismos
azucarados de los puertos,
caían indios sepultados
en el vapor de la mañana:
un cuerpo rueda, una cosa
sin nombre, un número caído
un racimo de fruta muerta
derramada en el pudridero.