jueves, 18 de julio de 2013

Una ceremonia de exorcismo

15 de julio
"En esta noche de 1950, víspera de la final del campeonato mundial de fútbol, Moacir Barbosa durmió arrullado por los ángeles.
Él era el hombre más querido de todo Brasil.
Pero al día siguiente, el mejor arquero del mundo pasó a ser un traidor a la patria: Barbosa no había sido capaz de atajar el gol uruguayo que arrebató a Brasil el trofeo mundial.
Trece años después, cuando el estadio de Maracaná renovó sus arcos, Barbosa se llevó los tres palos donde aquel gol lo había humillado. Y partió los palos a golpes de hacha, y los quemó hasta hacerlos ceniza.
El exorcismo no lo salvó de la maldición"
de Eduardo Galeano

LA YAPA
En toda su carrera profesional destacó como jugador titular en el Vasco da Gama. También en la selección brasileña. Fue arquero titular de la selección  de Brasil que perdió la final del Mundial 1950 frente a Uruguay en el estadio Maracaná.  Ese partido es recordado como el "Maracanazo" y le valió a Moacir ser defenestrado por buena parte de la sociedad brasileña durante el resto de su vida.