domingo, 11 de febrero de 2007

5º MENSAJE DE NÁUFRAGO: AZUCENA VILLAFLOR - MADRE DE PLAZA DE MAYO

botella verde-esperanza. La esperanza puesta en que quienes la reciban aprovechen el contenido.


Azucena le secuestraron a su hijo y a su nuera un 30 de noviembre de 1976. No se cruzó de brazos, con toda la valentía que sólo una madre puede desarrollar cuando tocan a sus hijos, comenzó la búsqueda, por ella y por todos.

Otras madres que, como ella, buscaban a sus hijos peregrinando por diversas instituciones, y frecuentaban esos tristes lugares de paso obligado para obtener alguna información por pequeña que fuera. Esa peregrinación había incluido la Capilla Stella Maris, de Retiro, donde un individuo que se hacía llamar “monseñor” las atendía sin la mínima emoción... era Emilio Graselli tan sólo el secretario de Adolfo Tortolo, el vicario castrense.

Ese 30 de abril de 1977 fue la primera vez que se reunían en la Plaza de Mayo, eran 14 madres, un puñado de mujeres con un objetivo en común: dar con sus hijos e hijas desaparecidos.

Eran ellas: Azucena Villaflor de Devincenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard (4 hermanas), Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Sra. De Caimi y una joven que no dio su nombre.

Por entonces el gobierno de facto no permitía las concentraciones (menos aun frente a la casa de gobierno) fue entonces que la Policía las instó a “circular”, y así, tomando con literalidad la orden, el grupo decidió caminar alrededor de la plaza. Nacían las rondas, y aunque aquella primera se realizó en sábado, la segunda en viernes, finalmente terminó siendo todos los jueves (así lloviera o hiciera calor).

Surgió la idea de difundir lo que estaba ocurriendo para que la población se enterara de las desapariciones forzadas de personas que estaba teniendo lugar de forma cada vez mas frecuente. Fue por eso que, aprovechando que el día 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, se preparó una solicitada en el diario (el diario La Nación fue el que aceptó publicar la noticia) con los nombres de los desaparecidos.

Era otra tarea encaminada de forma colectiva, pues el esfuerzo orientado individualmente carecería de fuerza. Porque la fuerza del reclamo se multiplicaría con la presencia, cuando se podía contar con el número. Allí ese esfuerzo, multiplicado, podría brindar frutos. Azucena tenía muy en claro que nadie se salva solo, que el individualismo divide y debilita.

A las marchas comenzó a concurrir un joven de aspecto inofensivo y cara angelical. Ese joven venía a cumplir con una estricta misión encomendada por sus superiores. El plan había sido perpetrado desde una “escuela” de triste memoria: la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). El joven de cara angelical era un capitán de Marina, enviado a infiltrarse entre las mujeres argumentando un hermano desaparecido y adoptando una falsa identidad. Así se ganó la confianza de las Madres el Capitán Astiz.


Cap. Alfredo Ignacio Astiz

Este siniestro personaje, Alfredo Ignacio Astiz, también conocido como el ángel rubio y el ángel de la muerte, está vinculado no sólo al Grupo de Tareas del cual dependió el secuestro de Azucena Villaflor, sino que también se encargó de infiltrarse en las organizaciones de derechos humanos. Se infiltró, fue un espía, y cuando sus superiores lo consideraron “Muy expuesto” se decidió proceder al secuestro.

Astiz perteneció al GT (Grupo de Tareas) 332 que actuaba con base en la ESMA . Está también vinculado con el secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet por los cuales fue condenado en ausencia en Francia a cadena perpetua, y del secuestro y muerte de la adolescente argentino-sueca, Dagmar Hagelin .

Dos días antes de que desapareciera Azucena, este oficial encubierto se encontró con las madres en una reunión y, como un nuevo Judas Iscariote, él, que se hacía llamar “Gustavo Niño” y que con su nombre supuesto llegó a figurar en la solicitada reclamando la libertad de su supuesto hermano secuestrado, firmó la solicitada con la lista de detenidos-desaparecidos que las organizaciones de derechos humanos publicaron en el diario La Nación el 10 de diciembre . Ese día ingresó y, según las instrucciones que llevaba, besó a aquellos que, posteriormente, serían secuestrados, torturados y a los que, finalmente, se les aplicaría la “solución final”: el traslado, es decir, la muerte, que desde ESMA significó lo que se conoce como los “vuelos de la muerte”.

El día en que la solicitada debía ser publicada Azucena Villaflor de Vicente sufre el secuestro. Entre los días 8 y 10 de diciembre habían sido detenidos y secuestrados varios integrantes del grupo de Santa Cruz, además de Azucena: Esther Ballestrino de Careaga , María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet , y los activistas de derechos humanos Angela Auad , Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo. Durante el operativo Astiz siguió aparentando ser un familiar y fue señalando con un abrazo en el atrio de la iglesia a quienes debían ser secuestrados. Durante varios años se consideró que Gustavo Niño era un desaparecido y se lo incluyó en las listas por cuyas vidas se reclamaba. Algunos de los cuerpos de los eliminados por el procedimiento de los “vuelos” aparecieron en las playas de la zona de Sta. Teresita y el Tuyú, los cuales fueron enterrados como NN… el mar devolvía lo que tenebrosamente había recibido, dejaba al descubierto el plan de desapariciones forzadas, las torturas, la muerte… y se comienza a convertir en uno de los primeros declarantes de las barbaridades que se intentaban ocultar en él.

Fue recién cuando en 1984 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) comenzó a recopilar testimonios y pruebas para el Juicio a las Juntas militares, que se realizaron excavaciones en el cementerio de Gral. Lavalle. Los restos óseos de los cuerpos que devolviera el mar serían utilizados en tal sentido y, posteriormente, a pesar de las leyes dictadas durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín (Punto Final – Obediencia Debida) paralizaron la investigación, aun así los restos fueron preservados gracias a la acción del Juez Horacio Cattani.

Se encontraron otros restos en nuevas tumbas en la misma zona. Trabajó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que descubrió “dos líneas de tumbas, una por encima de la otra. Se descubrieron así 8 esqueletos, 5 correspondientes a mujeres, 2 … a varones y uno clasificado como … probablemente masculino”. Las pruebas de laboratorio (LIDMO, Córdoba, perteneciente el EAAF) dieron como resultado que se lograra determinar que los restos pertenecían al grupo secuestrado entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. Fue el 8 de julio de 2005 que se pudo individualizar los restos de Azucena Villaflor.

Estos restos fueron incinerados y sus cenizas enterradas a los pies de la Pirámide de Mayo, en el centro de la Plaza de Mayo, el día 8 de diciembre de 2005, el lugar que ella había elegido para iniciar la búsqueda de su hijo y su nuera, y por los hijos de todas las Madres. Ella, tan frágil y tan fuerte, tan adre y mil madres, tan entera y tan única. Hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones (2)

LQS. Fuenteovejuna. Febrero 2007
http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/AzucenaVillaflor.htm


Tienen doble vida, son sicarios del mal,
entre esos tipos y yo hay algo personal
(Joan Manuel Serrat: Algo personal)

Los restos de Azucena Villaflor quedaron bajo azucenas blancas y claveles rojos, junto a la Pirámide y frente a la Casa de Gobierno. También se descubrió una placa en su memoria: "Fue mantenida en cautiverio en la ESMA y días después arrojada viva al mar. Sus restos fueron identificados en agosto de 2005. Juicio y Castigo a los culpables". (1)

(1) http://www.clarin.com/diario/2005/12/09/elpais/p-02401.htm

(2) Historia de la dirigente de madres de Plaza de Mayo